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XVII - Sobrenatural

El joven mago que vivía en el presente del siglo XXI hasta el momento ayudaba a las personas que veía en el mundo sobrenatural y conversaba con almas perdidas que necesitaban encontrar el camino de la paz. Sin embargo, el peligro empezaba a aproximarse a él en las más variadas formas. Su poder era comentado en el otro lado y su mayor enemigo era inmortal, apresurándose a través de los siglos para encontrarle. Un día, el verdugo llegaría al tiempo en que Phillip vivía y su vida estaría en juego, así como estarían en riesgo aquellos a los que amaba.

Al día siguiente al asalto, el joven trabajó bastante dando diversas clases y llegó exhausto a casa. Se acostó un poco en la cama para descansar incluso antes de ducharse. Parecía sentir algo diferente que ocurría allá afuera y se acercaba a él.

De repente, su móvil sonó y apareció un mensaje de texto en el aplicativo:

"¡Hola querido! Qué noche la de ayer... Pensé que aquellos bandidos me iban a matar y que nunca más nos veríamos de nuevo. Cada vez me sorprendo más con lo que eres capaz de hacer."☺

"Por favor, Alexia, guarda en secreto lo que sabes a mi respecto. Las personas no entenderían..."

"Ya me he olvidado. ¿Qué es lo que pasó? ☺ ¿Podemos vernos el viernes por la noche? Esta vez sin compañías desagradables, si es posible." Ella sonrió al digitar.

"Claro, Alexia. ¡Te echo de menos!

"Estás pareciendo cansado."

"¡El día fue pesado! Pero mañana estaré como nuevo."

"Descansa, amor mío. Nos vemos el viernes entonces. Besos."

Ella se despidió también exhausta por el día atareado en la oficina y loca para relajarse un poco.

Mientras tanto, a algunas manzanas de allí, dos policías conducían un coche patrulla cuando uno de ellos pisó a fondo el acelerador. Ambos miraron adelante como se estuvieran hipnotizados. Los ojos como platos cuando entraron en contra dirección. Diversos coches les esquivaban en la calle. Allí adelante, un camión enorme estaba aparcado y ellos clavaron el auto en el remolque en medio de los herrajes. Chocaron violentamente y perdieron la vida de modo instantáneo.

Las personas empezaron a congregarse alrededor del accidente y ya se oían sirenas de ambulancias a los lejos.

— ¡Apártense! — Dijo un bombero que llegó primero al lugar, las sirenas altas cortaban el aire anunciando malas noticias.

No tardó y el coche accidentado explotó junto al camión. El fuego se esparció y las personas corrían jadeantes para escapar de las llamas.

Phillip estaba con los ojos cerrados casi cayendo en el sueño cuando se abrieron ya encendidos, llenos de brasas como si estuvieran en presencia de algo sobrenatural. En medio del fuego, los dos agentes salieron andando ilesos. Continuaban a mirar hacia delante mientras los transeúntes, inclusive los bomberos y paramédicos que llegaron, les observaban boquiabiertos. Incrédulos, pormenorizaban cada parte del cuerpo de los policías a la búsqueda de lesiones. Sin embargo, los dos hombres poco a poco se volvían transparentes como sombras en la noche oscura y desaparecieron en la brea.

Mientras tanto, en el cuarto del hotel, el joven fue al baño, buscó señales de seres espirituales, abrió la puerta y ganó el pasillo. No había nada. Fue a la ventana y vio allá a lo lejos el humo que subía a los cielos, mucho fuego y gran agitación. Sus ojos poco a poco volvieron a lo normal.

"¿Qué estará pasando? Puedo presentir un peligro que se aproxima. Tengo que tener cuidado y proteger a Alexia para que al estar cerca de mí no le hagan daño como ocurrió con Verena". Reflexionó Phillip.

En el cementerio de la ciudad, los búhos ululaban y la luz que iluminaba el portón de acero, cercado de rejas envueltas en el área fúnebre, hacía intermitencias. Había arañas asquerosas sobre una tumba que era vigilada por espíritus malignos, habitando ahora los cuerpos de los dos hombres muertos en el incendio hacía algunos minutos. La piedra que cubría el sepulcro empezó a moverse lentamente. Fue cuando surgió una mano empujando el peso que cubría su cuerpo. Era un espíritu que renacía en forma humana, esta vez en cuerpo de mujer, una mujer con apariencia quincuagenaria.

Los tres se miraron y la renacida dijo:

— ¿Maurizio y Belami, por qué habéis tardado tanto?

— No fue mucho tiempo. Escogimos las víctimas con cuidado. En la piel de policías podemos entrar en cualquier lugar con facilidad.

— Entraré donde quiera en forma de mujer, también puedo usar la fuerza o, quién sabe, magia. Tenemos que encontrar a ese tal Hombre Fantasma y acabar con él.

— Pero nuestras órdenes fueron para encontrarle y preparar el camino para que nuestro líder elimine la amenaza que se cierne sobre nosotros. — Dijo el ente Maurizio.

— No será difícil encontrar a un brujo con tantos poderes. Alguien le notará cuando esté usando magia. — Comentó Belami ansioso.

— También puedo olfatear la magia distante. Es claro que el jefe tiene mucho más poder, pero nos envió porque somos los mejores en el reino del submundo. — Añadió Silene con confianza. — Nuestro blanco aún es joven e inseguro. Intentará huir como un animal asustado.

— Klaus prometió que nos hará inmortales, así como él. — Se regocijó Maurizio.

— Y ahora él tiene más poder que nunca. ¿Habéis visto? Nuestro señor nos ha traído del mundo espiritual — añadió Silene, la mujer fuerte que les comandaba.

Los tres se carcajearon en medio de la oscuridad de la noche, entre centenas de lápidas que marcaban el territorio de los que querían descansar para siempre. La lámpara de led continuaba intermitente, el viento frío soplaba alborozando los cabellos del grupo que en el silencio de la noche intentaba oír alguna noticia del mundo sobrenatural, cualquier cosa que les mostrara el paradero del Hombre Fantasma. De repente, Belami cogió una araña que andaba en los cabellos de la mujer a su lado y se la metió entera en la boca. Después de masticarla y tragársela, se relamió para probar lo que sobrara del insecto.

— Apetitosos estos bichos. — Comentó satisfecho con el aperitivo.

Los otros sólo le observaban encontrando extraña su actitud. Belami, de estatura baja y gordo, se quedó paralizado al ver varias ratas cruzar los laberintos entre las sepulturas. Antes de que él pensara en saborear un nuevo plato, Silene le interrumpió al sentir las ganas.

— Vamos... Tenemos un trabajo que hacer.

Maurizio y Belami empezaron a frecuentar los lugares donde las multitudes se concentraban; mientras Silene buscaba noticias en diversas publicaciones. Se informó sobre lo que era la Internet y adquirió un tablet donde investigaba después de aprender con el vendedor de una tienda cómo se utilizaba tamaña tecnología. Por tener mayor inteligencia que sus compañeros, ella pronto descubrió que el museo había sido invadido por un sujeto extraño por medio de las noticias en los medios de comunicación digitales. Al ver la foto de Phillip, se acordó de la imagen que su señor le mostrara y dijo con vanidad:

— Aquí está. El invasor es el sujeto que buscamos... Mi señor se quedará satisfecho.

Frente a ellos, allí en el hotel, el joven finalmente consiguió desconectar y durmió un sueño merecido. ¿Pero hasta cuándo tendría descanso?

De hecho, después de algunas horas, un sueño puso su mente en otro mundo.

Él volaba con Alexia de la mano en la región de Germania y vio a su amigo Juan allá abajo. El viento fresco soplaba los cabellos de los dos amantes cuando ella dijo:

— ¡Phill, que cosa increíble! Nunca imaginé que un día volaría, así como los pájaros. ¿Y este lugar? ¡Cómo es maravilloso!

— ¡Vamos! Quiero que conozcas a mi maestro, que también es mi amigo.

Desde allí arriba, avistaron la casita en la que Juan vivía. Un lío límpido corría cerca de ella y ellos posaron al lado del hombre viejo de la barba blanca.

— ¡Qué placer, hijo mío! Verte una vez más es muy bueno.

— Esta es Alexia. Una mujer del futuro que defiende a los humanos e intenta actuar con justicia.

— Menos mal que alguna cosa mejoró en este mundo. ¡Mucho gusto señorita! Me llamo Juan. A sus órdenes...

— El gusto es mío, señor Juan. ¡Parece que le conozco de algún lugar!

— Debe ser impresión tuya, querida. Pocas personas me conocen pues vivo enclaustrado en mi propio mundo.

Ella le miraba curiosa sintiendo alguna afinidad con el viejo.

— ¿Podemos pasar algunos días aquí, maestro?

— No es posible, mi joven amigo. Me gusta visitar esta tierra, pero tu mundo corre peligro. Nuestro mayor enemigo es inmortal; te estás olvidando de eso. No hay tiempo para paseos. Necesitas estudiar sus caminos y las armas que usa. Puedes estar seguro de que no son comunes. Siempre usará el lado del mal y estratagemas que te engañen porque él sabe que tú ahora eres más fuerte.

— Puedo encargarme de ellos, Juan.

— No te olvides de lo que ocurrió en el pasado. El coraje tiene que ser acompañado de prudencia para que no caigas en trampas. En este momento, fuerzas enemigas ya están en tu mundo. Klaus consiguió el Libro de los Muertos y usará su poder para enviar a sus siervos tras de ti. Y recuerda: a pesar de que el brujo sombrío y su criatura no consigan atravesar portales del tiempo, no hay límites temporales en el mundo espiritual.

— ¿Entonces los espíritus pueden atravesar el tiempo, maestro?

— Los que él atrae, sí, inclusive, con el libro, podrá entrar en contacto con cualquiera de ellos. Ten cuidado, mi muchacho, y protege a la chica. ¡Y qué increíble coincidencia su semejanza con Verena! — El mago miró la cara de ella — ¡Hasta la marca de la lucha con la fiera ella posee!

— ¿Puedes explicarme eso, Juan?

— El mundo tiene sus propios secretos. ¿No recuerdas el modo inusitado en cómo te conocí? A veces, las mayores elucidaciones de la vida ocurren cuando ganamos el mejor premio: la unión, un hijo, o algo que deseamos mucho. Entonces te das cuenta de que la belleza contenida en la felicidad no requiere explicación.

Mientras conversaban las aguas del río empezaron a agitarse y el cielo oscureció anunciando una tempestad.

— ¿Cómo vamos a volver, Phill? — Alexia estaba preocupada.

— Calma chica. Volveréis en breve. Muchos os necesitan ahora... — y miró a la joven diciendo firmemente — ¡Recuerda, hijo! Necesitas entrenar con las armas que posees. La espada que llevaste contigo tiene el poder de destruir a los seres sobrenaturales, pero ¿para qué sirve una buena herramienta sin alguien que sepa manejarla? Y no te olvides de los hechizos que el Libro de las Almas te dio. Recuerda uno a uno para que cuando llegue la hora puedas hacer buen uso de ellos. ¿Quién sabe tu premio pueda ser salvar vidas? Tal vez esa sea la razón de tu existencia y sé que eso alegrará tu corazón. Puedo ver tu íntimo.

— ¿Juan, sabes cuáles son los planes de Klaus?

— No lo sé bien, pero tengo miedo de ellos. De cualquier modo, vosotros debéis estar atentos y preparaos para lo peor porque el poder de las tinieblas es fuerte y peligroso. Id ahora... Una tempestad se avecina.

Los dos jóvenes sintieron el viento soplar. El olor de tierra mojada anunciaba que la lluvia llegó y con los rostros mojados miraron las nubes cargadas que soltaban varios rayos clareando el bosque. Pudieron oír truenos estruendosos y sentir frías corrientes de aire tocar sus rostros. Miraron otra vez a Juan y este había desaparecido.

El silencio volvió cuando él abrió los ojos. Se dio cuenta de que había soñado. El chico había estado mucho tiempo sin entrenar las luchas y usar la espada Furia de la Noche. Tenía que prepararse y el sueño era un aviso.

Recordó de cada palabra dicha por aquel en quien confiaba y así entendió que el peligro era inminente.

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