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Capítulo n°32: "El golpe sorpresa".

Aedus.

Es sábado y pretendo dar el golpe sorpresa a mi padre. Hoy se llevará a cabo la gala de beneficencia de mi madre también aprovecharan la oportunidad para pedir la mano de mi novia, pero el señor Connor pasara la peor vergüenza del mundo frente a todos.

--Aedus siento decirte esto. – mamá lleva más de una hora tratándome de convencer de cambiar de opinión. – Connor no se quedará quieto ante tu humillación.

--Es lo que busco, cometerá un error y caiga por lo que es, una rata de alcantarilla huyendo de sus acciones.

Lotte negaba poco convencida, sin embargo, tenía su apoyo.

--Iré con Willom, llevare tu obsequio y el mío.

--Gracias mamá.

Bese su frente y la deje partir. Me siento realmente triunfante al planear arrebatarle la tranquilidad a mi padre.

Alguien golpea e imagino que es Aiden.

--Aedus dejaron este sobre en la oficina para ti. – es igual al que Astrid me dio, pero no abrí. – No tiene remitente.

--¿Quién lo recibió?

--Cassie, no te preocupes tu padre esta emocionado con la gala y no ha aparecido por la empresa.

--Espera para ver su cara esta noche.

Reímos en complicidad. Aiden saca un cigarrillo y lo enciende cerca de la ventana. Se revuelve su cabello constantemente mientras yo rompo el papel marrón con varios documentos.

--¿Cuál es el contenido? – suelta el humo.

--Son documentos – leo la primera hoja. Mi padre figura como dueño. – ya nada me sorprende del señor Connor.

--¿Qué es algún negocio ilegal?

Continúo leyendo. Connor es el principal cabecilla, pero hay varios nombres y el único que reconozco es el de Robert Lennox.

--Es una potente prueba contra mi padre de sus sucios negocios. – sentándome en la cama hojeo el resto. – Al parecer es una red de criminales, entonces, es mucho más grave de lo que temo.

--Mi madre tiene información que no te gustara Aedus.

--¿Por qué soy el imbécil que nada sabe?

--No deberías ser tan cruel contigo. – emite volviendo a dar una calada. – Te fuiste por mucho tiempo y las cosas siguen su curso, nada es estático para siempre. Lo sabes mejor que nadie. – prosigue – Cuando la aborde para preguntarle sobre Connor, ella se puso nerviosa y me dio la sensación que no es una relación superficial. Algo esconden.

--Jamás se me cruzo por la cabeza que tu madre tuviera una relación estrecha con mi padre.

--Tampoco a mí, pero las sospechas surgieron al descubrir una foto de ella con tu padre. – saca de su bolsillo trasero la fotografía para enseñármela.

Es vieja, aunque conserva muy bien las siluetas jóvenes de un hombre y una mujer, ¿Quién lo diría? Son nuestros padres y no quiero pensar en un engaño.

--Hay posibilidad ¿de que tuvieran un noviazgo cuando fueron jóvenes? – hice la pregunta mirándolo fijamente.

--¿Dónde encajaría la señora Lotte en la historia? Es posible que hayan sido amantes, aunque pensar en esa idea me causa nauseas.

--Investigare con mamá. Si las fechas coinciden ellos...tuvieron una aventura o una relación formal, sin embargo, dudo que ese sea el estilo de Connor.

No sería la primera vez que usa y desecha a una mujer. Hace lo que le plazca, pero comienzo a atar los cabos sueltos. Además, a Aiden no le agrada la idea dando lugar a las dudas inconclusas de su padre, a quien jamás conoció.

Desciendo para ir por el otro sobre. Connor llega desbordando alegría irónica porque hasta un payaso profesa una verdadera sonrisa que él, tan falso como su presencia.

--Vaya, pensé que ya estabas despidiéndote de tu antigua novia. – quitándose su saco va al mini bar de la sala para servirse un trago.

--Willom seguirá siendo mi novia hasta que yo lo quiera. – me plante con una sonrisa de medio lado. – Connor deberías conocer primero a tu enemigo para dar el siguiente paso, pero ya veo que tus prioridades son otras.

Ríe sarcásticamente bebiendo su whisky.

--Ni te imaginas la sorpresa para esta noche.

--Ni tu tampoco. Jugaremos al mismo juego, Connor.

Fui directamente a la cocina en busca de Astrid. Recuerdo haber recibido de sus manos el sobre y no sé dónde carajos lo deje. Connor no debe verlo.

--Disculpa Astrid – ella gira para verme a la cara. – Viste el sobre que me diste hace unos días ¿Sabes dónde lo puse?

--No señor. Se lo di y usted se lo llevo.

--Ahhh... debe estar en el auto. Gracias.

Connor hasta canta y eso es bueno por lo menos no tiene ni idea de mi sorpresa. Reviso el interior del auto lo encuentro tirado en el piso de la parte trasera. Es igual al otro con la diferencia de que tiene escrito mi nombre.

Aiden sale algo alterado y pretende irse escapando de mí.

--Aiden, Aiden – lo llame, pero no se detuvo.

De seguro le reclamo a Connor de su madre sin resultados aparente. Es un rompecabezas y cada pieza es fundamental solamente debo hallar las conexiones con cada una.

La primera será la madre de Aiden luego la dirección de los secretos y los documentos enviados por un desconocido. Aunque hoy pretendo centrarme en provocar la ira de Connor y mi golpe sorpresa.

*****************

Willom.

La señora Lotte conversa animadamente con mis padres. Sin embargo, yo tengo un malestar en el estómago por el plan de Aedus. Me da miedo que algo salga mal.

Subo a mi recamara con una enorme caja en color blanca, obsequio de Aedus y su madre, deshago el lazo y al abrirlo aparece un vestido. Anonadada quedo por la intensidad de su color, es verde en corte sirena descubierto el cuello sin mangas.

Es liso y es perfecto para esta noche. Me lo pruebo frente al espejo y es realmente alucinante también hay una pequeña caja negra de terciopelo. Es una cadena de oro junto a un dije de dos iniciales A y W.

--Gua tu novio sí que se esmeró en agasajarte. – Sienna nunca pierde una oportunidad para soltar su veneno de rencor hacia mí. – Sí que lo tienes atrapado, Willom.

Deslizándose con su silla de ruedas mete sus narices en la caja y pretende tomar mi vestido, pero soy más rápida arrebátenselo.

--Vete Sienna. – espete – ¿Qué quieres?

--Vine a ver como iras a tu caída triunfal de la mano de tu amado novio. – su sonrisa me da miedo. ¿En qué momento se volvió tan cruel y despiadada?

--¿Qué? Tú tienes envidia porque no podrás ir.

Su sonrisa de borra de golpe y retrocede para irse, pero su rueda queda atascada en la alfombra, lo que me lleva a ayudarla.

--¡Déjame puedo sola! – exclama un tanto nerviosa por sus intentos frustrados al querer irse. – Eres tan patética por pretender que sea un cuento de hadas.

--Tu tan amargada atando a Aiden por tu desgracia. Él no tiene la culpa de lo que paso, te hundes y lo arrastra a él solamente por capricho.

Suelto el aire sentándome en la cama cuando se va dando un portazo.

¿Qué paso con la amable Sienna? ¿Dónde quedo mi adorable hermana? Es lo que quisiera entender.

Mi pecho se llena de angustia al verla tan llena de rabia, odio y resentimiento. Su accidente tiene un culpable, pero no somos nosotros. Me gustaría que volviera su entendimiento deshaciéndose de esa amargura producto de su estado.

Sobre mi escritorio la pantalla parpadea. Respiro profundo antes de ir por él.

--Blair tanto tiempo ¿Cómo has estado? – con todo lo sucedido me olvide que tenía una amiga.

--Te acuerdas de tu amiga. Debes compensarme tu abandono. – tan dramática como siempre. – A propósito ¿iras a la gala de beneficencia de tu querida suegra?

--Si estoy en los preparativos – aunque sigo sin convencerme el plan ideado por Aedus.

--No pareces muy segura de asistir.

Me quedo callada porque Blair es curiosa y quiere estar al tanto de todo, pero esto no lo puede saber, por lo menos, hoy no.

--Sucede que no se cual vestido usar. – invento una excusa y consigo que desvié su conversación hacia otro lado.

Habla y habla tanto. La moda es su punto fuerte y quiere asegurarme que este deslumbrante para esta noche.

Cuelgo después de sus tip de belleza diciéndome que no me escaparía esta noche de su interrogatorio. Entro al baño para intentar relajarme.

No debo pensar demasiado.

Es lo que quisiera.

***********

La noche está llegando a pasos lentos o soy yo, la nerviosa por los acontecimientos a ocurrir. La señora Lotte ya se ha marchado, pero no sin antes darme el visto bueno con mi look.

He planchado mi pelo, los rulos quedaron guardado para otra ocasión y me encanta como luce. Largo, liso y brilloso, aunque el concejo de Blair es ideal para este tipo de vestido. La tela del vestido se ajusta a mi silueta resaltando mis curvas. No creyendo lo que mis ojos ven.

¿Es tonto sonreírse al reflejo que te proporciona el espejo? No porque me siento feliz, plena, pero con un poco de miedo.

--¿Lista? – pregunta mamá con una sonrisa. – Te ves increíble, hija.

--Gracias mami.

Me abraza y salimos, sin embargo, regreso a ponerme la cadena también por la cartera de mano con lo necesario. Una mujer siempre debe estar preparada eso incluye llevar maquillaje para un retoque.

La noche promete ser larga y de hechos dudosos.

Desciendo haciendo resonar los zapatos de tacón, Blair me aconsejo llevar el cabello recogido porque de esa forma me vería elegante y se podría apreciar mejor mi cuello y joyas, aunque no son de un valor monetario sino sentimental.

--Voy yo. – dice mi madre con una encantadora sonrisa.

Aedus aparece luego de que se abriera la puerta. Luce apuesto en un traje negro y rojo mientras su cabello va peinado hacia atrás, relame sus labios al verme. Sus ojos de distintos colores brillan conectando con los míos, quizás mis mejillas ya tienen un poco de rubor más del que le proporcione antes de arreglarme.

--Estas fascinante, Willom. – expresa acercándose para besarme en mi hombro descubierto.

Es el preciso instante en que una descarga recorre toda mi espina dorsal, noqueándome con tan esplendoroso perfume, no sé ni que decir.

--Son una pareja sumamente elegante.

Había olvidado por completo a mi madre cuando Aedus me dejo sin aliento. Hasta mi sonrisa tiembla al inhalar su aroma dulce y diferente al que olí cuando lo conocí accidentalmente, pero yo busqué esa casualidad. Realmente me tiene idiotizada con su presencia imponente y tan varonil.

Propicie un encuentro terminando en una relación en la que su padre es una amenaza constante, ahora es momento de hacerle frente, sin embargo, el miedo surge arruinando el momento.

--¿Lista? – interroga Aedus sacándome de mi pequeño transe.

--Si.

Apenas murmure. Despidiéndome de mamá con un beso en su mejilla nos dispusimos a irnos en un silencio incómodo para mi gusto.

--Cálmate Willom, aunque es un demonio tenemos que ser fuerte para poder ganar la batalla. – entrelazaba su mano con la mía sujetándola. – Estamos juntos en esto y él caerá pronto. Ya lo veras.

--Es un riesgo bastante grande, Aedus. Tu padre no es una blanca paloma, eso me da miedo.

--¿Qué es la vida sino te arriesgas? Pretendes vivir nuestra relación en secreto solo porque él quiere destruirnos, yo no.

Sus palabras no funcionan. El pulso se acelera cada vez más, más y más al acercarnos a nuestro destino. Los flashes se van con nosotros, los fotógrafos se voltean para capturar alguna imagen del coche de Aedus entrando al parking de la fundación.

Se perfectamente que a mi compañero no le agrada la exposición y ser comidilla para la farándula, pero hoy sonríe tan abiertamente que ya no sé a quién temerle.

Aedus baja y viene a abrirme la puerta. No deja de sonreír, en cambio, yo vi un fantasma por mi cara de susto que debo de tener.

--Sería mejor si viera tu hermosa sonrisa. – opina Aedus ante de introducirnos en el ascensor. Fuerzo una de labios cerrados y caminamos solo escuchando nuestros pasos.

Aedus me explica cada función de los empleados. Él parece entusiasmado, yo apagada con unas inmensas ganas de llorar y juro que ni yo me entiendo. Tengo miedo no lo puedo negar siéndome imposible prestar atención a la voz lejana de Aedus.

--Iré al tocador. En seguida regreso.

Estoy huyendo. Aedus derrocha seguridad, yo solo arruino una noche especial para los dos. Muevo mis pies sin ver por dónde voy, identifico un cartel con un dibujo de una silueta femenina, del cual salen varias mujeres riéndose.

--¿Willom? – Cassie llega y entra antes que yo, lleva un vestido largo en color crema. – Estas hermosa, que digo brillante como una estrella. – sonrío vagamente. – Pero no luces contenta, es más estas pálida.

Si no me tranquilizo me desmayare.

--Solo estoy abrumada. Eso es todo nunca presencie un evento de esta magnitud.

Lavo mis manos con torpeza. Mis dedos tiemblan.

--Es entendible. La familia Lennox – Taylor es reconocida a nivel internacional por sus hoteles siempre serán el blanco de la prensa.

Cassie habla retocándose su labial mientras mi cuerpo no responde. No puede ser que una simple fiesta me cause tanta inquietud.

Willom no entres en pánico. No es el momento.

Salgo sin esperar a Cassie yendo por los estrechos pasillos cruzo a muchas personas que muestran una sonrisa de desagrado, aunque no me importa en absoluto. Otra vez choco con alguien por ir distraída.

Y es uno de los rostros que no esperaba volver a ver. Me quedo patidifusa, hago el amague de esquivarlo, pero él se mueve al mismo tiempo.

--Justin hazte a un lado. – mascullo sin mirarlo. – Muévete o grito.

--Pues grita. – me reta a hacerlo. – No creo que Aedus le convenga un escándalo.

--Desaparece ya.

Un nudo de impotencia viene formándose en mi garganta. Mi estómago es un revoltijo de todo, más si se trata de alguien tan ruin como Justin.

--Tu cara esta pálida, Willom. – comenta viéndome fijamente a los ojos, pero yo bajo los míos. – La fiesta ya va a empezar. Es mejor que vayas con Aedus.

--Con permiso. – digo pasando por su lado.

Sin embargo, esta noche es la peor para mí porque nuevamente me estrello con una bonita mujer algo altanera por su mirada. Aunque no me detengo a disculparme siento sus orbes quemarme la espalda.

El salón ya se encuentra repleto. Aedus va a ejecutar su plan cuando sea nombrado por su madre para subir al estrado, trago grueso al ver a su padre conversando con sus amistades. Evito ir en su dirección, un joven se atraviesa en mi camino llevando copas de champán y tomo una, necesito relajarme o arruinare todo.

Trato de escabullirme entre las personas y pasar desapercibida. Blair no tarda en dar conmigo.

--Se me hace a mi o te esconde ¿de quién? – interroga bebiéndose su ultimo trago.

--¿Viste a Aedus? – evado su pregunta por otra.

--Al frente tuyo esta. – sigo la dirección de su mirada.

Aedus está acompañado por su madre y otras mujeres, pero al sentir mi persistente mirada levanta su mentón encontrándose con mis orbes. Sonríe y viene hacia nosotras.

--Guapote el muchacho. – comenta Blair con una media sonrisa. – Nos vemos después.

Hace un gesto de mano yéndose a donde Jeison la espera. Aedus y ella todavía no se llevan como quisiera, pero no pierdo la fe en que solucionen sus diferencias.

--Antes de comenzar la subasta iniciaremos nuestro plan. – besa disimuladamente mi hombro colocando una mano en mi espalda. – Por favor no huyas ante mi propuesta.

--Es lo que no puedo hacer. Jamás huiría de ti.

La señora Lotte da comienzo el baile con su hijo. Todos aplauden mientras los demás forman un circulo por donde se mueven. Me permito apreciar este momento.

Disfruta mirándome de reojo con una perceptible sonrisa en complicidad. Su madre desprende alegría adueñándose de la pista, al cabo de unos segundos Connor se une con esa despreciable mujer. Bambi quiere bailar con mi novio, no obstante, él la deja parada en el centro de la pista.

Recuerdo claramente sus palabras. No debes llamar la atención tampoco podrán vernos juntos ni abrazados porque eso pondría en alerta a Connor. Así que debo mantenerme lejos de Aedus hasta que haga su anuncio.

Continuaba bebiendo tragos cortos de mi copa observando el sitio. Decorado en azul y negro, pantalla gigante en el centro detrás de un estrado y mesas distribuidas en media luna mirando hacia el escenario. Flores, globos y un cartel con el nombre de la fundación "Un Corazón para Dos".

Un video comenzó a reproducirse callando al público. Resumía el trabajo realizado por los integrantes de la fundación, la ayuda humanitaria llevada a diferentes puntos del país y la organización en la campaña de donación de órganos.

--Cuando la vida se acaba solamente te llevas lo que sembraste con tus seres queridos. – expresa la señora Lotte. – Los órganos pueden darle vida a alguien más y por eso pedimos, sustentamos que donar salva vidas y en ocasiones termina con el sufrimiento de quienes están a nuestro lado.

Al terminar un ferviente discurso se hace oír. Connor se pone de pie, pero Aedus está cerca y tiene ventaja, sube primero dejando parado a su padre.

Llego el momento que no quise nunca.

Es momento de dar el golpe. El salón vuelve a estar en silencio, Aedus toma el micrófono para hacer uso de la palabra.

--Buenas noche queridos amigos. – demasiada amabilidad y no puede disimular el placer que le produce la furia de Connor. – Hoy es una noche especial, frente a todos ustedes quiero hacer una petición. – trago varias veces sintiendo los nervios por enésima vez. Las miradas expectantes esperan por lo que especularon durante la semana en los diarios. – Quiero pedir la mano de mi novia en matrimonio.

Bambi se levanta de golpe para aplaudir sonriendo abiertamente. No cabe en sus labios la felicidad.

--Willom ¿puede venir? – pide e inmediatamente todos voltean a verme, en especial Bambi. Camino como en una cuerda floja hasta el escenario. – Willom Brown desde que has llegado a mi vida la cambiaste por completo, te amo tanto y no se puede explicar en palabras porque me quedo corto ante las sensaciones producidas por tu hermosa sonrisa. – ¿esto está sucediendo? Que nadie me despierte. Quiero guardar este instante en un lugar seguro y profundo de mi corazón. – Te amo y te amare ¿aceptarías casarte conmigo?

Saca de su bolsillo una caja negra igual a la que me ha regalado descubriendo un anillo de un diamante pequeño y arrodillándose me lo ofrece. ¿Se puede decir no a este hombre? Perdería mi oportunidad de ser feliz.

--Si acepto.

Respondo, Aedus pone el anillo en mi anular y nos besamos ratificando nuestra decisión. Solté un par de lágrimas por la proposición, pero él se encargó de secarlas.

La sorpresa ha surtido el efecto deseado. Connor se marchó y Bambi salió llorando por ser humillada.

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