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19. No es mi chica

-Tengo algo de apuro- Mintió.

-No me tomará más de cinco minutos- Aseguró Nayeon, con el mismo tono.

____ suspiró mientras apartaba la mirada, quedaban muy pocos autos en el estacionamiento, la jornada estudiantil había acabado hace bastante rato así que posiblemente eran los vehículos de los profesores.

La observó de reojo, se veía tan hermosa como siempre, con aquel maquillaje que resaltaba sus preciosos ojos marrones.

Aquellos que ahora se obligaba a no ver.

-Quiero hablar sobre ayer- Susurró -Y quiero-

-No sigas Nayeon- La interrumpió -No lo hagas más difícil.

No quería oírla, ni verla. Quería huir de ella, era lo correcto, era lo mejor para ambos, en especial para ella.

-Quiero ayudar.

-¿Y yo he pedido tú ayuda?- Cuestionó, endureciendo su seño -Nayeon- La llamó.

-De igual manera quiero hacerlo, ____- Afirmó, tras un largo suspiro -No puedes pretender que te deje solo en-

-Siempre he estado solo, Nayeon- La interrumpió - Y me había ido bien con eso hasta que apareciste y comenzaron los problemas. Y ahora...

Estaba cansado del asunto, de la discusión, incluso de la vida misma, pero no de ella. Las ideas de su mente estaban mezcladas, incluso sentía como le dolía la cabeza. Ahora las palabras quedaron en el aire, y en los ojos de Nayeon pudo notar el pesar de sus palabras.

Una presión se instaló en el pecho de Nayeon. Un sentimiento que caló sus huesos ante lo que acababa de escuchar. Entonces, sí era un problema a fin de cuentas; era justo como aquella noche en la cafetería.

-Vaya, lo siento por molestarte, en serio- Se disculpó con una sonrisa irónica en los labios, pasando sus manos por su rostro - Siempre he sido amante de los problemas, ____, no puedes culparme por convertirme en uno - Señaló - Pero te juro que está vez quise intentarlo, quise hacer las cosas bien, quise ser todo menos un problema- Explicó - Quise entenderte.

-Pero no puedes- Refutó - Ni mucho menos puedes imaginar cómo me siento. Ni siquiera entiendo porque te esfuerzas tanto, no somos nada, Nayeon- Aclaró, ignorando el amargo sabor de esas palabras.

Fue un golpe bajo para ambos, tenían tantos sentimientos el uno por el otro pero nunca llegaron a nombrarlo, pese a sentir que lo tenían todo cuándo estaban juntos.

Pudo sentir como el enojo se hacía presente en ella, como sus palabras se adherían a cada poro de su ser y hacían eco en su cabeza.

¿Por qué tenía que tomar esa actitud? No lo comprendía, ¿Por qué no podía valorar un poco sus esfuerzos? ¿No hacía lo suficiente, acaso?

-¿Sabes ____? Sí, nunca podré saber cómo te sientes, quizás tampoco pueda imaginarlo- Aceptó - Pero tú tampoco tienes una mínima idea de mi sentir, tú no sabes que yo nunca me vi en la necesidad de buscar a nadie, ni me esforcé tanto por querer entender a otra persona como traté de entenderte a ti - Acusó con enojo -No me conoces, te lo dije desde el comienzo.

Él guardo silencio, y ella continuó.

-No sabes lo que es pensar que por primera vez pareces importarle a alguien, lo suficiente para dejarte convencer en hacer un vídeo que te seguirá el resto de tú vida- Escupió -Con el temor diario de que alguien lo descubra- Añadió - No sabes lo que es tener padres pero sentir que ni siquiera están ahí porque la verdad es que están tan decepcionados de ti que se han negado a verte por años- Habló con dolor, sintiendo como un nudo se formaba en su garganta - No tienes ni una maldita idea de lo que es pensar que por fin encontraste seguridad con alguien, y que al final esa persona también te aparte.

Podía sentir las lágrimas estar al borde, pero se rehusó a llorar en frente de él, no quería mostrarle cuán rota estaba.

No lo permitiría.

-Así que no te atrevas a decir que no te entiendo, porque tú tampoco lo haces- Advirtió - La diferencia es que yo intenté hacerlo, yo quise hacer... Pero tienes razón- Aceptó, curvando sus labios levemente -No somos nada, nunca lo fuimos, y quizás nunca lo seremos.

-No quiero herirte- Confesó a un hilo de voz.

-¿A mí o a ti mismo?- Cuestionó con dureza - Porque honestamente no creo que estés pensando en ambos ahora mismo como dices hacerlo- Negó - Sólo eres egoísta, te haces creer a ti mismo que haces esto por mí cuándo es por ti- Lo señaló -Dices que no necesitas ayuda pero en el fondo sabes que no es así. Simplemente eres demasiado cobarde para aceptarlo- Escupió -Para aceptar que tienes tanto miedo a que otra persona te quiera porque tú mismo no eres capaz de quererte.

-¿Y cómo carajos puedo quererme?- Exclamó, alzando los brazos -¿Me has visto?

-¡Sí!- Gritó - Y te quiero- Confesó.

Ambos quedaron en silencio, sintiendo como la brisa de la fría tarde acariciaba sus rostros, mirándose a los ojos.

El verde era vivo, llenó de acusaciones e inseguridades.

-Puedo dudar de mi misma, y temer el significado de tus cicatrices pero eso no cambia el hecho de que te quiero. Y sé que te quiero porque sigo acá, podría irme, pero no quiero hacerlo- Sus ojos gritaban que le creyera, que era cierta cada palabra que pronunciaba -Pero porqué te quiero, te daré el espacio que tanto pides- Susurró -Y entenderé qué-

No continuó, le fue imposible pronunciar palabra cuándo sintió como ____ la envolvía en sus brazos, estrechándola fuertemente hacia su pecho.

Y fue cuándo sintió una leve humedad en la playera del chico de ojos verdes, que se percató de las lágrimas que habían manchado su rostro sin permiso. No quería llorar frente a él, ella no lloraba frente a nadie, pero ahí estaba, siendo consolada por él chico de ojos verdes.

-No llores por favor- Pidió en un susurro, y Nayeon pudo sentir como su respiración acariciaba su oído.

Se abrazó más fuerte a él, ahogando pequeños sollozos en su pecho, sintiendo como la tristeza empezaba a abandonar su cuerpo de manera lenta. Abriendo paso al cálido sentimiento que le provocaba estar cerca de él.

-Yo no lloro- Negó, apartando su rostro, conectando sus miradas.

____ sintió como un quejido casi se escapaba de su garganta, mientras la culpa se adueñaba enteramente de su cuerpo. Nayeon tenía razón en cada maldito aspecto, pensó.

Podía obligarse a si mismo a alejarse de ella, podía incluso intentar apartarla, pero no podía verla llorar. Por un segundo detallo sus cejas fruncidas, y el tono rojizo que teñía sus ojos, pronunciando el marrón que ahora lo veía de una manera tan apacible.

-Eres tan preciosa- Dijo mientras limpiaba las lágrimas que había corrido levemente su maquillaje -Y yo soy un idiota inseguro que tiene miedo de perder lo único que realmente quiere- Admitió, acunando su rostro.

-____...

-No quería que te fueras ayer- Confesó - Quise correr detrás de ti y pedirte que te quedarás, pero tenía miedo- Reconoció - Tengo miedo- Aclaró - Pero no quiero dejarte ir otra vez, porque estoy cansado de pensar siempre que es lo correcto. Y quiero creer que si realmente lo fuera no me arrepentiría tanto.

Acarició sus mejillas antes de darle un delicado beso en la frente.

-Quiero verte causar problemas todos los días, quiero ver esa sonrisa que quema como el infierno y no para de alardear que nunca será de nadie más que tuya- Dijo con una auténtica sonrisa en los labios -Pero sobre todo quiero ver tus ojos, y poder perderme en ellos, como amigos o-

-No quiero que seamos amigos- Negó con firmeza.

____ no pudo evitar plasmar una pequeña sonrisa en sus labios, notando como Nayeon lo imitaba. Sus ojos ya no estaban tristes, se veían vivos, llenos de un brillo que juraba los suyos también reflejaban.

-Transexual o no, tú siempre vas a ser tú- Susurró - Y yo te voy a querer igual, eso no cambiará- Aseguró con sinceridad.

Y por primera vez no se sintió atacado, juzgado. Se sintió querido, aceptado.

Y tan hundido estaba en sus pensamientos, que no sintió cuándo Nayeon dio un pequeño brinco sobre la punta de los dedos de sus pies para darle un casto beso en los labios, con una sonrisa coqueta adornando la comisura de los suyos.

-¿Qué? Hace días que no nos besamos- Recordó.

Sin apartar la sonrisa de sus labios volvió acunar su rostro, beso su frente y después sus labios.

Se sumergieron en un beso lento, profundo, tratando de demostrarse en el cuánto se extrañaban. Y necesitaban.

Pero no estaban solos en el estacionamiento, una persona los veía desde lejos, tan asombrada como curiosa.

-¿Esa no es Nayeon y...?- Se preguntó a si misma a media oración, callando sus palabras cuándo reconoció al chico de gorro azul.

...

Las estrellas iluminaban el cielo aquella noche, muy contrario al día anterior, ahora parecía que los adornos de navidad adornaban las nubes.

Nayeon acababa de salir del baño con ropa nueva encima, y una cómoda toalla secando su cabello, camino a la cama antes de escuchar el repicar de su celular. Se apresuró en tomarlo, contestando con una amplia sonrisa en los labios cuándo leyó el nombre de la llamada.

-Buenas noches- Saludó una voz grave a través de la línea.

-Buenas noches- Repitió ella, sin poder alivianar la sonrisa de su rostro.

-¿Qué hacías?

-Acabo de darme una ducha- Contestó, pasando a desenredar su cabello -¿A qué se debe tú llamada?

____ no la veía, pero sabía que estaba sonriendo.

-Quería saber si aprendiste tus puntos para el debate- Contestó.

-¿Qué debate?- Cuestionó, parando de peinar su cabello.

-¿No prestas atención en clases?- Preguntó con confusión, y un ligero tono de broma.

-Ciertamente, no.

-La nota final del proyecto se decide mañana con el oratorio y después el debate- Explicó -Tú narraras tú obra y yo la mía.

-Sería divertido intercambiarlas- Mencionó - Quizás así entiendas el tipo de amor que compartían Noah y Allie.

Habló con gozo, haciendo referencia a los personajes principales de diario de una pasión.

-Paso- Se limitó a decir -Debo colgar- Avisó, notando la presencia de su madre en el marco de la puerta.

-Pensé que me preguntarías otra cosa- Admitió desde la otra línea -Sobre nosotros.

-¿Nosotros?, ¿Pasa algo con nosotros?- Interrogó.

Giró los ojos.

Entendía que acababan de reconciliarse y que a partir de ahora las cosas iban a ser distintas, pero ella fue la primera en decir que no quería una amistad, que podían ser todo menos eso. Y le dijo que lo quería, además.

Se esperaba que como mínimo ____ por fin se dignara a ponerle nombre a lo que eran, sabía que él chico nunca había tenido novia, ella tampoco había estado nunca en una relación. Y los compromisos no le parecían atractivos, pero con ____ todo era diferente.

Y joder, sabía que quería estar con él.

-¿Nayeon?

-Olvídalo- Dijo antes de colgar.

Escuchó el tono que finalizaba la llamada antes de apartar el celular de su oído, confundido, vió entrar a su madre a la habitación.

-¿Hablabas con tú chica?- Preguntó Areum mientras caminaba a la cesta de ropa.

-No es mi chica- Negó.

-Pero hablabas con ella- Adivinó con una sonrisa después de salir por la puerta.

Su madre ignoraba completamente el hecho de que Nayeon ya sabía su secreto, y no pensaba decírselo tampoco, lo mataría si llegaba a enterarse de la manera en que se comportó con ella, sin mencionar que la hizo llorar. Areum fue muy comunicativa con él desde niño, no importaba que quisiera ser; solo quería que fuera buena persona, que fuera feliz.

De repente sintió vibrar su celular, tomándolo entre sus manos leyó con extrañeza aquel mensaje.

« ¿Podemos hablar antes del primer período? »

«Es importante»

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