Capitulo único
El sol brillaba en un cielo azúl profundo, libre de cualquier nube. Las aves marinas cantaban sobre las mesas de la fiesta y el viento salino barría con los vasos desechables, servilletas y demás. Sobre el barco había un silencio sepulcral. Nada se movía allí. Todos estaban quietos, tumbados en el piso o todavía sentados sobre sus asientos. La sangre brotaba de sus cuellos dejando charcos escarlata que escurrían por manteles, como por la cubierta del navío sin rumbo. Piccolo era el único decapitado. De su cabeza no había ningún rastro en las ruinas de aquella fiesta. Goku, su familia y amigos estaban muertos. No había un sólo sobreviviente en todo el lugar.
El cuerpo del guerrero más poderoso del universo estaba acostado en el piso y exhibía más heridas que los demás. Su cuello, su corazón, su hígado y todos sus puntos vitales habían sido atravesados sin clemencia por un vulgar cuchillo, sostenido por la mano de un hombre ordinario. Un sujeto cualquiera que vestía como un oficinista y permanecia de rodillas junto al cadáver de Goku. El tipo sonreía satisfecho, mirando con desprecio al Saiyajin inerte frente a él. Incluso rio un poco antes de percibir la llegada de esos dos. No se sorprendió, no se asustó. Sabía que ellos aparecerían tarde o temprano y los estaba esperando.
Todavía sosteniendo el arma con la que llevó a cabo la masacre, el hombre se puso de pie confrontando los ojos del dios, que se aproximaba a él a paso lento, amenazante. Su cabello negro se mecía con la brisa, su semblante seguro y su recta postura le daban cierta solemnidad, pero era sólo un hombre. Un ser humano nada más y no pudo evitar estremecerse un poco cuando tuvo al dios frente a él.
-¿Tú hiciste esto?- preguntó Bills con voz grave, firme y moviendo la cola de una forma que dejaba muy claro la intención agresiva que estaba conteniendo.
El ángel a su espalda miraba la escena con cierta tristeza. Las mujer, los niños, todos habían sido cruelmente asesinados. Sin embargo, su postura hablaba de que no tenía ninguna intención de intervenir en los acontecimientos.
-Sí, yo lo hice- contestó el hombre con orgullo y extendiendo un poco los brazos a los costados, por debajo de la altura de su pecho- Yo he matado a estos infelices y no me arrepiento de haberlo hecho. Por el contrario, estoy feliz de haberlo conseguido. Sí, estoy feliz...- agregó en voz baja, como convenciendose de que así era.
Bills retrajo, un poco, el labio superior enseñando su perlado colmillos, pero no hizo comentarios. Whiss se hinco a ver el cuerpo de Goku. Fue un gesto hecho con solemne. No lo tocó.
-¿Por qué hizo algo tan atroz?- preguntó el ángel, pero no miró al hombre sino la horrenda panorámica en que los tres estaban inmersos- Usted no lo sabe, pero él...
-¿Él qué?- exclamó aquel individuo haciendo que Bills lo mirara otra vez, pues el dios había desviado la vista al ángel- ¿Me dirá que ha salvado la Tierra muchas veces? ¿Qué gracias a él se han evitado catástrofes? Suena increíble, suena asombroso, suena como si ese sujeto en realidad fuera un héroe, pero no lo es- exclamó con un impetu rencoroso- Yo lo sé. Yo lo he visto a él y a la banda de cretinos que van a su espalda. Yo he tenido que vivir las consecuencias de sus acciones egoístas, yo sé la verdad y la verdad es que él, ese tipo llamado Gokú, es la razón de todas las desgracias de este mundo. Si él no existiera muchas calamidades no hubieran acontecido y lo peor de todo es que ni siquiera es un ser humano ¡No! ¡Él es un alienígena que ha convertido mi planeta, el hogar de mi familia, en su patio de juegos!
El odio en la voz de aquel hombre era tremendo. Su mirada terrible. Su ser se consumía en la rabia nacida de la indignación. No tenía miedo. Siendo un hombre común y corriente a quién Bills podía destruir con un parpadeo, estaba de pie sin una cuota de temor en su ser, cual si fuera el guerrero más poderoso que existiera.
-Yo lo ví- continúo el hombre, pero más tranquilo- En el torneo de artes marciales. Baje de las gradas, por unos bocaditos para mí esposo e hijo, cuando volvía uno de estos bastardos destruyó el lugar...mi familia pereció por obra y capricho de uno de estos mostruos- exclamó viendo a Vegeta degollado, unos metros más allá- Entonces no entendía nada. No sabía quiénes eran o porque hicieron lo que hicieron, sólo sabía que mi esposa e hijo habían muerto. Pero poco después, como por arte de magia, estaban de regreso. Era increíble, era asombrosos. Parecía un terrible sueño con un final feliz. Era tan extraordinario el acontecimiento que siendo yo un periodista, no pude evitar escribír unos rápidos apuntes antes de que esa criatura, Majin Buu, atacará. Luego cuando restauraron la Tierra, vi esos apuntes...Al principio no lo podía creer, pero mi curiosidad me llevó a investigar un poco. Entre las notas que relataban lo que sucedió en el torneo, se hablaba a una mujer gritando. Nadie no puede reconocer a la heredera de Corporación Cápsula, ese dato me llevó allí. Con astucia y unos mañas de mi oficio pude interrogar al viejo y a su esposa. Así me fui enterando de todo lo que ha estado aconteciendo en este planeta gracias a esos seres y principalmente a él- al decir eso puso su pie en el cuerpo de Goku- Cuando supe de las esferas del dragón, me las arregle para usarlas y mediante ellas terminar de descubrir está terrible historia. Ahora lo sé absolutamente todo. Nada, ningún aspecto de esta historia de vanidad y soberbia, escapa a mí ¿Qué este sujeto a salvado la Tierra? No me hagan reír. A él no le importa este planeta, él no pelea por el bien o por salvar alguien ¡Pelea por si mismo nada más y si ha salvado la Tierra u otra cosa o persona a sido pura casualidad!
El hombre hizo una pausa. Bills y Whiss lo oían con atención.
-Todos los seres humanos estamos atados a los caprichos de este mal nacido. Sí la Tierra es o no destruida depende de él, si la quiere restaurar o no depende de él. Si un día decide que no volverá a resolver los daños de sus jugarretas ¡Seremos nosotros quienes pagaremos el precio! Pasó con Majin Buu. Pudo detenerlo y evitar la masacre, pero escogió dejar que todo pasara ¿Y para qué?- el hombre hizo otra pausa- Sé y puedo entender que no tiene la obligación de salvar a nadie, pero tampoco tiene el derecho de exponer la seguridad de millones de personas sólo porque tiene el poder de hacerlo- agregó y comenzó a patear el cuerpo de Goku- Él no es nadie para decidir el futuro de las personas, él no tiene el derecho de decidir quién vive o no, él no...
El hombre cayó y continúo pateando el cadáver mientras un llanto amargo salía de sus ojos llenos de indignación. Continúo haciendo aquello hasta que se canso o sólo se detuvo para recuperar el aliento.
-¡Mi familia, mis amigos, mi mundo no estuvo ni estará a salvó con este ser aquí. Con él y con ninguno de estos bastardos aquí!- gritó- Ni con esa maldita mujer, que porque es rica cree que puede monopolizar las esferas del dragón y ofrecerlas a sus amigos como un vulgar premio de lotería... Esta gente no sabe nada. No valoran la vida y la muerte es sólo un daño colateral ¿Quienes se creen que son? ¡No son nadie! Por eso lo mate y fue tan fácil- río el hombre- Cómo iban a sospechar de un hombre como yo, un ser insignificante. Los poderoso jamás prestan atención a la gente como yo y ese fue el error. Un veneno, el más poderoso de todos, pero en triple dosis fue lo que les puse en la comida y en la bebida... y eso bastó, pero con estos tipos nunca se está seguro así que les mate día veces. Finalmente la Tierra está en paz, libre del yugo de este...
-¿Terminaste?- le preguntó Bills con un tono grave, pero desinteresado.
El hombre lo miró extrañado, saliéndose del éxtasis de sus palabras. Se tomó unos segundos para responder, pero antes hecho a reír a carcajadas. Aún teniendo la palma del dios destructor frente a su rostro, aquel sujeto era incapaz de sentir temor o remordimiento.
-¿Me va a destruir, su excelencia?- le pregunto entre risas- ¿ Por qué? ¿ Por qué mate a su campeón, a su héroe? No, él no es un héroe ¡Yo soy un héroe! yo estoy protegiendo a la humanidad del egoísmo de este monstruo- logró decir antes de desaparecer.
La arena negra fue barrida por la brisa marina y sobre el barco cayó el silencio otra vez.
-Whiss...
-Enseguida- contestó presto el ángel, que adivino las intenciones de su señor.
Pronto todos estuvieron de vuelta. El dios tenía sus motivos para regresarlos a la vida. Quizá tan o más egoístas que los que según ese hombre, Goku y compañía tenían como motivación, pero de cualquier forma estaban vivos de nuevo por voluntad suya y por esa misma voluntad se enteraron de que sucedió. Para todos fue tan grande la sorpresa de haber sido asesinados, pero sobretodo de los motivos que el hombre tuvo para hacer tal cosa, que se sumergieron en un profundo silencio. Nunca habían pensado en como podían verlos los humanos de saber todo lo que acontecía y los involucraba. Pero el impacto real vino después, al llegar al puerto, cuando el ángel y el dios se habían marchado, pues no había nada delicioso que comer. Allí, en el muelle, esperando su llegada se había congregado un montón de personas que apenas los vieron, comenzaron a gritarles que se fueran, que eran monstruos, que sólo traían desgracia.
El hombre que mató a Goku, uso las esferas del dragón que eran uno de los premios del bingo de la fiesta, para hacer que cada persona del planeta estuviera en conocimiento de lo mismo que él. Rápidamente se armaron revueltas en contra de los guerreros, pero también hubieron grupos a su favor. La batalla entre las facciones los abrazo con fuerza quitándoles la paz. No hubo duda de que ese hombre había matado a Goku y a todos los demás.
Fin.
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