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Capítulo 15: Príncipe

Jungkook era un genio, las clases comunes de los nobles e incluso de su propia casa, eran muy pobres para una mente como la suya, lo mismo sucedió con Yoongi, y pronto la emperatriz decidió que ambos estudiaran juntos, siendo Hoseok su actual maestro antes de que ambos ingresaran a la academia de Galicia. Ambos habían estado creciendo juntos y se podía decir que se conocían bien.

— Entiendo... —

Jimin pareció reacio a decir algo más, sintiéndose avergonzado.

— ¿En dónde está tu escolta? — la pregunta de Jungkook hizo que Jimin se percatara que efectivamente estaba solo y que Yongguk no lo había seguido.

— No lo sé... Ellos estaban conmigo cuando llegamos al jardín. —

— Bueno, deben de estar algo limitados... Y si te ibas a encontrar con Yoongi, me imagino que deben de mantener su distancia. — Jimin asintió, agachando la cabeza al escuchar el nombre. — Tuvo que ser realmente duro contigo para hacerte llorar y huir. — Jungkook sonó realmente preocupado y aun que no lo demostró, también algo disgustado.

Jimin jugó tímidamente con sus manos. — Él príncipe realmente no hizo nada. Solo... no me sentía bien. —

Jungkook suspiró, Yoongi nunca le había mencionado algo sobre Jimin, ni la posición que este tenía como el niño bendito, pero podía hacerse una idea de cómo se desviaban sus pensamientos hacia él. — Escucha, Yoongi no es alguien a quien le debas demostrar debilidad. —

— ¿Por qué? — sus lágrimas se habían acabado, había vuelto a calmar su mente y aun que él entendía porque no debía de demostrarse débil ante nadie, su pregunta no iba dirigida con ese propósito, Jimin quería saber porque exactamente Jungkook le decía aquellas palabras.

— Es mejor que lo entiendas cuando crezcas un poco más, además, tampoco es algo que se pueda decir deliberadamente. Tienes que tener cuidado. — aconsejó. — Si realmente no te hizo nada, deberías de regresar con él. —

— ¿Por qué...? —

Entre risas, Jungkook extendió su mano. — Preguntas muchos porqués, Jimin. — los dulces ojos dorados del pequeño Kim se encogieron debido a una tierna sonrisa avergonzada, recordando haber escuchado a Clara decir que él se encontraba en una etapa en la que quería saber cómo funcionaba todo a su alrededor.

Tímido, aceptó la mano de Jungkook. — Debes de acostumbrarte a estar a su lado, estoy seguro que está es solo la primera visita que tendrán entre los dos. Y antes de que preguntes porqué, es sencillamente porque cuando Yoongi cumpla su mayoría de edad, te casarás con él. —

Jungkook empezó a caminar, guiándolo de vuelta, como si hubiera entendido a la perfección que Jimin adoraba sentir la seguridad de alguien cuando no se sentía a gusto. Pero en la mente de Jimin solo estaba el hecho de que se casaría con el príncipe, ya le habían dicho aquellas palabras alguna vez, pero ahora que lo había conocido se dio cuenta de que no quería estar a su lado. Sabía que el matrimonio era una institución social, era algo que Jimin había memorizado después de leer al respecto, en su cabeza lo entendió sencillamente como vivir con alguien más y pasar el resto de sus días conviviendo.

Y él no quería pasar sus días con el príncipe.

Él ni siquiera quería volver a verlo.

Pero Jungkook lo condujo de vuelta hasta él. Yoongi se había sentado en frente de la fuente, bajo la sombra de un árbol, dejando a un lado su espada para dedicarse a leer cómodamente y no prestó atención a los ojos dorados que sabía, ahora estaban de regreso.

— No es apropiado dejar que alguien menor a ti huya, sin intentar saber si esta bien. — habló Jungkook. — Y estoy seguro que es menos apropiado al tratarse de Jimin. —

— ¿Eres su niñero? —

— Él estaba llorando, Yoongi. — le contestó, sutilmente molesto.

— ¿Fue así? — Yoongi le restó importancia, pero al fin cerró su libro y prestó atención a las dos personas que tenía enfrente, dejando caer su mirada en Jimin, mofándose al ver que bajó su cabeza como respuesta, aún huyendo de su atención. — Fue mi error, espero que me disculpes. — dijo, pero sus palabras fueron vacías.

Con un suave apretón en su mano, Jimin recordó lo que Jungkook le había dicho minutos atrás. Así que pronto subió su mirada hacía Yoongi. — Soy yo quien debe disculparse su alteza, no actúe de manera correcta. —

Yoongi sonrió de mala gana. — Bueno, al menos lo sabes. — Jungkook suspiró ante las molestas palabras de Yoongi y agradeció que Jimin no las resintiera. — Ahora que lo recuerdo, escuché que tú estuviste involucrado en lo de la biblioteca, Jungkook. —

— Sí, estaba con él. —

— Así que ya lo conocías. — dijo. — ¿Jugaron algo y sin querer Jimin se tropezó? — sus palabras iban con toda la intensión de molestar a Jungkook.

— ¿Te interesa? —

— Ciertamente no. Pero me alegra saber que se lleven tan bien. — Yoongi apoyó su espalda y cruzó sus piernas de una manera relajada. — ¿Por qué no te casas con él? Ya confía más en ti, que en mí. —

Y aun que Jungkook pudo guardar silencio y ceder en aquella absurda disputa, no lo hizo. — Así que estas cediendo el trono. Lo tomaré en cuenta. —

La sonrisa burlesca en Yoongi desapareció, su filosa mirada amenazó a Jungkook, a quien no le importó y fue consiente de que había tocado una fibra sensible con sus palabras.

Aunque Yoongi y Jungkook tenían la misma edad y compartían sus clases desde muy jóvenes, había cierta barrera que separaba a uno del otro, definitivamente no se mezclaban, y se relacionaban solo lo justo, ambos habían dejado atrás los títulos y los absurdos protocolos, nunca habían discutido o tenido alguna diferencia, pero había cierta distancia entre ambos.

— Deja de actuar así. — cedió Jungkook al final. — Aunque no es algo que quieras hacer, es tu obligación estar con Jimin, al menos intenta que sus encuentros sean llevaderos. —

— Era mi intensión, pero no fui yo quien salió huyendo. — una vez más su atención volvió hacía Jimin.

— Lo lamento... — murmuró Jimin.

— Está de más, eres solo un niño mimado, no esperaba otra cosa. —

Para Yoongi era molesto saber que su corona estaba en las manos de ese pequeño niño, pero aun así sabía que debía de cumplir con su parte. Él tenía que aceptar reunirse con Jimin, tenía que hacer pensar que se habían llevado de maravilla, complacer el deseo de todos aquellos que depositaban su fe en la bendición que los dioses les habían dado. Yoongi entendía que ahora no era algo difícil, solo era pasar tiempo de niños, pero quizá con los años iba a tener que fingir una relación inexistente, al menos debía de hacerlo hasta idear la forma de tomar su trono sin necesidad del hijo de dios.

— Si esa es tu forma de hacer las cosas llevaderas, estás caminando por pésimo camino. — intervino Jungkook.

Yoongi apartó la mirada, aburrido. — No lo estoy intentando. Según palabras de mi madre, si es necesario, debo de jugar con Jimin para que su pequeña bendición se sienta feliz, técnicamente debo de entretenerlo. —

Sus insensibles palabras eran dichas como si Jimin no estuviera presente, pero al pequeño de ojos dorados realmente no le afectaron, había llorando las dos veces que había pisado el palacio, había actuado como un simple niño en ambas ocasiones y delante de otros, pero él no era un niño noble cualquiera.

— Te sorprendería saber que Jimin no iría a jugar contigo. Posiblemente le guste más la idea de ir a leer un libro o pasear por un lugar colorido y silencioso. —

— Lo tomaré en cuenta. — contestó de mal humor.

— Yoongi, aunque no lo creas, al igual que a ti, a Jimin le obligan estar aquí contigo. — realmente Jungkook desconocía que Jimin fue llevado hasta ahí sin que nadie le consultara si era algo que quería hacer, pero él podía hacerse una idea. Jimin era preparado para ser el compañero de Yoongi y si la emperatriz viuda lo ordenaba, no había mucha opción a negarse.

— Ahora es así. — a diferencia de todas las crueles palabras que había pronunciado hasta el momento, Yoongi esta vez dijo aquello con un tono de voz apagado y cansado. Pero pronto recobró su frío semblante, dirigiendo todas sus palabras a Jimin esta vez. — Estudia y prepárate para que al menos valga la pena perder el tiempo. Y no vuelvas a llorar como un bebé. —

— No soy un bebé. — contestó Jimin, algo molesto.

— No dije que lo fueras, insinué que actúas como uno. — fue esa respuesta la que lo terminó avergonzando una vez más, Jimin podía reconocer que Yoongi era un niño igual de inteligente que Jungkook y que sus palabras tenían peso, supo de inmediato que realmente no estaba a su nivel, aun cuando día a día estudiaba y se preparaba bajo una estricta rutina.

— Saludos a su alteza, el príncipe. — la grave y ronca voz de Yongguk dio pausa al incómodo momento, interrumpiendo y ganándose la atención de los tres niños.

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