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❤C8: Deshacerse de la Competencia

Denki quería jalarse el cabello y arrancárselo a pedazos hasta quedar calvo.

Bueno, no. Su cabello rubio estaba precioso y brillaba a la luz del sol, obviamente la calvicie no era lo suyo. Pero en serio, era tanta la exasperación que sentía, que podría jalarse el cabello. Al menos en sentido figurado.

Y es que firmar esa alianza con Yaoyorozu era estresante, la chica era muy correcta y para nada divertida, pensaba con detenimiento cada cosa y cada paso como si un mínimo "Hola, guapo" fuese a desatar la tragedia del siglo.

Lo peor era que hielitos calientes parecía estar más del lado de Yaoyorozu en lugar del suyo. Todoroki había comenzado a cuestionar su juicio desde que le hizo separarse de su pelusita, al parecer eso le agregó otro trauma a su lista. El punto era que Todoroki ya no acataba ninguna de sus órdenes sin consultarle a Yaoyorozu primero, y la chica solía negarle todo.

¿Y quién decía que sus hechizos no funcionaron? Era obvio que Todoroki y Midoriya hablaban bastante, incluso por teléfono. Solo esperaba que su ritual haitiano tuviera éxito y que ellos declararan su relación a los cuatro vientos.

Pero obviamente, Kaminari debía echarle una ayudita al hechizo.

Por esa razón se vio obligado a actuar por su cuenta, otra vez.

Kaminari se apoyó con mucho orgullo sobre la puerta del armario de limpieza, cruzando los brazos sobre su pecho y utilizando gafas oscuras para tener más estilo, delante de él, Todoroki le observaba con escepticismo, claramente desconfiado.

—Te preguntarás por qué estás aquí. —Kaminari subió las gafas hasta su cabeza—. Pronto tendrás tus respuestas.

—De hecho, creo que...

—Shhh, silencio —le interrumpió—. Y no te preocupes, esta vez obtendré la bendición de Yaoyorozu para seguir adelante con esta súper duper genial idea que tengo.

Esas palabras debían ser suficientes para que Todoroki diera la vuelta sobre sus talones y se marchara rumbo a su habitación. De hecho, pensaba hacerlo, pero fue la voz de Yaoyorozu la que lo detuvo.

—Lamento la tardanza. —Ella se veía tan preocupada como Todoroki se sentía, Kaminari llegaba a ser realmente un problema grande cuando quería serlo—. ¿Qué piensa hacer ahora?

Todoroki subió sus hombros en señal de no saber absolutamente nada, Yaoyorozu suspiró y volvió a ver a Kaminari.

—¿Qué piensas hacer?

Kaminari, ignorando que Yaoyorozu tenía miedo de preguntarle a él, sonrió como el gato de Cheshire.

—Tengo un plan inflable.

Yaoyorozu frunció el ceño.

—¿Infalible?

—Eso.

Todoroki y Yaoyorozu se vieron entre ellos, Kaminari ni siquiera había comenzado a explicar y ya generaba desconfianza. Viendo que la chica parecía temerosa, Todoroki optó por hablar.

—¿Qué quieres hacer?

—Es simple, ahijado mío. —Kaminari dejó de apoyarse en la puerta—. Me cansé de que seamos tan pacíficos.

—Nunca lo fuimos.

—Por ello, acabo de crear un súper plan que nos dará la defensa que necesitamos. —Ignorando a Todoroki, siguió hablando—. Con esto tendremos la batalla ganada.

—¡Hola, chicos! Lamento la tardanza, ¿para qué me necesitaban?

La voz de Uraraka les alertó, todos voltearon a verla, ella tenía su característica sonrisa y su mochila rosa al hombro, toda una niña buena que acabó entre los planes de Kaminari. Ni Yaoyorozu ni Todoroki necesitaron pensar demasiado para saber qué tramaba su compañero.

—¡Uraraka, choca los cinco! —Kaminari se mordió la lengua—. ¡Digo, los cuatro! ¡Ya sabes, no quiero flotar!

Kaminari alzó la mano, Uraraka, aunque dudosa, hizo lo que pidió sin perder sus ánimos de solecito. Sin embargo, Kaminari sostuvo su mano, le dio una patada a la puerta del armario y echó a la chica dentro, apresurándose en cerrar la puerta con llave. Sin detenerse a pensar que eso era ilegal, lanzó la llave por la ventana abierta del pasillo.

—¡Kaminari!

—¡Kaminari-san!

Yaoyorozu se cubrió la boca con ambas manos, incapaz de creer lo que vio. Todoroki no se veía mucho mejor que ella, aun cuando no mostraba grandes expresiones, estaba claramente estupefacto.

Kaminari se sacudió las manos y volvió a ponerse los lentes.

—Listo —concluyó victorioso—. Todoroki, ve a pedirle una cita a la pelusita.

El pasillo se quedó en completo silencio, nadie era capaz de decir nada más. Yaoyorozu pensó que tantas cosas estaban mal, que ni siquiera sabía por dónde comenzar a regañar a su compañero.

Dos golpes en la puerta provenientes desde el interior del armario llamaron la atención de los tres chicos.

—Eh... ¿oigan? Saben que siete minutos en el paraíso se juega con dos personas, ¿no? —Ochako preguntó desde dentro, no parecía asustada—. ¿Siguen ahí?

—¡Claro, Uraraka! —Kaminari exclamó con ambas manos alrededor de su boca—. Solo danos un par de horas.

—¿Un par? —Ella preguntó con incredulidad.

—¡U-Uraraka-san! —Yaoyorozu al fin reaccionó—. ¡Te sacaré de ahí, solo dame unos minutos!

—¿Espero un par de horas o unos minutos? Se supone que hoy debía hacer las compras de la despensa con Iida-kun y Deku-kun. —Uraraka siguió hablando sin ver el real peligro de su situación, seguramente pensaba que solo era un juego, pero fuera del armario estaba a punto de desatarse la tercera guerra mundial.

—¡Kaminari-san, ve por la llave!

Kaminari se quitó los lentes y puso una mano en su pecho, como si el mero comentario le ofendiera.

—Acabo de deshacerme de la competencia de Todoroki, debería aprovechar la oportunidad, su pelusita está solo, puede invitarle a salir. —Kaminari alzó el pulgar como si todo estuviera bien—. Además, por la emoción acabo de lanzar la llave por la ventana y dudo poder recuperarla.

Yaoyorozu se cubrió la frente con la mano, completamente consternada.

—Desearía de Jiro-san para darte un golpe.

—Uh, claro no. Tú quieres besarla. —Kaminari frunció el ceño antes de señalar a sus compañeros—. Ustedes dos son como súper amigos gays, no lo había notado.

—Kaminari, debemos sacar a Uraraka.

Que lo dijera Todoroki no hizo ninguna diferencia, aunque se notaba que el chico estaba enfadado. Cualquiera con sentido común hubiera retrocedido, Kaminari no.

—No, amigo. Ahora debemos debatir un buen lugar para que puedas llevar a Midoriya. —Kaminari señaló a Yaoyorozu—. ¿Alguna idea, Yaomomo?

— ¡No es momento para eso!

—Un cine, eso es buena idea. —Kaminari siguió pensando por su cuenta, Yaoyorozu apretó el puente de su nariz entre sus dedos, intentando reunir paciencia.

—Debemos sacar a Uraraka-san —repitió—. Además, el cine es una idea terrible. No tienes oportunidad alguna de hablar con la otra persona, solo es para estar dos horas en silencio.

—Uhm, tienes razón. —Kaminari volvió a ver a Todoroki—. ¿Tú no piensas en algo? ¿Algún lugar para ir con tu pelusita?

Todoroki frunció el ceño, la situación se estaba volviendo extraña.

—Le gustan los parques de diversiones y los árcades —respondió, resignándose a ser parte de esa locura—. Midoriya prefiere los lugares luminosos y con muchos colores.

— ¡El parque de diversiones sería perfecto! —Uraraka contestó desde el armario—. ¡Aunque no es cita sin comida!

—Es verdad. —Yaoyorozu le dio la razón—. Una cena podría ser ideal, hay muchas oportunidades de entablar una conversación.

—Sí, sí, pero ustedes dos son un par de niños ricos y tienen gustos exagerados. No van a conseguir meter a la pelusita a un restaurante italiano.

— ¡Piensen en algo de comida casera o comida rápida! ¡En cuanto más sencillo sea, más fácil será para Deku-kun actuar normal!

—Uraraka está en lo... —Kaminari se quedó con las palabras en la mitad de la boca, percatándose de un detalle que estaban pasando por alto—. ¡¿U-Uraraka?! ¡¿Qué haces opinando?!

— ¿Qué? ¿No puedo ayudar para que Todoroki-kun consiga una buena cita? ¡Soy la mejor amiga de Deku-kun! ¿Saben lo que significa tenerme de su lado? ¡Significa éxito asegurado!

—Mierda —Kaminari musitó—. Ni Yaoyorozu ni Uraraka son Soraya Monte Negro.

Yaoyorozu le fulminó con la mirada.

— ¿Ya ves, Kaminari-san? Ella no era ninguna amenaza.

— ¡Pero le vi besando a Midoriya!

Uraraka pareció ahogarse y comenzar a toser, todos voltearon hacia la puerta como si pudieran verla y esperaran explicaciones.

— ¡Solo lo hice una vez! ¡Además fue en la frente! —se excusó en un tono agudo, claramente nerviosa—. ¡Y fue porque estaba muy mal gracias a los desplantes de Todoroki-kun! ¡Oh, eso me recuerda! ¡Todoroki-kun! ¡¿Quién te crees que eres para tratar así a nuestro solecito?!

—Fue culpa de Kaminari.

— ¡Lo sabía! ¡Sabía que tú tenías algo que ver! O eras tú o Todoroki-kun había encontrado un mal tutorial de WikiHow para conquistar chicas. ¿Sabías que Deku-kun estuvo a punto del colapso por los coqueteos? ¡Aunque eran estúpidos! —Uraraka comenzó a soltar todos sus reclamos—. ¡Y por cierto! ¡¿Sabes lo que es soportar a un niño con baja autoestima?! ¡Porque así estaba Deku-kun! ¡Creía que Todoroki-kun lo odiaba!

Todoroki torció sus labios, increíblemente incómodo por los dichos de Uraraka. Si Midoriya había estado cerca del colapso, quería decir que hizo muchas cosas mal, no solo cuando le ignoró. Y todo era su culpa, se dejó llevar por las ideas de Kaminari, confiándose en que podría ser buena idea.

— ¡E-Espera, Uraraka-san! —Yaoyorozu le detuvo—. ¿Eso quiere decir que Midoriya-san está...?

— ¿Enamorado de Todoroki-kun? Claro, aunque se esfuerza para que los demás no se den cuenta, ¿no es lindo?

En ese momento el mundo se detuvo, al menos así lo sintió Kaminari. Definitivamente era el mejor cupido, podía reducir la condena de sus tortolitos, ya no deberían esperar a tener cuarenta años y cincuenta gatos, podrían comenzar a tener su lindo romance gay desde ahora.

Todoroki no dijo palabra alguna, estaba tenso y claramente sorprendido. Kaminari no hizo más que reírse a carcajadas ante su estupefacción.

— ¡Yaomomo, Todoroki.exe dejó de funcionar!

—Kaminari-san, recuerda que aún tenemos a Uraraka-san en el armario.

—Y que separaste a Deku-kun y Todoroki-kun por alguna razón boba —Uraraka se unió a los reclamos.

— ¡Un momento! Antes de que comiencen a buscar culpables y cazar cabezas... o congequemar traseros, ¿tú no estabas enamorada de Midoriya?

— ¡Fue en primer año! ¡Ya evolucioné!

— ¿Eres un pokemón?

— ¡Kaminari-san, eso no es lo que importa! Si no te has dado cuenta, Uraraka-san no está interesada en ser la rival amorosa de Todoroki-san, y por tu culpa, ella está encerrada en el armario.

Ante el silencio, lo único que se escuchó fue el jadeo de Uraraka.

— ¿Qué yo qué? Tienen la llave, ¿cierto?

—No, Kaminari la lanzó por la ventana.

— ¡Todoroki, no es momento para ser sincero!

Yaoyorozu dio una larga exhalación, conteniéndose de perder los estribos y seguir actuando como una chica educada y paciente. Sabía que de las tres personas presentes —cuatro, si contaba a Uraraka—, ella era la única que podía ponerle fin a las situaciones estúpidamente críticas.

—Bien, esto es lo que haremos, yo iré por el conserje y conseguiré una llave, Kaminari-san, conseguirás entradas para un parque de diversiones.

— ¡Yo puedo informarle a Deku-kun de la cita! Así no se desmayará... creo.

—Eso sería de mucha ayuda, Uraraka-san. —Yaoyorozu sonrió, todo estaba saliendo inexplicablemente bien—. Todoroki-san, cuida de Uraraka-san mientras busco al conserje, en cuanto vuelva puedes volver a tu habitación... antes de que colapses.

Todoroki apenas y asintió con dificultad.

Kaminari se apresuró en salir del pasillo e ir en busca de su mochila, hacía mucho que las clases habían terminado y ya no encontraba ni un alma por los pasillos, era realmente aterrador ya que la academia era bastante grande, pero daría mucho más miedo encontrarse con un maestro y explicar porque seguía en la academia a esa hora.

En cuanto tomó su mochila y salió corriendo por el pasillo se topó con algo que definitivamente no se esperaba. Era inconfundible la cabellera de rizos revoltosos y la gran mochila amarilla. Izuku Midoriya estaba a tan solo unos metros por delante de él.

¡Y significaba peligro!

Midoriya era realmente bueno y amable, pero era demasiado bueno para ser verdad, y si estaba enamorado de Todoroki, seguramente le odiaba por alejar a hielitos calientes de su lado.

Torció la boca y se armó de valor, corriendo con toda la velocidad que sus piernas de pollo le permitían, pasó por el lado del chico.

— ¡Adiós, Midoriya! —le gritó cobardemente, ambos iban a los dormitorios, pero Kaminari moriría si debía volver con la pelusita.

— ¡K-Kaminari-kun, espera!

¡Mierda!

Kaminari se detuvo antes de seguir con su carrera, se vería mucho más sospechoso si huía de Midoriya. Volteó sobre sus talones y espero a que la pelusita llegara a su lado, preparándose para recibir un smash en su trasero por alejarle a su hombre.

— ¿Has visto a Uraraka-san?

O un smash por encerrar en un armario a su mejor amiga.

Midoriya tenía una mueca preocupada en su rostro.

—Pidió que le esperáramos abajo porque iría a hablar contigo, pero no ha vuelto, Iida-kun le está buscando en el primer piso y tampoco la ha encontrado.

¿Cómo le explicaba? No podía decirle que le encerró en un armario porque pensaba que ella quería ser su novia... y que estaba actuando con toda violencia para que se volviera el novio de Todoroki.

—Ah sí, ella dijo que estaba indispuesta y fue con Yaomomo a la enfermería.

Midoriya se sonrojó por la vergüenza. Kaminari no sabía a qué se referían las chicas cuando decían eso, pero eran las palabras mágicas para dejarlas tranquilas y solas por un buen rato.

— ¡B-Bien, mu... muchas gracias p-por decirme! —Midoriya casi chilló sus palabras.

—Claro, viejo. —Kaminari sonrió incómodamente, haciendo un gran esfuerzo en parecer casual—. Ahora, sino tienes nada más que decir...

—D-De hecho.

Doble mierda.

—Dime, viejo.

Midoriya desvió la mirada, sintiéndose nervioso y al descubierto. Kaminari le vio fruncir los labios y apretar los puños, reuniendo valor para hablar. Lo que sea que quisiera decirle le tenía realmente complicado.

— ¿Q-Qué ocurre...? —dijo bajo, Kaminari apenas pudo escucharle—. ¿Q-Qué ocurre con Todoroki-kun?

Triple mierda. Sabía que algo tenía que salir mal con su trabajo de Cupido, y al parecer era eso. ¿Cómo debía actuar ahora? No podía decirle a Midoriya que intentaba juntarlo con Todoroki, por lo que debía poner una excusa.

Y Kaminari no era bueno pensando bajo presión.

— ¿Qué pasa con Todoroki? —preguntó con cinismo, volviendo a ponerse las gafas oscuras, necesitaba una barrera entre él y la pelusita para poder mentirle.

Midoriya le vio con cierta sorpresa.

—Él está pasando mucho más tiempo contigo —respondió sin vacilar—. ¿Por qué?

—Viejo, ¿eso te incumbe?

Midoriya pareció consternado, arrugando su pequeña nariz y frunciendo las cejas, realmente lucía como un conejito enfadado.

—No, no me incumbe. Pero...

— ¿Pero?

—Cuando se alejó de mí, estuvo contigo. ¿Él te dijo algo? ¿Estaba enfadado conmigo?

Kaminari torció los labios en una sonrisa, era el momento para dejar caer la mentira y rogar porque nada le pasara a su redondo trasero.

—No, viejo, para nada —dijo en un tono juguetón—. Solo le pedí que pasara un tiempo conmigo, él no se negó.

Como lo pensaba, Midoriya no estaba para nada a gusto con lo que dijo. En su cabeza, Kaminari planeaba orillar a Midoriya hacia sus sentimientos, Todoroki no podía hacer todo el trabajo en cuanto a conquistarle, si Midoriya también le quería, debía luchar por él.

Aunque Kaminari consideraba ese plan estúpidamente cursi.

Y suicida.

— ¿Por qué? Tú tienes a Kirishima-kun y Sero-kun, no tenías ninguna razón para decirle eso.

—Viejo, no puedes decir eso. ¡Es realmente agradable! Incluso pensaba pedirle lo mismo para esta semana.

— ¡No! —exclamó Midoriya con profunda preocupación en su mirada, el pobre se cubrió la boca por la pena al darse cuenta de su grito—. D-Digo, no... no creo que esté bien. E-Es obvio que Todoroki-kun no se negó porque... porque...

—Puff, pero si el no hace más que negar. Admítelo, viejo, yo le agrado. —Kaminari sonrió—. Tal vez más que tú.

Oh Belcebú, si Todoroki se enteraba de las cosas que le decía a su pelusita de seguro le congequemaba el trasero, sin oportunidad de excusarse.

Antes de que Kaminari pudiera abrir la boca para decir otra estupidez, Midoriya comenzó a avanzar hacia él, invadiendo su espacio personal. Por alguna razón, el adorable chico se le hizo amenazador, lo suficiente para hacerle retroceder y quedarse pegado como una lapa en la pared.

—M-Midoriya, esto es un mal kabedon.

El simple comentario pareció ser el botón de descontrol en la mente de Midoriya. Kaminari no había terminado de procesar todo antes de que un ruido sordo y fuerte perpetrara su oído, apenas pudo ver, por el rabillo del ojo, el puño de Midoriya estampado en la pared a tan solo centímetros de su cara.

Mierda no, eso no era un maldito kabedon.

—Ni siquiera te atrevas—Midoriya dijo entre dientes—. Yo soy el primer amigo de Todoroki-kun.

—A-Ajá, viejo, y-yo...

—Es mío.

Oh no, había un par de cables cruzados en la cabeza de Midoriya. ¿Tenía doble personalidad? ¿Estaba estafando a todos con su faceta de niño bueno? Sacudió su cabeza, ¡podía pensar en eso luego! No ahora que Midoriya amenazaba con darle el golpe de su vida.

—C-Claro, Midoriya. Es todo tuyo, mira, hasta combina con su apellido, Todo-Tuyo. —Kaminari se rio forzosamente—. Y... ¿ya me das espacio? Creo que me oriné en los pantalones.

No, no lo había hecho, pero ganas no le faltaban.

Midoriya alzó la cabeza con rapidez, observando su rostro completamente pálido por el miedo y luego a la pared, donde su golpe había dejado una desastrosa grieta. Midoriya jadeó al darse cuenta de lo que había hecho, dando dos pasos hacia atrás y alejándose de su compañero.

— ¡P-Perdón, yo...! ¡No sé porque...! —Midoriya exclamó sin coherencia alguna—. Oh Dios, Aizawa-sensei va a matarme.

—S-Si te hace sentir mejor, puedo decirle que Kirishima y yo estábamos haciendo el tonto. —Kaminari señaló a la monstruosa grieta en la pared—. De seguro Cementos-sensei puede repararlo.

—D-Debo hacerme responsable de lo que hice. —Midoriya le veía claramente angustiado—. Lo siento tanto.

—No, Midoriya, fue mi culpa. Solo quería ver si realmente te gustaba Todoroki y...

— ¡¿Q-Qué?!

— ¡No me mates, ten clemencia!

— ¡Yo no he hecho nada!

Nada aparte de generarle el trauma de su vida a Kaminari.

— ¡No le diré a nadie, te lo juro! ¡Además apoyo con todo mi sucio corazón tu relación con Todoroki! ¡Que belcebú los bendiga!

Midoriya estaba tan sonrojado que Kaminari podría compararlo con un tomate, sobre todo por su cabello verde.

—Kaminari-kun, por favor no digas nada...

—Claro, pelu... —se mordió la lengua—, Midoriya. No hay problema.

Un silencio demasiado incomodo se instaló entre ellos.

—Iré por Cementos-sensei... ¿vale? —Kaminari tragó duro—. Te veo mañana.

Ni loco se iba con Midoriya hacia los dormitorios. Para su fortuna, Midoriya pareció conforme con la idea, despidiéndose con la mano como un niño bueno y dirigiéndose rápidamente a las escaleras.

Kaminari no se lo pensó mucho antes de dirigirse de vuelta con los chicos en la planta más alta de la academia. Ya habían sacado a Uraraka del armario de limpieza, ella no parecía enojada, de seguro le perdonaba y así podrían volver todos juntos, si era sincero, necesitaba contacto humano para superar su trauma.

En cuanto notaron su presencia, Yaoyorozu y Todoroki le dieron una mirada extrañada y Uraraka balanceó su puño, amenazando con golpearle.

— ¿No te habías ido?

Kaminari negó con la cabeza antes de suspirar pesadamente, viéndoles con terror.

—Midoriya... nos estafa a todos.

— ¿Por qué lo dices? —Uraraka preguntó con cierta diversión en su voz.

—Es ambicioso, solo quiere ser el héroe número uno por el dia y que Todoroki le dé por las noches.

— ¿Qué le dé? —Todoroki le vio con confusión.

Kaminari asintió, poniendo una mano sobre el hombro de su ahijado.

—Tranquilo, viejo. Ya entenderás y te gustará.

Ahora sí, Kaminari tenía más urgencia en juntar a sus tortolitos.

Porque sus tortolitos podrían acabar matándolo a él.

¡Media hora antes de que se acabe el día aquí en Chile! ¡Puedo conservar mi dedo chiquito!

¡Y me voy de Wattpad, me la suda! >:v

Ahí se ven.

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No, que es broma ;<;

Pelusita celosa al ataque <3 En el próximo capítulo veremos que pasa con Deku y su punto de vista con respecto a todo este desmadre.

Si soy sincera, este fic no me gusta mucho, no sé en que estaba pensando cuando lo publiqué, pero por alguna razón a ustedes les gusta (y no se por qué.) Se pasan ;<;

Y eso, mis notas siempre son un asco porque vomito mi agotamiento mental, entiéndanme.

¡Un besote! ¡Hasta la próxima semana!

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