XXXVI - Ojos de Fuego
El abuelo del niño Andrew terminó de contar la historia del Hombre Fantasma. El nieto se quedó entusiasmado con lo que oyó y quería utilizar magia para luchar contra los monstruos que habitaban en su imaginación. El viejo Jonathan sintió que al niño le había gustado todo y le sonrió. Creyó que él debería empezar a entender como funcionaba el mundo de la magia.
Mientras los dos conversaban, un hombre de capucha gris oscuro se acercó a ellos y Jonathan observo que tenía la piel arrugada y parecía tener ojos rojizos. Con una voz grave paró y preguntó:
— ¿Hacia qué lado queda el anticuario de Silverstone?
— Creo que está cerca del Big Ben. Siga recto hasta llegar a la calle. Creo que va a necesitar un conductor de aplicativo. Basta usar el smartphone y llamar a uno. Él podrá llevarle hasta allí — respondió el abuelo del niño.
El hombre agradeció y mostró los dientes puntiagudos. Miró a Andrew que, al levantar la cabeza, le miró de vuelta. Los ojos del niño se pusieron anaranjados y parecían pegar fuego. La criatura desapareció frente a ellos pareciendo desintegrarse en polvo en el viento y el sonido de la brisa se llevó las partículas lejos de ellos.
En aquel momento, el viejo percibió que el niño heredara los poderes del padre.
En el tribunal de justicia, Alexia que consiguiera hacerse Jueza en el nuevo país oía al abogado y al fiscal exponer los argumentos en el juicio de un feminicidio cono uso de brujería en pleno siglo XXI. ¿Será que ellos habían vuelto?
En casa, reunidos para la cena, Jonathan que era Juan en su forma humana, le contó lo que había ocurrido. Pronto alguien entraba por la puerta de la sala. Era Phillip.
— Estoy muerto de hambre, cariño. He dado clases todo el día. — Dijo él dándole un beso en el rostro antes de mirar al hijo. — ¿Y nuestro niño más querido? ¿Cómo está? — El joven mago se arrodilló y abrazó a su hijo.
— ¿Juan, has paseado con tu nieto hoy? — Phillip abrazó al viejo mientras decía eso.
— O me llamas Jonathan o Juan. ¡Qué confusión me crea eso en la cabeza! Ya no tengo edad para eso.
— ¡Está bien, Jonathan! — Todos sonrieron.
— Papá, he visto a un monstruo hoy en el parque después de que el abuelo me contara la historia del Hombre Fantasma. ¡Fue demasiado...!
— Creo que es un poco pronto para que él sepa esas cosas Jonathan. ¿Qué te parece cariño?
— El mundo está cambiando y nuestro hijo tiene que acostumbrarse con nuestra realidad. Hablando de eso, hoy he juzgado un caso extraño en el tribunal. Un asesinato que envolvía magia. Parece que algo extraño va a ocurrir.
— Siempre habrá magia en el mundo. No cabe a nosotros escoger de qué lado de ella estamos. Tu abuelo y yo estaremos siempre aquí para proteger a nuestra familia.
Juan meneo la cabeza en anuencia.
— A fin de cuentas, es por causa de la magia del amor que estamos aquí. Hoy le conté una historia encantadora a Andrew y creo que las palabras en general pueden ser mágicas en la medida en que son capaces de cambiar nuestras vidas. Palabras tienen poder — dijo Juan estando seguro de que decía la verdad.
FIN
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