LOIS Y CLARK
En LexCorp, en un laboratorio secreto debajo del estacionamiento, Luthor y sus científicos estaban usando conocimientos extraterrestres para crear un cuerpo artificial. Era un prototipo que se usaría para acabar con Kal-El. También había comenzado a elaborar planes para una red energética mundial siguiendo el consejo de su socio secreto. Las cosas comenzaron a tomar forma lentamente para Lex, hasta que recibió otra transmisión desde el espacio.
En la pantalla estaba el general Zod. Al principio, Lex pensó que el general era su misterioso benefactor, pero pronto quedó claro que Zod, como Lex, no tenía idea de quién era.
-Me presento ante ti como el General Zod de la ciudad de Kandor – Lex lo vio sorprendido, ya que este tenia rasgos muy similares a la fisonomía humana – Me han dicho que eres el ser más inteligente de tu especie, Lex Luthor. Eso no dice mucho, ¿verdad? – Zod lo vio de forma amenazante – Siguen siendo una raza primitiva. Sin embargo, nuestro amigo en común tiene un paquete para ti que debo entregar personalmente.
-No lo permitiré Zod, este es mi mundo, no el tuyo.
-Por favor... no tengo ningún interés en tu pequeño planeta llamado Tierra. Mi único interés es destruir Kal-El. Llegaré pronto... prepárate.
Cuando terminó la transmisión, Luthor reflexionó sobre la situación. Había hecho un trato con el diablo... la cuestión era si se podía burlar al diablo.
Cuando Lois partió en un helicóptero para ir a Washington, Clark se encontraba solo en su pequeño departamento, dispuesto a dejar las bolsas del supermercado y hacer su cena. En el transcurso de la noche, prendió al noticiario local, donde anunciaban una tormenta. Clark pudo ver las señales en el aire, las temperaturas cambiantes, los vientos crecientes.
Esa semana Lois Lane consiguió la entrevista de su vida. En vista de que la imagen del presidente no estaba muy bien en esos tiempos, el consejo de la Casa Blanca le había otorgado una entrevista a un periódico sin mucho renombre, esto con la intención de recuperar la buena imagen del presiente. El periódico ganador fue el Daily Planet, y la reportera fue Lois Lane. Lo que el presidente no sabia, es que esta reportera tenia su propio plan. Abordó el Air Force One y fue recibida por el presidente. Ésta era su oportunidad de conseguir la gran historia y no la iba a estropear.
Durante los primeros minutos, el presidente trató de entablar una pequeña charla, casi tratando de seducir a Lois, pero ella no tuvo nada que hacer cuando sacó su grabadora y comenzó a hacer las preguntas que nadie más tuvo el coraje de hacer al presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.
-Entonces, señor presidente... ¿cómo responder a las afirmaciones de que ha tenido muchos escándalos sexuales a lo largo de su presidencia, que es un mujeriego y usa su poder para aprovecharse de las mujeres jóvenes del gabinete?
Estaba desconcertado. Le habían dicho que Perry White iba a enviar una joven reportera para hacer la entrevista, el había esperado una chica ingenua e impresionable que estaria asombrada por él. Lo que consiguió fue algo completamente diferente. Una reportera terca y curiosa que se negó a dar marcha atrás. Incluso mientras trataba de reírse de la pregunta, Lois siguió presionando y presionando hasta que finalmente respondió con ira.
-Mire, señorita Lane. Mi vida privada es mía y no tiene nada que ver con la presidencia. Francamente, no es de su incumbencia con quién me acuesto. Ahora, por favor, proceda.
Lois puso una pequeña sonrisa. Consideró presionarlo aún más, pero por ahora, tenía lo que necesitaba. Entonces, en cambio, Lois decidió cambiar de tema, con la esperanza de que el mal humor del presidente le permitiera captar cualquier información errónea que soltara en su estado de enojo.
-Bien, entonces señor presidente, sus oponentes en Washington lo han acusado de aumentar las tensiones en el Medio Oriente como una excusa para ir a la guerra y asegurar las ricas reservas de petróleo...
-Eso es ridículo. Estados Unidos siempre ha estado a la vanguardia de las negociaciones de paz en el Medio Oriente.
-¿Entonces no considerará una acción militar?
-Nunca podemos descartar ninguna posibilidad, pero les aseguro que estamos comprometidos con las negociaciones, y que no haya dudas, no vamos a otras naciones simplemente para asegurar reservas de petróleo.
Luego prosiguió la entrevista mientras el avión volaba por el cielo. Al principio hubo un poco de turbulencia, pero a medida que el avión avanzaba, se encontró en medio de una tormenta eléctrica. Sin embargo, un mensaje del piloto dejó a los pasajeros tranquilos, diciendo que no había nada de qué preocuparse.
Pero, la tormenta solo empeoró, el avión comenzó a temblar y a zambullirse cuando uno de los motores se apagó. El piloto maniobro como pudo con los otros motores, pero los rayos siguieron llegando. El piloto sabía que estaban en problemas.
Clark terminaba de cenar, pero entonces dejo su comida y escuchó. No hubo nada por un momento, luego ahí estaba...
-Air Force One... mayday, mayday... estamos perdiendo poder...
Fue difícil para Clark concentrarse completamente en el sonido cuando el trueno de la tormenta invadió sus sentidos. Abrió la ventana y escuchó de nuevo, de nuevo el sonido se interrumpió. Clark se bajó y subió los escalones hasta el tejado.
Cerró los ojos y escuchó, filtrando los sonidos de Metrópolis y la tormenta mientras trataba de concentrarse en el avión. Sintonizó el sonido, casi como si buscara entre frecuencias tratando de encontrar la estación de radio adecuada. Entonces lo encontró.
-Repito... este es el Air Force One, nos ha golpeado una serie de rayos y estamos perdiendo potencia. El motor 4 está apagado, y no creo que los demás vayan a aguantar mucho más... solicito un aterrizaje de emergencia...
-Eh, Air Force One, negativo, negativo, todas las pistas de su vector actual no están disponibles, repito, no hay pista libre...
-Bueno, será mejor que despejes una carretera y luego una torre, porque este avión se está derrumbando...
Clark escuchó mientras el piloto daba las coordenadas actuales del avión. Miró al cielo, sabía que era el momento. Se quitó las gafas y se abrió la camisa, revelando el escudo del símbolo y el traje azul debajo. Mientras se quitaba la ropa, se juntaron estas, transformándose y cambiando a un color rojo que se adhirió perfectamente a la tela de sus hombros, creando una capa. Sus zapatos se abrieron y se extendieron por sus piernas, cambiando a un rojo más oscuro.
Clark suspiró para sí mismo por un momento, mirando hacia arriba.
-Aquí vamos.
Clark dobló sus rodillas y explotó en el cielo, su capa fluyó detrás de él mientras se elevaba sobre Metrópolis, sus ojos fijos en el avión. Momentos después, estaba surcando los cielos fuera de la ciudad, con los brazos extendidos mientras volaba, en su camino para salvar el día.
El voló. Esto no era solo una prueba de sus poderes, era real. La vida de la gente estaba en peligro. Cuando Clark rompió la barrera del sonido, supo que todos sus sentidos y habilidades tendrían que afinarse, trabajando juntos.
Arrastrando los brazos hacia atrás, se empujó aún más rápido al ver que el avión que tenía delante se acercaba a él. Clark se agachó, dejó que el avión lo pasara y decidió que era mejor acercarse por detrás. Lo siguió, girando debajo del avión, inspeccionando los daños, luego volando por encima del ala, vio hacia adentro para ver si todos estaban bien.
En la cabina, Lois Lane estaba atada a su asiento, sujetándose mientras el avión amenazaba con caer. Mirando hacia afuera para ver el ala, vio algo que no podía creer. Un hombre volaba por ahí. Él le sonrió y luego se fue. Lois no podía creerlo. Quizás su imaginación le estaba jugando una mala pasada.
Dos motores estaban en llamas, uno en cada ala. Kal-El reflexionó sobre la, miró a su alrededor, luego hacia el suelo, tratando de averiguar exactamente cuánto tiempo tenía. Al principio quiso agarrar el avión, pero temía que la parada repentina pudiera sacar a los pasajeros de sus asientos y lesionarlos.
Decidió que lo mejor que podía hacer era reducir la velocidad gradualmente, pero primero tenía que cuidar los motores, temiendo que explotaran. Clark se zambulló bajo el ala derecha, volando boca abajo, mirando el motor en llamas.
Tomando una respiración profunda, la contuvo por un momento antes de exhalar con una fuerte ráfaga fría, extinguiendo las llamas. Mientras se preparaba para moverse a la otra ala, sus oídos captaron el sonido que rebotaba en algo más adelante. Inclinando el suyo, vio una montaña que se aproximaba, y se dio cuenta de que tanto él como el avión ido bajando cada vez más de altitud.
Se movió debajo de la sección de la cabina, colocando sus manos sobre el metal y empujando. El avión subió y avanzó, evitando la colisión. Clark, sin embargo, se vio obligado a volar directamente a través de la roca, saliendo por el otro lado.
Enfocando sus ojos por un momento, vio el avión, ahora más alto en la atmósfera gracias a su empuje. Voló tras él, acercándose detrás de él, el humo y el fuego le taparon a la cara.
Dentro del Air Force One, nadie tenía ni idea de lo que estaba sucediendo mientras Clark volaba por debajo del ala izquierda. Una vez más apagó las llamas gracias a su aliento congelado, sin embargo, pudo ver que el estrés y el calor del fuego estaban creando grietas, amenazando con destrozar el ala. Lo agarró, manteniéndolo en su lugar mientras sus ojos se encendían y quemaban un naranja rojizo.
Kal-El envió un rayo enfocado de energía térmica desde sus ojos, soldando efectivamente el ala en su posición, luego enfriándola con su aliento helado. Con esa tarea terminada, Clark pasó por debajo del centro del avión, sujetándolo, tratando de inclinarlo hacia arriba y reducir la velocidad.
Pero los otros dos motores seguían funcionando, intentando impulsarlo. Sus manos comenzaban a temblar. Aunque no tuvo problemas para sujetarlo, temió por los pasajeros y lo soltó. Los motores funcionaban, pero con la navegación y la electrónica fallando, el avión todavía se dirigía hacia abajo.
Voló hacia la parte delantera del avión, viendo al piloto y al copiloto. Trató de indicarles que apagaran los motores, pero cuando miraron hacia afuera, estaban en estado de shock al ver a este hombre volando.
Clark continuo volando con el avión, debatiéndose si debía o no usar la fuerza para detener los motores. Sus problemas comenzaron cuando otro rayo de la tormenta arrasó con el motor en funcionamiento en el lado de estribor, haciendo que el avión cayera en picada.
Ya estaban próximos a Metrópolis. El avión siguió cayendo y Clark volvió pronto a su lado, usando sus ojos para ver a través del metal sólido, comprobando que nadie saliera herido. Voló hacia adelante, nuevamente tratando de hacer una señal al piloto, esta vez para bajar el tren de aterrizaje. Sin embargo, no podía hacerlo, ya sea porque no había poder o porque estaba demasiado aturdido para hacer algo.
Entonces Clark lo hizo él mismo, forzando las ruedas delanteras hacia abajo y luego girando hacia atrás para bajar las otras ruedas. Podía ver las luces de la ciudad abajo, sabiendo que estaba fuera de tiempo. Clark volvió a hundirse, empujando hacia arriba, reduciendo gradualmente la velocidad del avión y nivelando mientras sostenía todo el peso sobre su espalda con facilidad. Evitando por poco el globo terráqueo en la cima del Daily Planet.
Clark tenía el control total ahora, cargando el avión en su espalda mientras volaba hacia el aeropuerto de Metrópolis. Vio las luces de la pista mientras bajaba el avión. Con el tren de aterrizaje fuera, el avión aterrizó suavemente a medida que se acercaban los servicios de emergencia.
Clark ya había salido de debajo del avión, flotando mientras arrancaba la puerta del pasajero de sus bisagras, tirándola al suelo mientras se apresuraba a controlar a los pasajeros. Cuando bajaron del avión, estaban asombrados por este extraño que los había salvado.
Clark vio a Lois levantarse de su asiento y dirigirse hacia la salida. Se miraron el uno al otro por un momento antes de que Clark le ofreciera su mano, levantándola y flotando suavemente fuera del avión hacia el suelo.
-¿Está bien señorita?
Lois estaba muda, incapaz de decir algo mientras lo miraba fijamente, totalmente confundida y le costaba creer que el hombre fuera real.
-Señorita... ¿está bien? – repitió Clark –
-¿Q... qué? Oh... sí, estoy bien... gracias a ti. ¿Quién...? – Kal-El sonrió mientras Lois luchaba por encontrar las palabras para preguntar o decir algo. Ella respiró hondo, calmándose – ¿Quién es usted?
-Solo alguien que quiere ayudar – Clark no pudo evitar poner una sonrisa – ¿Segura de que está bien?
-No... No, estoy bien de verdad, solo... ¿cómo hiciste eso?
-Es algo natural. Asegúrate de que un médico te examine. Tengo que irme.
-¿Espera, a dónde vas?
Clark sonrió y dijo con el dedo hacia el cielo.
-Arriba
Clark sonrió mientras se elevaba en el aire. Lois sonrió mientras el extraño subía más y más alto, flotando. Ella solo vio como él volaba en la distancia, sin darse cuenta de que el presidente se acercaba.
-¿Qué te dijo? ¿Crees que es una amenaza?
-Él acaba de salvarnos la vida, señor presidente. No creo que ninguno de nosotros tenga nada de qué preocuparse – respondió ella –
-¿Qué crees que es?
-Esperanza...
Kal-El voló alto en el aire, deteniéndose en la atmósfera superior, con los ojos cerrados. Escuchó, filtrando sonidos aleatorios, tratando de captar voces y ruidos que pudieran significar peligro. Comenzó a volar de nuevo, dando vueltas alrededor del globo, sin dejar de escuchar.
A medida que avanzaba la noche, comenzaron a llegar informes de todo el mundo de un hombre vestido con un traje azul que salvaba a la gente del desastre. Mientras Clark volaba a todas partes, ayudando donde podía. Cuando comenzaron a mostrarse imágenes de aficionados del dramático rescate del avión en los canales de noticias de todo el mundo, nadie estaba muy seguro de qué hacer con él.
Sin embargo, Lex Luthor lo sabía. Mientras estaba sentado en su oficina viendo las noticias, supo instantáneamente que este extraño era Kal-El. Puso una pequeña sonrisa. Ahora que el alienígena se había revelado, Lex podía matarlo y obtener toda la tecnología que necesitaba para traer un nuevo orden a la Tierra. Aunque tenía algo más de qué preocuparse, Zod estaba en camino. Lex sabía que controlarlo sería difícil.
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