Capítulo n°42: "Hay más de una víctima".
Willom.
Algunas horas antes.
Dos tipos sujetaron mis brazos cuando aparentemente nos disponíamos a irnos. ¿Dónde? No lo tenía claro, pero el conocer su plan despertó en mí, las ganas de huir como sea.
Conservaba el retazo de vidrio entre mi mano después de intercambiar algunas palabras con Arden, su supuesta muerte va a desconcertar a Aedus, y no puedo permitir que lo dañen. Eso jamás.
Aunque estoy cansada, adolorida, casi se me cierran los ojos arrastro la pierna herida por el mugriento piso.
─No, no, no ─grita una voz proveniente de la camioneta.
Mi corazón se arruga ante el sonido agudo del desconsolador grito, entonces me remuevo contra sus manos siendo el doble que las mías.
Prácticamente soy siendo guiada por ellos. Llevo cubierta la cabeza y el hilo de la bolsa asfixia teniendo que realizar respiraciones cortas a cada segundo.
─ ¿A dónde nos llevan? ─cuestiono.
Manipulo el vidrio entre temblores. No veo absolutamente nada es como tener un abismo frente a tus ojos, el desconcierto sumado a la ansiedad por dar el golpe me consume. El aire queda atrapado en la bolsa volviéndose caliente mientras la nariz rosa la textura áspera de la bolsa al caminar. Giro de un lado a otro agudizando mi oído para captar alguna señal de mi hermana o Alvin, pero es inútil. O nos separaron o, yo navego en un mar de profunda oscuridad.
Los parpados caen y un halo de luz entra por debajo, ha quedado una rendija entre mi cuello y la atadura de la misma. Veo mis zapatillas sucias, agujetas mojadas desamarradas salpicada con algunas gotas de sangre.
Me falta el aire porque estoy ahogándome. Hiperventilo sintiendo la necesidad de quitármela como sea. Entonces, reúno fuerzas para pelear.
Si, pelea por nuestro chico.
Es a lo que me incita mi conciencia. No podría no estar de acuerdo.
El camino hacia algún vehículo que nos traslade, supongo yo, parece eterno.
─ ¡Ayy! ─expreso en un quejido.
Ellos siguen sosteniéndome sin importarles lo que pasa. Jalan bruscamente mi piel, pero caigo al suelo simulando estar desmayada. No puedo vislumbrar sus rostros, sin embargo, uno se acerca con cautela.
Ni lo dudo. Alzo la mano clavándole el vidrio en su hombro cuando se agachado para ver cómo estaba. Un desgarrador grito sale de su garganta dejándome sorda.
Aun así, continuo con la fija idea de no aceptar usarme como carnada. Se perfectamente que es su objetivo lastimar a Aedus, no se lo hare tan fácil.
Cuando intento pararme, siento una mano cerniese alrededor de mi frágil cuello pataleo ante la falta de aire, mis pulmones se vacían y lucho para zafarme de su presión. Me cuesta respirar algo va atragantándose en mi garganta, gimo, toso dejando ir algunas lágrimas. Con mis manos sobre las suyas clavo mi arma haciéndolo estallar en otro grito.
Afloja la presión y el alivio llena mis pulmones. No paro de toser sentándome de golpe. Me deshago con desesperación de la capucha cuesta acostumbrarme a las farolas encendidas percibiendo la noche encima de nuestras cabezas.
Es como si la esperanza entrara por la puerta principal diciéndome no te rindas.
Lo intento, pero casi me matan.
Ahogo un sollozo sobándome la garganta, que arde y seguramente quedaran cardenales ante la fuerza ejercida en esa zona.
Jadeando, cuesta tragar saliva visualizo a los dos hombres. Pasamontañas cubren su identidad aun quejándose, uno sigue en el piso tomándose el hombro, el otro esta recargado contra la camioneta de chapa negra en el que iban a subirme.
─ ¿Dónde...s-se llevaron-n...a mi h-hermana?
Ellos se miraron e hicieron una mueca. Callaron.
─ ¿Dónde están? ─presione apretando mis dientes.
Ante su silencio y lealtad a un hombre despiadado los volví a herir. En las piernas, brazos, escuchando sus suplicas de que parara.
─Es tan lejos...Connor planea matarlos...
─A ti no te iba a entregar. ─esa voz la reconocía. Aplaudía esbozando una sonrisa de pura arrogancia, ─Aedus creerá que te perdió cuando mi padre jale el gatillo.
¿Padre? Soltó una carcajada que espeluzo mi cuerpo.
Miedo, miedo se iba almacenando en cada musculo y las imágenes de su posible muerte torturaban mi cordura.
─ ¿Por qué nos haces esto? Mi hermana es una víctima más. ─dije enfrentándola, pero tragué grueso oyendo mis propios latidos en mi garganta al ver que sostenía un arma.
─Eres un daño colateral. ─sonrió con cinismo. ─Tan débil como él, tal para cual Aedus siempre sufrió por el trato indiferente de su padre, quien lo aborrecía. Asumió el rol de ser uno, pero nunca dijo que lo iba a querer ─suspiro ─. Él me lo prometió que nunca lo amaría como a sus verdaderas hijas.
¿Qué? Ya no entendía nada. Fruncí mi ceño, desconcertada sin saber si creerle o no.
─Te has vuelto loca. ─espete moviéndome paso tras paso al otro extremo. Sus hombres se apartaron rápidamente cubriendo su espalda.
─Ni lo piense. ─empuño su arma y apunto. ─Aedus sufrirá igual o peor que yo enviándome lejos, aunque ─dejo caer su brazo un poco. ─técnicamente fue Alvin el encargado de apartarme de su lado mintiendo, hay más de una víctima e inocentes son los villanos, Willom.
─ ¿Qué quieres? ¿Por qué aseguras que Connor es tu padre?
El pulso errático iba a mil por ahora. Tan desbocado como su maniática sonrisa.
─Primero quiero verme morir frente a sus ojos. Todo fue un maldito plan, enamorarlo, traicionarlo para vengarme de la puta perra de su madre por separarme de mi padre. ─escupió con asco.
Lotte, habla de ella. Retrocedí, Arden no se perdía mis movimientos sin bajar la guardia.
─Connor ya se marchó, llevo a tu amada hermana que no ves hace años ¿cierto? y al idiota de Alvin, si escapas no llegaras a tiempo. ─aseguro. ─Alguien va a morir y esa eres tú.
─No, no, no ─negué.
Escuche quitar el seguro en cámara lenta, sin embargo, gire y lanzándome a correr por el espacio abierto oí sus pasos perseguirme luego el primer disparo.
Tampoco me detuve. Corría, corría, corría hasta estar a centímetros de una camioneta todo terreno. Encarando por el capo logre esconderme, no poseía nada más que un pedazo de vidrio para defenderme, la cerca pintada en blanco se alzaba detrás recubierto con alambre de púas y revestido de cables sería imposible atravesarlo sin morir electrificada.
A través de los vidrios tintados veía a Arden moverse. Fui rodeando el automóvil hasta la parte trasera, daba grandes zancadas, pero otra mujer la detuvo. Con el pulso totalmente acelerado, sudaba ante la adrenalina del miedo o ser encontrada y ya no tener escapatoria.
Aspire una profunda bocana de aire mirando la salida y a ellas en una acalorada discusión. Tal vez si salía pedía auxilio alguien intentaría proporcionarme, por lo menos un teléfono para llamar.
Ese es el plan. Salir, pedir auxilio y buscar un móvil.
Suena fácil, pero la distancia es de un metro corriendo. Andando a pie tardaría más porque ya no siento la pierna, pinta de un color morado sin contar que la tiro al caminar. Aprieto fuerte mis labios y estiro mi cabeza para observarlas.
Arden me da la espalda. La otra chica pelirroja está a su frente manteniendo una contienda por el arma.
─Ella debía estar con los otros, no aquí, contigo. ─discutió la pelirroja tirando y retrocediendo, ─Arden esto no es un juego...
─Forma parte de la familia de Aedus, si ella muere me abre vengando de Lotte por habernos quitado el derecho de tener a papá. ─vocifero la rubia quedándose sin aire.
─Esa chica es tan inocente como nosotras. ─dice acongojada ¿su hermana? Ella logra verme y Arden voltea, de inmediato inclino el cuerpo hacia atrás apoyándome la mano en la camioneta. ─Connor nos ha utilizado toda su vida ¿Qué no te das cuenta? Nos manipula a su antojo, tu nunca debiste abandonar esa clínica cada vez estas peor.
No puedo ver sus expresiones, pero un denso silencio se produjo.
─Ya me curé. ─recalca cada palabra. ─Papá es lo único que nos queda y no lo voy a traicionar.
Son hermanas. El rompecabezas tiene muchas piezas que no logro encajar, sin embargo, deducir sus tragedias no son mi prioridad sino correr y salvar a Aedus.
Tironeaban entre las dos, pero Arden la empuja, esta cae y comienza un forcejeo rodando en el piso gris. Aprovecho la ventaja para lanzarme a trotar igual a una tortuga porque mi pierna se ha entumecido, resiente el haber estado sentada mucho tiempo.
Uno...dos...tres...y todo parece quedarse en blanco.
¡Bang! Escucho y brinco por el impacto, justo cuando colocaba un pie fuera del portón ya ansiaba la libertad, pero quede petrificada oyendo los gritos desgarradores de alguien.
Sollozos, gritos y más sollozos llenaban el espacio, una especie de garaje. Mi corazón salto varios latidos como una bomba detonada teniendo pavor de girarse porque ya presentía la tragedia.
Conmocionada gire. Apreté los parpados, labios mientras mi respiración era lenta, calmada, pero se desboco al ver a la chica rubia tirada inerte cubierta de sangre.
Su hermana lloraba apretándola contra si misma implorándole que despertara.
El dolor pico detrás de mis corneas e imposible no llorar ante semejante suceso. Estaría en el mismo lugar si fuera Agnes. Mi cuerpo no acataba las ordenes de moverse, los pies eran anclas que no querían despegarse de la tierra, ceñía los puños agachando y subiendo la mirada a esa chica.
No las conocí, sin embargo, podía sospechar el infierno por el que las hizo pasar su padre solo para vengarse. Tuve compasión y caminé rengueando.
La chica de cabello rojizo, bonitos ojos verdes similares a los de Arden y piel pálida mojadas por la exuberante cantidad de agua deslizándose por sus mejillas, poso su mirada cubierta de humedad en mí. El rímel decoro sus labios de negros también el pelo de su hermana y el vestido blanco mangas de princesa. La estrujaba fuertemente en sus brazos.
Mi estómago se hundió costándome inspirar aire.
─S-su amor benigno t-termino por c-consumir su alma y c-corazón... ─susurro en jadeos de dolor. ─Toma...
Me tendió una llave y un móvil. Con la vista señala la misma camioneta donde me oculte minutos atrás.
─El GP te llevara directo a ellos... ─su dificultad para hablar desarmaría a cualquiera. ─Perdón, la Arden cuerda jamás te hubiera hecho daño.
Asentí en silencio con un nudo atravesado en mi garganta y el alma adolorida por su perdida.
Recostó el cuerpo pasivo en el piso, cerro sus ojos y aparto el arma temblando en el intento.
─Vete...─murmuro.
─Gracias.
Sin esperar una respuesta de su parte limpie las lágrimas con el dorso de la mano y trepe en la camioneta. El motor rugió debajo de mis pies, conecté el teléfono al mismo dándome la bienvenida y dando marcha atrás fui encaminándome a la carretera.
Hora de salva al príncipe de mis fantasías.
*******
Aedus.
Ya no sé cuánto disparo van, solamente escucho el chasquido del arma repitiéndose como un disco rayado en mi mente. El primero fue el más mortal.
Connor disfruta verme aturdido y frustrado. He caído en la semi inconciencia.
Veo pasos ir y venir, pero no oigo nada más allá del desconsuelo de mi corazón. Mi cuerpo yace tirado en el polvoriento terreno acariciando una bolsa de hilo negro puesta en su cabeza, lágrimas van recorriendo cada pulgada de mi rostro hasta estrellarse en su cuerpo sin vida, si ella no respira yo tampoco.
La tristeza quema como el peso de la culpa. Si no la hubiera arrastrado al infierno ahora estaría sentada en el paraíso, en su casa y con su familia. Quise evitarlo, pude hacerlo, no obstante, su poder la aplasto igual a una rata cuando el gato corre para atraparla.
Él nos atrapo en una jaula sin salida. Aquí estamos, Willom muerta y yo esperando resucitarla con mi llanto.
─Aedus. ─alguien llama, pero es tan lejana como su recuerdo de los últimos días.
No debí abandonarla.
─Aedus ─insiste esa voz tumbada a un lado de mi chica...muer... Me niego a repetir esa palabra.
No, no ella no pudo haber fallecido sin despedirse.
¡Maldito Connor!
Está muer... Todos los esfuerzos que hice fueron en vano.
─Aedus reacciona. ─una mano se posa en mi hombro. Cuando alzo los ojos veo la cara cubierta de lastima de Aiden. ─La policía viene en camino tu padre huyo como una verdadera rata. No te preocupes Justin siguió su rastro. ─avisa.
Unos quejidos salen de las otras personas.
Alvin.
─Alvin, Alvin, Alvin ─y un jadeo me contesto. ─Ayúdame.
Mi amigo estaba conmocionado por mi estado. Como no estarlo, si prácticamente era una víbora arrastrándome en la tierra bañado por un mar de agua cristalina.
Por estar sumergido en el sufrimiento descuide a mi hermano, quien se asfixiaba dentro de esa bolsa. Con un tiritamiento en los dedos deshice el nudo, Aiden lo ayudo a sentarse y le desato las manos, la exasperación en sus manos me arrebato la bolsa quitándosela él mismo. Pero su boca tenía una mordaza.
Vi sus orbes empañados, su cara es un río brilloso bajo la luz de la luna y sus brazos son la mitigación para mi afligido corazón. Sonreímos explotando en un llanto cargado de muchas cosas que antes no nos pudimos decir.
Aparta la mordaza cuando me suelta yendo directamente hacia la segunda persona tirada a nuestros pies.
─ ¿Q-quien e-es? ─pregunto acongojado.
Todavía caen una que otra gota. El ruido de disparos se reanuda como si hubiera estado congelado en el aire.
─Agnes...la hermana de Willom...
Aiden y yo nos quedamos patidifuso alternando miradas. Alvin ni repara en nuestras expresiones de puro asombro, apresurándose a descubrir la cabeza de esa chica.
Podemos oír las respiraciones superficiales y débil que exhala, sin embargo, mi hermano trata de despertarla.
─Mierda. ─maldice, mi amigo trata de colaborar mientras yo simplemente no sé qué pensar. ─Está helada. Necesitamos una ambulancia.
─Tardara en llegar más o menos media hora. ─dice Aiden.
─ ¿Dónde carajos estamos? ─cuestiona mirando sobre su propio eje.
Una mata de cabello rubio platinada, medianamente blanco distingo en las puntas por el reflejo de la luna, cae por sus hombros al erguirla para alzarla entre sus brazos.
─Bastante lejos. ─respondo.
Encontrándome más centrado logro ponerme de pie. Vuelvo la vista al cuerpo inmóvil recordando quien es, que no pude salvarla y ahora en adelante mi única compañía será la soledad acompañado de la responsabilidad por no saber cuidarla.
Impotencia, frustración, ganas de escupirle al mundo y matar a Connor van acumulándose percibiendo a todos moverse con parsimonia.
Las sirenas, los faros de varios coches enfocándonos, la voz de Alvin y Aiden se siente lejanas como si estuviera caminando hacia el horizonte.
Una luz blanquecina destellando rayos e ilumina un sendero nos envuelve, de pronto algo intrusivo se va insertando en mis omoplatos causándome daño y a la vez un ligero liquido deslizándose en la espina dorsal. Luego otro...
─ ¡Aedus!
Esa voz dulce, cariñosa la reconozco, pero soy incapaz de abrir mis ojos.
Caigo azotando el rostro contra el polvo marrón generando nubes elevarse y caer en mi masa inactiva. Todo se ve difuso, ya no logro a avistar nada cayendo en un profundo pozo negro llamándome.
─Willom te amo...
Es lo último que balbuceo cerrando por completo mis parpados.
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