Tristan: La ciudad Escarlata.
—Al menos algo es mío —exclama Lina jugueteando con el guardián de Seraphine.
—Nuestra hija heredó los poderes de mi padre, no los míos —exclamo un poco decepcionado. Me siento junto a Lina en el estanque que construyó en el jardín de mi casa.
—Nuestra hija es maravillosa —dice acariciando la cabeza de la nutria guardián de Seraphine. Ella está correteando con mi madre y Atlas en el jardín
Mi madre adora a Seraphine y su nieta adora a su abuela. Atlas ha crecido bastante y sus cuernos también, el crecimiento de los espectros es distinto; se pueden desarrollar de más o simplemente no crecen. Atlas pareciera que tuviera doce años cuando solo acaba de cumplir ocho, su fuerza también aumentó y sus ganas de aprender a combatir también. Lina se ha mantenido al margen respecto a Atlas, lo trata con respeto y de vez en cuando lo incluye en los planes de Seraphine como en la educación o en las vacaciones. Él a diferencia de Seraphine, no tiene guardián por su tipo de especie; los espectros y las sombras no tienen guardianes.
Los tres nos miran y saludan, nosotros les devolvemos el saludo. Pero parece que saludan a alguien más, me volteo y veo a mi padre entrar en el jardín con un gesto de preocupación. Lina y yo nos levantamos de inmediato.
—Padre ¿qué ocurre? —le pregunto ya cuando lo tengo de frente.
—Nuestra señora acaba de ser madre por segunda vez —dice con auténtica preocupación. Lina lo mira aterrada.
—¿Cómo es eso posible? —pregunta consternada.
—Discúlpenme, pero ¿cómo eso nos afecta? —pregunto confundido.
—Al nacer un hijo de los dioses mayores, disminuye a los hijos de los dioses menores y así a su descendencia —dice mi padre preocupado—. Al nacer este bebé los perjudica a ustedes y a su descendencia, tal vez peligre el reclamo de Seraphine a su ducado.
—La señora Laila y yo tenemos un trato que la ha beneficiado en gran medida por ese ducado y Tristan ya tiene su reclamo al trono sombrío —Lina dice autoritaria
—Y eso hay que mantenerlo ahora más que nunca —le recalca mi padre. Mi madre llega con los niños y Seraphine pide ser cargada por mi padre, él accede y le da un abrazo.
—¿Qué sucede? —pregunta mi madre preocupada al ver nuestros rostros.
—Abu ¿te quedarás a jugar con nosotros? —pregunta Seraphine mirándolo con ternura—. ¿Quién es Demian?
Todos nos quedamos sorprendidos, ella apenas está empezando a desarrollar sus poderes telepáticos y su boca se ha vuelto bastante peligrosa.
—Es el hijo de nuestra señora Laila —le responde mi padre un poco tranquilo.
—¿Laila tuvo un hijo? —pregunta mi madre asombrada.
—Sí, tenemos que ir a verlos —mi padre le responde y todos nos vamos con él.
Mi padre abre un portal y todos los atravesamos. Aparecemos en un pasillo oscuro y un poco ajetreado.
—¿Dónde estamos? —pregunto confundido, este lugar me resulta ajeno.
—En el palacio de Tabitha —responde Lina tomando mi mano.
¡Ay, qué emoción! Nunca he estado en la ciudad escarlata.
Mi padre nos guía por una especie de pasillos hasta llegar a unas imponentes escaleras. El palacio tiene influencias arquitectónicas de deserta como sus columnas de mármol y el sobrecargo de decoración con oro, los lugares amplios facilitan el eco. Hay una gran mayoría de guardias y señores de la corte de mi señora, como los jinetes de sangre del señor Seth. Llegamos a un pasillo de habitaciones y los guardias abren la puerta dejándonos entrar.
—La familia feliz —exclama mi tía Tabitha acompañada con su esposa— ya ha llegado.
—No empieces —la reprende mi señora, la cual está sentada cargando a un niño. El señor Seth está detrás de ella escoltándola—. Me alegro que hayan venido.
Mi padre se acerca a ella, deja a Seraphine en el suelo y se arrodilla. Mi señora le toma de la mano y le pide que se levante.
—Ya te salió competencia —dice la señora Tabitha mientras que se ríe.
—Sigues y te irá peor —la reprende mi señora.
—Quiero ver al bebé —protesta mi hija, mi señora le acerca el bebé y ella lo mira asombrada—. ¿Me deja jugar con él?
—Aún está pequeño, cuando crezca podrás hacerlo —le responde con gentileza—. ¡Estás grande y hablas bien!
—Mi papá dice que hablo demás —responde con una sonrisa, pero yo palidezco—. Como ahora.
Ella se aleja y vuelve a mí para que la cargue.
—Tienen que estar pendiente de las cosas que digan delante de ella —nos dice mi señora.
—Tristan y Lina, por favor déjennos a solas —nos ordena el señor Seth, miro a mi padre y él asiente.
Atlas se viene con nosotros y los cuatro salimos de la sala. Lina se encuentra nerviosa, Atlas me toma de la mano y no dice nada. Seraphine se encuentra ansiosa.
—Victor se quedó —dice preocupada mirando a todos lados—. Hay que buscarlo, se va a sentir solo.
—Él está bien ¿sí? —le digo sobándole la espalda. Lina choca con un muro y maldice.
—Mami está enojada —dice Seraphine asustada, la bajo y le digo a Atlas que cuide de ella. Él obedece y le toma de la mano.
Me acero a Lina y ella se asusta.
—Soy yo —le digo tomándole de los hombros.
—Lo siento, no veo bien estando aquí —dice mirando a todos lados. Es entendible, no es un ser oscuro—. ¿Y los niños?
—¡Aquí! —grita Seraphine agitando sus manos.
—Todo estará bien, no te preocupes —la abrazo—. Tienes que alejar esos pensamientos, no son buenos estando aquí.
—Lo sé, lo intento —ella dice preocupada—. Solo quiero que nuestra hija esté bien.
—Y lo estará, nada le faltará estando tú y yo juntos —le sostengo el rostro y le beso los labios. Ella asiente y la guío hasta los niños, Atlas mantiene a Seraphine en su sitio a pesar que ella quiere soltarse y correr hacia nosotros.
—Papi, dile a Atlas que me suelte o que me deje tocarle los cuernos —dice Seraphine mirando los cuernos de Atlas como si fueran un dulce.
—Aléjate de mis cuernos —la amenaza, ella brinca, pero él le duplica el tamaño.
Siento un aire frío y giro la cabeza para ver a Luna escoltada con sus guardias de hielo.
—¿Es verdad? —pregunta cuando nos ve, Seraphine se logra escapar de Atlas y se va con su tía Luna; Luna carga a Seraphine como instinto.
—Sí, lo vimos —le respondo y ella también se preocupa—. Están hablando los dioses adentro.
—Pero ¿cómo es posible? —pregunta disimulando su preocupación.
—No lo sabemos, pero mantengamos el control de la situación —comento y ella asiente. Seraphine le empieza a contar de sus aventuras un tanto exageradas, cuando habla muy rápido, se come algunas letras y la pronunciación se vuelve mala. No le exijo porque apenas tiene tres años, yo tenía cinco y a duras penas decía mamá.
Luna escucha atenta a las palabras de Seraphine, ella si la corrige cuando se equivoca.
—¿Cuándo me llevarás contigo? —Seraphine pregunta con los brazos cruzados y con el ceño fruncido.
—Solo necesito el permiso de tus padres, ya todo está listo para pasar una semana de mucha diversión —le dice con los ojos muy abiertos. Con una velocidad impresionante, Seraphine se voltea con los brazos en jarras.
—Gracias —gruño enojado a mi hermana, ahora la tendré todo el día rogándome que la lleve con su tía.
Una especie de Luz surge al fondo del pasillo y aparecen la otra parte de la familia. Lina se emociona, tal vez sea por ver a su familia o porque ahora podrá ver. Sol se acerca rápido a nosotros y besa a Luna.
—Que asco —exclama Seraphine con desagrado, Lina se la quita a luna y ella accede.
—Y a mí que me lleve un perro —exclama Lina molesta. Sol la escucha y se va a abrazar a su hermana—. Sí, sí. Yo también te quiero.
La familia llega a nosotros un tanto confundidos.
—¿Qué está pasando aquí? ¿por qué están afuera? —pregunta el padre de Lina.
—El señor Seth nos pidió que dejáramos la habitación, están adentro conversando con mis padres —le respondo serio, él asiente serio y mira a su señora.
Solo los dioses de la luz y centrales se acercan a la habitación y se quedan Sol y Taurus con nosotros. La puerta se abre y a ellos si los dejan entrar, pero se sale la esposa de la señora Tabitha, ella se acerca a nosotros y nos ofrece que vayamos a una sala privada y nosotros aceptamos. Taurus se ofrece a cargar a Seraphine, ella se pone feliz y empieza a jugar con el cabello largo y rubio de Taurus. Luna toma de los brazos a Sol y a Taurus para guiarlos en la oscuridad, Lina toma de mi brazo y yo le tomo la mano a Atlas.
Las personas a veces me preguntan si Atlas es mío, yo me quedo asombrado por esa declaración. A pesar que su madre me lo dejó sin mucho remordimiento, en un principio si creí que Atlas corría algún peligro; pero la misma Olena me demostró que solo quería deshacerse de él. Cuando las cuatro veces vino al planeta para venderle su mercancía, le hablaba de Atlas y de sus cosas, pero me callaba diciendo que hay otras cosas mucho más importantes que su propio hijo. Yo me mentalicé que Atlas si es mi hijo, no tendrá mi sangre, pero si mi amor.
Llegamos a una sala no muy lejos de donde estábamos, Luna sienta a mis primos y enciende unas linternas de su propia magia; no es luz clara como debe ser. Más bien es una luz opaca azulada, ella las pone en las mesitas de noche y en alguna repisa.
—¿No hay una chimenea? Puedo encender el fuego —declara Sol con una mueca. Luna lo mira fulminante—. Aprecio lo que haces, pero no vemos casi.
—Creo que esta sala no tiene chimenea —digo observando toda la habitación—. Creo que puedo hacer algo.
Me acerco a una bola de nieve que Luna puso. La empiezo de llenar de materia oscura, cuando ya está lista, empiezo a absorberla hasta el punto que ahora se vuelve una bola luminosa. No es una bola hecha de luz y no brilla como tal, pero al menos brilla más que las de Luna.
—¿Cómo hiciste eso? —pregunta Sol aterrado.
—No hay oscuridad sin la luz, y no hay luz sin oscuridad —respondo acercándome a otra bola y repetir el proceso—. Al llenar algo de oscuridad y luego despojarla de la misma, nace la luz. Creo que se puede hacer lo mismo a la inversa, llenar algo de tanta luz y luego despojarla para darle paso a la oscuridad. Creo que sería fascinante.
—¿De dónde aprendiste algo así? —pregunta Luna aterrada.
—La práctica hace el maestro —respondo con la última bola—. ¿Por qué creen que las sombras me tienen tanto miedo?
Dejo la bola y me voy con Lina, ella me mira asombrada y a la vez nerviosa.
—¿Y qué ocurren con las sombras que le haces eso? —pregunta Taurus con mi hija aún en brazos.
—Mueren, no hay otra forma de obtener su obediencia sin utilizar el miedo a mi favor —le respondo tomando la mano de Lina.
—Que turbio, pero bueno —responde Sol rascándose la cabeza—. Cambiando de tema ¿ya han pensado cuando se casarán o aún nada?
—Bueno, antes de la señora Laila —responde Lina un poco nerviosa—, no teníamos ninguna prisa. Pero creo que ya sería bueno considerarlo. Conseguí un acuerdo beneficioso para Seraphine, pero no sé si ahora podré conseguir otro para el que venga.
—¿Y ustedes ya tienen fecha para la boda? —les pregunto a Sol y a Luna.
—Estoy asesorándome para ver como Luna y yo podríamos casarnos. Considerando que Luna es un ser oscuro y no podrá gobernar a mi lado, y yo al ser alguien de la luz, no podría gobernar al lado de Luna —responde Sol mirando a mi hermana de forma amable—. Ella sería mi reina consorte, y yo su príncipe consorte. Pero quedaría muy limitado, quiero que ella tenga más poder en mi reino.
—Comprendo —digo asintiendo.
—¿Una pregunta? ¿saben si vendrá Estrella? —pregunta Taurus con Seraphine enredada en su cuello.
—No, está en una misión encubierta —responde Luna seria—. Está consiguiendo desmantelar una de las facciones criminales de las Zakuya. Algo de tráfico de personas.
—¡Vaya! Suena serio —exclama Sol impresionado.
—No la veremos en un periodo bastante largo —comento triste.
—El tío Taurus está enamorado de mi tía Estrella —dice Seraphine por fin en las piernas de Taurus, él palidece y mira alarmado a la niña.
—Se me olvidó decirte que ella lee la mente —respondo mirándolo fijo.
—Un detalle bastante relevante —dice irritado—. Estrella aún no lo sabe, esperaba verla para declararle mis sentimientos.
—¿Tú qué opinas al respecto? —le pregunto a Luna.
—Taurus es un buen hombre, pero mi hermana es la que decide —comenta mirándolo gentil.
—Esto es curioso —comento pensativo—. Los hijos de mi padre con los hijos del tuyo —le digo a Lina. Ella voltea su rostro en otra dirección como si supiera algo.
—¡Que viva el incesto! —exclama Sol con los brazos hacia arriba.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro