Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

El hombre que vendió el mundo

Alemania era un hombre hecho y derecho, igual de tímido que antes e igual de serio. Italia era el mismo de siempre, cumpliendo su promesa de no recordarle nada aunque eso lo lastimara.

—vee~ ciao Germania.— se tiro en los brazos del alemán para ser recivido con el abrazo obligado.

— Italia...creí que estabas ocupado.

Negó con la cabeza — ya no, siempre tengo tiempo para mis amigos aunque se este acabando el mundo o la pasta en el mercado.

"Amigo" esa palabra era dolorosa para ambos, Alemania creia que sus sentimientos habian sido rechazados e Italia buscaba tenerlo para siempre aunque eso le impidiera amarlo como antes.

— ja, yo creo que deberías terminar tu trabajo antes que prestarme atención a mi.

— vee~ no has cambiado nada desde que te conocí, igual de serio. Desde que te vi creí que no eras humano por la seriedad con la que hablabas, parecías más adulto que yo y eso que ya estoy viejo.

— eso lo dudo— se dijo a si mismo.

Hicieron lo mismo que haciendo en cada visita, caminar por las calles, comer helado, pasta, estar enamorados, reprimir sus sentimientos. Lo normal.

Italia estaba pasando una calle, pero al parecer no se había fijado que un auto hiba a una velocidad extrema y no planeaba frenar. Alemania al percatarse de esto se puso nervioso, corrió y jalo el brazo del italiano para terminar cayendo al suelo sobre su almohada alemana.

— ¡Feliciano! ¡¿Estas bien?!— el italiano estaba encima suyo y pocos centímetros separaban sus rostros, Italia no le presto atención a eso pero para Alemania se percato al instante y su rostro se volvio rojo.

— vee si, estoy bien ¿y tú? Me cai encima tuyo y seguro te golpeaste— sonó algo preocupado y se veia de igual manera.

— tranquilo, no me golpeé muy
fuerte — hizo que Italia se le bajara de encima y se paro con un poco de esfuerzo, se habia golpeado la espalda por protegerlo.

— vee~ vamos a mi casa, así descansas y me aseguro de que estés bien.— no tuvo tiempo de negarse a esa propuesta porque antes de que lo hiciera ya estaba siendo arrastrado encontra de su voluntad.

‡[•••]‡

— quedate ahí, sé que tengo unos parches por aqui.

Italia estaba revolviendo entre sus cosas buscando los dichosos parches. Habia hecho que él alemán se sacase la camisa para verle la espalda, estaba algo roja por la caída y tenía unos cuantos raspones en el brazo.

— Italia, estoy bien. Soy un país después de todo, ya sanara.

— pero mañana te dolerá, aqui están— saco uno los parches de su sobre — date la vuelta Doitsū.

Este se dio la vuelta mostrandole su espalda al italiano quien puso el parche donde le indicó el alemán. Luego limpio los raspones que tenía, mientras lo hacía no pudo evitar ver el rostro de Alemania, estaba rojo y tenia los ojos fuertemente cerrados, seguro porque le ardía sentir agua en una herida.

— terminé. Sabes, creo que sería mejor si te quedas a dormir aquí.— puso las cosas que usó en la mesita de noche.

— si...supongo que está bien— se sentó en la cama, no es como si pudiera hacer algo más, mientras  Italia se dirigió a la cocina, seguramente para hacer pasta, como casi siempre.

Se quedó pensando un momento, recordando algo que ya había pasado hace mucho, una simple promesa que sentia era incapaz de cumplir, por más que resiviera un agradecimiento por ser el héroe del momento, sentía que faltaba algo y eso simplemente no le dejaba dormir. Sintió la tapa de un libro, no lo había visto antes de sentarse, lo tomó y lo abrió, era un álbum de fotos aunque tenía uno que otro dibujo, comenzó a pasar de página lentamente, recordando cosas que habían pasado, riendo de tanto en tanto. Casi al final del álbum había un sobre de papel bastante grueso, lo abrió solo para encontrar algunos dibujos doblados, desdobló el primero encontrándose con un retrato a lápiz de un niño, notó que tenían un gran parecido, sentía que lo conocía, no sabía el porque. Sintió su cabeza dando vueltas, sintió como se enfriaba a tal punto que sentia que se congelaría en cualquier momento, Feliciano entro en la habitación y sintió que su corazón dio un salto al ver aquel álbum de tapa verde, esto no podía estar pasando ¿como había encontrado el álbum? Se estaba poniendo nervioso, demasiado.

— Germania...¿estas bien?— aun no conocía que es lo que podia pasar si recordaba algo, pero sabía el sólo ver algo relacionado con toda su vida anterior le podría hacer recordar todo. Se acercó al aleman quien se encontraba con las manos cubriendo su rostro, llorando. Se arrodilló frente a él, buscando la manera de hacer que quitara sus manos de su rostro.— Mi dispiace così tanto Germania, mi dispiace davvero...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro