Luna: Las Gemelas.
Marcus me ayuda a buscar a sus hermanas, las dos se escondieron para que no vea el descontrol de sus poderes. Mis hombres buscan a Fauna por las caballerizas, mientras que nosotros buscamos a Flora por el jardín.
—Mi amor, aparece ya. Quiero verte —digo mientras que viajo por todas las mentes de las personas en el jardín hasta que doy con ella. Está escondida en el laberinto de los arbustos. Marcus y yo nos adentramos en el laberinto alto, sigo el sonido de sus temerosos pensamientos. Llego a la encrucijada donde se encuentra Flora llorando—. Mi niña hermosa —digo con un nudo en la garganta, odio ver a mis hijos llorar.
Flora tiene su piel cubierta de madera, el color marrón y curtido me estremece. Su cabeza cubierta de plantas colgantes en vez de pelo. Su rostro confundido y su mente aterrada.
—¡Vete! No me mires —ella chilla y los arbustos se mueven violentos—. Soy fea.
—No eres fea, este es tu esencia. Todos tenemos una y no es motivo de avergonzarnos —camino lento, los arbustos aún se siguen moviendo—. Ya viene tu abuelo Kenan para ayudarte.
—¿De verdad? —pregunta asomando su bello rostro, no me importa que parezca una muñeca de madera, ella es mi hija y la amo con todo mi corazón. Los arbustos se tranquilizan.
—Sí, ya viene, solo tienes que darme tu mano y llevarte a un lugar más adecuado —digo llegando hacia a ella y me da su manita cubierta de madera.
—Vamos hermana, yo te ayudo —dice mi hijo con un abrigo grueso. Flora se deja cubrir y salimos del laberinto. Su cabello va a pareciendo y las plantas colgantes se van, su piel vuelve a un ritmo lento a su tono original. Llegamos a las escaleras del castillo de Sol y nos adentramos al salón de banquetes, pasamos las puertas y nos encontramos en los pasillos. Taurus y mis hombres aparecen con un tigre de bengala. La guardiana de Stephan mantiene controlada al animal que resulta ser mi hija Fauna
—Ya encontramos a tu hija —dice Taurus señalando a Fauna.
—¡Fauna! —exclama Flora contenta. El tigre se voltea y mira feliz a su hermana. Fauna se transforma y corre hacia Flora. El vestido de Fauna está hecho jirones—. ¡Ya no soy un árbol! —exclama Flora quitándose el abrigo y mostrándole a su hermana gemela su forma normal.
—A mí gustas más cuando eres un árbol —responde Fauna honesta mientras que se rasca la cabeza con fuerza.
—Las dos se van a ir a dar un baño y a revisar que tú —señalo a Fauna— no tengas piojos o peor.
Las dos niñas caminan pensando en poder correr, pero mis guardias y Taurus les cortan todos los flancos. Llegamos a su habitación y mis damas con otras dos doncellas que me puso Sol, nos disponemos en desvestir a mis niñas y darles un baño. Flora y Fauna corretean por todos lados para evitar bañarlas. A Flora la agarran y ella protesta, Alba se la lleva al cuarto de baño; Fauna se enoja y se vuelve a transformar, pero se vuelve una tortuga.
—¡No! Era un tigre ¡Un tigre! —exclama llorando, la atrapo y la miro a los ojos—. Hola mami.
—Sabes que estás castigada —le digo mientras que la llevo a la bañera con Flora, ella está un poco más calmada mientras que Alba la baña. Flora juega con su barco de madera, ella voltea a su hermana y Fauna se vuelve a transformar en su versión normal, solo que esta vez tiene una cola de tigre saliéndole por la parte baja de la espalda.
—Tengo que mejorar —me dice con una sonrisa y una de las doncellas de Sol desviste a Fauna y la mete con su hermana Flora.
—Las quiero tranquilas, su padre volverá pronto con sus bisabuelos y las quiero impecables —las miro amenazadora.
—Si mami —dicen ambas agachando la mirada. Me quedo en el cuarto de baño observando cada movimiento de mis revoltosas hijas y de las mujeres que la están bañando.
Al terminar con su baño, las dos salen cubiertas con sus batas y sus cabellos mojados. Decían que tener hijos oscuros era un desafío por sus poderes, pero nadie habla de los hijos centrales. A mis niñas las visten con sus vestidos de distintos colores, a Flora la visten de rosa pastel, y a Fauna de azul cielo. Peinan sus cabelleras rubias y mojadas mientras que ellas están sentadas y hablando entre ellas. Tuve a mis hijas hace seis años, me enteré de su existencia en el cumpleaños número seis de Marcus. Cuando me dijeron que había dos niñas en mi vientre estaba aterrada por el parto. Sufrí con el de Marcus, ahora era el dolor por dos. También los riesgos que consistían en traer a mellizos al mundo era algo que me derrumbó. Pasé mi embarazo la mayor parte deprimida porque las posibilidades que una de mis niñas o las dos murieran era algo que no quería afrontar. El parto duró cuatro horas en el barco que me llevaba a Solaria, venía de mi reino para dar a luz en el castillo de mi esposo, pero las contracciones empezaron en pleno mar abierto. La señorita Miranda acompañada de mis damas me asistieron en todo momento.
La guardia de Lina llegó a mi barco y se aseguraron de llevarnos hasta el palacio de mi cuñada, ella nos recibió angustiada y ya tenía a la familia en su palacio esperando preocupados por mi bienestar. Sol estaba hecho un manojo de nervios cuando me vio cargando con mis niñas. La señora Venus, la señora Tabitha y el señor Beck se encargaron de revisar a mis hijas esos días. El nombre de mis hijas vino horas más tarde cuando todo el follaje del castillo de Lina se salió de control y todos los animales fueron atraídos por el llanto de Fauna.
Todos estaban alterados hasta que mi abuelo Kenan pudo volver a todas las plantas en su sitio y sacar de trance a los animales. Explicó que mis hijas eran las niñas que había creado hace siglos y que no veía la forma en traerlas a la vida hasta que nacimos mis hermanos, mis primos y yo. Para ser honesta, no recuerdo mucho de ese día porque estaba hasta el tuétano de sedantes. Ahora mis niñas son después de Lina, sus herederas. Princesas que son capaces de hacer maravillosas cosas, como malignas si no se les da una educación adecuada.
Al ser de una naturaleza diferente a la mía, las posibilidades de ser separadas de mí son altísimas. Así como lo hicieron las diosas Liora y Laila, como se lo hicieron a mi padre y a mi tío; a Lina, Tristan, Estrella y a mí. Ahora serán mis hijos. Marcus no puede estar tanto tiempo en El Páramo por el clima tan extremo que se vive allá. Fauna y Flora han podido sobrellevar mejor el clima, pero igual no están actas para vivir allí.
Las dos por fin están presentables y les ordeno a las doncellas que se retiren.
—¿Nos vemos hermosas, mami? —pregunta Flora bajándose de la silla alta sin problemas.
—Esto pica —se queja Fauna rascándose el cuello por la tela del vestido—. ¿Por qué debemos usar esto?
—Porque su bisabuelo vendrá a ver su progreso —les digo a las dos, ayudo a Fauna a bajarse de la silla.
—Pero yo quiero jugar —protesta Fauna cruzada de brazos.
—Y yo quiero dormir —bosteza Flora—. ¿Puedo dormir mami?
Tomo la mano de mi hija y la llevo a su cama. La levanto y la ayudo a quitarse los zapatos, por lo menos su cabello está suelto y húmedo. Fauna se monta en la cama con facilidad y se acuesta al lado de su hermana.
—Tú tienes tu propia cama —protesta Flora apartando a Fauna de su lado.
—No me importa —ella abraza a su hermana menor ignorando sus protestas.
Escucho la puerta abrirse y me volteo para ver a Marcus con Taurus.
—Ya llegaron —dice Taurus acercándose con los guardianes de ms hijas. Un tigre de bengala para Fauna y un mono naranja para Flora. Los animales se acercan con cautela hacia mis hijas.
—Ayúdame por favor —le suplico a Taurus, él sonríe y se acerca a mis hijas, ellas se percatan de la presencia de su tío y se quedan quietas.
—Muy bien niñas, ustedes me van a escuchar y la que se atreva a desobedecerme, la lanzaré al calabozo sin comida y sin juicio ¿entendido? —exclama firme, él las mira como un comandante viendo a sus revoltosos soldados.
—Sí señor —dice Flora quedándose quieta y asustada. Fauna solo se queda quieta.
—Ahora muy bien, se van a poner sus zapatos y saldrán a ver a sus bisabuelos bien comportadas y con una sonrisa —les ordena, ellas se bajan de la cama y se ponen los zapatos de charol correspondientes a los colores de sus vestidos—. Denle la mano a su madre y háganla feliz.
Las niñas se acercan a mí y me toman de la mano. Taurus nos guía a mis hijos y a mí por los pasillos del palacio para dirigirnos hacia la sala de estar de Sol. Los guardianes de mis hijas nos siguen con cautela, el mono de Flora está encima del lomo del guardián de Fauna. Nadie dice nada, no hay palabras que compensen los sentimientos de los presentes. Mis abuelos evaluarán el progreso de mis hijas, ya que ellas serán las protectoras de Natura, el reino más grande del reino central. Donde habitan todos los animales, los árboles y toda la vida silvestre del universo. También el hogar de los guardianes. Llegamos a la sala donde se encuentran Sol con mi abuelo Kenan y Eva. Mis hijas corren con sus bisabuelos y ellos las abrazan con los brazos abiertos.
—¿Cómo están mis adoradas niñas? —exclama mi abuelo Kenan, la señora Eva los rodea con sus amorosos brazos.
—Bien, ya nos podemos transformar —comenta Fauna entusiasmada. Flora no tanto.
—Eso es una buena noticia —dice mi abuela entusiasmada.
Sol se acerca hacia a mí y me toma de la mano angustiado.
—Nos llevaremos a las niñas y las devolveremos dentro un mes —dice mi abuelo levantándose con Fauna en brazos.
Sol y yo aceptamos, no tenemos opción. Él es su señor y rey de todos los dioses ¿cómo le dices que no? Los guardias traen las pertenencias de mis niñas y a pesar que me sacan de mis casillas, no quiero que se vayan. Flora corre hacia a mí y me abraza.
—Te quiero mucho, mami —ella dice con una sonrisa, me agacho y la abrazo.
—Y yo a ti mi niña hermosa —le digo en su oído—. Compórtate y sé una niña inteligente ¿sí?
Ella asiente y se va con su padre, él la abraza y Sol le dice lo mucho que la quiere. Fauna también viene con nosotros por su abrazo y sus palabras de amor y aliento. Los guardias de mi abuelo toman los baúles de mis hijas y se los llevan por el portal que él creó. Mis niñas se van con sus bisabuelos por el portal, el mismo se cierra cuando todos los centrales dejaron el palacio de Sol.
Marcus me toma de la mano mostrando su apoyo a sus padres. Sol y mi hijo se quedan conmigo por ese mes en Solaria hasta que lleguen mis niñas. Paso dos meses al año con mi esposo en su palacio, Marcus se viene a mi reino solo en el verano porque es la única estación que tolera el clima. En ese tiempo, mi hijo lo educo con los guerreros de El Páramo para que aprenda a combatir como un hombre y no como un payaso vestido de cota de malla anhelando la gloria de una batalla falsa en una arena.
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