4 - Pesadilla
Notas del cap:
Por si se preguntan por qué no hago comentarios de los capítulos pasados, eso es porque corregí todo y lo subí primero... ya para cuando estoy publicando esto... pues ya lo tenía subido, solo era ponerle publicar...
¡A leer!
4 - Pesadilla
Era una noche oscura, realmente aterradora. Sus padres siempre le dijeron que hasta el dios luna tenía que descansar de vez en cuando, pero a él, siempre le había dado miedo las noches cuando la luna no estaba. Ese miedo que había nacido junto con él, aun seguía hoy en día aunque España le había ayudado a aliviarlo junto a la compañía de todos los countrys viviendo con ellos
Aun así, tal vez, la verdadera razón del pavor del country ante la idea de no ver la luna por las noches, se debía específicamente a este momento. Cuando, lo que realmente estaba iluminando la noche, era un fuego monstruoso que estaba devorando las casas de las personas. El escuchar los gritos desgarradores de la gente suplicando por ayuda y el, siendo aferrado al pecho de su madre, intentando que no vea el horror de los alrededores, aunque el menor, apenas siendo un niño pequeño fácil de impresionar, encuentra a lo lejos a su padre, golpeando y atacando a los seres humanos que parecen atacarlo
México quiere llorar, ve que uno de esos hombres ha rozado una bola de energía dorada con la piel de su padre y ahora sangra en la zona, sus lagrimas le impiden ver un momento lo que sucede hasta que, descubre como su padre Azteca acaba atrapado algunos metros más lejos por un hechizo igual al que usaron para sellarlo a él... un momento. La primera vez que México vio ese sello, fue ahí, con su padre
Comienza a llorar, su madre llama preocupada a su padre, el, a diferencia de México, consigue ponerse en pie, aun tomando su brazo herido y sin desprender la mirada de sus enemigos. México suelta llantos mas fuertes sin desearlo. No, no quería ver que lastimaran a su padre así. México puede ver como su padre gira la mirada y observa tanto a su madre como a el
—¡Corran!
**********
—¡Hhhhhggg!! —pega un brinco, sus ojos se abren de golpe. Solo encuentra que esta acostado sobre maderas, que hay más arriba una especie de lona pero, por lo escuro que esta, tal vez aun sea de noche, además, escucha el galopar tranquilo de un caballo
Parpadea confundido, mirando a sus alrededores. Siente su cuerpo terriblemente pesado, al tratar de moverse, descubre bajo su cuerpo, casi fundido a las maderas el mismo sello rosa que le niega a moverse con libertad. Aun y contra el pesar de su cuerpo, el tricolor intenta moverse, buscando un modo de poder escapar. Al tratar de usar sus alas, puede sentir una corriente eléctrica que parece inmovilizar por completo sus alas
Recuerda que también negaron el mover de sus alas cuando lo ataco la primera vez ese humano sacerdote. Sintió un escalofrío de miedo ¿Ahora que iba a pasar con él? ¿USA y los demás podrían encontrarlo? Pero también, corrían el peligro de que fueran atacados como el ¿Debía de pedir ayuda? ¿Siquiera podría pedir por ayuda de verdad?
Negó, luchando, sus piernas le respondieron dando un golpe sobre la madera, unos segundo más tarde, el caballo se detiene junto a lo que los movía. México parpadea. Del lado de su cabeza, más allá de su campo de visión, puede escuchar las pisadas de alguien sobre las maderas y la leve vibración que estas crean. De pronto, siente como algo lo sujeta desde la espalda y gira su cuerpo
Sus ojos se abren con sorpresa. Ahora que ve de cercas al humano que le ha atrapado y que le mira con calma y un gesto amable, un escalofrío de miedo le carcome al saber que la mirada dorada del hombre parece recorrer todo su cuerpo sin problemas
—Eres un ángel demasiado fuerte —habla por fin. Es la primera vez que México escucha su voz y, de no ser por la situación y las palabras que da, México pudo haber pensado fácilmente que el hombre era buena persona, su voz era grave, pero tenía ese aire cálido y gentil que te permitirá confiar en el de un modo ciego... por desgracia, sabe que por la situación en la que se encuentra, puede que el hombre fuera gentil, pero no estaba nada cuerdo en sus facultades mentales— tendré que tomar medidas adicionales para tu seguridad —la voz del hombre le hace volver a reaccionar, solo para encontrar que el mismo sujeto lo deja de nuevo en la maderas con cuidado y, dándole la espalda, comienza buscar algo lejos de la vista del country
«Tengo que escapar de aquí» se dice nervioso, intentado mover su cuerpo, pero no puede, no importa que tanto intente, no puede moverse. Ahora recuerda que el sacerdote le había puesto algo en el cuello y después se había desmayado. Para estas alturas no era una tontería pensar que le había inyectado un sedante o un somnífero pues, sumado a la restricción de movimiento, era claro que lo que le inyecto todavía estaba surtiendo efecto, negándole a moverse como quería
En su intento por mover su cuerpo, escucha el característico tintineo de cadenas y, teniendo un escalofrío, su instinto le permite moverse con más facilidad aunque aun con torpeza. Consigue arrastrarse despacio hasta lo que es el filo de la carreta
—Auxilio —llama, pero su voz apenas suena como un jadeo o un susurro, no tiene la fuerza para gritar— USA —intenta llamarlo, intenta llegar al filo de la carreta pero, antes de que consiga llegar, una mano, tomándolo desde la boca del estomago y jalándolo con su cuerpo de regreso al centro de la carreta, niega todos sus esmeros
—No, no, pequeño ángel, no puedo dejarte ir hasta que seas salvado —explica el sacerdote con una voz gentil y preocupada por el country que, entre lagrimas, cambia su gesto a uno asustado mientras ve al hombre tomar desde detrás suyo unas esposas que, con cuidado lleva hasta una de las muñecas del country
Lo recuesta de nuevo en las maderas y lo obliga a que se recueste de lado, jala con su otra mano hacia su espalda y por fin, encierra sus manos con unas esposas. No siendo suficiente, México puede ver un halo de luz rosa que aunque por un momento surge por arriba de ellos, este disminuye y se posiciona a sus espaldas. No necesita pensar demasiado. Sabe que el hechizo fue puesto sobre las esposas para que el country no pueda moverse. Aunque fueron puestas las esposas bajo sus alas (así, cuando intentara mover sus alas, no lastimaría sus brazos)
Lo siguiente que siente son un par de esposas atándose sobre sus tobillos y, aunque esta vez sí puede ver lo que ocurre, descubre el mismo hechizo de restricción del movimiento, primero surgiendo desde su cabeza y luego, haciéndose pequeño hasta colocarse sobre las esposas, las ilumina en un color rosado y pocos segundos después, el brillo desaparece, por desgracia, ahora México no puede moverse por más que haga el esmero. Niega, intenta removerse pero solo su cabeza se puede mover
—No... ¡USA! ¡USA! ¡USA! —comienza a llamar al contrario, cada vez con más fuerza, intercambiando cada tanto el llamado por España o algún otro country de sus conocidos, llamándolo con miedo hasta que Gabriel sujeta sus mejillas para que se miren, el gesto asustado del country como, entre pequeñas lagrimas que se niegan a ser derramadas, intenta alejarse del humano
—No, no, pequeño ángel —interrumpe Gabriel— no puedo dejarte ir hasta que seas purificado —se explica el hombre y, tomando desde uno de sus bolsillos un paño, con cuidado lo ata a la nuca del mexicano para cubrir su boca y que no siga gritando. México niega, no se iba a dejar tan fácilmente y aun continua gritando
Por desgracia, Gabriel saca de entre sus bolsillos otra pequeña píldora con punta. México descubre que es un dardo y que, luego de que Gabriel lo entierra de nuevo en su cuello, sus pocas fuerzas desaparecen y una vez más, vuelve a quedar inconsciente
No podrá escapar de Gabriel...
Es su último pensamiento antes de ser tragado por la oscuridad de su mente
Notas finales:
Si bueno, comenzamos rápido con esto hacia lo peor... que triste pero así va la historia... errr no tengo ni idea de que poner de datos extra así que esta vez no vamos a verlos. Ya saben, si tienen dudas yo respondo
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