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Capítulo n°37: "Juguemos a decir la verdad".

Aedus.

Lleva todo un día lloviendo. Hemos permanecidos encerrados en la casa de Aiden, el deprimente estado del clima no nos ayuda porque veo todo negro. Aún no he recibido la dirección de aquel misterioso hombre y Bridget es una tumba.

Poco a poco pierdo las ultimas gotas de paciencia en mi interior. Nadie ha llamado ni siquiera mi madre, iré a buscarla en cuanto pare de llover.

Observo por la ventana esa camioneta estacionada al otro lado de la calle. No se ha movidos desde que estamos aquí y necesito encontrar respuestas.

─Toma, Aedus. ─ Willom tiene entre sus manos una taza de chocolate. El otoño ya se acerca y odio los días grises, son los peores para mí. ─Sé que te preocupa no dar con las suficientes pruebas para incriminar a Connor, pero ten fe. Quizás es demasiado para ti, sin embargo, las cosas van a su propio curso.

─Entiendes, que él puede ser el posible culpable de haber matado a mi abuelo y tal vez nunca pague por sus crimines, paso por el peor sentimiento el de impotencia. ─ expreso en una forma brusca, ella se lleva la peor parte porque no tiene ninguna culpabilidad en esta situación. ─Perdón...pastelito no es mi intención descargar mi ira contigo solamente...

Paso constantemente la mano izquierda por mi cabello un poco largo al frente. Volteo a mirarla y el marrón de sus ojos se encuentran tan llenos de miedo mezclado con cierta tristeza.

Quito de sus manos la taza depositándola en la mesa de cristal la rodeo para abrazarla, ya que es lo único a lo que puedo aferrarme en estos momentos. Beso su cabellera acariciando sus ondulantes rulos algo maltratados por el frizz y la humedad.

─Londres hoy no quiere sonreír como nosotros. ─ murmura contra mi pecho. ─Aedus... ¿crees que tu padre sea tan despiadado como para matar al suyo?

─Todavía lo dudas, preciosa. ─ eleva sus ojos hacia los míos volviendo a sonreír.

Bridget baja seguida por Aiden y nos hace una seña. Nos unimos a ellos cuando el timbre suena paralizándonos a todos.

─ ¿Quién será? Nadie atravesaría la ciudad con este horrible clima. ─ comenta Bridget detenida al pie de la escalera.

Ella no espera una respuesta de nuestra parte yendo a abrir. Cuando veo que entre abre los labios y sus ojos puedo imaginarme quien es. Connor imponente con un traje negro sonriendo con maldad hace su entrada.

Trato de cubrir a Willom con mi cuerpo mientras Aiden tensa su mandíbula, quiere írsele encima, pero yo lo detengo. No nos conviene hacerlo enojar porque hay dos personas importantes y lastimarlas es lo último que queremos.

─Ya que ustedes fueron a mí y no les importo las advertencias, he decidido venir a unirlos a un juego. ─ esboza una sonrisa siniestra de lado. ─Podemos tomar asiento.

Invita como si fuera su casa. Bridget es la primera en obedecer después Aiden y nosotros. Entrelazo la mano de Willom y la mía fuertemente. Ella no soporta mirarlo a la cara andando cabizbaja, siento el temor en la tensión de su cuerpo.

─Primero que nada, Christine ya murió hace bastantes años en una clínica privada. Acudió a mi luego de que su hijo muriera...

─Es mentira, tú lo mataste. ─ asegura Aiden interrumpiéndole, pero Connor ni se inmuta tampoco le intimidad un sobrino que jamás querrás. Su mirada verdosa es de odio puro y sus cejas algo rubias frunciéndose, aunque de diversión. ─Eres un criminal has matado personas sin temblarte un dedo. No eres una santa paloma.

─ ¿Dónde escondes las pruebas? ─ su mirada se dirige a Bridget alternándola con nosotros. ─Vaya, mi hijo también juega al detective.

─Deja de dar rodeos y dinos a que has venido, Connor. Porque dudo que hayas cruzado toda una ciudad lloviendo para una visita de cortesía ¿verdad?

─Ve al grano y lárgate. ─ espeta Bridget tomándonos por sorpresa su reacción.

Connor se desprende el saco se pone de pie y simula acomodarse la camisa por dentro del pantalón de un lado a otro. Sopesa lo que dirá, sin embargo, le divierte tenernos comiendo de su mano. Lo puedo ver en su mínima sonrisa que trata de ocultar.

─Juguemos a decir la verdad ¿aceptan? ─ inquiere apoyando sus manos en el respaldo del sillón. ─Sera un juego fácil y corto, solo deben contestar las preguntas.

─Viniste hasta aquí para jugar un juego absurdo cuando ya sabemos parte de la mugre que escondes debajo de tu tapete ¿en serio?

Suelta una risa nasal retumbando en las paredes. Bridget da un pequeño salto y Willom se horroriza.

─Alguien quiere ser el primero o debo elegir ¿Quién se anima?

Nos reta y niego al extremo de desesperarme por su ridículo monologo. También me río, aunque no es para nada gracioso estar frente a un hombre peligroso como él.

─Empiezo yo. ─ digo reacomodándome en el sillón. ─Empecemos.... por el abuelo ¿Cómo murió? Tengo entendido que fue por un infarto o falsificaste su defunción, es momento de confesar.

Ríe y quiero borrarle esa sonrisa de su rostro a golpes. Vuelve a sentarse, el cuerpo de Willom se pone rígido y aprieta mi mano.

─Leonardo...Leonardo... ─ suspira con tanto alivio que duele. ─ Estaba empecinado en que un bastardo formara parte de la empresa, la que yo construí con el sudor de mi frente y mucho esfuerzo, uno que él nunca valoro. ─ habla despectivamente fijando el profundo color verde de sus iris en los míos, azules llenos de odio. ─A medida que enfermaba puse en marcha mi plan, quedarme con todo y lo hice. El viejo firmo cada documento cuando ya estaba desahuciado y Christine fue mi cómplice ideal, aunque quiso hacerme una transa.

─Ya imagino como termino. ─ murmura Aiden. ─ Muerta como su hijo. Por eso no hay rastro de ellos.

Bridget es un mar de lágrimas silenciosas. Siento vibrar mi teléfono en mis pantalones, pero no puedo responder. Connor continua con su gran hazaña.

─Para burlarse de mi deben ser muy ingeniosos porque yo todo lo sé y todo lo veo. Novatos como ustedes no van a derrumbarme. ─ mira a la madre de Aiden con amor, uno que nunca creí ver. ─En mi vida he amado a una sola mujer, no obstante, esa dama se burló de mí. Jugo conmigo acostándose con mi hermano, ese bastardo de mierda.

─No distorsiones la historia, Connor. ─ interviene Bridget temblorosamente. ─Mis sentimientos nunca te correspondieron, te metiste en nuestra relación creando discordia y nos separaste, aunque dudo que haya sido de esa forma. Sebastián nunca me hubiera abandonado sabiendo de la existencia de su hijo.

Él por supuesto se ríe. Es increíble el cinismo de este hombre.

─Siempre te amé, éramos los mejores amigos y quise...casarme contigo estando embarazado, pero no era suficiente. ─ Aiden se queda perplejo ante su confesión. ─Sin embargo, ya no es momento para arrepentirse. Lo hecho, hecho esta y sobre mi cabeza darán con alguna evidencia para hundirme.

Ya comienza a sacar sus garras. Algo lo está desestabilizando porque nunca lo vi perder el control como lo está haciendo ahora.

─El juego aquí termina. ─ anuncia parándose. ─ Respondiendo a tu pregunta Aedus, si mate al viejo y nadie me detuvo, tu tampoco lo harás. Cuida de los que están lejos o cerca, ya que una bala perdida podría terminar en un cementerio.

Su insinuación altera cada fibra muscular, con ganas de lanzarme y ahorcarlo con mis propias manos soy detenido por Willom.

─Willom ¿Cómo se encuentra tu familia? ─ lo pregunta justo a metros de la puerta y ahora debo detenerla a ella. ─Alvin lo debería estar pasando bien en la playa, cuida de él, Aedus.

Y se va con esa amenaza salida de sus labios. Las lumbreras empañadas y cubiertas por el miedo de Willom generan más frustración en mi sistema. Si hacemos algo él lo sabrá y si no lo hacemos también.

─ ¡Maldito psicópata! ─ vocifera Aiden. ─Que nadie le enseño que son los limites en la vida, ¿eh?

─Creció rodeado de odio y rencor a su hermano, aunque no es justificables sus actos.

No sé qué más decirle para darle aliento. Tampoco soy bueno para consolar y recuerdo el mensaje que entro cuando Connor nos intimidaba.

Beso la mejilla de Willom apretándola contra mi pecho para oírla llorar igual a la madre de Aiden. Saco mi teléfono viendo en la pantalla un número desconocido. Anoche se lo comenté a Aiden y está dispuesto a ir, pero no le he dicho nada a Willom no quiero involucrarla más.

─Willom ve con Bridget a ver a tu familia. ─ digo sin pensarlo.

─Mis padres no quieren verme, Aedus. ─ me lo recuerda. Lo había olvidado y eso también es otro problema que llena de tristeza a mi chica. ─ Deberías acompañarme yo no quiero ir sola.

Suena nuevamente el timbre. Nos altera a todos por igual.

─Tengo un asunto que resolver con Aiden luego iremos a visitarlos, al menos llámalos para que sepas como están.

─Aedus... ─ la voz agitada y entre cortada de mi madre nos hacen separarnos de golpe. ─ Hijo ¿te encuentra bien? Pensé que Connor te lastimaría.

─ ¿Tiene motivos para hacerlo? ─ cuestiono seriamente. ─ Alvin, amenazo a Alvin tenemos que dar con él.

Asiente estrechándome entre sus temblorosos brazos. El olor a gardenia inunda el ambiente y es su perfume característico, el que le gustaba a Alvin.

En un par de horas logramos tranquilizarnos todos. Lotte se ofreció a quedarse con Bridget y Willom mientras nosotros vamos a ese intrigante encuentro. Ruego para que sea algo que nos aporte en la investigación contra Connor sino estaremos envueltos en serios problemas.

Aiden conduce guiándose por el GPS. Yo verifico por los espejos retrovisores si alguien nos sigue y es efectivo, Connor nos tiene vigilados. La misma camioneta que estaba aparcada frente de la casa nos pisa los talones.

─Connor no se dará por vencido.

Una llamada entra y el identificador de llamadas no registra al contacto ni su número. Solamente dice desconocido.

─Gira a tu izquierda, hay un lavadero de autos entra y espera mi señal para salir de ahí.

─Ahora recibimos intrusiones de un desconocido ¿Por qué lo haría?

Estoy perdiendo los estribos de mí mismo.

Nunca debí contestarle de esa forma. Aiden enarca sus cejas conduciendo, pero orillándose a la banquina.

─Niño esto no es un juego si quieres que Connor nos mate a todos, adelante y continua por el camino que te di. ─ hago silencio escuchándolo. ─ Ahora metete a ese lavadero y mantente alerta.

─Ok.

─ ¿Traes el sobre? ─ quiere saber. ─ Es importante que lo traigas.

─Si mi madre me lo entrego sin que se lo pidiera.

El extraño corta y le doy las indicaciones a Aiden. Hacemos los que nos dijo. Al meternos entre el agua, el jabón y la espuma la otra camioneta también lo hace, pero a nosotros nos desvían. En nuestro lugar sale un idéntico auto BMW negro y ellos lo siguen. Fue una buena estrategia, aunque todo estaba premeditado.

Luego de quedar totalmente limpio el vehículo estacionamos en la salida. Alguien viene corriendo y nos entrega un papel, sin embargo, el muchacho solamente se limita a entregarnos el mensaje después se marcha corriendo.

Vuelven a llamar.

─Introduce la dirección en el GPS y no se desvíen del camino. Pronto estarán frente a la verdad.

Y no alcanzo a replicar porque cuelga. Me quedo pensativo mirando el sobre blanco en mi regazo, la señora Lotte llego a la casa preparada y su reacción dice mucho.

─Tu madre conoce a este tipo, él que nos está contactando o de otra manera, nunca hubiera ido a mi casa. ─ opina Aiden manejando por una ruta totalmente desierta y solos, ya no tenemos a nadie detrás de nosotros. ─ Siempre note una cierta tensión entre ella y mi madre.

─Nunca me di cuenta. Pensé que eran celos por tratarla como a una segunda madre. Ahora todo cobra sentido.

─Lo que es extraño, es la conexión directa a Connor. Ya lo tenemos en nuestras manos.

─Ojalá, ojalá así sea porque ya no hay ideas en mi cabeza para atraparlo. ─ digo sinceramente. ─ Ha encontrado la manera de escabullirse cuando lo tenemos en la palma de la mano, salta y cae de parado.

─Presiento que esta vez será a nuestro favor, ya lo veras.

Aiden luce demasiado confiado y entusiasmado mientras yo me reservo las dudas.

Tardamos aproximadamente una hora. La pantalla del GPS muestra un punto rojo parpadeante indicando que hemos llegado al lugar. Entramos con desconfianza por una calle de tierra deteniéndonos en una tranquera de madera.

A lo lejos se puede apreciar una granja. Hay animales comiendo pastizales siendo extremadamente raro.

─ ¡En una granja nos citó! ─ exclama Aiden con incredulidad. ─ Que, nos invitara pollo para matarnos y después tirarnos a algún rio.

El positivismo de Aiden se esfuma al instante. Hace una mueca dándome risa su expresión, a mí no me parece tan descabellado el lugar. Para mantenerse fuera del radar de Connor es lógico vivir lo más alejado posible de la ciudad.

Aparcamos al frente de una bonita casa bien conservada. Un perro Bullmastiff nos sale a recibirnos seguido de un hombre mayor y de un reducido cabello canoso.

─Sean bienvenidos muchachos. ─ nos saluda con una amable sonrisa. ─ Pueden pasar el señor lo espera en la casa.

Aiden se queda admirando la fachada de la casa de ladrillos, que resaltan con un toque de colorado. El anciano nos invita a pasar, el interior tiene una bonita decoración animales por doquier y en la sala dos sillones amplios, pero de un tamaño considerable junto a dos individuales en color blanco. Y una mesa ratonera de madera con un adorno, un gallo subido en un pedazo de tronco.

─Me da la sensación que este hombre ama los animales. ─ comenta Aiden algo perplejo por el gusto del dueño.

─ ¿Te parece? Yo creo que los animales son su pasión. ─ digo viendo una cabeza de asno encima del fogón.

No hay retratos, pero si una enorme fotografía colgando de las paredes amarillas agua a escasos centímetros del asno. Dos jóvenes, uno reconozco por su inconfundible color de ojos verdosos impasibles y el otro, ojos celestes demasiados claros como un gris, tan parecidos a los del abuelo.

─ ¿Quiénes serán? ─ Aiden también los observa.

─Tengo una teoría, sin embargo, sería una locura.

Nos volteamos a ver el ruido proveniente de la escalera de madera. Alguien desciende a pasos lentos y sujetándose de un bastón. Trae un sombrero, pañuelo atado en el cuello y camisa metida por dentro de sus pantalones, además de unas botas negras.

─Muchachos tomen asiento. ─ ordena escrutándonos a ambos con sus orbes negros, algunos mechones blanquecinos rebeldes se le escapan del sombrero y su rostro esta mancillado por manchas marrones y un par de arrugas. ─Me llamo Erick Spencer, soy amigo de Sebastián ─ al oír el nombre Aiden se pone rígido. ─ él ha hecho todo este alboroto, por lo tanto, estaré a cargo de esta locura.

─ ¿A qué se refiere? Pensé que él en persona nos recibiría.

Intuía que podría ser él, pero enviar un extraño en su lugar quiere decir que no correrá el riesgo de ser atrapado. Aiden se muere por hacer preguntas, aunque este señor no será quien se las responda.

─El sobre blanco ya pueden abrirlo. Le comunicare que ya están aquí. ─ le cuesta ponerse de pie y debo ayudarlo. Sonríe en agradecimiento. ─En seguida regreso.

Aiden con desesperación y bronca rompe el papel para sacar lo que contiene. Agarro lo primero que cae del sobre, es un pendrive, un CD y un folio de comprobantes. Además de una llave y una dirección escrita a lápiz.

─ ¿Qué mierda significa todo esto? ─ cuestiona Aiden exasperado por no entender nada. ─Me volveré loco tratando de encontrarle sentido a todo esto.

Coloco una mano en su hombro para lograr que se calma. Para mi es una nueva esperanza de poder acabar con Connor.

─Tenemos a Connor comiendo de nuestra mano.

Revisamos tantas veces como podemos las fotocopias, Aiden se pone de mal humor porque no son los originales y no comprobaremos nada si no son auténticos. Se sale de la casa mientras yo continúo indagando.

Hizo tantos fraudes que ya perdí la cuenta de cuantos van. Frustrado decido que es hora de tomar un respiro. Aiden se encuentra fumando bajo la noche estrellada.

Justo debajo de un árbol junto al límite del corral y el patio de la casa hay un banco construido con tablas. Lo acompaño y acepto su ofrecimiento de probar unas caladas.

─ ¿En qué piensas? ─ investigo. ─Quizás mi seguridad me jugo en contra, pero tenía la certeza de que veríamos a Sebastián aquí.

─Igual yo. ─ suspira alzando la cabeza hacia el firmamento brillante. ─Siempre quise tener un padre, conocerlo que estuviera cuando lo necesitara... ─ su voz se pierde al formársele un nudo en su garganta. ─ toda una vida soñé con encontrar a mi padre ahora resulta...que ese maldito lo aparto...solo por su ambición de poder.

Algunas lágrimas escapan de su lagrimal haciéndome llorar también. Lo mismo quise yo con la diferencia que yo destetaba a mi padre.

─Pronto podrás conocerlo. Ya lo veraz.

Tanto a él como a mí se nos da mejor guardar silencio. Nunca fuimos buenos con las palabras, pero con saber que estaba nos conformábamos. Aiden le costó asimilar el abandono de su padre ahora resulta que el infeliz de Connor le arrebato su felicidad.

Pronto acabaremos con él.

Las horas pasaban sin mucho preámbulo. El señor Erick tardo en regresar, yo moría por volver a la ciudad no podía pensar en otra cosa que no fuera Willom y mi madre. La preocupación se apodero de mi cuando de pronto llego una fuerte tormenta que nos obligó a quedarnos.

─Los caminos por esto lados se cortan al llover en abundancia. ─ nos decía el viejo Erick y eso no aminoraba mi ansiedad por saber de ellas.

Para colmo no podemos comunicarnos con nadie de la ciudad. Se cortó el tendido eléctrico dejándonos a oscuras.

─Como pueden vivir tan aislado del mundo con estas condiciones. ─ dijo Aiden tan desesperado o tal vez peor que yo. ─Le dije a Sienna que no tardaría.

─ ¿Ya se lo contaste?

─No. Sienna tiene toda su atención en la operación que se practicara en unos días, no quiero arrebatarle su felicidad.

─ ¿Y qué hay de tu tristeza? ¿Todavía sigues siendo su amigo en vez de novio o las cosas ya cambiaron?

─Sienna es demasiado complicada. Si toco ese tema se pone como loca luego no es como hacerla entrar en razón.

─Suena a que no avanzas, Aiden.

─Tienes razón, pero la quiero y no estoy listo para alejarme.

─ ¿Cuándo lo estarás? Pretendes seguir siendo su árbol sosteniendo las hojas para que no se caigan, pero si quieres su apoyo simplemente te aleja echándote la culpa. Eso no es bueno.

Se encoge de hombros. Erick nos trae comida y comienza a relatar sus hazañas con Sebastián, sin embargo, no nos ha dicho nada al respeto.

Ya quiero irme para poder ver lo que contiene ese CD y pendrive.

Te extraño Willom.


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