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Capítulo 2: Nieve rojiza

          Era una ventisca de suave nieve que azotaba la iluminada ciudad de Lake Town, ya hacia en el año 1945. Los habitantes se veían en un esfuerzo de resguardarse en sus casas por la tempestad fría de diciembre.

—Esto si que es nieve en montones—pronunció un hombre con barba de forma sarcástica, conduciendo un auto familiar de campo.

          El auto se veía moviéndose en el pavimento rodeado de el bosque de pinos bañados por una delgada capa de brillante nieve, alrededor de las 4 de la tarde.

          En el auto no solo se encontraba el hombre de familia con barba, sino también su esposa con pelo rubio y ropa formal además de sus lentes grandes, y su hijo de muy joven edad. El carro con decoración de madera artificial, ya llegaba a la entrada de la ciudad, y les recibieron con un cartel oxidado, que rezaba:

BIENVENIDOS A LAKE TOWN
Con esmero los recibimos nuevos visitantes

          La frase de abajo se encontraba siendo admirada por los ojos detrás de los lentes cuadrados del hombre con barba, junto a su esposa y su hijo.

—Mira, allí, Jerry—mencionó la mujer en el asiento de copiloto, asiendo alusión a su esposo, y apuntando histérica hacia una institución.

—Cariño, que te parece si yo voy a la institución, y tu te encargas de buscar las compras para la casa—dijo Jerry hacia su alegre esposa, que luego de ello el se despidió de ella con un beso en el labio, corto pero dulce.

          Por acto seguido, Jerry se dispuso a ir agarrando la mano de su hijo de 7 años, a la institución que ya habían visualizado en medio de la ventisca, este lugar era llamado por su placa de hierro como "Sugar Smile", o por su acronimo de colores rojizos "S,S".

          Jerry al entrar a la institución, fijó su mirada a la oficina de la directora, buscando así que su hijo fuera inscrito en el instituto. Mientras él iba caminando con su hijo, no se percató de algo que su hijo si, lo cual fue un cartel algo peculiar de anatomía qué se trataba de las partes con más calorías del cuerpo humano.

          Jerry al avanzar y llegar al portal de la oficina de la directora Pozo con su hijo frente a ella.

—Hola, soy yo, Jerry Lock, hablamos por teléfono ¿tiene inscripciones disponibles para mi hijo?—dijo Jerry un poco apresurado, señalando a su pequeño hijo de 7 años, en el marco de la puerta.

—Sí sí tenemos, espera un momento por favor —Dijo la directora con brillo en sus ojos, y apurada como Jerry.

          Mientras Jerry llenaba algunos papeles en el colegio, miraba al mismo tiempo a la institutriz agacharse, dejándose le ver a propósito lo que traía debajo de su falda. La esposa se encontraban comprando utensilios de cocina, al voltear sé a ver el precio unos aparatos de cocina muy raras con lo que exclamó:

—¿Que es esto?—se pregunto ella de cabello rubio al ver una especie de aparato de tortura.

          Unas horas más tarde se encontraban los dos miembros de la familia, más el hijo entrando en casa con lo cual se asombraron al ver la belleza de esta, y rápidamente comenzaron a empacar.

           Eran ya las seis de la tarde, cuando sin aviso previo, un toque en la madera de la puerta inunda el silencio del hogar de dos pisos. Tanto Jerry como Margaret con su pelo rubio,  se detenían en sus labores de cocina para admirar el sonido extraño proveniente de la puerta.

          Aquí lo espeluznante, no era que tocaran, sino que fue como tocaban la puerta de al frente. Era el toqueteo de la puerta una melodía obscura, y acompañado de un canto rúnico grave.

—¿Que quiere?—reclamó Margaret mientras esta se iba acercando con Jerry a la puerta.

          La voz se detuvo y el golpeteo de la puerta también, al instante que Jerry atravesaba la sala, y al fin llegaba a estar al frente de la puerta. De repente una luz ilumino toda la sala, por estar dos ventanales de los lados de donde salia esta.

          Todo se torno peor que antes, por algún motivo todas las luces del hogar se apagaron, lo único que iluminaba era la luz proveniente de los ventanales de la puerta de al frente. En el ventanal izquierdo se visualizo un hombre con mascara de cerdo y con un machete en su mano, rasgando con este el cristal.

          Margaret estaba aterrada tanto así, que sus manos temblaban notablemente. Mientras que Jerry seguía con su pose defensiva y evadía el miedo escabroso.

          Todo se puso aun mas tenebroso cuando otro hombre apareció en el ventanal derecho con una mascara de oveja pero este tenia un cuchillo de carnicero.

—Ya quiero probar el dulce sabor de los muslos de su bebé, bañados en sangre—explicó con voz agria el hombre con mascara de cerdo, mientras pasaba su dedo con sangre por el ventanal.

          Por acto seguido tanto Jerry como Margaret corrieron al segundo piso buscando resguardo.

—¡Ahora derriben la maldita puerta!—vociferó el hombre con máscara de cerdo, que luego al igual que el hombre con máscara de oveja se apartaron de la puerta.

          Cuando Margaret y Jerry estaban en la recamara de su hijo, ella lo levantó, mientras que Jerry abrió la cortina para visualizar a una multitud  de personas con máscaras, rodeando la casa.

—No podemos salir por la ventana, abajo esta atesta...—mencionó Jerry sin terminar la oración, por la razón de que la puerta de abajo que estaba iluminada, salió disparada en pedazos hacia el exterior por ser jalado por un auto.

—Cariño has silencio por favor, y sigue me—dijo susurrando Margaret para que se tranquilizase su hijo, con lo que fue seguido por Jerry a la habitación matrimonial.

          En ese instante se encontraba ahora Margaret con su hijo debajo de su brazo, que estos se encontraban abajo de la cama. Mientras que Jerry estaba detrás de la puerta semi-abierta. Luego del estruendo de la sala, unos pasos se comenzaron a oír abajo, por Jerry, que mirando por la puerta, con lo que retrocedió al ver sombras subiendo la escalera, mas y mas se era claro la cabeza de cerdo, la cual subía paso a paso hasta llegar al segundo.

          Un golpe repentino se es escuchado a unos metros de la habitación matrimonial, era el hombre con máscara de cerdo, generando ese estruendo por la fuerte patada de la primera puerta del segundo piso.

          Margaret se erizó los pelos, pero Jerry no se inmuto al estar el hombre enmascarado cerca de la habitación matrimonial. El segundo estruendo se escuchó más cerca por ser el baño, el hombre estando al lado de la habitación matrimonial, hizo que Margaret comenzara a sollozar en silencio. En ese instante Jerry se le comenzó a ver su preocupación que tenia domada, pero Margaret estaba tan asustada, que ya le transmitía esa emoción a su hijo, que estaba nervioso por su madre.

          En el momento mas oportuno, el hombre con mascara de cerdo, se precipito lentamente hacia el interior de la habitación con lo que Jerry respondió dándole un puñetazo en el rostro desfigurado de la mascara. Cuando el hombre cayo en el suelo, el protagonista se sintió con menos estrés, que una vez mas no tenia que preocuparse por eso, sino por salir de allí. Y de forma apresurada dijo:

—Vamos, por aquí—susurrada mente dijo.

—Pero a don...—pronunció Margaret siendo detenida por la voz convincente y normal de Jerry.

—Tomaremos nuestro auto, como única salida—se precipito a decir Jerry, con lo que a la vez tomo el arma blanca del hombre en el suelo, y apresuro a bajar por las escaleras a Margaret y a su hijo en brazos.

          Una vez que todos estuviesen abajo, se adentraron al auto por el garaje y no por la puerta principal, por tener al hombre con mascara de oveja esperándolos en la puerta de adelante. De así, entraron al auto, mientras el hombre con mascara de oveja comenzaba a golpear frenéticamente la puerta del garaje con su cuchillo de carnicero enorme, se veía su fuerza sobrehumana, parecía un socio pata, una idea no muy alocada para el momento.

         En el primer intento de encender el auto, Jerry lo logro y pudo acelerar el mismo sin importar que la puerta del garaje estuviese cerrada, debido a su evidente adrenalina por golpear a alguien, pero ya dentro de este, Margaret se pudo tranquilizar un poco. Al carro atravesar la puerta del garaje y llevarse por delante a el hombre con mascara de oveja, va a toda velocidad, y Jerry cruza hacia la izquierda por la calle.

—Ahí que buscar la forma de salir de este jodido pueblo—mencionó una vez mas Jerry con gotas de sudor en su frente, y pequeñas gotas de sangre en sus dedos sobre el frió volante, mientras el auto se dirigía al otro lado de la ciudad.

          En la víspera de navidad en las calles desoladas corría a toda velocidad un auto familiar con decoraciones de madera, y con un padre barbudo al volante, preocupado mirando con sus gafas cuadradas, a todas partes como un completo desquiciado, pero en realidad, era un cabecilla de familia preocupado por la misma, y por las atrocidades que a presenciado a su alrededor.

—Jerry, por favor baja la velocidad, nos podríamos estrellar—dijo Margaret, quien con conducta histérica, tenia un vestido de ama de casa, y también un pelo rubio.

—Tenemos que salir de este pueblo—pronunció Jerry ignorando a su esposa, mirando alarmado a todas partes por ver la carencia de personas en la calle después de la persecución montada en su casa. Por mas decir que su hijo pequeño rompió en llanto al ver a su madre llorar

—¡Detente!—vociferó Margaret de golpe, lo que ocasiono la repentina atención de Jerry al frente del camino, y frenar el automóvil repentinamente.

—¡Mierda!—exclamó Jerry al frenar repentinamente y ver el camino, este se encontraba atestado de personas sombrías y con mascaras de distintos animales, cada uno de ellos sostenía armas en posición, para prepararse al disfrute.

          Ya en ese instante la luz del auto familiar se encontraba divisando y apuntando hacia la multitud preparada para atacarlos, Margaret y Jerry no sabían que hacer, en el momento se veían muy asustados y solo preocupados por lo que se vislumbraba al frente de ellos, en esa pelea de miradas Margaret con un movimiento ágil y certero pisa el acelerador desde su asiento de copiloto, esto ocasiono la rápida huida de allí justo en dirección hacia la conglomeración de maniáticos con mascaras, que comenzó también a correr en dirección a ellos.

          Como Margaret tenia la intención de matarlos, pasándolos por el medio, Jerry decide girar el volante hacia la derecha, y al provisto increíble, flechas salían disparadas desde la multitud y terminaban estrelladas a una alta velocidad, a un costado del parabrisas del auto.

—¿Que haces Mar...?—dijo Jerry con adrenalina en sus venas antes de chocar con un muro, y con la repentina oscurecimiento de la vista de Jerry, todo se puso borroso y obscuro para el.

          Pero a diferencia de Margaret, ella no perdió la consciencia del todo y pudo vislumbrar lo borroso de su visión de fuego, luego se recompuso y se desprendió del cinturón de seguridad mientras veía a su hijo de 6 años inconsciente al igual que Jerry. Un par de minutos mas tardes, se ve a Margaret usando todas sus fuerzas para arrastrar a Jerry, a la vez que sostenía a su pequeño infante, al ella levantar la mirada de entre jalones impulsivos, ve que en la boca del callejón donde se había estrellado el auto, todos las personas macabras con mascaras de animales atestaban en la entrada.

          Margaret se apresuro, y entre una lucha feroz arrastro a su hijo y a Jerry, mientras un hombre con mascara caminaba hacia allí sabiendo que ella no llegaría lejos, el ambiente aunque obscuro se sentía muy pesado para ser navideño al hombre con mascara encaminarse hacia la mujer.

—No por favor—murmuró Margaret de forma histérica por estar conmocionada, al quitarle los hombres a Jerry de sus brazos.

          De entre ese forcejeo del inerte Jerry, este se ve arrebatado fácilmente de las manos de Margaret, la única opción allí de Margaret fue, enfrentarse a esas "bestias", o buscar la salida de este problema. Ella miraba el cuerpo de Jerry siendo llevado por ellos, con lo que decidió buscar la salida, aun así hay a que tener en cuenta que nunca en su vida había sufrido tanta presión como en ese instante de tensión.

          Margaret se concentro y con todas sus fuerzas llevo a rastras a su hijo. Adelante de ellos se podía ver una puerta trasera de un local abandonado, ella entro empujando la puerta con todo su peso cargado, luego cerro la misma, en un momento de alivio se desliza hacia el fondo del suelo, para recostarse sobre la puerta, y a su hijo dejándolo acostado al lado de ella.

—Oh, Jerry te encontrare—dijo Margaret, terminando al fin desmoronándose ante aquella pérdida.

          Ante ella pudo ver una llave inglesa amarilla con mango plateado, la cual al ver su resplandor en la obscuridad se levanto, tomo la herramienta, y se afinco sobre la puerta mirando por la ventana minúscula al lado de la puerta, sosteniendo la llave inglesa con ambas manos temblorosas. Para su sorpresa al mirar por la ventana pequeña no ve nada que se asemeje a una persona, solo había metros de nieve por doquier, y el amanecer débil.

          Un ruido se escucha viniendo detrás de ella, lo cual la alarma, este ruido era generado por un hombre robusto y alto.

          Grito Margaret con la herramienta entre sus manos temblorosas, mientras el hombre con vestimenta de policía se le acerca con las palmas extendidas, y dando pasos minuciosos.

—Cálmese señora, vinimos a salvarla—dijo el hombre robusto, con lo cual Margaret dejo caer la llave inglesa y desmoronándose, para acabar en los brazos de el.

—Tranquilice-ce, todo va a estar bien—pronunció el hombre abrazándola, y mirando hacia el niño tendido en el suelo.

          Por consiguiente, se ve a Margaret en un auto medico, agarrando la mano de su hijo acostado en una camilla, mientras este despertaba abriendo los ojos lentamente.

—¿Donde esta papa?—susurro con una voz áspera, mirando a su madre preocupada y con lágrimas en sus ojos.

—El..., se quedo en el pueblo, pero yo lo buscare—explicó Margaret.

—¿Cuando volverá?—replicó el niño.

—Pronto, no te preocupes Tommy—dijo Margaret pasando su mano por sobre la liza cabeza de su hijo.

          Terminando así, las puertas de la ambulancia se cerraron una por una, la misma se fue por la carretera, siguiendo esos tramos de carretera, en uno de esos tramos se ve el auto familiar de Margaret y Jerry, siendo sacado por los bomberos del callejón. La ambulancia al fin pasa por al lado del cartel de Lake Town, para así perderse de entre el espeso bosque.

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