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Capítulo n°27: "Golpe bajo".

Aedus.

El despertador suena tantas veces que me da pereza despegar mis parpados. Abriendo uno reviso la hora en el mismo.

-05:00 de la madruga.

No puedo quejarme. La coloque para irnos temprano y no tener contratiempos en la carretera. Willom duerme siendo un ángel ideal.

- ¡Shhhh! porque hay tanto ruido – dice entre dormida – No me quiero levantar aún.

-Pues te daré unos minutos más, pero hay que irnos cuanto antes.

Vuelve a cerrar sus ojos girando hacia la derecha y boca abajo. Siento el frío en la planta de mis pies al tocarlo cuando quiero ir al baño.

Meto lo poco que traje en el bolso para dejar todo listo. Ya ha pasado media hora, Willom todavía continúa descansando y me da pena tener que hablarla.

-Willom – beso parte de su espalda subiendo a su cuello – Hay que irnos. Ya se acabó los días de diversión.

-Mmmmm – dice estirándose - ¿Sino nos vamos en la tarde?

Se da vuelta poniéndose boca arriba. Acaricio sus brazos colocando un rizo detrás de su oreja.

-Es muy tentadora tu propuesta... - frunzo mis labios pensativo – pero tengo una charla pendiente con el señor Connor Lennox.

-Querrás decir una discusión porque es muy probable que terminen en gritos.

Se yergue quitándose las sábanas de encima tomando mis manos. El marrón de sus ojos es más oscuro que cuando hay luz.

-Él no entiende de otra forma. Necesito encontrar una pista... o no se... sin embargo, tengo que averiguarlo para quitarle su careta de hombre bueno.

-No te da miedo encontrar cosas – se acerca para inhalar mi olor - ¡Que rico hueles! ¿Te bañaste? – asiento – Lo que decía es que puedes descubrir secretos para lo que no estás preparado.

-Ronda en mi cabeza esa idea, pero ¿Qué es peor, vivir en una mentira o perder lo que nunca fue tuyo?

Es difícil admitirlo, ella tiene razón. No sé de qué es capaz mi padre aun así lo voy investigar. Inútil, me siento estando a kilómetros de distancia, sin embargo, fueron los mejores días junto a Willom.

Es hora de enfrentar al hombre que se cree indestructible. Perdido en el color de sus iris pensando en lo difícil que va a ser separar lo que viene y no pretendo arruinarlo.

Lidiar con mis emociones que superan todo será la batalla principal para no rendirme. Sentado en la cama su aliento choca contra piel al darme besos. Sus labios gruesos, calientes y suaves calientan como el puto sol de verano, más que el de Miami.

Sus piernas van abriéndose paso sobre mi regazo. Sé cuál es el juego y lo que quiere, yo también, aunque si seguimos con esto no terminara hasta que amanezca.

-Hermosa – detiene sus besos jalando mi pelo hacia atrás – Me encanta tu predisposición, pero se nos hace tarde.

- ¿Para qué? – sonríe susurrando pegada a mi piel.

-No tengo que repetirlo, Willom.

-Ok tu gana – se aparta dejando un casto beso en mis labios.

Recogí mis pertenencias para meterla en mi bolso. Espere dando vueltas en la habitación y quiero sin saber con qué me encontraría al regresar.

Llamare a mi madre para investigar si sucedió algo. Marco su número tres veces y no responde.

Ya empieza a aclarar. Apostado en la pared abro las cortinas para ver el despertar del día.

Admiro la capacidad de Willom para dormir. Aparco el auto al frente de su casa, desabrocho el cinturón para despertarla por enésima vez, pero lo hace primero al darse cuenta que nos detuvimos.

- ¿Ya hemos llegado? – pregunta – Aedus ¿te sucede algo?

-No – respondo sin emoción alguna. Si sucedía algo y no pensaba alarmarla por mis estúpidos miedos.

-Mírame – pide sujetando mi rostro – Aedus debes saber que estoy dispuesta a luchar por ti, por mí y lo nuestro, pero también quiero que sepas que no aguantare que me lastime una vez más. Porque para sufrir suficiente tengo conmigo misma ¿sí?

-Y yo te hice una promesa y pienso cumplirla – ratifique mirándola fijamente sus ojos – No es un intento fallido de palabras sino la convicción que tengo y quiero, no prometería algo que no estoy dispuesto a cumplir ¿de acuerdo?

-Ojalá que no me equivoque contigo.

Vi cómo se empañaban mis ojos y los de ella, atrayéndola más besé sus labios. Fui abriéndome paso en su boca, ella lamia mi labio inferior con un quejido y yo reclamándola como mía.

Un temblor me recorrió como una electricidad que se va acumulando en mi zona baja y me niego a dejarla ir. Aunque ella no se separa tampoco.

-Si no te vas en este momento te llevare conmigo.

- ¿A dónde iríamos? – cuestiono reacomodándose en su asiento.

Tenía sus labios hinchado al igual que yo mientras trataba de recuperar el aliento porque el beso fue demasiado intenso.

-Lejos de aquí, del mundo y te encerraría en un lugar donde nadie te encuentre.

-Suena fabuloso. Y ¿Qué haremos con nuestras responsabilidades de adultos?

-Mmmm... no podemos huir de ellas, pero encontraremos el momento para irnos los dos solos.

Verla sonreír es lo mejor de mi existencia. Se siente bien hacer feliz a alguien cuando no pensabas que eso volvería a suceder.

Al marcharse ella dejo muchas heridas sangrado. Con un dolor indescriptible ni de soportar, pero al haber tropezado con ella mi mundo gris, oscuro se derrumbó viendo una mínima luz, un rayo al final del hueco.

Willom me dio esperanzas, ilusión y quizás las ganas de amar otra vez. Un choque o una casualidad nos hizo enfrentarnos con tantos miedos, aunque más de mi lado que el de ella.

¿Qué hiciste conmigo? Tomates una nube gris y negra para convertirlo en un arco iris. Uno que quedó atrapado en sus ojos marrones para darme las sonrisas y felicidad que he perdido en el transcurso de la tempestad.

-Ahora buscare la forma de hacerte feliz, Willom.

Estaciono en la mansión del horror. Suena terrorífico describirlo de esa manera, pero una vez más regreso al infierno. Uno, que al parecer no podré escapar nunca.

Dejo el vehículo afuera por las dudas. Solamente estoy de pasada ya no hay nada que pueda retenerme aquí. La señora Lotte lo impedirá y después de lo que supe no se opondrá. Ya no soporto vivir en esta mentira.

Avanzo observando cada detalle viendo en mi mente los recuerdos que me hicieron feliz algunas veces y lo que ya no se repetirán. Abriendo la puerta de madera en color caoba se oyen unas voces provenientes desde la sala.

Una es inconfundible. Ronca, firme y seguro de sí mismo, mi padre. Que ríe a carcajadas, Lotte no emite ninguna opinión, pero hay una que se me hace familiar, aunque no logro identificarla.

- ¡Hijo! – alguien se emociona al verme. Es mi madre luciendo incomoda por la invitada en su casa.

Si pretendía escapar falle en el proceso. Bambi sonreía llamándome con sus ojos alegres, los entorné y resignado me volví hacia ellos.

-Buenas noches no quiero interrumpir así que me retiro a descansar.

Di un paso retrocediendo con objetivo a subir las escaleras, sin embargo, esa irritable voz que aborrezco tanto como su presencia me detiene.

-Aedus haznos el honor de acompañarnos en la reunión – alzaba su vaso de whisky a su honor porque el mío no creo – Tenemos una conversación interesante con Bambi.

-Connor puedes comportarte por una vez en tu vida – la advertencia de mi madre encendió una alarma que incendiaria a él y su invitada.

-Dile Bambi para que viniste – dijo penetrando sus ojos verdes en los míos. Torcía mi boca en ambos lados impaciente – Cuéntale lo que te ha traído a mi casa.

- ¡Habla ya! – grite espantando a mi madre y a la periodista.

-Toma – me hizo entrega de un sobre marrón – Allí tienes la respuesta solo las traje para que no la publiquen sin tu autorización. Sería fatal para la empresa fotos tuyas circulando por ahí, ya que, sos el presidente de Fleur Lennox – Taylor y asociados.

-Me importa muy poco lo que opinen los demás.

Abrí alternando miradas entre Bambi, avergonzada, Connor sonriendo con desdén y Lotte bastante asustada seguramente por mi reacción.

Casi me da un colapso al ver las fotos de Willom desnuda en la playa conmigo. ¿Quién es tan mierda para fotografiarnos? Matare al que se atrevió a sacar estas fotos y darles a este horrible ser humano.

- ¿A quién le podría interesar mi intimidad tanto como a ti, Connor? – es un golpe bajo de su parte, pero no dejare que arruine o destroce mi relación con ella.

-Ja, ja, ja – ríe socarronamente mirándome desafiante, yo se la devuelvo con una media sonrisa – Sé que me quieres ver hundido, Aedus. Nada de lo que haga podrá dañarte, sin embargo, ¿Qué hay de ella? Puedes protegerla de la vergüenza que podría sentir su familia hacia ella ¿sí?

-Ve al punto – sugirió haciendo puños cuantiosas veces para no precipitarme y romperle la cara. – Si expone esa mierda te juro que te faltara la vida para arrepentirte.

Él lo sabe. Buscaría la manera de destruirlo, aunque tenga que descender al infierno.

-Es muy bonita tengo que apreciar su belleza – dice viendo una de las fotografías siendo hostil al expresarse mientras mi lacerante mirada lo perforaran, no tanto como la de mi madre – Willom, ese es su nombre ¿verdad? – continua luego de una pausa – Bambi no publicara las fotos, pero tu seguirás siendo el presidente de la empresa bajo mis órdenes, además no harás ninguna investigación al respeto de tu hermana perdida ¿te quedo claro?

Prácticamente estaba negociando con un mafioso que nada le afecta y nada teme. Frío, calculador y torturador era mi padre. Un monstruo sin compasión en otras palabras.

Conocía lo que haría al regresar y no perdió el tiempo mostrando sus cartas. Fue una jugada maestra.

-Sino lo haces, tu querida sufrirás las consecuencias – agrega al ver mis dudas en aceptar – Ahhh me olvidaba – se detuvo a mitad de la escalera – No seas estúpido porque alguien vigila la casa de tu amada. Debes conocer a tu enemigo para atacar y tú no conoces ni la mínima parte de mi para darme un golpe.

Cierro los ojos con tanta fuerza que quiero reventar de tanta impotencia. Sí que mostraba su verdadera cara. Mi madre se levantó como un resorte para detenerme y no hacer lo que pasaba por mi mente.

-Aedus debemos pensar con la cabeza fría. Hay que ser más inteligente que él – sugirió.

Soy un león enjaulado difícil de voltear con un sedante. Nada me garantiza que no atente con su vida ni siquiera que siga siendo el maldito presidente de su patrimonio.

-Lo siento Aedus. No sabía que las usaría para extorsionarte – Bambi pedía disculpa, aunque su llanto no es creíble.

-Vete y no vuelva por aquí – sise entre dientes retenido por los brazos de mi madre – No eres una paloma inocente. Eres tan culpable como él.

En verdad tenía ganas de gritar, llorar y despertar de esta pesadilla. Sin embargo, no es una de la que pudiera cerrar los ojos y abrirlos.

-Mamá ¿ahora que hare? – interrogue desesperado atragantado por mi propio llanto.

-Debes advertírselo – dice y yo niego frenéticamente – Si, Aedus tiene que conocer a lo que se enfrenta. Es tan víctima como tú, cariño.

Definitivamente es un golpe bajo e inesperado. Y yo que planeaba deshacerme de esta mierda y no será posible. Willom es mi daño colateral.

-Le prometí que no me alejaría de ella, pero sus amenazas fueron claras. No tengo miedo por mi sino por lo que le vaya a hacer.

Bambi desapareció apenas se lo pedí. Quedamos mi madre y yo siendo un enriendo de pensamientos, sentimientos e incertidumbre.

-Primero tranquilízate después respira. Hay que pensar, por lo pronto tienes que presentarte mañana en la empresa.

-Y yo que iba a renunciar – murmure viendo la pared blanca junto al fogón – Es un verdadero mafioso ¿Cómo pudiste haberte casado con él?

-Connor se aprovechó de mi dolor para inducirme a ser su esposa – confeso sirviéndose un vaso de agua y otro para mí – Las apariencias engañan y yo me llevé la peor cuando mostro su verdadero rostro... - titubeaba en su relato, sus ojos se aguaron y se secó rápidamente las lágrimas – Cambio muchísimo, al principio no me di cuenta creo una venda para cubrir mis ojos, sin embargo, te decepcionarías conocer las atrocidades que hizo para retenerme a su lado.

-Igual no comprendo el "porque" no lo abandonaste – respire profundo pasando mis manos por el cabello y jalándome de impotencia.

-Si me voy él no me dará lo que quiero – sentía que una mano estrujaba mi corazón al ver el dolor en sus ojos – Connor es peligroso. Por favor no lo desafíes o ella pagara las consecuencias.

Ahora sí que no sé cómo librarme de sus amenazas. Lo único que puedo hacer es proteger a Willom haciendo lo que quiere.

+++++++++++

Es la una de la mañana y no he podido pegar un ojo pensando la mejor opción para poner contra la pared a mi padre.

Las incontables vueltas que di en la cama no calman el coraje que llevo por dentro. Quisiera que el abuelo estuviera aquí para tratar de encontrar una solución siempre lo hacía, pero ya no está.

Creo que darme una ducha helada ayudara para relajarme y tal vez, me baje sueño.

Es el efecto contrario. Me mantengo en vela hasta la madrugada. No me queda más que resignarme a volver como presidente de Fleur porque el señor Connor se las ingenió para tenerme entre sus garras.

¿Qué hare sino puedo controlarme? Él suele sacarme de quicio rápidamente al oír su despreciable voz.

Bajo a desayunar después de haberme vestido. Mi madre sentada en la soledad del comedor se encuentra bebiendo café. Al verme descender sonríe ofreciéndome cafeína y vaya que la necesitare.

- ¿Quieres uno? – asiento de pie junto a la mesa.

-Connor ¿aún sigue en la casa? – investigo, pero al oírlo silbar bajando escalón por escalón como si la victoria fuera suya.

Mi madre se altera y media con su mirada compasiva para que no caiga en su juego. Y lo veo totalmente imposible.

-Aedus pensé que ya te habías ido – su voz alegre me hace estremecer de rabia, tomando la cabecera de la mesa, muerdo mi lengua para no provocar una pelea. – Puedes esperarme y te llevo.

Hago una mueca de fastidio aferrándome con fuerza a la silla y no bebo el café porque ya me arruino la mañana.

-No te olvides que tenemos junta hoy – me lo recuerda como si no lo supiera cuando emprendo mi huida – Y si quieres que tu bella novia este a salvo no cometas una estupidez. Se sensato que yo jamás juego.

- ¡Vete al infierno!

Salgo echando fuego por mis fosas nasales. Inhalo el aire fresco al dar un portazo con todas las fuerzas de partirle la cara.

Golpeo muchas veces el techo del auto cargado de frustración. Así no resuelvo nada, pero debe haber una forma de hallar su punto débil. Sino no podré sobrevivir en el mismo sitio y acatando sus nefastas órdenes.

Trepándome en el auto entra una llamada. Miro la pantalla con dudas para responder, aunque le prometí no fallarle ¿Cómo la protejo de mi padre?

Se corta y vuelve a insistir. Al no responderle se preocupará teniendo otro problema y no puedo obtener otro por imbécil.

-Willow – apaga sin ganas suena mi voz – Paso por ti en unos minutos.

Las palabras raspan mi garganta provocando un dolor inentendible. Creyendo que todo mejoraría e iba todo en viento en popa se desborona sin poder sujetar el polvo entre mis dedos.

Su puñal fue escurridizo, calculado sabiendo el daño que me causaría y abrió una herida, pero no es decepción. Es odio profundo.

-Te oigo algo cansado ¿paso algo?

-Si...es que no dormí bien. Necesito conversar contigo antes de ir a la empresa.

-Ok. Te espero.

Cuelgo para no alargar una charla que no puede suceder por medio de una llamada. Poniéndome en marcha me dirijo hacia su casa.

Se vienen días complicados. Nuevamente la tormenta amenaza con arrasar con todo también no me quedare de brazos cruzados.

-Juro por mi abuelo, Connor que pagaras por lo que me estás haciendo. Ya lo veras.

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