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EL DIA DE LOS HEROES PARTE 1

Metrópolis

07:10 hrs

Tenía los brazos estirados frente a él mientras volaba. En la distancia, Kal-El podía oír los débiles sonidos de angustia en Metrópolis, animándolo a tirar de sus brazos hacia atrás a los costados, aumentando su velocidad aún más. Se convirtió en un borrón mientras aceleraba por el cielo, notando los rascacielos más adelante.

Cuando Clark voló a la ciudad, solo pudo ver con horror la destrucción causada por Zod. Las cabezas de la gente voltearon hacia el cielo mientras veían a Superman descender a las calles. No estaban seguros de qué hacer con él. No se le había encontrado por ningún lado cuando Zod comenzó su alboroto.

Ahora estaba de regreso, usando su poderoso aliento frío para apagar incendios en toda la ciudad, soldando soportes de metal en su lugar y levantando concreto y escombros para liberar a los atrapados debajo. Superman viajo por la ciudad, ayudando a los servicios de emergencia a hacer que Metrópolis volviera a vivir.

Luego, mientras se acercaba al hospital, Clark vio a un hombre de pie en el techo con una mujer agarrada en la mano. Aterrizó en un techo cercano, mirando a Zod y a Lois. La ira se extendió por sus venas por todo lo que había hecho Zod.

-Kal-El... es bueno verte. Tenía miedo de que mis maquinas de guerra te hubieran matado.

-¿Te preocupa que no puedas matarme Zod?

Zod se rió mientras sostenía a Lois sobre el borde, amenazando con dejarla caer. Abajo, una pequeña multitud comenzó a reunirse. Estaban heridos, sus cuerpos magullados por el asalto de Zod a la ciudad, pero se quedaron para ver lo que iba a suceder entre esos dos alienígenas.

- Puedo verlo en tus ojos. Te preocupas por esta humana – dijo Zod con burla –

-Me preocupo por todas las personas.

-¿En serio? ¿Dónde estabas entonces? ¿Por qué no estaba Superman aquí para evitar que destruyera esta ciudad sin valor?

Clark inclinó la cabeza. Debería haber estado allí. Él lo sabía. A pesar de haber estado junto a los héroes, deteniendo a las bestias de metal y lava de Zod, sintió que le había fallado al mundo que quería proteger. Ahora que había recuperado sus fuerzas, Clark estaba decidido a arreglar las cosas y detener a Zod de una vez por todas.

-Vas a pagar por lo que has hecho, Zod.

-Quizás... pero no en esta vida. Ahora, ¿qué debemos hacer con esta mujer... ¿Se llama Lois, verdad? – A pesar de estar apretada por su cuello, Lois logró reunir la fuerza suficiente para obligar a sus músculos a liberar la saliva de lo profundo de su garganta mientras escupía en la cara de Zod. Él la miró con enojo, secándose la cara, apretando más fuerte – Ustedes los humanos realmente son criaturas repugnantes.

Zod levantó a Lois por encima de su cabeza y luego la soltó, enviando a Lois a toda velocidad hacia el suelo. Clark la persiguió en un instante, volando a toda velocidad para alcanzarla, frenándola antes de levantarla de nuevo en el aire. Sostuvo a Lois por un momento, mirándola antes de tocar suavemente.

-¿Estás bien? – pregunto Clark con preocupación –

-Sí Clark. Gracias... ¿qué vas a hacer?

-Terminar con esto – contesto el con determinación – No te quedes aquí Lois, ponte a salvo.

Mientras hablaban, Zod se bajo del techo del hospital y aterrizo en el suelo con un ruido sordo. Sabía que era el momento. Finalmente se vengaría de Jor-El por atraparlo en la Zona Fantasma.

-Lois, date prisa, lárgate de aquí... dile a la policía que despejen las calles.

Cuando Lois se fue apresuradamente, miró a Clark, temiendo no volver a verlo, pero sabiendo que no se daría por vencido hasta que el último aliento dejara su cuerpo, volvió a la marcha. Superman y Zod estaban parados en medio de la calle como dos vaqueros en el viejo oeste, listos para enfrentarse.

-Tu padre Jor-El era un cobarde. Se escondió detrás de campos de fuerza, a salvo del vórtice de la Zona Fantasma, negándose a desafiarme. ¿Eres un cobarde Kal-El?

-No soy un cobarde, Zod. Tampoco lo era mi padre.

-Es extraño. No he envejecido ni un día en más de veinte años, pero tú... ¿te sorprendería saber que tu padre y yo fuimos amigos? Una vez te tuve en mis brazos cuando eras un bebé. Ahora mírate. Tan decidido a hacer lo correcto... tan ingenuo. Pero podrías unirte a mí Kal-El. Podríamos gobernar este mundo y muchos otros.

-Nunca me uniría a ti, Zod.

-¿En serio? ¿Rechazarías la oportunidad de recrear Krypton en la Tierra? Piensa en ello... un legado duradero para nuestra gente... nuestro hogar.

-La Tierra es mi hogar ahora... y no dejaré que la destruyas.

-Sabes que no ganaras – dijo Zod poniéndose en posición de batalla – Yo soy un general, pase toda mi vida siendo un guerrero. Pero tu... ¿Dónde creciste? ¿En una granja?

Había silencio. Los ciudadanos de Metropolis se negaron a evacuar. Todos querían ver cómo se desarrollaba esta batalla. Superman y Zod se miraron el uno al otro, esperando el primer movimiento. Entonces empezó.

Se golpearon entre sí, moviéndose tan rápido que los espectadores lucharon por ver algo mientras los oponentes chocaban. Zod se balanceó, golpeando a Superman, quien devolvió el golpe con un puñetazo propio. Fueron golpe por golpe, agachándose y bloqueándose, contraatacando entre sí, sin que ningún luchador cediera terreno al otro.

Zod maniobró detrás de Clark, bajó el puño en un tiron hacia un lado, luego agarró su brazo y lo presionó tratando de romperlo. Clark sintió que el dolor le atravesaba el brazo, por lo que respondió de inmediato, girando en el aire para liberarse del agarre antes de aterrizar de nuevo en el suelo.

De nuevo, cada golpe sonaba como una fuerte explosión, mientras se paraban uno frente al otro. Superman comenzó a acelerar, sus manos se adelantaron como una mancha mientras lanzaba un ataque devastador, golpeando el estómago de Zod veinte veces en un segundo antes de aterrizar con un golpe brutal que envió al general hacia atrás, chocando contra una cabina telefónica.

Se puso de pie, sacudiendo la cabeza por un momento, viendo un quiosco de periódicos en la esquina. Vio el Daily Planet, que mostraba una imagen de Superman en la portada. Zod miró a Kal-El por un momento antes de levantar el quiosco y arrojarlo al otro lado de la calle en dirección a Superman. Clark simplemente extendió su mano y lo atrapó, dejándolo a un lado solo para encontrar a Zod encima de él nuevamente, derribándolo.

Zod se paró sobre Clark, agarrándolo del pelo y golpeando su rostro contra el suelo. Lo hizo de nuevo antes de levantar a Clark, darle vueltas y arrojarlo al otro extremo de la calle. Mientras Clark se recuperaba, Zod estaba recogiendo un coche, arrojándolo hacia afuera y haciéndolo explotar en la cara de Clark con una ráfaga de calor de sus ojos.

Zod voló justo por encima del suelo, hacia Superman, obligándolo a levantarse del suelo y lanzándolo directamente a la parte trasera de un camión de bomberos. Agarrando a Clark de nuevo, Zod le dio la vuelta y lo sujetó con un estrangulamiento por detrás, tratando de cortar el aire a sus pulmones mientras presionaba, apretando la garganta de Clark.

Sin embargo, antes de que pudiera estrangularlo por completo, Clark soltó una rápida ráfaga de golpes, terminando con un golpe violento que lanzó a Zod hacia atrás por el aire, enviándolo a toda velocidad a través de Metrópolis y estrellándose contra el sitio de construcción del nuevo centro de control de energía de LexCorp.

Superman lo siguió, aterrizando en el suelo, esperando a que Zod se levantara. El general miró a su alrededor y vio una pila de bloques de hormigón. Tomo uno y se lo tiró a Clark. El bloque viajó como una bala, chocando contra Clark, quien resultó ileso. Zod lanzó otro bloque, luego otro y otro, y Superman los esquivó o los atravesó con el puño para romperlos.

Volaron hacia arriba, aterrizando en el andamio, todo en el sitio de construcción se convirtió en un arma potencial. Pasaron por otra ronda en la parte superior del andamio, intercambiando golpes, ninguno retrocedió. Por encima de sus cabezas, Superman notó una gran viga de metal en el extremo de una grúa. Volando hacia arriba, la desenganchó y sostuvo un extremo, usándola como un bate para golpear a Zod, quien cayó hacia atrás.

Volando tras él, Superman dobló la gran pieza de metal alrededor de Zod, atándolo. Zod no podía moverse, lo que le dio a Clark la oportunidad de recuperar algo de energía mientras buscaba algo más que pudiera usar para detener a Zod.

Zod flexionó sus músculos, forzando a sus brazos a extenderse mientras rompía el metal que lo contenía, rompiéndolo. Se dio cuenta de que Kal-El levantaba una mezcladora de cemento sobre su cabeza y apenas logró evitarla cuando Clark se la arrojó. Tomando una respiración profunda, Zod comenzó a soplar una gran ráfaga de viento, enviando bloques de cemento y soportes de metal hacia Superman, quien fue bombardeado con objetos de todas partes a su alrededor.

Zod aprovechó la oportunidad para cargar a Superman, tirándolo al edificio sin terminar. Cuando Zod salió, no pudo ver a Superman. Buscó, sus ojos se enfocaron para ver a través del metal y el concreto, pero Kal-El no estaba a la vista.

-¡KAL-EL! ... Sal, cobarde – grito con rabia el general krytoniano –

-Estoy aquí, Zod.

Esa voz vino de detrás de él. Antes de que pudiera reaccionar, Clark estaba conectando el gancho de la grúa a la capa de Zod. Encendiendo su visión de calor, Clark quemó el cable de metal, desconectándolo de la grúa. Tomo el cable y voló hacia arriba, arrastrando a Zod con él. Comenzó a girar mientras sostenía el cable, lo que obligó a Zod a dar vueltas en círculo mientras ganaba impulso, cambiando su ángulo para que lo girara verticalmente, más y más rápido antes de soltar el cable, lo que envió a Zod hacia abajo, chocando contra el terreno.

Al caer, Zod reconsidero su estrategia y entendió que podía perder. Al ver llegar a Superman, sonrió maliciosamente mientras despegaba y cruzaba la ciudad. Clark miró alrededor del sitio de construcción por un momento, inspeccionando los daños. Vio una valla publicitaria rota que mostraba la ambición de Lex Luthor. No pudo evitar sonreír al ver los planes futuros de Lex en ruinas a su alrededor. Doblando sus rodillas, Clark despegó en el aire, siguiendo detrás de Zod.

Ω Ω

Un hombre volador de Krypton. Un ser sobreviviente del planeta rojo. Una guerrera de la que solo se había escuchado vagas historias, y que, por lo que se sabía debería ya estar muerta hace mucho. Un inexperto velocista que daba sus primeros pasos en una ciudad al oeste del país. Un guardián de las estrellas que irradiaba un aire de aventurero y arrogante. Los dos justicieros de una ciudad en decadencia. Y un borracho a quien solo habían visto en internet, de quien se decía que hablaba con los peces y cuidaba a los marineros.

Para Arthur, formar parte de este extraño equipo significaba tanto... pensaba que tenían las de ganar. Durante la mayor parte de su vida se había escondido de la gente, había estado solo, pero ahora, creía que de algún modo, era parte de algo más grande que él.

-¿Fantástico, eh? – dijo Arthur – Aun no me la creo que este en el jet de Batman. El vigilante, el héroe solitario, la leyenda...

-Créeme que estoy tan sorprendida como tú – dijo Diana, a través del comunicador –

-¡Es que es Batman! – ahora Robin era el que hablaba en el comunicador – Oh, señor Batman, ¡es un gusto conocerlo! – el sarcasmo era más que evidente en sus palabras –

-¡Ja, me agrada el chico! – Arthur se acercó a Batman y le puso una mano en el hombro – Pensé que su clase no respondía bien a la luz solar.

-Te doy dos segundos para que alejes tus dedos de mí y no los pierdas – respondió Batman, sin perder la concentración en los controles del Jet –

-No eres del tipo divertido... – dijo Arthur, disculpándose con las manos en alto, con una sonrisa en su rostro –

-Es maravilloso – intervino Wonder Woman, con una gran sonrisa. Había sido un gesto muy personal, y parecía sumida en algún tipo de recuerdo – Jamás pensé que habría tantos héroes reunidos otra vez. Es un honor estar aquí con todos ustedes.

-No me considero un héroe – dijo Aquaman, volteando a ver al mar – Solo vine aquí porque eso es lo correcto. No me gustan los abusivos, ni siquiera cuando vienen del espacio.

-Eso es lo que hace un héroe – Detective Marciano hablo, claramente dirigiéndose a Arthur – Por como luchaste a mi lado, te ganaste mi respeto.

Y sin decir más, Arthur puso una sonrisa.

Ω Ω

Surcando la atmosfera, la pelea continuó enfurecida cuando ambos kryptonianos se negaron a rendirse. Volaban cada vez más rápido. El mundo parecía ralentizarse desde su perspectiva, pero desde el punto de vista de los espectadores en tierra no había mucho que ver, excepto unos puntitos en el cielo moviéndose violentamente.

Zod volteó hacia atrás, agarró las piernas de Clark y lo lanzó a toda velocidad. Esta vez, Clark no pudo tomar el control a tiempo y se estrelló contra STAR Labs en Nueva York. Fue pura suerte que nadie hubiera resultado herido de gravedad y Clark sabía que tenía que sacar a Zod de la ciudad. Se elevó hacia arriba y estalló en vuelo con Zod siguiéndolo.

Comenzaron a volar a toda velocidad lejos de la Costa Este. Uno al lado del otro, atravesando todo el país intercambiando golpes. Uno volaba por debajo para asestar un golpe solo para que el otro girara su cuerpo, dando una vuelta completa para esquivarlo. Volando de la costa este a la oeste y hacia el Océano Pacífico, continuaron luchando.

Mientras viajaban por el océano, el agua de abajo se levantó en olas. En Beijing, el viento pareció levantarse momentáneamente mientras pasaban volando, todavía luchando, abriéndose pasó a través de Asia mientras intercambiaban golpes.

Los kryptonianos volaron alrededor del mundo tres o cuatro veces, ahora encerrados, girando y agarrándose unos a otros, bloqueando y parando posibles golpes mortales. Finalmente, subieron a la estratosfera y terminaron muy por encima de la Tierra.

La impresionante vista del planeta abajo no fue apreciada mientras Zod y Kal-El lucharon sin restricciones. La sangre goteó por la frente de Superman y se metió en sus ojos dejándolo ciego por un segundo ... el tiempo suficiente para que Zod tomara ventaja y agarrara sus piernas, haciéndolo girar una y otra vez, lanzándolo de regreso hacia la Tierra.

Superman cayó, chapoteando en el mar Caspio, seguido de Zod, sumergiéndose. En lo profundo de la superficie, Clark y Zod lucharon en el lecho marino y luego cayeron en una grieta de la corteza terrestre. La magma los rodeó cuando Zod rompió un gran trozo de roca y lo arrojó como si fuera una pelota. Superman lo bloqueó, pero cuando explotó, Zod se acercó y lo golpeó, cayendo a la grieta marina. Lo enterró profundamente, levantándose y sellando la grieta antes de salir a la superficie y flotando de nuevo en el aire, dejando a Kal-El atrapado debajo.

Zod se rió, pero pronto fue silenciado cuando todo el planeta pareció temblar. Superman rompió su ataúd debajo del lecho marino y salió del agua a toda velocidad pasando junto a Zod y alejándose de él. Zod lo siguió mientras Clark lo conducía de regreso hacia América del Norte y la región helada del Ártico.

Se deslizaron por el hielo, luchando con golpes mortales y ágiles patadas. Cuando se enfrentaron, los ojos de Zod ardieron cuando envió una ráfaga de calor hacia los pies de Kal-El, derritiendo el hielo debajo de él. Clark resbaló y cayó por debajo del hielo cuando Zod se puso de pie y se rió. Pasaron los minutos, pero no había señales de que Superman emergiera.



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