Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Miranda: Decisiones Que Matan.

Me hace ilusión volver a Solaria. Mi tío a pesar que no quería que estuviera en El Páramo, me puso allí porque el antiguo capataz se tuvo que ir por no soportar el arrollador frío del lugar. Y más me anclé aquí debido al hijo de mi guardiana. He pasado los últimos tres años junto a los cuidadores para enseñarle a Aurora a cuidar, educar y a volar a su dragón. Los primeros años de los dragones empiezan a crecer por centímetros entre diez y treinta, pero cuando empiezan a cruzar los límites de los veinte años; los centímetros pasan a metros. Primero se le está enseñando a volar a Darius, el clima no lo ayuda, pero él es terco y persiste a seguir a pesar que el clima lo derribe.

 Él volará por primera vez la abismal distancia entre El Páramo y Solaria para la boda de la señora Luna. No volará solo, tendrá el apoyo de los demás dragones para guiarlo en el viaje. Estoy finiquitando algunos asuntos de la mina para poder abordar el carruaje. Gunilda me propuso irme con ella y su familia. Nos iremos todos en varios barcos, incluida la reina. Me dirijo en un trineo con mis pertenencias al castillo de Arem para irnos todos.

 Estamos finalizando la primavera, planificaron la boda para que podamos volver antes de que empiece el otoño. La reina se casará con el rey y su primo Sol. Hay costumbres entre familias que a veces me confunden, pero las respeto. Quiero mucho a mi primo, pero no me casaría con él, lo veo como un miembro de mi familia, también es homosexual y con eso no puedo combatir. Llego al castillo y ya están la familia de Arem y algunos políticos de la tribu de los Einars esperando en el salón de banquetes, la reina se encuentra con ellos. Yo me preocupo, porque no sé si ya se querían ir y yo no había llegado, me acerco a Gunilda silenciosa para anunciarle mi llegada.

—¡Hola! Me alegro que llegaras —Gunilda me abraza y me integra en el grupo. Stephan aparece con Arem y se aseguran que todos estemos presentes.

—Solo faltan los padres de Gunilda, pero nos los encontraremos en los muelles —le dice Stephan a su reina. Ella asiente y le da la orden de llevarnos a todos a los carruajes.

 Arem, Stephan y su padre se encargan de organizarnos a todos. También hay personalidades de los Sigurd. Stephan nos convoca en grupos de seis personas por carruaje. En total son veintiún carruajes, contando el de la reina, es evidente que viajara sola. Gunilda me pone en su carruaje con sus dos hijos, su hermana Ada y su cuñada Ingrid. Tomas no está muy entusiasmado en ir con nosotras, ya que quiere ir con los hombres guiando la caravana. Está en una edad complicada, tener quince años para mí es ser un niño, pero por aquí es la entrada a la adultez masculina. Nos dirigimos a nuestro carruaje, el cual es bastante cómodo. Aurora juega con su muñeca de tela mientras que Gunilda habla animada con Ingrid y Ada.

—Mi hermano me dijo que diriges la mina de Arem, estoy impresionada —comenta Ingrid, ella es bastante hermosa, rostro fino, nariz pequeña y delicada. Ojos tan azules como zafiros y un pelo tan blanco como su piel.

—Fue una oportunidad que no pude dejar pasar —respondo educada.

—Stephan se vio impresionado, dice que haces un buen trabajo —comenta Ingrid con una leve sonrisa.

—¿Él dijo eso? —pregunto consternada. Me resulta disonante teniendo en cuenta de sus actitudes abusivas conmigo.

—Sí, comprendo la confusión. Mi hermano no es de temperamento sencillo —comenta intentado defender al monstruo degenerado de su hermano. Una cosa es tener temperamento complicado y otra muy diferente es ser alguien explosivo, hiriente y maltratador. Y mucho menos justificarlo, si él quiere ser así con su entorno, bien. Pero conmigo no, no lo voy a tolerar y mucho menos justificar.

—¿Y cómo han estado mis padres? —pregunta Ada cambiando de tema. Gunilda le cuenta que sus padres por fin le pudieron pagar a Arem una deuda que tenían mucho antes si quiera del nombramiento de Arem como jefe de estas tierras. Ada se le llena el rostro de alegría, resulta que yo soy la principal persona que ayudó a que eso sucediera.

 Mi prima le gustó la tela que le había llevado hace seis años en mi primera visita a El Páramo. Dicha tela que se asemeja de una forma escalofriante a la piel verdadera de los animales. En Solaria habían prohibido el uso de piel real de animales para cualquier tipo de uso, y la tela que le llevé a mi prima le vino de anillo al dedo. Le empecé a comprar a los padres de Gunilda rollos y rollos de tela y se las vendí a un buen precio a mi prima. El señor Fergus me dijo que era su mejor cliente y no mentía, no solo le pagó a Arem, también pudo mejorar la situación económica de su gente. Pudo comprar más alimento y de mejor calidad para el invierno. Ya dejaron de ser una aldea y están en camino de convertirse en una ciudad textil y exportadora de la misma, no solo a Solaria, también a reinos centrales.

—En serio es una excelente noticia —Ada entrelaza sus dedos y se lleva las manos a su pecho..

—Sí, ya se está preparando para empezar a pagarles los impuestos a la reina —Gunilda la abraza y ella le devuelve el abrazo.

 Aurora se queda dormida en las piernas de su hermano, él la acomoda en la banqueta y la cubre con su capa. Él se quería ir con los hombres a custodiar la caravana, pero su madre se lo impidió; él dentro de un año se irá a estudiar a la universidad como lo hicieron sus tías. Tomas estudiara ingeniería química con especialidad en la metalurgia, esa es la carrera más la especialización; más o menos estará por fuera unos ocho años. Algo así como el mismo tiempo que estuvo por fuera la hermana de Gunilda, ella es una astrofísica con varias especializaciones; ella trabaja como científica de campo mientras que da clases en una escuela en la tribu de los Einars. La hermana de Arem y Stephan trabaja con el ministro de finanzas del reino, de los tres, con ella es más fácil hablar. Es educada, conversadora y tratable a diferencia de sus dos hermanos.

 El viaje dura seis días. Nosotras nos pusimos de acuerdo para recorrer Solaria, no solo para que Aurora conozca la cultura de los dragones, también por mero turismo. Me ofrecí como la guía turística del viaje. Estaremos como dos semanas en el reino, la primera para concretar negocios y turistear; y la segunda, para la boda de la reina. Llegamos a la ciudad en auge de la tribu De Los Ancestros, Ada se queda impactada por el cambio tan radical que posee. Yo he sido testigo de sus cambios y de lo arduo que ha trabajado el señor Fergus para impulsar sus deseos.

 Nos bajamos del carruaje en los muelles. Me veo empujada a tomar el barco que zarpará con la reina, eso significa que estaré cerca de Stephan. He hecho todo lo que está en mi poder para evitar a ese hombre, quedarme a cenar con Gunilda y su familia solo si no está él. Irme cuando aparece mientras que enseño a Aurora y a su dragón, reuniones con la reina. Él es consciente de mis acciones y también me ha evitado. No le perdono que me haya maltratado delante de Gunilda y su hermano, no le perdono los constantes ataques verbales y disminuirme de horribles formas. Quise ser política y llevarme bien con él, pero es imposible.

 Ya en el barco, Gunilda me guía con las demás, incluida su madre y su suegra, a reunirnos en la sala común del barco. La reina se encuentra allí observando la vista del mar. Hay pocas velas encendidas y eso me ayuda a ver, aunque sea de forma tenue. Stephan anuncia nuestra llegada y todas, incluida Aurora, realizamos una reverencia y ella nos invita a sentarnos.

—Me alegra que ya hayan vuelto —dice la reina mirando a Ada y a Ingrid con una sonrisa. Todas nos sentamos en nuestros respectivos asientos. La sala se termina de completar con Arem, el señor Fergus y el señor Olaf. El padre de Arem tiene una apariencia intimidadora y corpulenta, es notable que una vez fue un temible guerrero, característica que le dio a Stephan. Él se asegura que todos estemos en nuestros asientos y con los cinturones puesto, pasa por mi asiento y toma el cinturón, lo ajusta un poco más.

—Estaba flojo —dice sin emoción y sale de la habitación. Miro al frente sin darle importancia y me preparo mentalmente para el agobiante viaje.

 La turbulencia, los mareos, los gritos y la impaciencia gobernaron las primeras tres semanas de viaje. Y mi prima me pregunta ¿por qué le cobro tanto las telas? Nos mantuvimos en nuestros asientos en ese tiempo, a excepción cuando nos levantábamos para ir al baño. La que más sufrió el viaje fue Aurora, lloró la gran parte de la travesía. No me quito de la mente que la señora Luna la durmió la segunda semana, no tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas.

 Por fin puedo dejar esa habitación y salgo a la cubierta para sentir el aire fresco, ya estamos en el reino central; calculo que dentro de un mes podamos llegar a Solaria. La luz tenue de este reino es un alivio para mis ojos, he estado por tres años en la plenitud de la oscuridad. He usado cualquier artefacto para ver y calentarme; no comprendo cómo las personas de El Páramo pueden vivir en ese frío tan arrollador.

—Supongo que disfruta de la vista —dice la voz de Stephan detrás de mí, maldigo para mis adentros—. No se preocupe, no voy a molestarla. No le daré el gusto.

 Él se pone de mi lado en la baranda del barco. Si no lo conociera, me parecía un hombre atractivo y fuerte con ese cabello largo y recogido en su totalidad en una cola de caballo; pero lo conozco y me desagrada.

—¿Qué quiere de mí? —pregunto irritada.

—Créame, le conviene —él me sonríe—. El principal motivo por el cual usted trabaja para mi reina es el hecho de vengarse de su agresor —palidezco, él me pone una mano en el hombro. No aprieta, no afinca, no lastima, solo es su mano helada en mi hombro—. Mi reina es una mujer de palabra, pero para completar el plan, la necesitamos.

—¿Qué quieren de mí? —pregunto, él desaparece su sonrisa y me explica que tienen un caso solido de blanqueamiento de capitales. Pero que solo funcionaría para meterlo a la cárcel por treinta años y quitándole gran parte de su patrimonio. Pero que si tuvieran un caso de violación podría llegar a los cien años, solo con una mujer—. ¿Y pretende que yo sea su carnada? —pregunto furiosa.

—Créame que la idea no me agrada en lo más mínimo, pero ese desagraciado merece más años en prisión —él me mira firme—. Solo se necesita que él y usted estén en un sitio, él como el violador que es; va a querer atacarla. El hermano del rey y yo estaremos escondidos escuchando y viendo todo, usted le sacará una confesión y listo. La primera vez no tuvo el apoyo que requería, ahora lo tiene.

 Él me mira comprensivo.

—Si lo quiere muerto, sabe que lo puede pedir —me dice apoyándose en el barandal—. Morir empalado y castrado no es bonito, pero es algo que se merece ese tipo de degenerados.

—No me tiente —digo mirando fijo al océano. Estar otra vez con ese sujeto es algo que me niego rotundamente—. Prefiero los treinta años y que lo maten en prisión.

 Él me mira pasmado y yo lo miro decidida. No pienso estar cerca de ese infeliz, incluso si eso me daría la credibilidad de un jurado. Yo sé lo que pasó, sé lo que hizo y ya la experiencia me dice que ese tipo de personas no sufren la justicia; entienden de otras formas. Acepto la propuesta de Stephan, no me enorgullece mandar a matar a una persona, pero ese infeliz no es una persona. Él me deja sola y pactamos nunca más hablar de esto. Él regresa adentro y sale Gunilda con sus dos hijos, Aurora corre hacia a mí y su madre se aterra solo con la idea que su hija se vaya por la borda. Tomo a la niña en mis brazos y me aparto de mi sitio.

—No puedes salir corriendo así —la reprende su hermano cubriendo su rostro por la luz—. No veo casi nada.

—Solo espera a que te acostumbres, en Solaria será peor —le dice su madre. Tomas le toma del brazo a su madre. Aurora mira al cielo triste.

—¿Y Darius? ¿dónde están los demás? —pregunta asustada.

—Están más adelantados que nosotros, recuerda que los dragones son más veloces y grandes. Por eso abarcan las distancias mejor que nosotros —le toco su naricita.

—¿Y cuándo podré volar con Darius? —pregunta apoyando su cabecita en mi hombro.

—Ya se está acercando la edad apropiada, solo falta que Darius domine bien el vuelo para que puedas volar con él —le acaricio su blanquecina cabellera—. Y que tus padres aprueben que vueles con él.

—Mami ¿cuándo volaré con Darius? —la niña se pone alerta y mira fijo a su madre. Gunilda se pone nerviosa.

—Tengo que conversarlo con tu padre —responde rápida, Tomas se ríe y su madre le pellizca el brazo.

—Los papeles se invirtieron —comenta el chico con una sonrisa maliciosa—. Cuando estoy con mi padre y quiero hacer algo, me dice que hay que consultarlo contigo. Ahora le haces lo mismo a mi hermana.

 Gunilda lo mira de tal manera que Tomas se pone nervioso, se excusa que va a volver adentro y se marcha.

—Lo mataste con la mirada —comento con una leve sonrisa.

—Cosas que aprendes con la maternidad —ella me pide a su hija y las tres vemos el océano. Ada e Ingrid se nos une, ellas están como Tomas. No ven nada en lo absoluto, las guío hacia la baranda y les describo como puedo la vista del océano. Ellas a medida que pasa el tiempo, la vista se les va aclarando.

 Es el mismo efecto que tengo cuando estoy en la oscuridad, no veo nada en lo absoluto, al menos ellas tienen la esperanza de ir viendo con el tiempo. Yo no puedo hacer eso, llevo en la oscuridad formalmente tres años y no he visto nada desde entonces, solo con ayuda de una lámpara, pero no es lo mismo.

 La familia de Gunilda y Arem salen y observan asombrados el cielo claro. Arem y Gunilda ya lo habían visto en sus pocas visitas a Solaria, pero de igual forma asombra salir de la oscuridad y adentrarnos a la luz. Aurora va con su padre y le pide poder volar a Darius, él se pone nervioso y le lanza mirandas cautelosas a Gunilda. Su padre le dice que, en otro momento, ya que están en el barco. Tomas no se equivocaba de su observación y se ríe. Stephan se queda en el umbral observando toda la situación con cuidado, y de vez en cuando sus ojos se cruzan con los míos. Solo porque mate a alguien por mí, no lo hace alguien de mi devoción; por el bien de todos, es mejor que él y yo nos mantengamos a la distancia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro