Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

7

Empiezo a conducir hacia la parte de la ciudad donde no hay leí, cuando estoy cerca del puente elevadizo lo miro y acelero un poco más.

Manejo con cautela, sé muy bien que deben estar vigilando toda la zona, pues yo no dejaría a mi amiga a merced del cretino de, Ricky.

Conforme avanzo, veo casi desierta las calles. Esto es muy raro, solo están los matones de, Ricky, apago las luces del auto y manejo lentamente, cautelosamente, en cuanto llego al barrio en donde vive el sujeto que me dará información estaciono una cuadra antes, los botes de basura camuflajean un poco el auto, le pido los binoculares al policía, este me los da, todo está en oscuridad excepto un cuarto en la parte de arriba de su casa.

—Vamos a esperar un poco, no hay movimiento en la casa, al menos hasta las doce — no miro al policía, dejo los binoculares entre mis piernas.

— ¿Cómo sabes que ese hombre va a cooperar? — sonrió.

—Se lo pediremos amablemente — lo miro con una sonrisa pícara — ahora piensa un plan en silencio.

Mantengo mi mirada hacia la casa, atenta a todo movimiento, pero mi mente no solo piensa en lo atrevido que ha sido hace unas horas, lo cierto es que, me gusto, hace mucho tiempo que no tengo jugueteo con alguien, no he llegado más allá, pero este hombre tiene algo, algo que me hace querer sentir su boca sobre la mía.

Él puede ver a través de mis ojos, lo siento, siento como intenta acercarse a mí, siendo atrevido, siendo rudo, a la hora de expresarse.

—Cuando decidí ser policía, no estaba en mi mejor momento — lo miro chocante — mi hermano menor murió por una sobredosis, mi madre lo paso muy mal, mi padre nos abandonó y yo me hice cargo de ella, he luchado para desmantelar las redes de los narcotraficantes, lucho para que otro no sufra como mi hermano, como nosotros sufrimos cuando nos dieron la noticia.

Su confesión, me deja en jaque, no sé qué decir, siento que debo abrazarlo, y sin que me dé tiempo de pensar, mi cuerpo ya está junto al suyo con mis brazos alrededor de su cuello, su aroma es tan agradable.

Ambos tenemos demonios en nuestro interior, esos que nos han hecho fuerte pero tan bien nos ha causado un gran dolor.

Me alejo un poco de él, miro su boca, esos labios que me provocan, esos a los que me resisto, ahora soy yo, la que lo besa, con paciencia, el me corresponde, me sujeta con fuerza con esos brazos fuertes.

Mis manos juegan con su cabello, mi cuerpo se estremece por lo que el hombre del pañuelo me hace sentir.

De un momento a otro estoy sobre el reclinado en el asiento, me sujeta de la cintura con ambas manos fuertemente mientras yo sujeto su rostro y lo beso. Siento una corriente eléctrica que ni el mismísimo, Thor, podría con ella.

No podría describir las sensaciones que ciento ahora, pero me gustan, me encanta, ciento unos calores por todo el cuerpo que hace que roce mi zona sensible con la suya, las manos del policía bajan para acariciar mis piernas sobre la tela de mi pantalón de mezclilla hasta que poco a poco tengo sus manos bajo mi blusa, acariciando mi espalda, besa mi cuello.

Me alejo de él, observo sus labios rojos y un poco inflamados por los besos que nos hemos dado, estamos en la oscuridad, dentro de un auto, me siento confundida por las emociones que siento ahora. Me gusta pero a la vez tengo miedo, he besado a varios sapos, pero ninguno me ha hecho sentirme así, los latidos de mi corazón podrían escucharse a un kilómetro de distancia.

Me gusta el hombre del pañuelo, el policía, el hombre que tengo bajo mi cuerpo, me hace sentir deseada, atónita a lo que siento, miro sus ojos y podría jurar que los tiene dilatados, pero lo que si tiene bien preparado es su miembro, lo siento tan duro, tan firme y listo para lo que pueda pasar, en ese momento, una camioneta todo terreno se cerca y yo bajo hasta quedar junto al cuerpo de este hombre, el aroma de su perfume se ha quedado grabado en mi memoria, su corazón esta como el suyo.

-Sera mejor que nos preparemos – digo cerca de su oído – ha llegado la hora de jugar – acaricio su mejilla con mi mano derecha, observo sus ojos azules, su cabello oscuro como la noche en un día de lluvia – tengo muchas emociones encontrados, me gustas pero a la vez me siento confundida y perturbada.

Ian, aleja mi mano de su cara y con la mano izquierda sujeta mi cabeza con fuerza para después besarme con autentico frenesí, muerdes mis labios haciendo que quiera más de él, no puedo si quiera detenerlo, porque simplemente dejo que haga lo que quiera con mi boca, con mis labios. Cuando nos separarnos nuestras respiraciones son rápidas, me alejo de su cuerpo y de la tentativa de seguir teniéndolo cerca.

Salgo del auto con el arma en la parte trasera de mi pantalón, el hace lo mismo y caminamos sigilosamente hacia la casa que esta unos metros, cuando estamos a punto de llegar saco mi arma y la preparo como tantas veces vi a, Ricky, hacerlo.

—Deja que lo interrogue primero si no coopera te sedo el honor de hacerlo puré — sonrió un poco y me adelanto caminando antes de que él pueda sujetarme, no es la primera vez que vengo a este lugar a hurtadillas.

Subo las escaleras que están en la entrada, espió por la ventana, Ian, se coloca al otro lado de la puerta, hace un conteo de tres tiempos con sus dedos, le hago una seña con la mano para que pare y vuelvo a espiar. Veo como tres sujeto de al menos uno ochenta se fuman un porro de marihuana y toman cerveza dos xx, riendo como idiotas mientras dos mujeres con unas tetas que parecen balones de fútbol americano bailan con pedazos de tela sobre el cuerpo, uno de los sujetos le da una nalgada a una de ella mientras la otra mujer ríe y se toca los senos mientras según bailan sensual.

Miro al hombre del pañuelo, le hago señas con mi mano izquierda haciéndole saber cuántos hay adentro, me confirma con un movimiento de cabeza y empieza el conteo de nuevo, sujeto la pistola con fuerza, inhaló y exhalo para alejar las sensaciones de hace un momento, alejo el miedo, y me concentro en lo único que tengo que saber y hacer.

El policía, abre la puerta con una patada y yo disparo a la pierna de uno de los hombres, haciéndolo que se tambalee y rápida mente le doy un cachazo en la cabeza, el hombre del pañuelo pelea con los otros dos sujetos y entonces pongo atención a las dos mujeres que están gritando como una gallina a punto de tener pollitos.

—¡Largo o quieren morir! — les apunto con la pistola y salen de la casa, no tendremos mucho tiempo.

Entonces me fijo en, Ian, quien está casi sometido por los dos sujetos de al menos uno ochenta, morenos. Le pega un puñetazo a uno de ellos, el otro le pega al policía y esta va a dar al suelo, le disparo en el brazo a uno de ellos y el otro antes de que me haga algo le pego en su miembro y le doy un cachazo en la cabeza.

—Ahora si señoritas, más vale que vallan diciéndome lo que quiero saber, no estoy de humor para aguantar sus berrinches siéntense — señalo el sillón donde estaban hace un momento, los dos heridos y el madreado – denle sus teléfonos a él, cuidadito con hacer alguna estupidez — amenazo mientras hago que se esposen mano con mano.

Ian, se coloca a mi lado apuntándoles con una pistola en cada mano, pongo la mía en la parte trasera del pantalón. Miro con desprecio a estos enclenques, achichincles de, Ricky.

—¿Dónde está Ricky? — Pregunto con voz de mandona y cabrona, los tres sujetos se miran entre sí, y ya sé cuál es la respuesta — Sera mejor que cooperen, no querrán perder sus pelotas.

—No sabemos dónde están — sonrió y sé muy bien lo que pasara.

—Mienten — camino hacia uno de los esposados mientras, Ian, todavía permanece apuntándoles, saco mi amar y apunto a una de las pelotas y con mi pie aprieto otra haciendo que se retuerzan de dolor cual cucaracha de cañería — ¿Dónde está Ricky? — quito el seguro de la pistola y pongo más fuerza en mi pie.

Me observan en la espera de una acción, entonces le disparo en el pene a uno de los sujetos, este grita de dolor y los dos que quedan vuelven a mirarse entre sí, tragan saliva, puedo olor su miedo, estar en la cárcel, te enseña a no tener piedad con nadie

—Ricky, se esconde en el edifico abandonado que está cerca del terreno baldío — dice con dolor en que se ha quedado incompleto.

—Ya ven como si hubieran cooperado nos hubiéramos ahorrado todo esto — los acomodo cual telaraña para que no puedan usar sus manos para sacar su teléfono, me doy la vuelta y camino hacia la salida.

Camino con decisión y determinación hacia donde dejamos escondido el auto, Ian, prácticamente tiene que correr para seguirme le pasó. Tengo que salvar a mi amiga, se lo debo, ha hecho tanto por mí. No puedo simplemente dejarla a su suerte. Entro en el lado del conductor y enciendo el auto, apenas entra el hombre del pañuelo acelero hacia donde me han dicho. Manejo como si en cualquier momento saliéramos volando por el aire con todo y carro. Hasta en esta situación, el policía viste un traje sin corbata y lleva un pañuelo en la solapa del saco. Me siento tan confundida con mis emociones respecto con el hombre del pañuelo. Con el me siento como nunca antes, siento tanto y a la vez no siento nada, es como una inyección de adrenalina cada que lo tengo tan cerca, sentir su respiración cerca de mí, me estremece. No quiero hacerle daño, aunque me comporte tan sarcástica con él, me siento confundida con estas emociones tan desconocidas para mí.

Estaciono el auto tras unos árboles del terreno baldío, vuelvo a cargar la pistola y poner un cartucho extra en el bolsillo trasero de mi pantalón, debo ser determinada y directa a lo que voy no puedo permitirme distraerme con nada, jamás pensé que dispararía como si no me importara, finalmente el mundo en el que he estado ha cambiado gran parte de mí. Ya no recuerdo a la, Amber, risueña, la que jugaba con sus muñecas, la niña que tenía un hogar.

El hombre del pañuelo revisa la zona en una esquina del terreno baldío con unos binoculares de visión nocturna. Preparo mi arma, es lo único que le tengo que agradecer a la cucaracha de cañería de, Ricky.

Quién lo diría, a la que enseño a disparar lo enfrentara ahora, solo espero que no le haya hecho nada a, Roxanna.

—Bien, hay al menos diez hombres afuera, será mejor que seamos silenciosos — me enseña muchas tiras para sujetar a los que queden vivos — tenemos que llevar el dinero.

—No, no le daré nada a esa cucaracha, será mejor que solo sea nuestro plan b, si lo llevamos ahora nuestro tiempo disminuirá mucho — digo seria y sin titubear, asiente con la cabeza.

Me da una mascarilla y sacas cosas de la bolsa de armas que no conozco, hago lo que él, me la pongo y después le quita el seguro a un frasco y lo lazan hacia donde están los hombre, un estallido seguido de una luz blanca cegadora y un humo, me doy cuenta que el gas que usan para reprimir a los manifestantes.

Sujeto mi arma con fuerza, pronto algunos hombres quedan distraídos y medio atontados, golpes y disparos suenan, amarrones manos con manos a los caídos y a los no tanto los terminamos de someter, nos quitamos las mascarillas y seguimos nuestro camino con pasos sigilosos y apresurados.

Pasamos por habitaciones vacías, me estoy empezando a desesperar, ya hemos pasado por todas las habitaciones o eso es lo que pienso hasta que llegamos al último piso.

Lo primero que busco con la mirada es a mi amiga, está amarrada en una silla de pies y manos. El rímel corrido que parece mapache y el estúpido de, Ricky, dándole una bofetada.

Unos hombres nos desarman, nos apuntan con las pistolas. Roxanna, nos mira, está llorando.

—Caminen — nos ordena uno de sus hombres, a este no lo conozco, debe de ser nuevo en el negocio.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro