08. Víctima
Por Sen Takatsuki
SH Editorial
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«[...]Hay novelas que aún sin ser largas no logran comenzar de verdad hasta la página 50 o 60. A algunas vidas les sucede lo mismo. Por eso no me he matado antes, señor juez»
Cuando los agentes llegaron a la escena del crimen, ya era bastante tarde para empezar con los interrogatorios. El sol aún se colaba entre el callejón, pero las sombras que se creaban entre el asfalto y las aceras, cada vez más largas e intimidantes, les indicaron que habían dejado pasar demasiado tiempo. Los vecinos se escondieron en sus departamentos para mirar a través de la ventana, porque, a decir verdad, nadie quería verse relacionado con una situación tan grotesca.
Ambos habían llegado, hacía apenas unas horas, pero el entusiasmo por aquella llamada, los motivó a levantarse como si se tratara de una fiesta venidera, a la que no se darían el lujo de faltar. Pasaron por la estación durante unos quince minutos. Y justo después de escuchar sobre la ubicación del oficial Kageyama, se encaminaron con la emoción de un niño que planea una nueva travesura.
Jung aún olía a tabaco, pero los de la científica no parecieron preocuparse por su mal aspecto.
Min, por otro lado, lucía impecable, como siempre, con el cabello recortado hacía no más de tres días atrás, y el pulcro traje recién salido de la tintorería.
No se dejó impresionar por los trozos de piel regados por doquier, ni por el irreconocible rostro de mr. Matsuoka, el cartero del barrio a cargo del distrito doce, desplegado en un espacio que resultaba el doble de su masa muscular. El agente YoonGi descubrió entre sus bolsillos una galleta a medio comer, y la saboreó de igual manera, que si estuviera en el balcón de su departamento, y no en una terriblemente gráfica escena del crimen sin resolver. El aroma a óxido no intimidó a la nuez de la galleta en su paladar.
—Eres tan asqueroso.
—Y tú un débil de primera categoría —contestó Min YoonGi, mientras terminaba de saborear el chocolate con nuez. Pensó entonces que aquel chocolate tendría que portar el mismo tono de café que la sangre seca en el concreto… Y, satisfecho con la analogía, apresuró sus pasos hasta alcanzar a su compañero.
Los agentes locales se mueven de un lado a otro, tomando fotografías por aquí y por allá, como si estuvieran atrapados en una colonia de hormigas. No encuentran nada que sea realmente interesante; El crimen, pese a su notable torpeza en ejecución... no dejaba ni el más mínimo hilo del qué tirar.
El oficial Kang, se encontraba dando órdenes a uno de los fotógrafos al fondo del callejón, cuando les vio parados a un costado de las cintas de seguridad… Un trago de saliva fue inútil para calmar su naciente nerviosismo.
Sabía que los extranjeros de criminalística llegarían ese día, mas no pensaba encontrarlos husmeando, como si se trataran de asignados con el papeleo completo, antes de que la policía japonesa quedara obsoleta ante los ojos internacionales... Pero los malditos coreanos habían sido más rápidos. Se aproximó con un temple seguro, intentado con todas sus fuerzas sonar autoritario. Si la situación ya había llamado la atención de aquel país entrometido, era su deber mantenerlos a raya.
—Jung, Min, es un placer tenerlos en la ciudad.
—Se nota que la están pasando bien —exclamó Jung HoSeok, mientras estrechaba con dureza la mano del hombre y miraba de reojo los alrededores. Jung de inmediato sintió su mano demasiado suave, lo que le hizo pensar en que el encargado estaría nervioso. Eso pareció dejarlo realmente satisfecho—, nosotros… teníamos que unirnos tarde o temprano.
El oficial Kang esbozó una sonrisa zorruna, ofreciendo la mano a YoonGi, mientras este se limpiaba restos de lo que parecían migajas de galletas en su regazo.
—¿Tienen algo interesante para nosotros? —exclamó Jung, ansioso por comenzar su cacería.
—Nada, en realidad... Las evidencias apuntan a que es obra de la Cabra Negra, sin duda. Pero no hemos hallado nada de utilidad que nos lleve hasta él.
—Sangre, saliva, cabellos... Alguna uña rota o un guante de látex... ¿Nada? —Min YoonGi escupía sus palabras con obviedad. Amaba dejar en claro la supremacía de su departamento ante oficiales de rango similar, era callado, pero en extremo competitivo— Vamos, no podrían estar esperando a que el departamento de relaciones exteriores le resuelva sus problemas, ¿o sí?
—Nada, Min. Este parece ser un tipo lo bastante cuidadoso como para dejar alguna evidencia, créame, he estado en este caso las últimas tres semanas, este tipo es duro.
—Me estás diciendo que una persona que hace eso —intervino el oficial Jung en un tono condescendiente, mientras apuntaba imprudentemente a la masa irreconocible en la que se había convertido el cuerpo del cartero —, tiene tiempo de borrar sus huellas y salir de la escena del crimen sin dejar una sola pista. ¿Cómo están seguros de que es la Cabra Negra?
—Los globos oculares dentro de la boca siempre son cosa suya. Se trata de la misma persona... ¿Está usted seguro de que leyó el expediente antes de venir a interrogar a los oficiales a cargo? Les recuerdo que su valiosa presencia está aquí como apoyo adicional para la investigación, no para tomar las riendas de algo que a penas conocen... No queremos alarmar demasiado a los ciudadanos.
—Por supuesto.
“Porque permitir la baja de siete víctimas en menos de dos semanas no es alarmante para ellos”.
Los policías tratan de tomar las muestras y fotografías por doquier. Jung HoSeok de inmediato nota algo extraño en el ambiente y dedica una mirada cómplice a YoonGi. En el aire hay nerviosismo puro, es como ver a miles de palomas acobardadas porque saben que un depredador está cerca. Las pisadas pelmazas hacen un ruido chocante, como masas sin volumen que se aplastan y chorrean en lamentos profanos. Al cubrir el cuerpo con la manta, de inmediato la humedad de sus heridas se impregna bajo la tela. Esta es una obra atroz. Hay trozos del cuerpo descuartizado que aún no se recogen del todo. Y el agente Jung aún se pregunta cómo un asesino tan descuidado puede no dejar huellas. Simplemente no era algo posible. O al menos algo frecuente.
—Es una escena curiosa, ¿no crees, Min?
—¿Por qué lo dices?
—¿Cuándo has visto a un desorganizado cubrir sus huellas?
—¿A qué te...? —A Min YoonGi ya no le da tiempo de preguntar, porque el agente Jung ya tiene esa sonrisa terrible en el rostro. Esa que advierte problemas; la mirada emocionada de un felino que ya atrapó a su ratón, pero decide jugar con él un poco, antes de tragarlo.
—Aumento mi apuesta —exclama Jung —. Serán cuatro, no seis.
El banner especial de este capítulo, fue el premio que ganó "El Huevo de la Cabra Negra" en los Despensa_Awards (╥﹏╥)❤️ ayuda, es el primer premio que gana está historia, lloro mucho. El gráfico en esta ocasión estuvo a cargo de @Babx_Emma (Cuyo usuario wattpad ya no me deja poner :c de cualquier manera, gracias, bella Emma).
22102020
Love, Sam 🌷
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