Capítulo n°47: "Todo despertar tiene nuevo comienzo".
Aedus.
Recuperarme está costando el doble. El diagnóstico fue amnesia temporal, no obstante, los días van escurriéndose como arena entre mis manos. Suelto un grano por cada segundo y nada, absolutamente nada.
Nada cambia. Sigo igual y comienzo a desesperarme, también llega la frustración a visitarme. A veces tengo pesadillas donde escucho el chasquido de un arma, pero no logro ver la cara de la persona que me apunta. Después, todo es abismo, oscuridad y despierto sobresaltado bañado en sudor.
Hace poco me dieron el alta. Comienzo a familiarizarme con las personas a mi alrededor, tengo un hermano un año mayor que yo y un amigo, Lotte es mi madre, pero no quisieron decirme el nombre de mi padre.
Cuando estamos todos juntos hay una tensión entre ella y Alvin. Hay cosas que no encajan con su discurso de "es por tu bien", además descubrí mis pasiones. Surf, fotografiar cualquier cosa bonita como su rostro y la tranquilidad de la playa.
Incluso vi una colección de tablas de surf en un ático, aunque olvide como usarla.
─Las encontré por casualidad cuando redecoraba tu departamento. ─dijo Willom al verme asombrado de tener tantas en un espacio reducido.
Ya puedo moverme libremente. Es un alivio no tener que depender de nadie.
Descalzo avanzo por el pasillo. Las paredes son de un tono claro combinando con las lámparas grises incrustada a cada lado de las misma. Desperté antes de que el despertador sonara.
Mi lista de actividades para el día de hoy son: rehabilitación, ir a terapia y hacer deporte para mantenerme activo.
─Donde está el bebé más lindo de la tierra ¿ehh? ─escucho a Willom decirle a nuestro hijo.
El pequeño se ríe jalándola de sus rizos. Willom es una mujer con una fuerza inquebrantable, a pesar de que se enfureció por no acordarme de ella hace lo posible para que no le afecte, tampoco es como si pudiera ignorar su presencia.
Su piel chocolate es su atractivo. Tiene unos bonitos ojos cafés y rizos largos, en las fotografías aparecía con su melena corta. Puede que no haya reconocido ni un rasgo de su cuerpo, pero su voz la tengo grabada en mi mente.
Cuando se plantó en la clínica para hacerme saber su nombre asocie su dulce voz con la que rondaba en mi cabeza. Sigo siendo una laguna estancada.
Bowie hace caer a cualquiera con su sonrisa. Y yo no sería su excepción. Va por su séptimo mes y crece tan rápido que no te da tiempo a disfrutarlo. Su presencia hace más llevadero esta tortura de no recordar a mis seres queridos.
─Hola ─saludo al entrar a la habitación. ─ ¿Cómo estás?
Se encoge de hombros tomando al niño en sus brazos. Él muerde su juguete mientras trata de llegar al cabello de su madre.
─No, cariño. Eso duele. ─le dice.
Lo que provoca más risas de su parte. Patalea sonriendo con sus ojos grises.
Últimamente no sé cómo tratarla. Entiendo su enojo, pero hay cierta distancia que ninguno de los dos se atreve a cruzar. Willom decidió dormir con el niño mientras yo trato de ordenar mi desorden.
Definitivamente pongo en duda lograrlo.
Recargando el hombro en el marco los observo divertirse juntos. Bowie estira sus cortos bracitos para que lo cargue, Willom le hace cosquillas en la panza y explota en carcajadas ruidosas.
Llora al veme ahí parado ni mover un musculo en su dirección.
─Quiere que lo cargues.
Su mirada esquiva no me mira por más de dos segundos. Me pregunto si nuestra relación era así de fría cuando aún era lucido sin problemas de memoria.
Puedes averiguarlo.
No sabría cómo. Si doy un paso ella retrocede tres y eleva una muralla demasiado alta para trepar.
Si quieres llegar al fondo de su corazón tendrá que derribar esa muralla.
En mi condición suena difícil. Willom me conoce mejor que yo, la he visto llorar y no hecho nada, en cambio ella estuvo atenta a mis necesidades. No sería justo para ninguno de los dos estar sumergidos en esta tortura.
─Bebé hermoso ─le digo besando sus mofletes. Heredo el mismo tono de piel que su madre, aunque sus ojos nublados son diferentes a los míos.
Bowie cachetea mi rostro como si fuera su juguete favorito mientras no deja de reír.
─Alguien se levantó demasiado contento hoy.
Lo paseo en la habitación, pero sus dedos gorditos pretenden atrapar el dibujo en mi cuello. Es un animal pequeño, un escarabajo en tinta negra, Bowie uña esa parte y casi arranca parte de mi piel.
─ ¡Auch! ─me quejo frunciendo el ceño.
Para mi hijo soy una especie de payado porque todo le causa gracia.
─ ¿Podemos hablar? ─le pregunto a su madre.
Willom dobla y acomoda su ropa en una estantería. Hay juguetes esparcidos por cada rincón, una cuna en el centro y alrededor un sofá junto a varios pufs color azul zafiros.
─Deberías darte prisa tu rehabilitación es dentro de media hora. ─avisa como si no lo supiera.
─Hoy no iré. ─detiene su quehacer observándome con duda. ─No te preocupes no la dejare solo...
─ ¿Solo qué? ─replica.
Su cabellera rizada esta alborotada todavía va en pijama que consiste en un pantalón y remera gris. Luce agotada, cansada y hastiada de la misma situación por eso quiero darnos un tiempo para pensar sin presión.
─He decidido, hasta terminar mi recuperación irme a casa de mi madre ─tuerce su boca a ambos lados mientras sostengo a un inquieto Bowie queriendo escalar por mi espalda. ─No me alejare de ustedes, pero es necesario poner distancia...tienes que retomar tu exposición y no seré un obstáculo al cual este pendiente como un niño...Tengo que hacer esto solo, el agua debe volver a su habitual cause hay que fluir sin presión...
Quiso ocultar sus lágrimas, quiso fingir ser fuerte, sin embargo, eso ya no lo creía. Pase un mes a su lado viendo cuan destruida estaba por mí. No es justo.
Coloque a Bowie en su cuna y le di su chupete para que se entretenga.
─Si es lo que deseas...no te lo impediré...
Escondía su rostro para que no la viera derrumbarse, pero yo había vistos sus grietas. Sus heridas debían curarse antes de volver a intentarlo.
─Has pasado por mucho. ─vacilante llegue hasta ella. ─También necesitas reconstruirte, regarte para florecer y sanar por dentro. Fue un año duro, intenso y puedo asegurar que tienes un desequilibrio emocional por mi culpa. Ver a un especialista capacitado te hará ver las cosas de otra manera.
─No, no te...atrevas a abandonarnos... ─sollozo y atraje su cuerpo a mi pecho. ─Lo soporte una vez. Dos no...
─Te agradezco haber sido fuerte por los dos... ─un nudo se atoraba en mi garganta enviando punzadas dolorosas a mi corazón. ─Es hora de sanar. Analiza lo que te conviene y nunca los abandonaría, no otra vez ¿sí?
─ ¿Lo prometes?
─Lo prometo por la vida de Bowie.
Valía la pena sanar por nosotros, por el bien estar del niño y para reconstruir lo que alguna vez soñamos.
Entre lágrimas nos despedimos. Bowie lloraba sin calmarse con nada al vernos tan desechos.
Todo despertar tiene su nuevo comienzo.
Y este era el mío y el de ella.
Sanar para conocernos nuevamente.
******
El mar se agitaba en enormes ondas cubriéndonos con su manto mojado. Llevo semanas inserto en las profundidades cristalinas del agua, tendido de pecho sobre la tabla navego como bala perdida tratando de hallar mi meta. Y puedo decir que la he conseguido.
Aiden me trajo a esta playa. Su calma que transmite me hace estar en paz conmigo mismo. No fue nada fácil asimilar el proceso de recuperación y adaptación a un ambiente conocido, pero desconocido para mis sentidos.
Alejarme y poner distancia fue una de mis mejores decisiones. Debo reconocer que tuve miedo de no poder lograrlo y seguir estancado.
Mi mente va a pasos de tortuga pudo recuperar lo que tanta frustración me generaba mientras no me dejaba dormir por las noches.
Las imágenes fueron desbloqueándose como un tiroteo, no sabes de donde proviene la bala ni quien jala el gatillo. Al principio fueron sucesos borrosos y me daba ataques de ansiedad, por momentos la respiración era errática hasta dar con el punto intermedio donde conseguía ralentizar los latidos frenéticos de mi corazón. Después de lo que parecía una tragedia todo el cauce vuelve a total calma para tener marineros a abordo.
Ojos cafés...
¡Pastelito de chocolate!
Sus ojos fueron lo primero que vino a mi mente luego de un largo periodo en el que no recordaba ni mi nombre. Según mi autodiagnóstico solo pretendía darle libertad a mi cabeza para reordenar las ideas, pero nunca pensé que tardaría tanto en regresar de ese viaje a otra dimensión.
Paz, páginas en blancas volviéndolas a rescribir, aunque ya mi mundo giraba alrededor de dos personas, Willom y Bowie.
Su voz me trajo a la vida. Reconocí el camino a casa por su insistencia, perseverancia a mi lado y su eterna espera junto a un hombre dormido viviendo a través de un futuro incierto.
Me perdí de muchas cosas. No estuve cuando Willom supo de la existencia de Bowie, su crecimiento ni crianza hasta los cinco meses, sin embargo, conocerlo cambio por completo mi vida, que ya de por si era complicada.
A mal tiempo buena cara.
Antes de ese año luche contra mí mismo y la oportunidad para la que no estaba listo, pero igual me arriesgue. Y gane más que un corazón latiendo por los dos.
─Si tu corazón late en otra dimensión, el mío latirá por nosotros dos. Aquí y ahora.
Esas palabras se gravaron como una marca de fuego en alguna parte de mis memorias. Las cuales se durmieron para despertar más vivas que nunca.
Las mentiras matan la confianza, pero esa es otra historia.
Una que no quería recordar, no obstante, fue la parte sumamente difícil de enfrentarme. Resulta que, Connor no es mi padre y ahora comprendo su desprecio, también su resentimiento hacia su esposa.
Claramente, mi madre nunca fue una total víctima. Nos mintió por tantos años siendo aberrante su capacidad de manipular para tenernos en su mano, todavía sigo buscando a esa hermana perdida, pero por alguna razón desconocida no podemos dar con ella.
El timbre de mi móvil me devuelve a una realidad más nítida, clara por decirlo de alguna manera. Ya no ando perdido como una bala que intenta impactar en cualquier superficie para no hacer daño.
Willom...
Ambos sufrimos y estamos reparándonos para empezar de cero sin daños colaterales en el medio.
Al encenderlo en la pantalla figura un número desconocido. Frunzo el ceño y abro el mensaje.
Te daré la dirección de tu hermana si a cambio me das dinero.
Espero tu respuesta.
C. L.
Es una pésima idea.
Lo dejare para luego.
No es santo de mi devoción, pero saber el paradero de mi supuesta hermana es importante. No tan solo para mi sino para mi madre.
Termino de abotonarme la camisa, roció perfume en mi cuello y salgo con una dirección en mente.
─Hijo ─su llamado me detiene en el pasillo. Últimamente se ha mostrado tan nerviosa y tensa, que no sé cuál es su miedo. ─ ¿Puedes hablar conmigo?
─Estoy de salida...
─Cinco minutos...no pido más. ─interrumpe en voz suplicante.
Asentí resignado.
Le tiene miedo a tu desprecio.
Quizás no vaya a odiarla, pero tampoco aplaudo sus acciones.
Acciones que nos lastimaron a mí y Alvin por igual. Hubiera preferido crecer sin padre a lidiar y esmerarme por obtener la aprobación de alguien cuyo rol nunca cumplió.
Bajamos las escaleras en silencio. Ella se ubica en el mueble individual y yo quedo parado guardando cierta distancia para no alterarme.
Se frota sus manos mirándome con duda. Flaquea como nunca antes lo ha hecho, sus lumbreras son días lluviosos.
─Aedus puedo explicarte lo que paso ─resuelle, permanezco impasible y admiro mi propio autocontrol. Solía ser una dinamita de mecha corta que explotaba al mínimo roce, pero ahora la claridad no nubla mi razón. ─Connor ha distorsionado la historia a su conveniencia...se perfectamente que tengo gran parte de la culpa, sin embargo, él se movía bajo su propia conveniencia...
Pasa saliva. Le cuesta mantener el contacto visual y seca sus lágrimas.
Ser pacifico no era lo tuyo.
─No me interesa en este momento tu justificación, mamá ─suelto y sus cuencas se empañan más. ─Apenas voy procesando lo que me entere, tanto Connor como tu tuvieron algo de responsabilidad, pero no seré yo quien los apunte con el dedo. Cuando logre aclara mis dudas volveré para obtener respuestas ¿sí?
─Pero Aedus... ─intenta llegar a mí, aunque ya me muevo rápidamente a la puerta.
─ ¡Ya! ─para en seco ante mi grito. Su llanto me irritaba y mi autocontrol se estaba yendo por un caño. Respire hondo para tranquilizarme. ─Iré a ver a mi hijo luego platicamos.
Ya decía yo que esto no duraría mucho.
No quiero lidiar con sus lágrimas cuando no se tocó el corazón para lastimarnos.
Montándome en el auto dejo atrás la mansión.
Después de veinte minutos llego a casa. Willom sigue creyendo en que la amnesia temporal no se ira y formara parte de nuestras vidas, pero eso no es lo que le duele. Si no el hecho de no acordarme los acontecimientos pasados juntos.
Aunque ya los recuerdo uno a uno.
Todo comenzó con un golpe en su cabeza en el baño. Convertirse en mi nueva secretaria infiltrándose como una reportera falsa sin tener idea de periodismo para ser mi pastel de chocolate, Dios es testigo que quise alejarme de ella. Hui como un puto cobarde de su lado, pero me arrepentí a tiempo. Pague caro despreciarla solo por tener miedo.
¿Lo que hace esa emoción, no? Nos convierte en los que no queremos ser y lo terminamos siendo. Metemos la pata tratamos de solucionarlo hundiéndonos hasta el fondo del fango para luchar contra viento y marea.
Willom fue una suave brisa, la calma que llego para llenar mi mundo de luz y atrapo un completo caos para desenredar sus hilos, uno por uno.
Consiguió lo que muchas no pudieron. Hacerme caer y de pie, con el corazón en la mano porque el amor es tan bonito cuando le abres la puerta a la indicada.
Al salir del vehículo el viento frio de diciembre se estampa en mi cara. navidad está a la vuelta de la esquina y quiero tener a mi familia conmigo. Toco el timbre. Mis manos sudan, tiemblo, pero no de frío. He venido a diario desde un necesario distanciamiento, sin embargo, en la distancia no me he sentido a gusto.
Unos pares de ojos grises y otros cafés me reciben sonrientes.
─Mira papá ha venido a verte. ─dice apretando la nariz de Bowie.
Este ríe escondiéndose en el cuello de su madre. Balbucea algo inentendible jugando con su chupete.
Ya díselo.
Apremia mi conciencia. Es a lo que he venido, a contarle que la recuerdo como el primer día y jamás podre olvidar ni dejar de saborear el café de sus ojos.
Willom abre la boca cuando ve las rosas rojas y la caja de bombones.
─Aedus...
─Estoy de vuelta pastelito de chocolate. ─digo en voz entrecortada por el nudo atravesado en la garganta.
─Eres mi fantasía perfecta... Aedus.
El agua corre empañando sus mejillas de chocolate y cierro la distancia que no has separado por casi dos años. Beso sus labios con fervor, tan hambriento que debo sostenerla de la cintura para que no se caiga.
Todo despertar tiene un nuevo comienzo. Este es el nuestro y seremos una gran familia de tres o quizás más.
─Te amo, Willom.
─Te amo hombre de mis fantasías.
Una fantasía volviéndose realidad para juntarnos y hacernos felices.
Y una nueva oportunidad era nuestro nuevo comienzo.
FIN.
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