Willom.

Cuando regrese a casa ¡¿Adivinen, quien me estaba esperando?!

Blair, súper enojada conmigo. Parecía un toro a punto de entrar en combate.

- ¿Willom donde rayos te metiste? – no habla, grita.

Se encontraba sentada en el sillón, pero al verme entrar se puso de pie cruzándose de brazos y matándome con su mirada de asesina.

-Te necesitábamos para comprobar nuestra inocencia, pero no, no apareciste ni siquiera respondiste tu maldito celular.

¡Bueno, ahora sí que necesitare una tumba!

-Perdón... fui a... - vacilo con mi respuesta porque todavía no le conté nada – Bueno tenía cosas que hacer – dije con firmeza.

- ¿Qué cosas? – prácticamente me estaba gruñendo como un perro - ¡DIME LA VERDAD!

Exclamo en tono fuerte y alto, demasiado alto. Sabía que provocaría a la fiera, pero no me imaginaba hasta qué punto lo haría.

- ¡No me grites, Blair! – de sus ojos rojos salieron unas cuantas lágrimas - ¿Te despidieron?

-Claro.

- ¡Lo siento mucho!

En verdad, lo sentía no quería que sucediera sin demostrar quién era el verdadero culpable, pero ella parecía tan afectada que lloraba desconsoladamente.

Camine hasta acomodarme a su lado. La cobije entre mis brazos y lloramos las dos. Sé perfectamente que necesita su empleo, en cambio, yo trabajaba solamente para cubrir mis gustos o libros porque no me hacía falta hacerlo.

Y ahora, tengo dos empleos. Uno por error y otro por un favor que hice.

-Subamos a mi habitación – le digo al ver asomar la cara de Sienna – ahí estaremos mejor.

-Ok.

Sus lágrimas ya habían cesado, pero su tristeza no. Encontraremos una solución viable para las dos.

Ya en el interior de mi cuarto que huele a pintura nos sentamos en la cama en forma de meditación, pero antes tuve que abrir la ventana porque el olor era inaguantable.

- ¿Por qué huele tan feo? – con mueca de asco se expresa mi amiga.

-Porque pinte ayer todo el día y no me dio tiempo de abrir la ventana porque llegaba tarde a mi...

- ¿A dónde fuiste? – pregunta interrumpiéndome.

-Te lo contare, pero júrame que no abrirás tu boca para nada – su confusión se nota en su rostro.

- ¿De qué hablas?

-Primero júramelo y después suelto todo.

-Está bien, te lo juro por la vida de... Cedric.

Blanqueo los ojos porque es insoportable cuando habla de él. Todavía no tengo experiencia en lo meloso y pegajoso como ellos.

-Bueno no metas tu cuchara para interrumpirme ¿De acuerdo?

-De acuerdo y empieza porque la curiosidad va a matarme.

Conté mi larga y profunda historia, Blair le faltaba el aire en ocasiones porque no cree que trabajare como secretaria para él. Definitivamente ella es única en su drama. Pasamos horas de charla hasta que me di cuenta que era demasiado tarde.

Blair se fue pasadas las 21:00 hs. Tuve que sobornarla para que no se lo cuente a su novio porque la conozco y sé que lo hará, él no me preocupa. Siempre fue un chico amable, pero con algunas actitudes que no me gustaron de su parte.

Por eso desde lejos nos mantenemos mejor.

Ni tiempo de limpiar mi cuarto tuve por eso mamá me regaño como niña pequeña dándome unos de esos sermones que nunca acaban.

También nos avisaron que se iría de viaje con papá. Aunque no me sorprende porque siempre van juntos a todos lados, si quede confundida que me dejaran a cargo de Sienna.

Si supieran que ni nos soportamos. La casa será un campo de batalla por una semana.

Luego de darme un baño chatee un rato con mis amigos y ex compañeros de trabajo. Jacob ya tiene un nuevo empleo, Azvel y Azriel buscan en todos lados sin encontrar algo cómodo a sus horarios y bueno, Blair. Ni siquiera ha respondido, pero no creo que este enojada porque hemos hablado toda la tarde.

Bajo a cenar encontrándome con las valijas armas en la sala. ¿De qué me perdí?

- ¿Por qué hay tres maletas? ¿No se iban el fin de semana?

-No, Willom ¿Dónde tienes la cabeza? – pregunta mamá bajando las escaleras – Sienna decidió venir con nosotros, por lo tanto, te quedas sola.

-Ahhh ¿No hay un pequeño lugar para mí? – recuerda que Aedus te espera mañana – Mejor no – me retracto haciendo puchero.

-Bien, cuídate y no salgas tan tarde sola ¿Entendido? – besa mi frente igual papá – Tienes comida en el refrigerador también hay dinero en la tarjeta de crédito por si lo necesitas.

-Ok, ¿No se te olvida nada? – Sienna sale primero revoleando los ojos por las instrucciones de mamá.

Ni se molesta en despedirse de mí. Lleva así, imponiendo la ley de hielo, como dos años. Alcance a deducir por su mirada apagada, que se encuentra triste, siempre huye cuando pelea con Aiden.

- ¡Cuídate, cariño! – dice tomando su bolso de mano – Y llama si sucede algo ¿sí?

Me quedo en el umbral de la puerta viéndolos como se van. Sienna va perdida en la pantalla de su celular que ni me mira, yo los saludo con la mano.

No soy miedosa, pero un poco de recelo tengo al sentir la casa vacía. Al volver adentro cierro con llave aseguro las ventanas y la puerta que lleva al jardín. Dejo algunas luces encendidas yendo a la cocina por algo de comer.

Pongo todo en una charola llevándolo a mi habitación. Enciendo el Smart y posicionándome en un sillón individual rosa me dispongo a ver alguna serie para matar el tiempo. Como una rata dejo resto de comida en mi ropa.

El sueño empieza a llegar ni siquiera me doy cuenta cuando peno mi cabeza en el respaldo acurrucándome como un bebé en los brazos de mamá.

A las tres de la madrugada despierto por el ruido de la televisión creyendo que alguien había entrado. En todo el desorden que tengo busco el control remoto para apagarlo.

Metiéndome bajo las mantas prendo mi celular encontrándome con email del señorito Aedus Lennox.

De: [email protected]

Para: [email protected]

Asunto: Primer día de trabajo.

Buenas noches señorita, Willom Brown. Quería recordarle que mañana es su primer día, no debe llegar tarde y ser puntual. La espero a la 07:00 am. Tenga un brillante sueño, no olvide mi café porque sin la cafeína soy insoportable, pero tendré compasión con usted.

Presidente de Fleur Lennox – Taylor, Aedas.

Me dejo la boca abriendo. ¿Cómo consiguió mi email? En ningún momento me lo ha pedido, aunque es un hombre poderoso no creo que le cueste conseguir información.

Trago grueso porque falta poco que amanezca y escucho ruidos por todos lados. Indicio que en las próximas horas no podré dormir.

Otra vez olvide poner la alarma, eso significa que, voy tarde. Dijo tener compasión si eso pasaba.

¡Willom, despierta él te hará el día de figuritas!

Tropezando con mis pequeños pies llego a la oficina. La mirada de Casie se encuentra con la mía, es de desesperación y preocupación.

- ¿Qué te paso? ¿Por qué llegas tarde? – habla en voz baja.

-Discúlpame me dormí.

-A mí no me las pidas, pídeselas a él que esta de un humor que revienta – enarca sus cejas caminando rápidamente hacia el lado izquierdo – Ya vengo.

Mi respiración entre corta comienza a normalizarse, quitándome todo lo puesto porque tengo calor, una voz conocida me habla. Pero no quiero darme vuelva pensando que sea mi jefe y odio que me regañen.

- ¿Hola? – dice - ¿Sabes dónde se encuentran todos?

Si él no lo sabe menos lo voy a saber yo.

-Mmm... la verdad soy nueva aquí – giro hablando para encontrarme con un rostro conocido – así que no tengo idea de donde podrían estar.

- ¿Willom? ¿Por qué estás aquí? – el asombro se ve en sus ojos.

-Este es mi nuevo empleo – fuerzo una risa como si se tratara del mejor empleo del mundo - ¿Y tú?

-Pues... yo soy amigo Aedus también trabajo aquí porque él así lo quiso.

Vaya, vaya después de todo no es tan malo como aparenta ser.

-Entonces seremos compañeros ¡Es genial!

-Sí – su sonrisa no esta tan segura - ¿Viste a tu hermana?

Ya lo sabía. Esta triste porque Sienna se fue sin decirle nada. Típico de dos enamorados que no son capaces de afrontar lo que sienten por miedo.

-Se fue con mis padres a Manchester – sus ojos se tornaron vidriosos – pensé que lo sabias.

-No te preocupes siempre hace lo mismo.

Asentí y él se perdió buscando a su jefe y amigo. Nunca imagine estar tan cerca de él de lo pensado. Aiden parecía muy desbastado por lo que hizo Sienna. Pero se arreglarán cuando regrese, espero que así sea.

Porque no soportare la cara de culo de ella gruñendo todo el tiempo.

Casie regresa bastante molesta. Su expresión confirma que el ambiente está que arde.

-Willom, el señor Aedus quiere su café – avisa.

-Bien, en seguida voy – y todo mi ser tiembla - ¿Qué le gusta su café?

-Amargo y bien cargado, pero no lo tiene que hacer para eso está John. Tienes que pedírselo nada más.

- ¡Que alivio porque soy un desastre en la cocina! – exclamo haciendo un mohín que a Casie la hace reír.

- ¿Por dónde queda la cocina?

-Al fondo del lado izquierdo – dice señalando.

Voy bastante nerviosa porque debe estar esperándome para ofenderme como lo hizo ayer.

¡Que querías Willom el sol, la luna y las estrellas! Él no sabía de tu existencia hasta ayer y te empreñas en complicarte la vida. ¿Entonces vas a renunciar al hombre que buscado por tanto tiempo?

¡Paciencia, Willom paciencia!

El señor John es muy amable. Cuando fui por el café ya estaba listo y servido en una charola junto con un vaso de agua. Solo debía llevarlo y no caer con la bandeja porque sería mi fin.

Golpe antes de entrar. Aunque no obtengo respuesta entro igual a la cueva de Drácula ¿Porque le gusta tanto estar al oscuro?

-Buenos días señor – digo depositando su café en el escritorio.

Aedus está parado perdido en la vista que ofrece la ciudad. Ni siquiera me ha escuchado.

Como no responde ni hace el intento de hablar voy retirándome cuando murmura unas cuantas palabras.

- ¿Nadie te enseño que es de mala educación no responder un email? – su tono es suave, pero a la vez firme – Pues tu castigo será trabajar horas extras por tu impuntualidad.

Mis hombros se contraen porque a la tarde debo de cuidar a Isla.

- ¿Hasta qué hora, señor?

-Eso depende de cuan rápida seas para responder email – ni le tiembla la mandíbula como a mí.

El silencio absorbe el momento siendo extremadamente incómodo. Aunque se queda callado no muestra su rostro. Vuelvo a intentar huir y otra vez sucede, habla.

- ¿Cuándo vas a rebelar las verdades de tus mentiras? – pregunta llevanse una mano al mentón – No creo nada de lo que dijiste ayer.

- ¿Disculpa?

-El hacerte la tonta no te queda bien – espeta sin moverse - ¿Para qué viniste a la conferencia ayer?

-Ya se lo expliqué – empiezo a sentirme molesta – sino cree en lo que dije, es su problema no el mío.

-Pues hay algo que no me queda claro – sus ojos se clavan en mí.

Es tan fría su mirada que un escalofrió recorre mi cuerpo provocando que retroceda por precaución.

- ¿Qué?

-Sí fueses reportera no renunciarías al trabajo que tan amas por un puesto de secretaria ¿Verdad?

Bueno, hoy definitivamente si cabaré mi propia tumba porque mi funeral será en unas horas.

-No...

-Puede retirarse – habla antes de que pudiera explicarme.

¿En qué momento decidí entrar en este juego? ¿Para qué querías conocerlo? Siento decepción otra vez. Es tan indiferente que lo único que le preocupa es que nadie investigue a su familia.

Vuelvo a mi lugar cabizbaja con los ánimos tirados por el piso. Casie no dice nada entiende que es alguien difícil de trata.

Empiezo a teclear para leer los emails y responderlos cuando unos pasos sumamente pesados avanzan hacia la oficina de Aedus.

- ¿Ese señor quién es? – preguntó intrigada.

-Es el señor Connor Lennox – responde – y no tiene una buena relación con su hijo así que habrá pelea en unos segundos.

Yo enarco una ceja dándome cuenta que eso puede estar perturbándolo, ya que entre las cuatro paredes se sentía la tensión a kilómetros de distancia.

Luego de unos segundos se escuchaban gritos bastantes fuertes. El señor Connor salió hecho una furia pasando por nuestro lado sin decir una palabra. Después se sintió que algo se estrelló contra la pared.

Por unos instantes sentí miedo y tristeza por él. ¿Qué estará pasando? ¿Por qué se hacen tanto daño?

Continuo con lo que estaba haciendo. Pasa una hora hasta que Aedus sale de su oficina, abotona su saco y su expresión es de pocos amigos. Sus hermosos ojos están hinchados y rojo, camina conteniéndose de no derrumbarse hasta estar solo.

Una triste sensación que tengo. Ni me mira tampoco abre su boca para darme indicaciones de lo que tengo que hacer. Se pierde en el elevador oliendo a tristeza.

Al medio día Casie se retira. Tuve que convencer a Blair que me reemplace por un día con Isla, la hija de Gillian. Tres horas más tarde termine la cantidad de responder los mensajes, agendar las citas de mañana y la de los días siguientes.

Cuando salí a esperar un taxi el cielo se partía lloviendo. Nunca me había dado cuenta de la cantidad de agua que caí porque allá dentro no se escucha nada. Ni un vehículo pasaba con semejante temporal.

Espere varios minutos, pero el taxi no aparecía. Estaba tan cansada que no podía quedarme aquí así que tenía dos opciones, irme bajo la lluvia o sentarme hasta que pare. Sin embargo, no había ningún signo que pararía.

No tuve mejor idea que camina bajo la fría agua. Quizás pesque un resfriado liberándome de mi jefe, pero necesito ayudarlo para que se sienta en paz consigo mismo.

No avanzo ni una cuadra cuando ya estoy empapada de cabeza a pies. Un auto negro se detiene a mi lado.

-Sube que te vas a mojar – ordena Aiden saliendo con un paragua desde el lado del conductor.

-Pero voy a mojar todo.

-No importa sube – el interior estaba caliente y yo ya empezaba a sentir frío.

Toda mi ropa goteaba en el piso del auto, pero tremenda sorpresa me lleve al ver a Aedus sin expresión sentado en el asiento del copiloto.

-¿Por qué caminas bajo el agua? Pudiste esperar que terminara de llover para irte.

-Bueno, pensé si me quedaba no encontraría en que volver por eso se me ocurrió caminar y ya ves como termine.

Aiden sonríe a través del espejo retrovisor, sin embargo, su amigo ni se percata que vamos hablando. Sigue perdido en sus pensamientos sintiéndome una intrusa entre ellos.

Es una persona difícil de entender, comprender y tal vez sus demonios no lo dejan en paz.