Capítulo 19: Pelirrojo
Había una cosa que siempre le reconocía Namjoon a Jackson, y es qué, de alguna forma, Wang siempre lograba convencerlo de realizar actividades que simplemente no eran de su agrado.
Namjoon consideró su propuesta, en un principio ni siquiera le dio la importancia debida a la invitación, sabía que sus intenciones eran buenas, muy a diferencia de la mayoría de nobles que seguían invitándolos a eventos solo por cortesía, pero aun así, él nunca estuvo interesado en asistir.
Jackson había mencionado a Jimin y eso fue lo que realmente lo hizo considerarlo, pensó que debía de intentarlo por él. En el banquete asistirían los hijos tanto de Wang como de Hoseok y era una buena oportunidad para su hijo, quien se había visto feliz al poder conocer a Jungkook.
No confiaba en nadie más que en las personas que asistirían a ese banquete y quizá era por ahora el único momento donde podía enseñarle un poco más de su mundo a Jimin.
Ambos fueron los últimos invitados en llegar a Calisto y el viaje fue lo suficiente largo como para indicarles su habitación recién llegaron a la magnífica mansión Wang. Los anfitriones le avisaron que podía descansar hasta la hora del banquete y aun que tenían habitaciones separadas, Namjoon se sentó a leer en el balcón de su habitación con Jimin de compañía.
Jimin se encontraba con sus codos apoyados en el barandal, mientras su rostro reposaba sobre sus manos, encantado con el increíble paisaje exótico frente a él, una imagen que solo Calisto podía ofrecerle.
Debido al caluroso y soleado clima, Clara le había colocado un sencillo y delicado sombrero negro, decorado con un listón color azul, para protegerlo del sol. Pero no era suficiente para evitar que algunos mechones de su cabello se revolvieran suavemente ante la brisa de la tarde.
Él pequeño de ojos dorados, juraba que podía mantenerse ahí toda su vida, fue impresionante para él ver el inmenso desierto al horizonte mientras atravesaban el centro de Calisto, y ahora, por la altura donde se encontraba, podía ver aún mejor el anaranjado de la arena a lo lejos. Isir era destacado por su frío invierno y colorido otoño, Jimin había crecido alrededor de la nieve, así que a sus ojos estaba conociendo lo que su mente solo podía imaginar cuando leía algunos libros de geografía.
— ¿Te gusta? —
A penas escuchó la voz de su padre, Jimin se giró de inmediato, dejando ver su reluciente sonrisa y emoción. Fue suficiente respuesta para Namjoon, quien cerró su libro y se dedicó a observar a su adorable hijo.
No pudo evitar pensar que Jimin no encajaba con Calisto, e inevitablemente él tampoco. Namjoon siempre había visto con curiosidad como había una incoherencia con Jackson cuando visitaba el ducado, siempre había un ligero pensamiento que le decía que definitivamente Wang no se complementaba con su alrededor al estar en Isir. Y ahora que veía a Jimin, con su piel pálida y cabello plateado, contra aquellos tonos naranjos del ambiente y el aire de la mansión, entendía que posiblemente ellos dos daban la misma sensación de no pertenecer ahí.
Debido al cálido ambiente, la arquitectura de la mansión Wang era diferente a las otras dos regiones. Predominaba el color marfil, las columnas y los espacios abiertos conectaban con hermosos y pequeños oasis que se encontraban dentro. La mayoría de habitaciones poseían camas sin ninguna estructura de madera, los colchones se encontraban sobre un suelo más elevado y rodeado de escalones. Todo siendo decoración con cientos de telas, algunas colgando en el techo como doseles y otras simplemente sobre algunas superficies.
La producción y exportación de telas eran el principal sistema de comercio en Calisto, así que era fácil ver los mejores materiales y diseños por toda la mansión.
Al ser un clima de desierto, una vez el sol se ocultaba la temperatura bajaba de una manera considerable, pero había un sistema elegante de antorchas y chimeneas que se encendía apenas oscurecía, donde las llamas nacían repentinamente de rojizas gemas de fuego.
Calisto era maravilloso, el ducado de los Wang era igual de increíble, y estando ahí, Namjoon se alegraba de que Jimin experimentara todo este nuevo lugar. Incluso sintió que todo el trabajo acumulado que lo esperaba de vuelta iba a valer la pena por aquella hermosa sonrisa.
— Papá... ¿Podemos ir a caminar a los alrededores? — preguntó Jimin.
Namjoon extendió su mano para que Jimin se acercara.
— Hoy no, pero quizá mañana este dentro de los planes. — pudo ver como su respuesta no fue lo que él esperaba. — Dentro de una hora deben de prepararte para el banquete. — explicó, acariciando su cabello.
— Los banquetes son eventos importantes. ¿Esta bien que yo asista...? — Jimin estaba algo emocionado por poder asistir pero igual se preguntaba si eso estaba bien para él.
— Lo son, hoy se va a celebrar el cumpleaños del primogénito de esta casa, es algo importante. Y esta bien que asistas, estás invitado, y sobre todo, eres un Kim, verás que más adelante serás invitado a cualquier evento que se lleve a cabo en Romanoff. —
— ¿Y tendré que asistir a todos? — Romanoff era un imperio inmenso y no pudo evitar pensar que no iba a poder ser capaz de asistir a todos.
Namjoon no pudo evitar reír suavemente al ver la cara de sorpresa de su hijo ante aquella idea.
— No. Puedes rechazar cualquier invitación que llegue a tus manos e igual todos seguirán estando obligados a invitarte. —
Jimin pensó que aquello era algo grosero, pero tampoco se imaginaba asistiendo a todos los eventos que se llevaran a cabo en el imperio. Y su padre lo mencionó como si no hubiera una corona sobre su cabeza en un futuro.
Vestido con un impecable atuendo con los colores de su casa, con su cabello recogido con un hermoso listón similar al que llevaba su sombrero durante el día, Jimin estaba sentado esperando, mientras sus ojos se perdían en el fuego que alumbraba desde las antorchas en cada esquina de la habitación. Sus pies se mecían y era rodeado por un cálido silencio, ansioso por asistir a su primer banquete.
Interrumpiendo aquel momento, Clara entró a la habitación una vez más, la cual se encontraba justo al frente a la del duque Kim. Jimin pudo distinguir que tenía una apariencia diferente, pero ella se dio cuenta de su mirada y sonrió tiernamente para él.
— Su señoría se sentirá muy feliz al verte. — le dijo, caminado hasta donde se encontraba Jimin y sentándose a su lado.
— Es gracias a ti. — respondió contento Jimin, muy consiente del cuidado que ella siempre tenía con él. — ¿No se está haciendo tarde? — preguntó. A la hora indicada, Clara lo empezó a preparar para el banquete y estaba completamente listo desde hace veinte minutos.
— Su señoría aun no está listo, pero no tienes que preocuparte por el tiempo. —
Jimin solo asintió como respuesta, no muy seguro. Recordó que su padre había salido a reunirse con el Duque Wang cuando salió para alistarse. No pudo saber cuanto duro su reunión, ni cuando su padre estuvo de vuelta, pero ahora mientras esperaba en silencio, no pudo evitar pensar que quizá hubo algún problema.
Quizá su padre ya no quería asistir al banquete.
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