Sentada en el trono bajo este reino hecho un páramo. Donde la ley es difusa y solo nos separa del exterminio una barrera creada por la Diosa del imperio, una diosa que ya no nos acompaña físicamente.

Observo desde lo alto de mi trono a los súbditos qué vienen a pedir determinadas pautas para su bienestar. Por suerte, o por los innumerables esfuerzos hechos, no hemos vuelto a ser invadidos, sin embargo, le queda poco a la barrera y justamente por eso William Walker tuvo que marchar a buscar una solución.

Lewelyn muerto por mi mano, Lyra muerta por las de mi hermano, Lewis fallecida tras el parto, mi sobrino desaparecido y solo quedo yo llevando este peso de metal. Victoria Roosevelt, la única cabeza del reino a la que se subirdinan los demás Verdugos de territorio.

—Su gracia, es el nuevo consejero que recomendó Walker para la corte —dice Axiron a mi oído, el líder de los metamorfos y viudo de la Diosa Valencia. Ya no usa formas falsas, solo esa que deja ver sus cabellos azules y un vacío en sus ojos.

¿Quizás la amó? Su afrenta a ella fue perdonada por su propia mano y yo no puedo juzgarlo.

—¿Qué raza eres? —le cuestiono al hombre de cabellos negros y largos, que se atreve a pararse delante de mí.

Sus atuendos son sencillos, casi como si solo fuese un sirviente. Aun así, hay algo en él que le da un aire extraño de superioridad.

Sus ojos verdes como esmeraldas se clavan en mí, sin bajar la mirada. No me reta, pero tampoco se deja vencer. Es solo hasta pasados unos cinco segundos contados que responde cerrandolos, dejándome ver sus largas pestañas.

—Ninguna, soy una marioneta viva, producto de experimentos de magos —responde él con total formalidad, incando la rodilla delante de mí por respeto a la emperatriz.

—He de suponer que fue creado por el duque Walker —indico.

—Así es —responde el hombre mientras me observa a los ojos levantando la cabeza.

—¿Cuál es vuestro nombre? —cuestiono ante el nuevo cruce de nuestras miradas.

—Soy Levic, sin apellidos, solo Levic —contesta usando ese nombre que le dije a mi querido hermano hace dieciocho años, a esa persona que volvió mi vida un rompecabezas.

No puede ser...

Bienvenidos de nuevo a los Roosevelt, y en especial a este, su tomo final.

Van a ver que hay un gran salto temporal y personajes nuevos, pero eso lo explico luego en el anexo de irithel. 

Quería hacer ese primero pero... lo siento, prefiero empezar por este.

Trataré de traerles dos capitulos semanales o los que pueda, pero la verdad me hace ilusion estar en la recta final del libro.