Seraphine: El Reencuentro.
Me encuentro en mi nueva residencia de duquesa, un castillo modesto. Todos los preparativos para mi proclamación ya se encuentran casi listo. Dentro de una semana seré la nueva duquesa de Blacktown, me siento algo nerviosa, pero también me siento confiada por gobernar una ciudad relativamente pequeña. No es el basto océano de mi madre y tampoco es un planeta o varios como mi padre. Es un principio que pretendo hacer excelente por el bien de mi cabeza y la de mi familia.
Mi mayor anhelo es que Atlas vendrá a mi baile de proclamación, él y mi madre han tenido conversaciones sobre el océano sombrío. Él se ha comprometido en combatir con la piratería y al parecer lo está cumpliendo. Como gobernante de la ciudad que conquistó, le conviene estar a la orden con mi madre si quiere que su ciudad prospere por estar compartiendo frontera con el océano. Mi madre no me ha dicho mucho sobre las negociaciones porque prefiere mantener todo bajo perfil, porque al momento que otras ciudades sombrías se enteren que mi madre le abre las puertas marítimas a uno, querrán todos venirse y no habrá fuerza que los detengan.
Mi familia empieza a llegar, los carruajes de los invitados de otros reinos también llegan. A diferencia de una coronación o una boda real, los invitados no son muchos. Mi castillo no es tan grande como las fortalezas de mis familiares, tiene el espacio suficiente que requiere alguien de mi posición. No tan amplio como para albergar mil invitados, pero tampoco estaremos apretados como sardinas en latas.
El salón de baile está listo para la celebración de hoy. Me voy a recibir a mi familia a la entrada, escucho las voces de varios niños y empiezo a correr hasta llegar con mi familia.
—¡Lou! —exclamo al ver a mi hermana conversar con mis primas Flora y Fauna. Las tres niñas salen corriendo a abrazarme, es increíble la fuerza que esas niñas tienen para tambalearme.
—Déjenla, ella es mi hermana —chilla Lou empujando a las hijas de mi tía Luna. Fauna le gruñe y logra aferrarse a mi pierna, mientras que Flora se aferra a la otra.
—Necesito ayuda —les digo a las madres de las niñas. Lou se logra subir por mi espalda y aferrarse a mi cuello—. Niñas, las amo a todas, pero necesito respirar.
Ellas se niegan a soltarme, llegan mi tía Luna y mi padre a quitarme a las niñas. Pero la que logra aferrarse con todas las fuerzas es Fauna, me doy cuenta que algo está serpenteando por mi pierna y es Fauna transformada en una serpiente.
—¡Quítenmela! —chillo aterrada, me dan pánico las serpientes. Mi tía logra quitar a la serpiente de su hija y se la cuelga en el cuello.
—Estoy pagando un karma espantoso —lamenta acariciando a Fauna.
—Me alegro que lo admitas —comenta mi abuelo Cosmo sosteniendo la cabeza de su nieta.
—¡Yo soy un árbol! —exclama Flora alzando los brazos. Los presentes miran extrañados a las niñas. Mi madre sostiene a Lou y Lucian viene a consolarme.
Mi familia se va a sus habitaciones en el ala oeste a descansar y desempacar. Acompaño a mis padres a su habitación, mis hermanos también se introducen en la cómoda recamara de mi residencia. Las doncellas de mi madre terminan de acomodar todas las prendas de mis padres. Lou se va a la cama a acostarse.
—Supongo que el viaje fue agotador —comento con mi hermano a mi lado.
—No tienes ni idea —responde Lucian con ojeras en su ostro, un claro ejemplo de su cansancio.
Las damas terminan y se retiran, mi padre se acuesta con mi hermana en la cama.
—Tristan, ve a bañarte. No quiero que te acuestes sucio en la cama —se planta mi madre al lado de la cama.
—Mujer, déjame dormir —protesta volteándose con Lou, ella se ríe y se esconde en los brazos de mi padre.
—Si no quieres dormir en el suelo, harás lo que te ordene —mi madre aprieta más la tuerca y mi padre maldice para sus adentros. Él se levanta con Lou y se va solo a ducharse. Lou mira asustada a nuestra madre y se baja veloz de la cama corriendo hacia nosotros.
—Para cambiar de tema —digo relamiéndome los labios—. ¿Has podido hablar directamente con Atlas?
—Sí —responde mi madre haciéndole señas a mi hermano para que la ayude a desatar los nudos de su vestido rojo—. Ha cambiado físicamente, se ve más atemorizante. Tiene algo en su mirada que me pone nerviosa, creo que es debido a su constante transformación en su forma espectral. Te recomiendo que mantengas tu distancia y estés alerta ante cualquier cosa.
—Pero es Atlas, es mi hermano —Lucian levanta su mirada molesto—. De crianza, no te ofendas.
—Las personas cambian con el tiempo hija y Atlas no es la excepción —dice saliendo de su vestido y quedándose en su camisón—. Tu familia somos nosotros y debes procurar nuestro bienestar, eso es lo único que te debe importar. Atlas procura su bien y el de su hermano, no el tuyo.
—Sí madre —respondo seria. El agua se escucha caer en el cuarto de baño por mi padre. Ella me pide que me acerque a ella y obedezco.
—Solo procuro el bien para ti y para tus hermanos —ella me toma de la mano—. Ahora ve a atender tus obligaciones, tienes demasiadas para que te quedes a platicar con nosotros.
—Pero yo quiero que se quede —protesta Lou aferrándose a mi cintura.
—Suéltala, que en cuanto salga tu padre del baño, seguirás tú —exclama mi madre autoritaria, Lou se espanta y sale a esconderse en el armario.
—Creo que ya debo irme —digo nerviosa.
—Adiós bruja —se despide Lucian poniéndose al lado de mi madre.
—Hasta luego zanahoria —ambos me miran mal, una clara señal de abandonar la habitación—. ¡Nos vemos luego padre! —grito en la puerta para irme y él se despide.
Odio cuando mi madre tiene razón. Los encargados de la celebración me mantienen ocupada los siguientes dos días sin darme tregua. Incluso no me di cuenta que Aurora había llegado con su novio Xavier, el joven es apuesto y un talentoso pintor, también invitó a su amigo y músico, Alex. Repaso veloz la mente del chico y me doy cuenta que es hermano de la novia de Demian. Los veo conversando a gusto con Demian y su novia sentados en una glorieta del jardín del castillo.
—Hola a todos —les digo a todos entrando a la glorieta. Aurora se levanta y sale a abrazarme.
—Hola mejor amiga —le digo abrazándola fuerte.
—Que lindo, que viva la amistad —Demian expresa irónico mientras que aplaude.
—Déjalas en paz —dice Xavier defendiéndonos.
—¡Vaya! Pensé que eras pintor, no abogado —expresa Demian mirando divertido a su amigo.
—Demian, haznos un favor a todos y cállate —dice cansada su novia que tiene a su lado.
—Creo que a ti no te conozco —digo mirando al amigo de Aurora, él se levanta y me estrecha la mano.
—Alexander Mactowers —dice son una leve sonrisa—. Mi familia es abanderada de la suya, más concretamente de la madre de ese idiota —señala a Demian, él lo maldice para a sus adentros.
—Ya sé quién es, conozco a su padre por tener negocios en esta ciudad —él asiente y vuelve a sentarse al lado de su hermana, pero se aleja un poco por lo revoltoso de Demian y su hermana Meghan. Él le hala el pelo y ella le da una bofetada que lo tumba al suelo. Él no se queda con el golpe y le saca el aire a Meghan con un puñetazo limpio en el estómago—. ¿Debo preguntar?
—Es mejor que no —responde Xavier acercándose para separarlos—. Por favor compórtense, ya no son unos niños para hacer ese tipo de escenas.
—Te daré una paliza Godness, eso te lo juro —dice Meghan sobándose su estómago. Su cabello negro y suelto con su piel pálida, con mirada asesina la hacen alguien de cuidado.
—Ya quiero verte que lo intentes —Demian replica juguetón, él toma de la cintura a Meghan y ella lo besa apasionada.
—Por favor hombre, váyanse a un cuarto —Xavier expresa molesto. Alexander ya está acostumbrado de la muestra tan desbordada de su hermana y su cuñado.
—Esto es una venganza —dice dejando de besar a Meghan—, por todas las veces que te besaste con Aurora.
Miro asombrada a mi amiga y ella se sonroja aterrada.
—Es diferente —protesta Xavier—. Yo respeto a Aurora y solo la he besado delante de ti como cuatro veces.
—Como sea —replica Demian altanero. Meghan se voltea y las manos de Demian pasan por los senos de su novia.
—No toques a mi hermana de esa forma —protesta Alexander, Demian lo mira de reojo y solo baja sus manos a la cintura de la chica
—¿Y hace cuanto que son novios y cómo reaccionó tu madre? —le pregunto a Demian mientras que me siento en los bancos de la glorieta. Aurora se sienta a mi lado y me toma de la mano.
—Tenemos dos años juntos —responde Meghan moviendo sus caderas para recostarle el trasero a Demian—. La señora Laila le agrado y ella es buena suegra siempre y cuando que mantenga feliz a su principito.
—No preguntes cómo lo hace feliz —replica Xavier aterrado. No hace falta que pregunte porque sus mentes me revelan todas las actividades lujuriosas de esos dos. ¿cómo alguien puede tener tanto sexo?
—Mi madre dijo que vendría tu novio —comenta Demian sentándose en la banca de al lado, Meghan se sienta encima de su novio.
—Atlas no es mi novio —él y Callum siempre me ha molestado con lo mismo desde que éramos niños. Y como si fuera una invocación, Callum hace acto de presencia en la glorieta.
—Buenas, buenas —exclama Callum extendiendo los brazos—. ¿Qué hace esa mujer aquí? —demanda señalando a Meghan—. Roba hombres.
—Pero dilo sin llorar —exclama altanera.
—Primero Xavier —señala a su amigo confundido, él se encuentra al frente de nosotras—. Y ahora Demian, que cambios tan desafortunados. Solo falta Alex para que acabe con mi estabilidad.
Alex lo mira alzando su ceja confundido.
—Pero ¿por qué no te involucras con Seraphine? Ella está soltera, a no ser que su otro novio quiera reclamarla —comenta Demian riéndose. Callum y yo lo miramos mal.
—Atlas no es mi novio —expreso tajante.
—No me vengas con tonterías, desde que eras una niña, tus ojitos brillaban cuando estabas con Atlas y prácticamente parecías su guardiana porque nunca lo dejabas solo —replica Demian más serio.
—Atlas y yo llegamos al mismo tiempo —comenta Callum sentándose en el banco de Xavier.
—¡¿Por qué no dijiste eso primero?! —exclamo levantándome como un rayo y saliendo corriendo a busca a mi no... hermano.
—¿Y no que no? —grita Demian ya a lo lejos. Entro en el castillo y le pregunto a los trabajadores por Atlas, pero no me saben que decir. Me tranquilizo y me concentro, dejo que mis poderes me guíen. Por fin encuentro a Atlas hablando en una sala privada con la señora Laila y mi madre. Subo al segundo piso de los tres que tiene el castillo. Llego a la sala privada, pero los guardias oscuros y centrales cruzan sus lanzas negándome la entrada en mi propio castillo.
—¡Déjenla entrar! —ordena la señora Laila, los guardias enderezan sus lanzas y me abren las puertas. Entro nerviosa al lugar, Atlas se encuentra de pie al frente de mi madre y la señora Laila. No puedo controlar mi impulso de correr y abrazarlo.
Mi cuerpo choca con el duro pecho de Atlas y mis brazos rodean su cuello para abrazarlo y nunca soltarlo.
—También te extrañé —me dice su voz ronca cerca de mi oído y correspondiendo a mi abrazo. Él me suelta, sus ojos negros y profundos chocan con los míos.
—No quisiera interrumpir este lindo encuentro, pero tenemos asuntos que seguir conversando —nos interrumpe la señora Laila. Atlas se separa de inmediato de mí y se para firme—. Te puedes quedar Seraphine, ya que tus puertos serán el epicentro de todo.
—¿De qué hablan? —pregunto poniéndome alerta.
—Atlas ha puesto su ciudad como punto de conexión al reino de los espectros —comenta la señora Laila—. Y tú harás todo lo que te ordenemos y no tienes opción.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro