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Capítulo n°6: "Una reportera infiltrada".

Willom.

Llevo horas sentada frente a mi ordenador investigando sobre la familia Lennox - Taylor. Hay muchas cosas interesantes, pero la misteriosa desaparición de su hermano mayor deja dispersa muchas dudas.

Ningún diario de gran renombre es capaz de dar información certera de su paradero. Otros afirman que sufrió una gran decepción de amor y decidió excluir del mundo entero e incluso de su propia familia. Aunque todo es un rumor barato porque ya no saben de dónde agarrarse para ser leídos por los consumidores online.

Una noticia en letra pequeña llamo mi atención yendo directa a ella para ampliar la letra.

>Mañana será el gran día. El nuevo presidente de la cadena hotelera Fleur Lennox - Taylor y asociados asume el 06 de febrero. El señor Connor Lennox dejara a cargo de su hijo, Aedus Cameron Lennox Taylor, el puesto de alto rango en una empresa de negocios. Se espera que sean tiempos de cambios y progreso para el futuro que está llegando. Todos los medios de comunicación fueron invitados a la rueda de prensa que se brindara mañana a las 09:00 am.

Por mi cabeza loca cruza una idea muy arriesgada, pero bastante acertada para conocerlo.

Fingir que soy una reportera del diario el "Metro". Necesitare la ayuda de Gillian Campbell, la mejor amiga de mi hermana mayor. Sí por no lo sabían o se me olvido contarles tengo otra hermana. Dos años mayor que yo. Tengo 24 años, por lo que ella tiene 26 años.

Nunca hablo mucho de ella porque no vive con nosotros y no hay una buena comunicación entre nosotros.

Omitiré por el momento hablarles de ella por obvias razones. Ella trabaja hace bastante tiempo en ese periódico y es la esposa de uno los dueños, es columnista. Realiza reseñas de comida, espectáculos o libros. Para mí, mala suerte no la veo hace tiempo así que será difícil contactar con ella.

La tarde empieza a caer, yo sigo vestida de pordiosera porque estaba pintando al chico que imagine un día, y ahora, tengo la oportunidad de conocerlo mejor.

¿Qué pensara al verme? Si le cuento todo lo que ocurrió, seguramente, creerá que estoy demente. Mejor no. Debo preparar un mejor discurso si quiero impresionarlo.

Cierro el ordenador portátil, arrastrando mis pies voy al baño. Por obligación debo quitarme el olor a acrílico, después, jugar a ser reportera.

Antes que caiga la noche salgo sin que nadie se de cuenta. Camino hasta la parada del autobús con rumbo a casa de Elle. Espero que todavía conserve su antigua dirección o estaré perdida y varada en mi propia fantasía.

Desciendo dos cuadras antes, ella vive en el barrio, un poco lejos del mío. Es una casa enorme, lujos por donde se mire y rejas negras, las luces están encendidas. Supongo que ahí alguien a adentro, temblando toco el timbre y una voz melodiosa me saluda.

-Buenas noches ¿Quién es? - pregunta una mujer.

-Buenas noches, ehh estoy buscando a la señorita Gillian Campbell.

- ¿Quién la busca? - interroga.

-Soy Willom Brown. Hermana de su mejor amiga - respondo.

- ¡Espere un momento!

La voz se pierde por un momento para consultar si puedo ingresar o no. Luego de unos minutos, en el que frío me hacía bailar, la mujer avisa que puedo pasar. Las enormes rejas se abren automáticamente, sujeto la manija de mi mochila y empiezo a caminar por un sendero lleno de luces.

Una mujer de cabello canoso, arrugas en la comisura de sus labios y ojos, abre la puerta principal con una sonrisa.

-Pase, la señora Gillian se encuentra en la sala - dice y yo asiento también sonriendo.

Siento su mirada penetrante cuando entro en su campo de visión, a travieso la barra rodeándola para insertarme entre el medio de los sillones y ella. Sus ojos negros brillan resaltando su color de cabello, rojo, además de su piel aceitunada. Sigue igual a como la recordaba no cambio en nada respeto a su aspecto, veremos si lo hizo como persona.

-Hola, Gillian - digo dubitativa - sino es mucha molestia podría pedirte un favor.

Elle se acomoda mejor en el sillón cruzando su pierna en la otra y de costado, no sonríe tampoco parece enoja. Mas bien su expresión es fría.

-Pensé que te habías olvidado de mi como tu hermana - reprocha de forma arisca - solo vienes cuando te hablo falta ¿Verdad?

-No, no. No es eso, no vendría sino estuviera segura de que no podrías ayudarme - digo juntando las manos de pie a pasos de ella - En verdad, necesito tu ayuda.

- ¿Quieres encontrar a tu hermana? - pregunta levantándose, cruza sus brazos y me da la espalda - No tengo ni la mas mínima idea de donde se esconde. Huyo como rata.

-Yo sí sé su paradero - su mirada aguada lo dice todo - Quiero decir... no he hablado con ella, pero por papá sé que trabaja en Miami.

-Entonces ¿Cuál es el favor que quieres?

-Necesito que me ayudes a entrar de infiltrada en la conferencia de prensa del señor Connor Lennox - sus ojos se salieron de la órbita habitual - ¡Por favor! ¡Por lo que más quieras!

- ¿Por qué lo haría? Dame motivos para hacerlo - bien quiere que la convenza con mis argumentos.

Aunque no puedo decirle que mi objetivo es Aedus. Tratare de contarle a medias lo que pretendo hacer.

-Es para recabar información - necesito ser convincente y no ponerme nerviosa - sobre cómo se maneja un negocio familiar.

- ¿Qué ganaría yo si lo consigo? - me reta con la mirada.

-Puedo ser tu niñera, cocinera, asistente... lo que sea a cambio de hacerme ese favor.

-Está bien - suspiro de felicidad, pero que no se note - Serás la niñera de Isla por dos semanas ¿De acuerdo?

-De acuerdo - le doy mi mano y ella la estrecha sellando el trato.

Espero que Isla no me atropelle antes de empezar porque sería cometer un suicido.

¡Ánimos, Willom todo sea por él!

Después de una larga charla de como fingir ser una reportera regreso a casa exhausta.

No debo olvidar ningún paso o me descubrirán antes de empezar. También necesito despertar temprano para ir a retirar mi acreditación de pase y algunas otras cosas de importancia.

Ojalá pueda dar con mi precioso objetivo y que nada sea en vano porque ya no sé cómo ingeniármelas para conocerlo en persona. Espero no desmayarme frente a sus ojos.

Comí algo rápido para irme a dormir lo más temprano posible. Lave mis dientes poniéndome el pijama metiéndome en mi cama calentita, aunque al principio estaba fría.

Dormí tanto que olvidé poner la alarma. Cuando desperté di un gran salto porque estaba bastante retrasada para hablar con Gillian. Como un relámpago me vestí, desayuné a la velocidad de la luz y dando choques en todos lados salí moviendo mis pies con velocidad.

Mi corazón iba a saltar de mi pecho por la adrenalina que sentía correr por todo el cuerpo. De solo pensar en que podría perder mi oportunidad se me estrujaba el corazón.

El transporte parecía que no llegaba mas, el tiempo se escapaba de mis manos. Mi celular empezó a sonar dentro de mi mochila lo desbloque para saber quien era. Blair llamaba para saber mi decisión respeto al idiota de Harry, pero en estos momentos no tenía tiempo para explicarle lo que estaba sucediendo.

Gillian también llamaba para saber cuál era mi paradero. Conteste antes de que se terminara la carga.

-Hola, Gillian, no te preocupes estoy en camino - dije apresurada y alterada sin dejarla hablar.

-Bien, no tardes...

No termina de hablar cuando se apaga el maldito aparato. Olvide conectarlo para tener bacteria llena, aunque ya no hay solución. Sabe que estoy llegando.

Me bajo antes que todos. Realmente desearía tener un auto propio, pero papá no me lo regalara hasta que obtenga mi título de doctora. Pensare en eso en otro momento ahora tengo que concentrarme en Aedus.

Sin respiración me detengo en las puertas del edificio "Metro", Gillian se pasea de un lado a otro hasta que me ve. Su cara de preocupación pasa a ser de alivio.

-Al fin, llevo una hora esperándote - dice molesta.

-Me dormí por eso llegue tarde - me acuclillo para tomar aire - y como ves vine corriendo.

-Bueno, ya no importa - estira su mano con un paquete marrón - ahí tiene todo lo que necesitas. Autorización, pase y un documento que comprueba que trabajas aquí.

-Obviamente todo es falso - guiño un ojo emocionada - ¿No tendré ningún problema?

-No ninguno sino cometes errores. Por favor, ten mucho cuidado con tus palabras, la familia Lennox - Taylor carece de piedad así que te ruego que seas cuidadosa.

-Sí como digas.

-Otra cosa, ya debes irte - dice cuando me quedo parada como si fuera un poste - y ten cuidado.

-Ahhh sí ya me iba - digo girando en dirección contraria.

Ahora lo difícil será encontrar un taxi con tanto tráfico en la ciudad.

Media hora varada en el atasco llegamos al lugar indicado, desde lejos se puede ver que hay mucho movimiento. Pago al conductor, pero al querer bajar me resbalo cayendo de cola en el pavimento.

Afortunadamente nadie me ha visto.

- ¡Auch, torpe, torpe Willom! - exclamo refunfuñando.

Nunca vi para abajo al descender del automóvil. Eso me pasa por ser tan despistada últimamente.

En la puerta hay un guardia de seguridad. Pide mi identificación, saque el pase de autorización refregándoselo en la cara y luego, se hizo a un lado. Ingrese como una zarigüeya asustada mirando a todos lados y para mi desdicha, no conozco a nadie.

Una señora de cabellera rubia ubicada entre la entrada y el inicio del pasillo, indicaba con su dedo donde tendría lugar la conferencia de prensa.

Disimulaba estar ansiosa, desorientada en un mundo que no conozco también sonreía a cada uno que cruzaba por cortesía.

Es impresionante la cantidad de cámaras, fotógrafos, reporteros buscando un lugar lo más cerca posible para tener respuestas a sus preguntas. Muchos socios, personas importantes del negocio hotelero y en un rico divise a su madre.

Una señora bastante bonita. Pero no parecía contenta tampoco tenía interés en las personas que llegaban a saludarla, aunque nadie reparaba en ella porque no es la protagonista del evento.

Tardaron unos quince minutos en dar inicio a la conferencia. Todos corrieron a sus lugares incluso yo aparte un asiento cerca de la puerta.

Ya estaba mareada de tantas puertas que no sabían a donde llevaban.

Aedus, entro imponente y de expresión fría, los flashes comenzaron a salir al verlo junto a su madre. Él se sentía incómodo con tantas miradas encimas, no creo estar segura, pero sus ojos estuvieron llorando.

No sonreía. Era indiferente al resto de las personas. Cuando su padre ingreso pavoneándose con mujeres se tensó, como queriendo matarlo por su descaro por poner en ridículo a su madre. Quien estaba al borde de las lágrimas.

- ¡Maldición! - murmuro porque mi vagina está haciendo presión de tanto retener líquido.

Aedus sube al escenario solamente da unas cortas palabras de agradecimiento y baja como un robot. Sin contestar ninguna pregunta se va.

Yo no aguanto más. Corro por el lado izquierdo buscando algún sanitario disponible. Aliviada empujo la puerta cuando identifico por medio de un cartel que es para mujeres.

Dejo todo sobre la encimera y los lavabos, voy con los pantalones a media cintura.

El alivio llega después de soltar todo lo que retenía. Lave mis manos, seco y vuelvo a ocupar mi lugar. Nunca me di cuenta, que, del sanitario de hombres, alguien salía cuando una puerta choca contra mi cabeza.

Caí como una bolsa de patatas al piso. Mis ojos se abrieron por un segundo, pero no puedo mantenerme despierta.

Siento un dolor punzante en mi cabeza al quererme levantar. A mi alrededor solo hay oscuridad, paredes negras, un escritorio color madera y sillones individuales al frente, aunque veo borroso parpadeo varias veces para que pueda ver con normalidad. Una luz pude divisar a metros mío.

- ¡Auch, auch, auch! - me quejo de dolor - ¿Qué me atropello un camión o qué?

Alguien se acerca. Puedo escuchar la puerta abrirse y sus pasos avanzan. Tocándome la cabeza tengo un chichón en la frente sintiendo algo caliente entre mis dedos.

-Ya despertaste - dice una voz ronca y hipnótica - ¿Te encuentras bien o quieres que vayamos al hospital?

-No... creo que puedo sobrevivir a otro golpe - digo mirándome los dedos llenos de sangre - ¿Dónde estoy?

-¡Lo siento! No te vi al salir del baño - se disculpa desde la oscuridad - Te traje a mi oficina porque todos estaban en la recepción.

Quiero ponerme de pie y un mareo llega impidiéndome caminar. El sujeto me agarra depositándome de nuevo en el sillón.

-Debes esperar un momento hasta que te encuentres bien para salir caminando.

-Pero ya es tarde debo irme.

A él parece no importarle. Trae unos apósitos, vendas y algodón.

-Te voy a curar así que quédate quieta - ordena hipnotizándome con su voz.

Su voz me deja sin palabras. Ni siquiera me muevo ni atino a mirarlo. Me da curiosidad su rostro que no lo puedo ver bien. Enciende la luz de la lámpara del escritorio llevándome hasta ahí para ver mejor.

Él me ayuda a caminar siendo una tortuga para no desmayarme de nuevo. Sentada empieza a limpiar la sangre sus dedos se mueven con mucha cautela y siento su respiración a milímetros de mí.

Su perfume es embriagador derritiendo mis fosas nasales, son notas de maderas de sándalo y cítricos, realmente transmite frescura a gritos.

Creo que el corazón se me detuvo al sentir su suave piel rozar con la mía. Prácticamente, evito respirar por miedo de causarle algún daño colateral si me muevo.

- ¿Tienes mareos? - pregunta, ¿acaso es médico?

-No, ya no. Lo siento mucho por causarte molestias - me disculpo jugando con el dobladillo de mi camisa.

-No te preocupes no fue nada - presiento que sonríe por su manera de hablar - ¿Cómo te llamas?

-Willom... Willom Brown - respondo nerviosa mirando a cualquier lado - ¿Y cuál es el suyo?

Él toma asiento frente mío desabotonándose el saco negro que hacen resaltar sus ojos. No veo bien, pero lleva uno de cada color.

¡Wow, wow, wow! ¡Que alguien me de electro choques para revivir un corazón a punto de rendirse en sus brazos!

-Me llamo Aedus Lennox - sinceramente que alguien me sople porque un paro cardiaco esta por matarme - ¿Por qué la sorpresa?

Pregunta por la expresión tonta que acabo de poner. Mi baba debe llegar a los tobillos ni que hablar de mi boca.

-Ehh... creo que ya voy - tambaleo atónita con su imponente figura.

-No, espera, todavía pareces algo perturbada - su mano retiene mi brazo - ¿Eres una reportera que planeo todo solo para conversar conmigo o alguien te mando a investigarme?

Enarco una ceja pasmada con su conjetura de quien soy. Él casi me mata y se cree con el derecho de recriminarme algo. Esto no lo dejare pasar.

-Tú fuiste quien casi me mata siendo imprudente al abrir una puerta - enarca una ceja divertido - y ahora, después de traerme hasta aquí pretendes insultarme ofendiéndome. Mejor me voy.

Parece un poste delante mío sonriendo de lado. No me deja pasar volviendo a la expresión gélida e indiferente de antes.

-Tú no te mueves hasta que me digas a que has venido - frunciendo el entre cejo algo perturbada voy retrocediendo - No quiero ofenderte, pero necesito saberlo.

-Trabajo....

Alguien irrumpe callándome de golpe. La mujer nos observa dudosa de avanzar ya que Aedus la fulmina con la mirada.

-Perdón por interrumpir señor, pero su padre lo llama - sus ojos van de mi a él - lo espera en la oficina.

-Dile que estoy ocupado, que seguido iré.

Aedus centra sus ojos en mí. Ella sale sin objetar, aunque la curiosidad vislumbraba en su mirada café.

-Sigo esperando una respuesta, Willom - su tono de voz es impostada.

Creo que moriré en los segundos siguientes porque no se me ocurre nada para salir sin caer en el intento.

-Bueno... ehh... si soy reportera, pero no estaba buscado robarte una foto o reunir información sobre tu familia - él con manos en los bolsillos enarca sus cejas - fui al baño por eso casi me matas.

-Esa no era mi intención - se defiende.

La secretaria vuelve a ingresar. Trae unos papeles en la mano.

-Disculpe, señor, pero su padre solicita con urgencia la firma de estos papeles - dice caminando hacia él.

Mientras me escanea con su mirada. Siente mucha curiosidad por saber quién soy. Aedus, toma los papeles sentándose en su escritorio para firmarlos.

-Hola soy Casie - se presenta.

-Soy Willom Brown.

Su mirada se pierde hacia el dios griego indiferente que hace unos rayones y no, una firma decente. Parece apurado por deshacerse de la chica.

- ¿Vienes por el puesto de secretaria? - indaga cuando Aedus junto todos los papeles - O ya eres la nueva secretaria.

Ojalá no haya escuchado porque empezare a cavar mi tumba, ahora querrá que soy una espía a tiempo completo.

-Mmm... la verdad....

-Sí será la nueva secretaria - creo que un ojo se me salió - puedes comenzar mañana.

Y se va dejándome a la deriva. Que tipo mas antipático, amargado hace unos momentos atrás no lo parecía, un grinch tiene mas amabilidad que él.

Aunque no entiendo me ha trato de espía, investigadora de información confidencial y ahora, resulta que me quiere aquí dentro.

Sigo confundida con su decisión. Casie habla, entonces, raciono porque mis ojos se quedaron pegados a la puerta por donde se fue.

- ¡Ven, te enseñare tu lugar de trabajo! - con su mano hace seña.

Asiento porque decir que estoy muda sería una excusa corta a su indiferencia.

No he buscado un nuevo trabajo, pero ya lo tengo. Me consideraba despedida del anterior, obviamente que sí por lo que sucedió con ese ogro. Espero demostrar mi inocencia y la de mis amigos, Blair va a matarme, sin embargo, respirare el poco tiempo que tenga.

Casie habla, habla y habla. Mi cabeza divaga en cualquier lado menos en su explicación. Estaré sentada junto a ella, mi trabajo va a consistir en ordenar su agenda día a día, preparar su café, responder email que él pida y algunas otras cosas más.

Pero esas no las escuches. ¡Ay dios en que lío me metí!

La primera impresión fue bastante desagradable. Me siento decepcionada y en el fondo un poquito alegre porque lo conocí. No cabe duda que las fotografías engañan porque es mucho más hermoso en persona, una belleza que pocas veces vi en mi vida.

¡Definitivamente estás loca, Willom!

Casie dijo esperarme mañana con todos los papeles en mano para preparar mi contrato.

¿Qué pasara cuando descubra que hay otra secretaria y yo tome su lugar? ¿Creara que soy una mentirosa? ¿Se decepcionará porque afirme que soy reportera, pero eso no le importo? ¿Qué pensara si le cuento todo lo que hice para llegar a su empresa? ¿Sera la mejor solución o no?

Uff, grr. Todo se ve tan complicado. No entiendo su actitud de macho que aparente ser fuerte, pero en el fondo se está muriendo.

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