Lina: Mente Maestra.
Tristan me pidió que mantuviera mis emociones en control, que aleje mis pensamientos, pero no puedo. Me preocupa el futuro de mi hija y de los que ya están aquí. No le he comentado nada a Tristan, pero tengo tres semanas de retraso. Me costó para que Tristan volviera a intimar conmigo, él no quería tener sexo por temor a que me embarazara y ahora se está cumpliendo su temor. Con el hijo de la señora Laila, disminuye la posibilidad a que mis hijos tengan un futuro prometedor sin tener que casarme con Tristan. Si nace en la luz o central, no podré darle mi apellido o tierras.
Casarme es la opción más confiable, pero ¿no es muy pronto? Tristan y yo nos ha ido bien con la crianza de Seraphine, él y yo nos hemos sabido acomodar para que ella no se quede sola. Nuestra relación de pareja se ha visto un poco afectada por mi corte y su incesante presión a que termine con Tristan, ya sea por su posición o porque no quieren que la corte sombría se entrometa en los asuntos de mi reino.
Taurus y Tristan empiezan a comentar sus teorías locas sobre lo que hizo Tristan con la materia oscura. Es tanta su insistencia que se fueron a la biblioteca de la señora Tabitha. Seraphine y Atlas se quedan con nosotros, ellos juegan en una esquina, mientras que Sol y Luna conversan y se tocan las manos o el rostro.
—¿Ustedes ya tienen pensado casarse o algo así? —les pregunto a mi hermano sin haberme percatado que ya Tristan se lo había preguntado.
—Hemos tenido buenas relaciones comerciales, mi corte aprueba a Luna —ella hace una mueca disimulada—. Y yo me siento bastante a gusto con ella. Me he planteado el matrimonio, pero tendría que ver en qué términos me casaría y como nos beneficiara a los dos por igual.
—Yo me siento a gusto con Sol y creo que él sería un esposo maravilloso —ella expresa amorosa y ellos dos se dan un beso.
—¡Mami! —exclama Seraphine enojada—. Atlas no quiere prestarme sus cuernos.
—¿Cómo te puedo prestar una extremidad? Está pegada a mí —Atlas protesta cansado.
—Son puras excusas —protesta Seraphine—. Mami, dile que me las de.
—Seraphine, sus cuernos forman parte de su cuerpo y solo él es dueño de eso. No tú —le digo tranquila.
—Pero tú eres una reina, y los demás te tienen que obedecer —ella se acerca y me mira suplicante.
—Soy la reina de todos los océanos y las criaturas marinas. No de los espectros o sombras —le aclaro, le tomo de la mano y ella se suelta.
—¡Dame tus cuernos! —exclama enojada.
—¡Oblígame! —él exclama amenazador.
—Sí uno de los dos se llega a hacer daño, ambos estarán castigados —los amenazo a los dos. Atlas se tranquiliza, pero Seraphine no—. Seraphine, obedece.
Ella corre con Luna y ella la abraza. Empieza a llorar en los brazos de Luna.
—Mi mami me gritó —lloriquea y Luna la abraza. Luna me mira con una risa.
—No te gritó, no seas mentirosa —mi hermano la reprende. Eso provoca que llore más fuerte—. Que manipuladora.
—No tienes ni idea —comento cansada.
En ese momento entra una sacerdotisa.
—Mis señores me envían a buscarlos —dice con la cabeza agachada.
Nos levantamos y tomo una bola de luz que hizo Tristan. Sol toma otra para poder guiarnos en la oscuridad. Luna carga a Seraphine y Atlas se pone a mi lado, él ya forma parte de la dinámica familiar. Tristan se ha encariñado con Atlas como si él fuera un hijo más, no me molesta Atlas, él es un buen niño y protector con Seraphine cuando ella no intenta cortarle los cuernos. Le ordeno a la sacerdotisa que busque a Tristan y a Taurus en la biblioteca, ella asiente y se va.
Luna marca la marcha mientras que nosotros la seguimos en este majestuoso palacio. Llegamos a la sala donde está el resto de la familia. Ellos nos miran asombrados.
—¿Qué es esa cosa? —pregunta aterrada la señora Liora mientras que señala las bolas de materia.
—Primero Luna hizo la bola de nieve, pero Tristan la llenó de materia oscura y luego despojó la esencia de la bola convirtiendo la bola en luz —explico lo mejor que puedo.
—¿Tristan hizo qué...? —exclama molesta la señora Laila.
—Despojó la oscuridad y vino la luz —comenta Sol.
—Eso es imposible —exclama la señora Liora.
El señor Seth se acerca hacia a mí y toma la bola. La manipula de tal forma que pierde su figura geométrica.
—Esto es interesante —dice maravillado—. ¿No se supone que le inhibiste su lado demoniaco para que pudiera vivir en este plano? —le pregunta a mi abuelo Kenan
—Lo hice ¿por qué preguntas? —dice confundido, luego cambia su rostro al darse cuenta de lo que quiere decir Seth.
—No parece, si puede hacer esto en un estado dormido, no me quiero ni imaginar cuando se despierte —Seth desaparece la materia, los presentes lo miramos confundidos—. Tristan tiene un lado demoniaco, y solo los demonios y yo podemos hacer lo de la bola. Quitar la materia de cualquier esencia hasta tal punto que sea capaz de crear materia infernal. Por lo general no se hace en este plano porque eso sería algo bastante peligroso que causaría un desequilibrio en el universo.
—Pero él ha mantenido en orden sus poderes —dice el señor Cosmo a la defensiva.
—No digo lo contrario, lo que digo es que tiene que mantener ese lado dormido para que pueda estar en este plano sin causar problemas —él desaparece la materia.
—¿Tristan es un demonio? —cuestiona la señora Liora confundida.
—En esencia, mas no en la práctica —le aclara la señora Aryana.
—¿Y por qué no dijeron nada? —reclama la señora Liora.
—Fue un acuerdo de hace años —le explica mi abuelo Kenan.
—¿Y cómo eso afecta a los hijos que tenga Tristan? —pregunta mi padre preocupado mirando a Seraphine.
—En nada, los demonios se crean no nacen —le aclara el señor Seth—. Pero, puede que los poderes se intensifiquen dependiendo de la madre. En este caso Lina —él me señala—. Y como ambos son poderosos, sus hijos lo serán. En el caso de Seraphine, ella puede leer la mente incluso a Aryana y a mí. Cosa que Laila no puede. Y los poderes que se pueden desarrollar más adelante.
—En pocas palabras hay que estar atentos cuando Lina vuelva a embarazarse para asegurarnos que no procreen un arma de destrucción masiva —comenta la señora Liora y automáticamente todos voltean a verme. Palidezco y me pongo nerviosa.
—¿Lina hay algo que quieras compartir con nosotros? —pregunta la señora Laila mirándome de arriba abajo.
—No, para nada —respondo nerviosa y tragando fuerte—. Que Tristan y yo tomemos las medidas pertinentes para no crear un arma. Todo claro.
—Venus, por favor revisa Lina y asegúrate que todo esté en orden —le ordena la señora Laila a mi madre, ella me mira preocupada—. Vayan, nosotros los esperamos.
Mi madre me toma del brazo y salimos las dos de la habitación. En eso vienen Tristan y Taurus escoltados por la sacerdotisa. Taurus tienen la bola de Tristan y ambos conversan animados contando sus teorías.
—¡Apaga eso! —les grito. Ellos me miran confundidos y se acercan hacia a mí—. Apaga eso, rápido y los demás en la sala que dejaron.
—¿Qué sucede? —pregunta Taurus aterrado.
—Hagan lo que les dice Lina —mi madre les habla firme y me lleva a un cuarto, ellos corren a cumplir con nuestra advertencia.
—A ver Lina, dime la verdad ¿estás embarazada? —me interroga mi madre con los brazos cruzados.
—No lo sé, solo sé que tengo tres semanas de retraso —confieso aterrada—. Tristan no quería tener sexo, pero lo convencí este año y ahora pasa esto.
—¿Y los tés que les di, qué ocurrió con eso? —pregunta enojada.
—Me los tomo, pero no sé qué ocurrió —miento, de verdad se me olvidaba tomarme los mentados tés. Y me acordaba ya a la semana.
—¿Y ahora? No están en posición de tener más hijos, con el nuevo hijo de la señora Laila, ponen en jaque a los suyos —ella exclama preocupada—. ¿Quieres tener ese bebé? Estás a tiempo para que te practique un aborto si eso es lo que quieres.
—Entiendo tu preocupación, yo también la tengo. Pero no quiero abortar, creo que puedo tener este bebé. Me siento preparada para atenderlo —respondo un poco más tranquila.
—De acuerdo hija —ella me lleva a una cama y me acuesta—. Necesito que te tranquilices y respires profundo ¿sí?
Asiento y respiro profundo, ella empieza a mover sus manos y eleva mi alma fuera de mi cuerpo. Puedo verla en un color turquesa claro, ella despeja las capas espirituales y solo deja el funcionamiento de mi cuerpo.
—Sí estás embarazada, está en un estado bastante prematuro —ella mueve sus manos y le da vueltas a mi vientre en el aire—. ¿Cómo procederás con esto?
—Llama a Tristan —digo rápido, ella asiente y mi alma baja a mi cuerpo. Ella sale de la habitación y yo me siento en la cama.
Necesito actuar rápido, el matrimonio es lo más adecuado. Sea como sea tengo que casarme con Tristan antes de que nazca y todo se descontrole. Tengo que planificar todo con mis ministros y con la corte del rey Robert. Creo que puedo negociar con ese imbécil un acuerdo de cesión de territorio, me debe demasiado dinero y no pienso dejarlo así. Tengo en mente la región de Ghosttown, es una ciudad costera y de bastante flujo comercial hacia el mar del norte. Me levanto de la cama y me acomodo el vestido. Escucho que la puerta se abre y aparece Tristan agitado.
—Dime que está pasando —exclama aterrado. Me acerco a él y le tomo de la mano.
Me aseguro que la puerta esté cerrada y vuelvo con él.
—Casémonos, unamos esto de una vez por todas —le tomo de las manos y él me mira aterrado—. Despósame y nuestros hijos estarán a salvo.
—Pero... ¿acaso estamos listo para esto? —él me mira asustado—. ¿No crees que debamos esperar un poco?
—Sí esperamos, nos hundiremos —le tomo del rostro—. Recuerda que podemos hacer esto estando juntos. Lo hemos hecho en tres años, podemos con los siguientes.
—¿Y la familia? —pregunta mirando hacia la puerta.
—Nosotros somos los que importamos —me acerco más a él—. Dime que quieres estar conmigo y que quieres estar cerca de tu hijo.
—Sí quiero, solo que no me imaginé que fuera tan rápido —confiesa chocando su frente con la mía—. ¿Cómo manejaremos esto?
—Deja eso en mis manos —le doy un beso en la mejilla—. Deja que me encargue —lo abrazo y él me lo devuelve. Quiero que mis hijos sean personas poderosas y con Tristan lo haré. Él estará conmigo cueste lo que me cueste.
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