13. No, si era una mala idea
-¿No dirás nada?
El miedo y la duda lo dejaron sin palabras, pero se esforzó por articular palabra.
-Quise decírtelo antes- Murmuró.
-¿Y qué te detuvo? ___, Sana es como mi hermana- Dijo con amargura, parando sus pasos, chocando sus ojos negros con aquel par de verdes- Sabes que una simple invitación es más que suficiente para que ella piense que pueden volver, o empezar algo nuevo yo que sé.
Tardó un segundo en entender la sintonía de la conversación, casi suspirando de alivió cuando se dio cuenta que no tenía nada que ver entre Nayeon y él.
-Solo quise ser amable, pensé que era momento de poder volver a ser amigos.
-Perdieron eso cuando empezaron a salir- Comentó, tomando asiento en una banca del parque al que habían llegado- Siempre te lo dije, Sana se enamoró de tí desde que te conoció, ¿Y qué dijiste tú? Qué también sentías cosas por ella- Recordó con molestia -Y un mes después la tenía llorando en mi hombro porque habían roto.
Suspiró con pesar, tomando asiento a su lado.
Lo recordaba perfectamente, fue en ese entonces que no importaba la persona con quién saliera, él era el problema, él era quién no dejaba que nadie pasará los muros que tanto tardó en construir. Pero no pensaba disculparse por eso, no pensaba disculparse por la manera en la que se protegía a sí mismo.
-Pensé que podía quererla- Confesó.
Solo tocaron el tema superficialmente en el pasado, pero ahora las cosas habían cambiado, ahora había entrado Nayeon a su vida y una parte de él cometió el terrible acto de sentirse culpable por tener, está vez, la intención de intentar a su lado lo que nunca pudo plantearse con Sana. Pesé a que todo era diferente, algo parecía no querer cambiar; un corazón roto por dudas qué permanecían en el pasado.
-No deberías estar con alguien si no estás seguro de lo que sientes, sólo consigues ilusionar y lastimar a los demás. Y alguien que hace daño, no es alguien que valga la pena.
-Mi intensión nunca fue hacerle daño- Aclaró con seriedad, sintiendo la notable sequedad de su garganta- El cariño que sentí hacia Sana fue sincero, siempre fue así. Me equivoqué, innegable. Pero yo nunca quise lastimarla.
Hyunjin lo observó con un semblante levemente triste. Conocía a ___. ___ era su mejor amigo. Sabía que él no era una mala persona, simplemente no comprendía del todo los sentimientos y por ello sus acciones podían ser fácilmente malinterpretadas.
Pero sobre todo; ___ no era un mentiroso.
-Habla con Sana, por favor, sé claro esta vez. No quiero volver a verla como la última vez, sé que esa nunca fue tú intensión, pero la quebraste aquella noche.
___ lo sabía, pese a que no hablarán, Hyunjin se encargó de recordarle siempre el daño que le había causado a la chica de cabello castaño.
Sin querer pensó en Nayeon, en cómo no quería hacer lo mismo con ella.
-Lo haré- Aseguró.
...
Entró a la sala de estar de manera lenta, con un mar de pensamientos inundando su mente. No dejaba de pensar en la conversación que acababa de tener con Hyunjin, y el hecho de pensar que debía hablar con Sana sobre ellos otra vez le formaba un leve nudo en el estómago.
Cuando la conoció desarrollo un cariño sincero por ella, realmente pensó que podía enamorarse, pero con el pasar de las semanas notó que aquél cariño no pasaba del amistoso. Tarde, porque ella ya se había enamorado, y eso era lo único que no se perdonaba y por lo que veía Hyunjin tampoco lo hacía.
-¿Estás bien? No tienes buena cara- Comentó su madre desde la cocina.
-Solo estoy algo cansado- Se limitó a responder.
Iba a su habitación, pero pensó que quizás conversar con su madre no era mala idea.
-Mamá, ¿Podemos hablar?- Preguntó antes de caminar a su dirección.
-¿Sobre tú novia? Claro que sí- Contestó con una amplia sonrisa en los labios.
No, si era una mala idea.
-Me iré a dormir- Advirtió antes de sentarse en la barra, vio a su madre reír.
-¿Sobre qué quieres hablar, cariño?
-¿Cómo sé si quiero a alguien?- Preguntó con las cejas fruncidas -Hablo en una relación, la mayoría de las veces pienso que quizás alguien puede gustarme y por eso salgo con esa persona- Explicó con la voz grave- Pero ahora es distinto, en un principio ni siquiera me veía teniendo una conversación con ella, y ahora es... Tan raro.
-El amor no se elige, sólo sucede- Sonrió su madre- Imagina una casa nueva, recién comprada, imagínala cómo tú quieras. Ahora imagina que deben instalarle la luz, en un principio saldrá como venga, ya sea clara, amarillenta, opaca o con mucha intensidad- Enumeró con sus dedos- A veces puedes cambiar el tono de luz si deseas, para eso debes remodelar la luz, no la casa- Aclaró- O simplemente aceptarla con la luz que posee.
Él guardo silenció, pidiéndole a su madre que continuará.
-Nunca sabes cuántas casas conocerás, ni qué tipo de luz tienen hasta que las conoces- Aclaró- Pero veo la forma en que te comportas últimamente, como sonríes a solas, o la manera en que tus ojitos brillan- Acunó su rostro entre sus manos -Pero sé qué aún no respiras, por qué no le has dicho la verdad ¿No?
-No puedo hacerlo- Confesó a un hilo de voz.
-Si puedes- Lo miró a los ojos -Porque eres un hombre muy valiente, desde los nueve años demostraste el valor que pocos tienen, y yo nunca me cansaré de decirte lo orgullosa que estoy de que seas mi hijo.
La abrazó con fuerza, sintiendo como su madre acariciaba su espalda en un intento de apaciguar los sollozos. Areum lo apoyó incondicionalmente desde el comienzo, desde aquella noche en que él entre lágrimas le confesó como se sentía en verdad, y ella lo acompañó en ellas.
Pero no con tristeza, era la emoción de saber que su ahora hijo le tuvo la suficiente confianza para decirle la verdad.
-Estoy segura que amará al verdadero ___, aquí entre nos, es al que yo prefiero- Comentó con una sonrisa.
¿Pero ella lo preferiría?
...
«No quiero que te estés saltando clases, lo mínimo que puedes hacer es evitar los problemas.»
Sonrió al leer, era fácil ver que no se tomaba la molestia en revisar los correos que de seguro el instituto se había cansado de enviarle, pero no le impresionó tampoco, se trataba de su madre de todos modos. Ignoró su mensaje y bloqueo su celular.
Intentó recordar la última vez que se vieron, fue un desastre, o eso era lo único que quiso recordar.
Apagó el cigarrillo que hacía poco se encontraba en sus labios, y suspiró a la orilla de la ventana, intentó despejar su mente, pero los recuerdos la golpearon tan fuerte como la nicotina en su sistema.
Vivía sola desde hace años, y había perdido la cuenta de todas las veces que se había mudado y cambiado de colegio, había conocido tanta gente y olvidarlos con tanta facilidad, que no se calculó más que unos pocos meses en esa ciudad. Pero conocer a ___ no estaba en sus planes, y ahora que estaba en su vida no estaba segura si lo podía dejar ir como estaba tan acostumbrada a hacerlo antes.
Sintió el vibrar de su celular, leyendo el nombre de Nicolas en la pantalla.
«Hey linda, ¿Cuándo estás libre?»
Él chico de cabello castaño caramelo parecía no entender que ella no deseaba nada con él, no paraba de mirarla en los pasillos y mandarle mensajes.
Por un momento considero contarle a ___, después de todo pese a no tener nombre a lo que tenían, sabía que si tenían algo, pero no quería adelantarse, si el chico no mencionaba algo al respecto ella no lo haría tampoco.
___ no supo cuánta razón tuvo cuándo dijo que no estaba acostumbrada a que la quisieran, era la verdad, la única vez que creyó que la querían cometió el peor error de su vida.
...
-¿Podemos hablar?- Preguntó ___.
Sana giró sus talones, encontrándolo detrás de ella, con sus ojos tan fríos como siempre los sintió.
-Claro, no hay problema- Contestó al cerrar su locker- ¿Ocurre algo?
-Solo quería conversar contigo- Contestó antes de caminar hacía clases- Es sobre el viernes, la noche de la cafetería- Señaló antes de parar en el marco de la puerta.
-Entiendo- Dijo a su costado.
-Sana, ¿Sabes qué solo te invité por qué quería disculparme por cómo te traté?- Preguntó, con sus ojos fijos en ella. La vió guardar silencio- Te veo como una amiga cercana, alguien importante- Dijo con sinceridad -Pero no como algo más que eso...
-Yo pensé...- Intentó hablar, pero cayó cuándo sintió el nublar de sus ojos junto al desagradable sentimiento de decepción en su estómago.
-Sé lo que pensaste, Hyunjin habló conmigo anoche- Admitió, posando sus manos en sus hombros -¿Recuerdas lo primero que te dije cuándo nos conocimos?- Preguntó con sus ojos fijos en ella.
Sana lo recordaba perfectamente. Acababa de tener una pelea con la que era su pareja en aquel entonces, y por tener la vista fija en el suelo para evitar que fueran visible las lágrimas, tropezó con ___. No se conocían, él chico de ojos verdes era de nuevo ingreso, y ella no recordaba haberlo visto antes, pero eso no le impidió a ___ preguntarle si estaba bien, e intentar consolarla cuándo ella empezó a llorar.
-Dijiste que si lloraba por un idiota, debía dejar de llorar- Recordó con una sonrisa nostálgica.
-Ahora el idiota soy yo- Dijo con delicadeza, y Sana pudo sentir dulzura en sus ojos- No llores por mí, que no lo valgo.
Para la chica de ojos cafés; ___ lo valía, y lo valía demasiado, tanto. Qué no pudo evitar sentir su corazón saltar cuándo el envolvió sus brazos en ella. ___ no era fanático del tacto, de hecho, todos los abrazos que se habían dado hasta ese momento fueron por motivos de cumpleaños, aún cuando empezaron a salir eran más las veces que se tomaban de la mano que compartieron abrazos.
-¿Estás bien?- Preguntó al separarse.
Pero ambos mantuvieron la cercanía.
-Ahora sí- Asintió con una sonrisa.
No recordó la última vez que lo vio tan cerca, pero sabía que de seguro sintió lo mismo que sentía en ese momento. Sus ojos verdes la veían directamente, siempre le parecieron preciosos, fríos, pero tan atractivos que la hipnotizaban. Quiso besarlo, iba a besarlo. Lo tenía en frente, no sabía cuándo volvería a tenerlo tan cerca, o tener nuevamente el valor que en ese momento estaba presente en sus entrañas.
-¿No piensan pasar o qué?- Preguntó una voz de forma demandante.
Ambos se giraron, encontrando a Nayeon con las cejas fruncidas y los labios levemente pronunciados. Estaba enojada, ___ pudo darse cuenta al instante.
-Nayeon, ¿Cómo estás? Ayer quede un poco preocupada cuándo te fuiste tan rápido del ensayo- Dijo con honestidad.
-Tenía que resolver unos asuntos- Contestó con seriedad.
Ella no apartaba los ojos de ___, ¿Cómo podía? Acababa de ver como Sana estaba a nada de besarlo, y él no parecía hacer nada para evitarlo.
-Pensé que tenías que terminar el trabajo con ___- Comentó, intercambiando mirada con ambos.
-Decidí que tenía que hacerlo él solo, después de todo es su culpa- Escupió antes de pasar por su costado, entrando al salón.
-¿Estaba molesta?- Preguntó Sana en voz baja.
___ la miró, casi con diversión, ladeando una leve sonrisa.
-Dime cuándo no lo está- Dijo antes de entrar a clases.
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Hola y perdón a todos los que votan y a los que no, que chinguen a su madre 💋
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