Luna: Una Carta Para El Alma.
El invierno está aquí, el invierno llegó y con él un poco de esperanza. Gracias a la hazaña de la señorita Calore en ayudar a Gunilda a dar a luz, mejoró todo. Como gesto de gratitud, Arem aceptó el trato de compra de la mina, siempre y cuando, él y sus consejeros tuvieran voz y voto en los asuntos importantes de esa mina. Los Calore estuvieron una semana en El Páramo concretando todo para venir en la primavera a realizar una expedición más profunda y determinar la creación de la empresa. Tengo grandes esperanzas con todo esto, me siento optimista.
Camino hacia mi habitación cansada. Tengo muchas cosas que poner en orden, mi vida personal está tomando un ritmo bastante distintivo. Voy a cumplir veintiocho años, Sol quiere que vaya a Solaria para presentarme formalmente como su pareja y Tristan con su nueva paternidad. Fue una revelación desafortunada lo que nos contó a mi madre y a mí, sus pesadillas cobran sentido, su fuerte rechazo al salir del palacio de mi padre y su increíble silencio ¿por qué no me di cuenta antes? ¿por qué sus pensamientos no me dieron algún indicio de su sufrimiento?
No he hablado con Tristan en dos meses, no porque no he querido, sino es que, no sé qué decirle. Pongo en perspectiva todo lo que le hice y no me imagino si él pueda perdonarme. Comprendo ahora que él no tuvo nada que ver, pero yo sí causé gran parte de su sufrimiento. Todo lo que perdió por mi culpa, la confianza de nuestro padre, sus títulos y herencia; gracias a mí, él tuvo que enfrentarse a una competencia a muerte para poder ser heredero de un miserable que lo envió a un desafortunado planeta. Y lo peor es que por mi culpa es que pasó todo un año en prisión. Todo lo que perdió por mi terquedad, todo lo que sufrió por mis errores ¿cómo se supone que me perdone después de todo eso?
Me quedo pensativa en medio del pasillo, quisiera hablar con Taurus, él puede escucharme y ayudarme a acercarme a Tristan. Me voy rápido a mi habitación, me acerco a la chimenea e intento encenderla para poder teletransportarme hacia Solaria. Quiero que alguien me escuche, que me diga lo que tengo que hacer en este momento.
¡Mierda!
La chimenea no enciende, con este clima dudo mucho que algún fuego se prenda. Me alejo de la chimenea enojada. Miro por todas partes en la habitación y me voy al pequeño escritorio, me siento en la silla y observo las hojas y el tintero, lo cual es curioso que la tinta no esté congelada. Tomo una hoja y la pongo delante de mí, sostengo la pluma de cristal y la sumerjo en el tintero. Solo tengo que escribir lo que siento y lo que quiero decirle, pero hablarlo sería difícil. Respiro profundo, solo déjalo ir.
No debiste pasar lo que sufriste.
Fuiste más fuerte de lo que debías.
No sabía que pasabas por una pesadilla, que incrementé con los años.
Cuando dormías en mis brazos estabas a salvo, pero no te supe cuidar.
No tenías que sufrir el tormento que causé. No debiste ir más allá por mi culpa.
Fue mi culpa que hayas ido a prisión, no debí mentir y ahora lo veo.
No debí haberte causado tanto dolor, pero no sabía manejar el mío.
Tenía tanto miedo ese día, tenía tanta ira y la deposité en la persona que más quería.
Quiero buscarte, pero no sé qué decirte. Quiero verte, pero no sé si tú quieras verme.
Puedes venir a El Páramo, dentro de dos semanas será mi cumpleaños.
Podemos comer el pastel que mi madre hornee, podemos hablar de las historias que hayas leído.
Podré obligar a Estrella a usar un vestido y tú burlarte de su incomodidad.
Puedo recogerte en la entrada de mi palacio, podemos hacer todo lo que debimos hacer desde que éramos niños.
Podemos recorrer los confines de nuestros corazones sin importar la distancia.
Solo quiero que sepas que estoy arrepentida de mis acciones, que mi dolor era mío y no debí pasártelo o culparte por algo que no hiciste. Solo quiero que sepas que quiero que vengas y que podamos conocernos otra vez y ser los hermanos que siempre debimos ser.
Dejo la pluma de cristal y rompo en llanto. Esto es lo que puedo llegar a escribir porque no puedo sufrir más. Quiero dejar de sufrir, quiero dejar todo esto atrás, quiero ser alguien fuerte, pero el pasado me atormenta.
Me levanto e invoco a una lechuza de hielo, por lo general las uso cuando quiero enviar un mensaje o vigilar a alguien. Le doy una bola transportadora con la dirección de Tristan, ella la sostiene con el pico, también le entrego la carta doblada con mi sello. La lechuza sale volando fuera de mi habitación. Hago varias cartas invitando a mis familiares, solo quiero organizar una cena en familia, no quiero grandes banquetes o fiestas con personas que no conozca. Cada lechuza se va volando a realizar su cometido.
Mi guardián me ayuda a quitarme el vestido, me quedo solo con un camisón y me voy a dormir. Quiero cambiar muchas cosas en mi vida, quiero hacerlo porque ya no quiero este manto de tristeza y odio en mi vida, quiero ser feliz y lo voy a lograr.
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