🦋Cap3: Daniela y Valencia
"Cariño, todo va a salir bien."
Eso repite Gabriel cada día a mi lado en esa cama de hospital. Algo con lo que no contó el demonio es que podía ver a Helios, sus sueños, sus acciones, como crecía nuestro bebé gracias a nuestro enlace de almas.
Sus primeros pasos, sus primera palabras fueron; papá. Lo recuerdo y las lágrimas se me escapan de los ojos. Apoyo las manos en mi rostro para luego mirar a los niños jugando en el parque mientras pienso en lo que me perdí.
El hospital me dejó salir, lo sé, cuando hacen eso sin llegar a una cura debe ser que no me queda mucho. Lo peor, es que he buscado por todos lados y no hay una forma de poder volver. Ningún demonio acepta hacer un pacto con mi alma para regresar al que ahora considero mi mundo. Al final, ya está corrompido y dañado mi ser a manos de Mammon.
Comienzo a toser sangre mientras Gabriel cubre mis hombros con una manta, dejando ver la culpa en sus ojos.
—Dani, hoy iremos a comer a tu restaurante favorito —dice él con una sonrisa en su rostro que trata de ser condescendiente y solo causa repulsión en mí.
—Sí, creo que será lo mejor —respondo a penas sin poder hablar, me duele hasta la garganta.
Yo moriré, pero esta noche te llevo conmigo. No importa a donde vaya, vas a acompañarme, porque tu alma debe estar destinada al infierno al igual que la mía, Gabriel.
El viento sopla fuertemente y un niño de cabellos negros corre hacia nosotros cuando su pelota cae en mi regazo. Se la entrego y puedo ver sus ojos negros, su cabello azabache, todo tan nostálgico...
Lysander, lo que más me hubiese gustado era poder estar a tu lado para ayudarte a crecer. Al menos los ojos de Helios me permiten verte en sueños. Mi amor, mi pequeño, mi bebé.
—Deberíamos volver a la casa, no me siento bien —susurro a Gabriel, quien enseguida obedece mi palabra.
Opulencia, dinero, la residencia suya se ha vuelto una mansión a costa de escribir el infierno en el que viví y hacerme parecer todo un demonio. Quizás lo fui, pero no me quejo, no encuentro otro camino que pudiese haber empleado para sobrevivir siendo Lewis.
Él ingresa la clave de seis dígitos de la puerta de su mansión y me adentra en ella llevando mi silla de ruedas por la entrada toda dorada y llena de fotos viejas nuestras, cuando mi sonrisa a su lado no era una mentira.
¿Qué dijeron los doctores? No saben, solo que mi cuerpo se degenera a una velocidad sorprendente, como si los órganos se volviesen los de un anciano al paso de los días. Ridículo, mi alma sigue sucia incluso aquí, tan irónico y sin salvación.
—Oye, Dani, ¿sabes que te amo? —dice él mientras va a la cocina a preparar el agua para bañarme.
¿Qué le respondo a ese maldito demonio? A ese desgraciado que me llevó al abismo.
—Sí, yo también —susurro con una sonrisa llena de mentiras.
Aguanta, esta noche termina todo. Lo asesinaré y pronto moriré, eso haré. Mi otra opción era acabar con varias vidas para tratar de traer al demonio Mammon, pero no asegura que acuda a mi llamado.
Los dolores inician de nuevo haciendo que me doble en el asiento y Gabriel corra hacia mí todo preocupado. Trata de acostarme en el sofá y hacer que tome mis analgésicos.
—No te muevas, Dani, te cuidaré, lo siento, en serio lo siento —dice abrazando mi abdomen y mirando hacia mi rostro.
—No es tu culpa, calma —miento mientras acaricio su cabello y dejo una ligera sonrisa. Al menos me gusta ver que te coma la culpa, desgraciadamente tú no eres el que está sufriendo.
Los minutos pasan y las pastillas me hacen quedar dormida. Caigo en un letargo que me hace adentrarme en mi fantasía, mis sueños donde puedo ver lo que deseo tener.
—Helios, quiero ver a Lewis. ¿Ella de verdad prometió que volvería? —dice el niño de quince años en su cumpleaños, mirando las campanadas del reloj sonar marcando las doce de la noche.
—Sí, confío en ella, nunca ha mentido. La prueba de ello es que existes —dice Helios entregándole una caja con un regalo mientras Charlotte llega con un pastel enorme.
—¡Feliz cumpleaños para Lysander y para Daren! —dice la que ya no es una niña, sino toda una mujer que toma a Bralen de la mano.
Solo en ese momento, los cabellos de mi hijo comienzan a tornarse blancos y obtener una mirada mucho más distante en su rostro. Esa maldición, esa pequeña secuela que carga de los deseos de su abuelo Lewelyn. Desgraciadamente, por las noches es un Roosevelt completo, Daren Roosevelt.
Dos almas en un mismo cuerpo... La de nuestro hijo y la parte masculina de los Roosevelt...
Despierto al sentir un fuerte dolor en mi cuerpo que me hace abrir los ojos de golpe para morder la sábana y no gritar ante esto. Gabriel duerme tranquilamente a mi lado, es mi pequeña oportunidad de oro para acabar con él.
Abro la primera gaveta de al lado de nuestra cama matrimonial para tomar un cuchillo qué guardé previamente en esta en la mañana. Uno que levanto para clavarlo en el pecho de este hombre repetidas veces mientras veo la sangre empezar a salir de su boca y sus ojos sorprendidos ante lo que pasa.
Por desgracia, fallo en acertar a su corazón por lo que me aguanta las manos con la poca fuerza que nos queda a ambos.
—¿Dani, por qué...? —dice mientras logra articular palabras.
El dolor en mi cuerpo se hace cada vez más fuerte y mis ojos se llenan por primera vez de lágrimas. No me importa si este es el final, nuestro final.
—¿En serio preguntas por qué? Me hiciste pasar un infierno... —digo entre gritos empeorando mi situación, termino por soltar el cuchillo, uno que cae sobre la cama y yo me apoyo en esta por la pérdida de fuerzas—. No te amo, no te amo ni un poco, te odio, te aborrezco, eres la mayor escoria que he podido conocer en mi vida. Únicamente no me arrepiento... porque ese mundo me permitió... conocer a mi familia y a mi hijo.
Las lágrimas salen de mis ojos y él solo extiende la mano hasta mí usando la poca fuerza que le queda para abrazarme. Como si estuviese aceptando su castigo.
—Pensaba suicidarme una vez murieses —confiesa Gabriel haciendo que quede en shock—. Quería cuidarte hasta que dejases este mundo, ¿qué voy a hacer? No me lo permitiste... lo acepto.
No se mueve, mantiene su abrazo sobre mí haciendo que pierda la cordura y comienza a gritar, grito por todo lo que no puedo cambiar y deseo hacer. Grito porque quiero tener a mi familia conmigo, a mi hijo y no puedo. Nada, no tengo el control de anda y todo es tan... triste.
—¿Eres Lewis, cierto? —dice una chica de cabellos rubios que camina por la habilidad habitación a nuestro alrededor, sus orejas son las de un elfo y sus ojos presentan el color de un cielo despejado—. Soy Valencia, la diosa de Roosevelt.
Gabriel no parece verla, en cambio, yo sí. ¿Será un delirio? No, no puede ser. Mantengo la mirada en ella mientras mi vestido de dormir se va cubriendo de rojo por la sangre que brota del cuerpo sobre mí.
—Sé que no sabrás quien soy, aun así... si quieres ver a Lysander de nuevo, puedes tomar mi mano —dice ella extendiendo unos dedos pálidos y delicados hacia mí, mostrando una sonrisa amable y llena de vida.
Incluso se acerca, para que ni siquiera deba pararme de la cama. Yo estiro mi mano sin poder cerrar los ojos, como si este fuese el último escalón que me separa de perder la cordura. Que importa, a donde voy no hace falta estar curdo, los muertos no la necesitan...
—Gracias... —susurra ella y abraza mi cuerpo y el de Gabriel, envolviéndonos con una luz cálida qué desaparece el dolor.
Despierto dentro de una jaula en medio de un almacén junto a los gritos y lamentos de varios niños de madera. El fuego y humo llena el lugar mientras mis pulmones arden ante la sensación.
—¿Dónde estoy? —Miro a los lados intentando entender algo.
Solo veo tuberías, cajas, polvo y personas corriendo por el fuego. Una chica de cabellos rubios se encuentra de rodillas junto al cadáver de un hombre de cabellos azules. Las lágrimas que desprende y los gritos son tan fuertes que parecen un ataque a los sentidos. No solo por el ruido, sino porque realmente me hace cubrirme los oídos por lo ensordecedor de estos.
—¡Lo mataste, me quitaste todo lo que quería de este mundo, el era tu amigo! —grita ella desesperada a un hombre de cabellos blancos.
Trato de avanzar hacia adelante y ver más desde mi jaula. Sin embargo, no puedo ver su rostro, él está de espaldas. Ese blanco en el cabello... ¡Ese plateado!
—¿Realmente creíste qué me importabas, Valencia? Ni siquiera a él, solo sigue mis órdenes y está feliz de morir por mi pedido —dice él caminando con una espalda en su mano. Esa voz es inconfundible, la recuerdo en muchas de mis pesadillas, Lewelyn.
Mis ojos bajan al suelo bajo los pies de ella, donde la sangre corre de su cuerpo por una herida abierta.
—¡Te voy a matar, juro que te voy a matar! —dice la mujer llamada Valencia, la misma que me tendió la mano, cayendo a un lado y apoyando su cuerpo en el suelo—. ¡Jamás perdonaré qué me hayas arrebatado a Axiron y a mi hermano!
La risa de Lewelyn llena la habitación con un enorme placer, como si disfrutaste cada sensación sobre ella.
—Vas a morir en pocos segundos, ya ni siquiera deseas vivir —dice él tomando a la mujer por la barbilla y besando sus labios—: se acabó el juego, elfa. Es hora de traerla de vuelta... como una diosa, a Lyra.
—Nunca va a pasar... —susurra la mujer para tomar una daga del cinturón de Lewelyn y clavarla en su propio pecho, justo donde está su corazón.
No demora absolutamente nada, cae muerta en el intento. Justo en ese momento noto la desesperación y el hielo empezar a expandirse por la habitación. Algo que me avisa que es hora de salir de aquí.
Reviso mi cuerpo para darme cuenta que es el de una marioneta sin formas física específicas. Zafo uno de mis alambres y lo uso para abrir la jaula y huir de aquí abandonando la escena a rastras porque las piernas de este cuerpo de muñeco están rotas.
—Lewis... —dice una silueta como la de esa chica cargando mi cuerpo, luciendo ahora como la mujer que me tendió la mano en la habitación donde asesiné a Gabriel. Su cuerpo físico sigue allá. Pero este parece más etéreo.
—¿Quién eres? —le pregunto mientras me carga en sus brazos sin hacer esfuerzo.
—Soy la Diosa de las criaturas, la que creó tu padre —dice ella con una mirada triste, pero sonriendo dulcemente. Tan diferentes sus ojos de sus labios.
—Caíste en su trampa —digo mirando mi cuerpo de madera y tornillos, justo el de una marioneta.
—No... sabía que terminaría así... —comenta ella sacándome del lugar antes de que se volviese una Siberia.
Justo al salir, una luz roja se levanta hacia el cielo creando una columna de sangre hacia arriba donde veo a Lewelyn golpear las paredes con furia. Sus ojos rojos esta vez sobrepasan la simple zona del iris y los gritos no se escuchan fuera.
La Diosa qué se hace llamar Valencia coloca mi cuerpo en un árbol junto a otros dos. Uno de cabellos naranja igual a mi cuerpo, otra marioneta. A diferencia mía, esa no está rota.
—Daniela... —desvaría en sus sueños diciendo ese nombre y causando un escalofrío en mi cuerpo. ¡No, no puede ser Gabriel!
Al otro lado se encuentra el hombre de cabellos azules que estaba dentro de la cabaña hace solo unos segundos. Pensé que estaba muerto, quizás solo fue un engaño...
Valencia se coloca delante de nosotros tres mirándonos mientras su piel se va haciendo etérea según va desprendiendo en partículas de luz redondas.
—No tengo ya un cuerpo físico... Al menos ya no uno mío. Esa barrera roja nunca debe ser rota, ahí se encuentra Lewelyn Roosevelt y Lyra Roosevelt en mi cuerpo. No puedo destruirlos ahora, pero quizás en un futuro puedas —dice ella agachándose delante del hombre de cabellos azules para dejar un beso en su mejilla—. Axiron, te perdono... Yo... Te quiero.
Sus palabras terminan por dejar caer dos lágrimas por sus mejillas mientras muerde sus propios labios aguantando el dolor hasta esfumarse.
"Hoy aprendí, que hasta los dioses lloran en este mundo."
Cuando regreso mi mirada a los arbustos puedo ver a Victoria frente a la barrera sin uno de sus brazos. Parece que también tuvo que ver en este escenario.
—¿Te gusta estar de vuelta, mi querida Lewis? —dice Walker a mi lado mientras recoge mi cuerpo y hace andar el de Gabriel por sí mismo—. ¿Se lo dije, no? Un día me ocuparía de Lewelyn Roosevelt.
Buenas, Kirara por acá!!
Espero que hayan disfrutado el capítulo, este es uno bastante importante para saber que pasó con nuestra Lewis ☺️.
Por ahora encaja en que ella podría ser Levic, verdad, verdad?? 🤣 Bueno, lo dejo a vuestro juicio creerme o no, pero sepan que los quiero.
De a poco veremos más sobre que pasó, por ahora hay varios personajes nuevos y otros que lo parecen, pero realmente vienen desde el libro: LA DIOSA DE ROOSEVELT.
Quizás recuerden esta escena del capítulo 0 de Irithel, donde ella vio estas acciones de Lewelyn...
En fin, los quiero, voten si les gustó y cualquier duda, aquí estoy 🦋
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