La conexión entre dos chicas llamadas Sugar (Parte tres)
Capítulo veintiuno:
La conexión entre dos chicas llamadas Sugar Parte tres: La sonrisa de Nacht.
Ella estaba sola en el taller de arte, guardando sus bocetos y escritos en su mochila a la hora de la salida, cuando un chico entró con rostro nervioso y el corazón latiendo con fuerza.
—Eh… hola Nacht — susurró el chico tembloroso tocando su hombro suavemente. Nacht se sobresaltó, pues no se esperaba a nadie ahí. Se giró hacia él abruptamente y lo miro de forma dura y cruel. Siempre estaba a la defensiva, pues esperaba otra sarta de insultos y groserías. No le gustaba que la gente se acercara a ella.
El chico se veía nervioso. No era muy alto, de hecho casi tenía su estatura, si acaso solo unos centímetros más que ella. Su cabello era rubio cenizo, su complexión bastante delgada, sus ojos azules y sus facciones delicadas. Llevaba pantalón de mezclilla y camisa de cuadros que cubría otra de Spider-man, y se veía tembloroso y pequeño, menor a ella, quién tenía 16 recién cumplidos. De esas personas que la gente solía pisotear, no de esas que pisoteaba a la gente.
Pero Nacht no bajó la guardia. Bien podría ser un chico de primer año a quien le habían pagado para bromear con ella. No podía darse el lujo de demostrar debilidad.
Ella lo miró y lo miró, con su mirada dura y fría. No dejaba de mirarla armado de valor, pero al mismo tiempo acobardado por su presencia arrolladora, una cualidad que—pensó Sugar— nunca dejaría de tener, sin importar en qué realidad esté.
—¿Qué tanto me miras? —gruñó de la nada y él saltó en su lugar—. ¿Miras esto? ¿Te da asco?— señala su cicatriz más reciente. El negó febrilmente—. Porque puedo hacerte una igual, para que puedas verla cada vez que te veas en un espejo y dejes de verme a mí. ¿Eso es lo que quieres?
—¡N-no! C-claro que no— respondió el chico, su voz temblando tanto como él mientras seguía negando con su cabeza. Ella comenzó a caminar hacía él, y este retrocedía con miedo, sin dejar de temblar.
—¿Entonces qué quieres?
—Bueno, eh… soy Neal Rynolds…
—Eso no fue lo que te pregunté. Y deja de temblar, parece que estás encima de una lavadora.
—P-perdón… Yo… es que…
—¿Por qué balbuceas?— dijo sin dejar de caminar. Neal retrocedía y retrocedía hasta chocar con un tripié que sostenía un lienzo en blanco. Ahí se quedó, sin dejar de temblar y tragar saliva. Ella avanzó hasta quedar frente a frente, con una mirada amenazadora que le podía arrebatar desde el sueño hasta las ganas de vivir.
—Y-yo…— Neal desvió la mirada, y un segundo después notó que fue un error.
—¿Qué? ¿No puedes soportar verme?
—N-no… es solo que…
—¿Te parezco demasiado monstruosa, verdad? Pues déjame decirte que tú tampoco eres el señor adonis.
—No, no es eso, yo.…
—“Ni, ni, yi” —lo imitó con un tono de desdén marcado y acompañado con un resoplido—. ¿Quién te mandó a hablarme? —bramó—. ¿No puedes mirarme cuando te hablo? ¿Acaso no puedes hablar bien, Arturo tartamudo?
—¡Basta o me haré pipi del miedo!— exclamó él de pronto, exasperado y un segundo después se sonrojó totalmente avergonzado.
Nacht rio abiertamente, ligeramente enternecida.
Deja de ser tan cruel con el pobre niño. No seas bestia.
Solo soy precavida.
¿Precavida o abusona? Ya cálmate.
—¿Tienes miedo de mí?— alzó una ceja, bajando un poco el tono agresivo, pero sin abandonar la postura defensiva— ¿Tan fea estoy?
Él volvió a negar de forma febril.
—No— logró decir sin tartamudear, pero su rostro aún estaba sonrojado y tembloroso—. Pero eres intimidante— Nacht alzó la ceja inquisitiva. Llevaba el cabello rosa agarrado en un moño, para poder ver bien al momento de dibujar, y se veía con total claridad su cicatriz. Disimulaba sus ojeras con corrector, pero aún así eran visibles, y Neal no sabía que detalles como ese podían ser tan intimidantes.
El chico se había quedado mirándola por tanto tiempo que ella plasmó la interrogante en su mirada y se apresuró a incitarlo a hablar.
—¿Y bien?
—No me refiero a que seas intimidante por esa cosa… rajada, cortada, costura de Frankenstein, cicatriz… c-como quieras decirle— él hablaba rápido y apresurado como si buscara palabras para no molestarla pero solo consiguiera perturbarla más—. Se te ve bien. No estoy diciendo que está bien que la tengas, de seguro dolió, p-pero… te da un estilo agresivo. Muy tuyo.
—Oh, ahora soy toda una agresiva.
—¡No! N-no quería decir eso. Eres dulce como un pastel…
—¿Te estás burlando de mi cabello? — interrumpió con agresividad, pero evidentemente le causaba gracia la situación. Luchaba por aguantar las ganas de reír.
¡Nacht! Dale tregua.
¡Déjame divertirme! No me había divertido así en meses.
—Yo jamás— negó mientras apretaba sus piernas, como si estuviera aguantando las ganas de ir al baño. El pobre niño se moría de nervios y ella se divertía. Ya se había relajado más, pero él entre sus balbuceos no lo había notado— Me refiero a que… eres linda, tu apariencia no tiene nada de malo, lo contrario… pero das miedo, pero no por tu rostro… Eso es una pena. No que el hecho de que tengas rostro de pena. Es decir…
Ella rio fuertemente ya sin poder mantener el semblante serio de escrutinio, y Neal la miró tratando de descifrar si eso era bueno o malo. Nacht se inclinó más cerca, mientras su cuerpo todavía temblaba. Ahora una sonrisa sarcástica, ladina y algo macabra adornaba su rostro, e hizo visible una cortada en la comisura de su labio derecho que se alargaba hasta media mejilla.
—Relájate niño, soy perra pero no muerdo— soltó con su habitual tono afilado—. ¿Por qué no respiras profundamente, enciendes tu cerebro y vas al punto?
No puedo pedir más amabilidad de tu parte, ¿Verdad?
Estoy haciendo mi esfuerzo.
—Yo…
—Relájate, piensa cosas bonitas y toma tu tiempo. Pero no mucho porque tengo una vida demandante que atender, y muchas cosas que hacer.
¿Cosas como llorar y gritar en tu cuarto, mentirosa?
—Eh…
—Ah, perdón. Te digo “piensa cosas bonitas” y tengo mi carota de alfiletero en tu cara. Mi culpa.
Una vez dicho eso, se alejó y terminó de guardar sus cosas. Luego se colgó la mochila al hombro y lo esperó pacientemente. Él estaba respirando profundamente, tratando de dejar de lado su miedo, pero se distraía mirándola. No había visto a nadie como ella desde que había entrado a la preparatoria.
Su cabello rubio, —ahora rosa— siempre se veía rebelde, pero bonito. Su rostro estaba pálido y muerto, pero ocultaba una belleza infravalorada, y esta belleza natural resaltaba un maquillaje habitual de corrector, delineador y sombras color negro, máscara de pestañas morada y labial oscuro color púrpura quemado. Sus vestidos crípticos, sencillos y largos le daban un aspecto de diosa de la muerte, y su arte era auténticamente maravilloso. Ella lo ponía nervioso por más de una razón, lo transformaba en una maraña de nervios tartamudearte y tartamudeante cuando él no solía ser así.
—¿Y bien, Neal?
—Quiero hablar contigo.
—Ya estamos hablando.
—Sí, pero yo quiero hablar de un tema en específico.
Se hizo un prolongado silencio en el cual ambos esperaba que el otro hablara. Fue Nacht quien rompió el silencio.
—¿Y bien? ¿Cuál tema es ese?
—Arte.
—¿Qué hay con eso?
—Yo…. Necesito asesorías de arte— dijo finalmente, recobrando firmeza. Esa declaración la tomó por sorpresa. Se esperaba todo menos eso.
—¿Qué?
—Verás; por alguna razón que desconozco me inscribí al taller de arte. Me gusta, pero soy terrible en él. Necesito aprender dibujo básico, pero historia del Arte… ¡Mierda que es difícil! — trataba de sostenerle la mirada. El hecho de que ahora ella se veía confundida y desubicada le dio confianza—. Necesito ayuda, no puedo reprobar arte.
—¿Y me lo preguntas a mí por….?
—Eres buena con el arte. La mayoría de pinturas en las exposiciones de arte son tuyas, escribiste varios poemas de los que aparecen en la página de la escuela y además… le pregunté al profesor y dijo que tú habías sido la mejor. Y yo… me preguntaba si podrías enseñar, por favor.
—No.
—P-pero…
—¿En serio quieres pasar tiempo conmigo, el zombie esclavo de Stokes? Porque si te enseño, tendrías que hacerlo. No te conviene, niño. Además, ¿No dijiste que te hago mearte del miedo? ¿No tienes ganas de cagarte de miedo ahora?— preguntó acercando de nuevo su peligroso rostro a él. Estaba asustada y alterada. Nunca antes la habían reconocido por su arte, y eso la desorientaba.
—Sí, pero me las aguanto.
Ella rio.
—Cuántas agallas. Pero sigue siendo no.
—Su-Nacht, por favor— suplicó, y ella alzó la ceja amenazadora cuando notó que había estado a punto de llamarla Sugar. Ese era su verdadero nombre, pero la chica solía creer que los nombres debían de reflejar a la persona, y “Sugar” no le quedaba a ella para nada, así que se tomó la libertad de pedir otro nombre, nombre que cambiaría legalmente cuando tuviera la edad—. Me gusta mucho tu trabajo, creo que realmente sabes de esto y yo necesito tu ayuda. Por favor.
Ella torció los labios.
—No sé… No me gustan los seres humanos Neal, me repudian. No podría pasar tanto tiempo al lado de uno, seguro vomitaré sobre ti, y luego te pisaré.
—Yo no soy un humano, soy un Alien— se apresuró a defenderse—. Y somos a prueba de pisotones.
Soltó una suave risa.
—¿Y si no me gustan los Alienas tampoco?
—Bueno, te aseguro que no somos peores que los humanos.
—¿Por qué?
—Porque no los hemos invadido, aún cuando tenemos la oportunidad. Pero preferimos ensuciar su planeta que el nuestro.
—¿Y por qué eso es mejor?
—¿Qué clase de honor e integridad puedes esperar de quién destruye lo propio? Por eso los humanos son tan desagradables. Ni siquiera les importa lo suyo, ni siquiera se preocupan por los suyos.
Ella sonrió, y fue la primera sonrisa real que había esbozado en mucho tiempo. No se veía cínica, tampoco forzada o sombría. Era radiante, tanto que incluso sus ojos se iluminaron por un segundo. Sugar sonrió también, mientras sentía como el interior de Nacht atenuaba su suplicio.
—Lo pensaré, Neal Rynolds, el Alien. Pero si lo hago nadie podrá saberlo. Nos veremos en tu casa, o un lugar privado y no me hablaras en la escuela. Y créeme, lo digo para salvar tu vida social.
Su rostro se iluminó de felicidad.
—¡Gracias!
—Todavía no he dicho que sí— inquirió—. Te avisaré mañana. Veme aquí cuando todos se vayan. Se puntual, no me gusta esperar, ¿Entiendes?
—sí, claro. Lo entendí perfectamente.
—Más te vale— riñó, señalándolo con su dedo y después palmeó su mejilla. Él tragó saliva, pues la apariencia amenazante había vuelto a rodearla, pero no era su intención. Finalmente se alejó de Neal y se dirigió a la salida—. Te veo aquí mañana.
Él asintió, con una gran sonrisa en su rostro. Salieron del salón de arte y caminaron en silencio hacia la salida, uno a un lado del otro. Nacht lo miró de reojo y frunció el ceño.
—¿Me estás siguiendo?
—No te creas tanto, yo también tengo que salir de la escuela. No vivo aquí.
—Oh mira, el ratoncito se reveló.
—Bueno, confió en que no me aplastarás.
—No deberías de confiar tanto en un león.
—Tú no eres un león.
—¿Ah no?— alzó una ceja y lo miró, deteniendo su caminar. Ya ambos habían llegado q la puerta de la escuela, y no había ni una sola alma además de ellos—. ¿Qué soy entonces?
—Un gato negro.
—¿Por qué?
—Te digo luego—se rio él— Por ahora confórmate con saber que el cabello rosa no se te ve tan mal. De hecho, me gusta más que el rubio.
—Deja de burlarte de mí, niño.
—No me estoy burlando.
—Claro que sí, realmente no puedes creer algo tan ridículo. El rosa es horrible.
—Claro que no. El rosa es un color sobrevalorado por la televisión e infravalorado en la vida real. Pero se ve bien en ti— ella ahora lo miraba con molestia, pero no era muy seguro si estaba molesto con él, o con la situación en general. Neal, sin querer tentar más a su suerte, comenzó a caminar por su lado— Te da vida.
—Escucha, mierdita…
Nacht estaba anonada, y a punto de soltar una sarta de palabras filosas, pero para cuando abrió la boca para decir más, él ya se estaba alejando.
—¡Vuelve aquí!
No respondió con palabras, pero de espaldas a ella subió su mano e hizo un gesto de despedida, sin dejar de caminar.
—¡Esto no ha terminado, alimaña!
—Perfecto. Seguimos mañana.
—Pero…
Totalmente inútil. El chico ya doblaba la esquina y se perdía en la distancia. Ella suspiró, negó con su cabeza y dio media vuelta para continuar su camino. En el trayecto, algo sorprendente sucedió: Nacht sonreía más que de costumbre, estaba más animada, y esa sensación no desapareció cuando llegó al ambiente lúgubre que ofrecía su hogar, que era lo que comúnmente pasaba.
Alguien está feliz.
No.
¡Claro que sí! Tienes una sonrisita. Awww, que tierna.
No molestes.
¡Uuhh!
Sugar disfrutaba de el humor mejorado de Nacht, ella incluso no lloró ese día. Y le hubiera gustado saber que más pasaba, averiguar si ella decidía ayudarle y ver qué resultaba de esas asesorías, pero esa misma noche, mientras la chica subía las escaleras, con un tazón de cereal en sus manos y con su pijama oscura puesta, comenzó a sentir un dolor punzante en su cabeza.
Al principio pensó que su herida se había abierto, algo totalmente ridículo, ya que esta ya había cicatrizado. Después sospechó de una migraña, pero conforme los segundos pasaban tan lentos como si fueran horas, el dolor aumentaba tanto, que ella dudaba que fuera normal.
Todo daba vueltas, y Sugar, anonada, sentía el dolor como propio. Todo era diferente, no parecía que el dolor de Nacht se pasara a ella, más bien parecía ser al revés. Su cabeza pesaba como si estuviera hecha de hierro, y sentía un peso ajeno en todo su cuerpo. El dolor era tal, que soltó el tazón de cereal, rompiéndose en miles de fragmentos y tuvo que sostenerse del barandal de las escaleras para no caer con él.
La leche derramada manchó el dobladillo de su vestido mientras sus débiles rodillas cedían y la hacían caer. Trataba de permanecer de pie, pero parecía que entre más trataba, más caía, sintiendo su vista negra. Gritaba e incluso una lagrima se derramó, pero Sugar solo era consciente de que viajaba. Estaba perdiendo la conexión con Nacht, como si alguien la estuviera alejando de ella, y al final, dejando a Nacht tirada en las escaleras con los ojos cerrados y desorientada, Sugar la abandonó.
°°°°
Segundos después, o al menos en el un tiempo que sintió como segundos, finalmente tuvo ojos que abrir. Sentía su cuerpo de nuevo, se sentía su propia jefa, y cuando miró a todos lados, notó que estaba donde mismo, en las escaleras de su propia casa, pero al echarse un vistazo a sí misma, volvía a tener un pijama color celeste, el mismo que tenía el último día que había sido ella misma.
Llevó sus manos por todo su cuerpo, tratando de notar una diferencia, pero no. Era verdad, era ella otra vez. Pero muchas cosas no cuadraban.
En primera, ella no había estado en la escalera cuando perdió la consciencia. Había estado en el suelo, tirada y rodeada por vidrios rotos y un cruel impacto que manchó el suelo y la cerámica de sangre, pero en ese momento se encontraba limpia y sana.
Para corroborar, subió corriendo las escaleras y miró la hora. Se quedó anonada, pues el reloj marcaba la misma hora que marcaba aquel día, antes de haber bajado a cenar. También checó la fecha, y de igual manera era la misma. Parecía que nunca se había ido, como si esas dos semanas siendo Nacht nunca hubieran pasado.
Alarmada, corrió por toda su casa, buscando algún cambio, un indició de que algo era diferente, pero no encontró nada. Era como si todo se lo hubiera imaginado.
Cuando llegó a la sala, lugar que había dejado al último, se encontró con el sitio limpio y pulcro. No había sangre, y el jarrón estaba intacto en su lugar, sin señales de haber sido roto. Todo estaba igual.
—Bueno, tal vez lo soñé— se dijo a si misma mientras caminaba por la sala, inspeccionándola— Sí, de seguro lo…
Pero no pudo terminar la frase, porque escondida debajo de la mesita de centro de la sala, como si no quisiera ser encontrada, estaba la mandarina a medio pelar que Sugar había dejado caer ese día, intacta e idéntica a como la había tirado.
°°°
Nota: "Nacht" en alemán, significa "noche".
••••
¡Finalmente!
Quería subir esto más temprano, pero como siempre mi tiempo me traicionó, y no pude editarlo completo hasta ahora.
Este capítulo iba junto con el otro cuando estaba siendo escrito, pero se alargó tanto que decidí dividirlo, dejando un capítulo veinte bastante complicado para mí y un capítulo veintiuno mucho más relajante que escribí en cuestión de horas, gracias al impulso de los comentarios. Tal vez solo parezca un capítulo relleno, y tal vez lo sea, pero disfruté mucho de escribirlo y creo que aunque sea muy simple aporta su granito de arena para la historia, que ya está tomando forma.
Tomó mucho no dejarme llevar y escribir más capítulos acerca de la extraña realidad en donde Sugar es una adolescente gótica, porque aunque al principio era difícil, luego me acostumbré y me gustó mucho escribir acerca de Nacht y su realidad, me resultó fresco y curativo, pero eso hubiera sido desviarse mucho de la trama principal, así que decidí finalizarlo ahí y pasar a la siguiente etapa.
Con este capítulo culmina la primera fase de la historia. Dejaremos de ver a la Sugar perdida y arrepentida y la veremos comenzar estabilizar su personalidad y disfrutar su vida, al menos hasta que aparezcan nuevos problemas. Hay mucho por hacer aún, y aunque los próximos capítulos pueden parecer también de relleno, creo que es necesaria un poco de calma después de tanta turbulencia. Mis bebés lo merecen.
Eso no significa que será aburrido, o al menos trataré de no hacerlos planos e incluir la comedia y los personajes necesarios como para hacerlo divertido y ameno. Esos capítulos en teoría deben de ser más fáciles y menos tardados, pero la verdad es que ahora las actualizaciones se volverán aún más lentas. ¿Por qué?
Bueno, tomé la decisión de inscribir la obra a los Wattys2019. Vi la invitación cuando entraba a editarla y me dije "¿Por qué no?". Es una oportunidad muy buena y no pierdo nada con intentarlo, pero antes de inscribirla, quiero editar los capítulos anteriores y dejar la historia lo más presentable posible para que tenga más oportunidades. Esto me tomará tiempo y lamentablemente no podré escribir mucho nuevo contenido, sumando el hecho de que empezaré a adquirir nuevas responsabilidades en alguna editorial de wattpad para superarme a mí misma.
Espero que entiendan mis razones. Esto solo será por un mes, en agosto ya apresuraré más el ritmo, y trataré ahora sí de traer un capítulo cada semana.
Lamento que la nota de autora sea taaaan larga, pero en el anterior no me dio tiempo de escribir nada y tenía mucho por decir 😂😂
Muchas gracias por leer, comentar y votar, y por tenerme tanta paciencia 😅 Y gracias a Sabrina por sus hermosos comentarios.
Déjenme aquí ⬇️⬇️ sus opiniones sobre el capítulo anterior, sobre este y sobre el personaje de Nacht 7u7 ¿Qué piensan acerca de ella?
Eso es todo por hoy, nos leemos luego.
Con amor de locos,
Lia :3
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