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Capítulo n°26: "Confesionario a corazón abierto".

Aedus.

Bonito día. Bonita ella que sonríe cerrando sus ojos para disfrutar la brisa fresca proveniente de la playa. El viento le acaricia su pelo metiéndose por cada hebra elevándoles hacia atrás.

No hay mejor espectáculo que verla ser feliz.

- ¿Qué haces ahí parado como una estatúa? - pregunta volteando a verme cuando le dije que iba por unos helados.

-Solamente admiraba una belleza sentada en la arena - guiñe un ojo y no pudo esconder su vergüenza - Toma este es el tuyo.

Le di su helado de chocolate y de limón para mí. Juntos entre sonrisas cómplices disfrutamos de la tarde que se acercaba.

Ojalá nos quedáramos así para siempre, pero es imposible. Debo regresar a los problemas de adultos e intentar descubrir el paradero de mi hermana.

-Es la última noche que pasaremos aquí, Willom - le aviso deteniéndose a medio comer su cono - Tengo un asunto pendiente que resolver.

-Se puede saber ¿Cuál es?

-Escuche una pelea antes de viajar para acá... - pensar en la aberración que cometió mi padre me produce un revoltijo en el estómago - Lotte y el señor Connor discutían. Ella le pedía que le diera la ubicación de una hija que tuvo, pero él se negaba...En ese momento lo tome a la ligera consumiéndome por la rabia, odio y desprecio a quien dice ser mi padre - continuo con un dolor que va acumulándose en mi pecho - No hice preguntas tampoco cuestione porque lo oculto, sin embargo, hay un miedo en mi ser que me lleva a contemplar su muerte...eso terminaría por derrumbar a mi madre...

-Entiendo... - acaricia mi cabello como no sabiendo que hacer realmente.

Yo menos sé esperar una reacción de alguien. Suena a cariño es lo que verdaderamente debería sentir, pero es una palabra poco conocida, experimentada por mí, que no sé cómo enfrentar sus muestras de afectos.

Con Willom no cuestan las palabras solo fluyen. Ver su sonrisa que me transporta a otro lugar, lejos del presente hace sentirse querido siendo una forma tan inexplicable, ayuda a que todo salga sin un tirabuzón.

Sin que ella lo pregunte o deduzca lo que sucede.

-Connor nunca fue una persona amable. Siempre ha llevado puesta una careta que no muestra a nadie excepto a su familia. Sabes, jamás comprendí porque mamá se casó con él siendo un hombre tan despreciable.

-Se lo debes preguntar. Nosotros muchas veces creemos conocer esa respuesta, pero el trasfondo, la historia antes de los hijos no la conoces o simplemente no queremos saberla por X motivos.

-Creo que hay muchos secretos que lo rodean... - frunzo mis labios pensativo fijando mis ojos en el fluir del agua. Aun pasa sus dedos con toques suaves en la nuca tranquilizándome.

Es genial sentirse tranquilo, cómodo a su lado.

-Cuando mi hermana se marchó... - titubea si soltarlo o no, pero lo hace con nerviosismo - De hecho, cuando Sienna ha explotado en mi contra diciendo que soy la culpable no lo entendí...También me dolió que se fuera de esa forma, sin embargo, no veo porque ella me ataco.

-Alvin al igual que tu hermana se marchó, aunque si presencie su dolor al perder a su esposa... Decidió de la noche a la mañana dejarnos. Mamá enloqueció cayo en depresión y aún sigue, a nuestro...padre le daba igual. Justo al encontrar a mi abuelo para que nos ayudara...él murió.

Algunas lágrimas se le escapan e inmediatamente se las secas. Sonríe compadeciéndome. Ahora no me molesta esa mirada, ahora la siento como ella, tristeza. Recordar duele demasiado.

-Agnes... - sorbió su nariz rascándose inconscientemente su brazo cubierto de protector solar - Estaba decidida a irse quería estudiar, pero mi padre se opuso determinantemente. Mi madre no la defendió ni intento hablar con él solamente miro la pelea llorando igual que nosotras en la punta de la escalera...Supongo que no teníamos la edad suficiente para saber los motivos de aquella pelea y sigue siendo un tema tabú.

-Es difícil sobrellevarlo sino encuentras el camino... - la playa se convirtió en un confesionario a corazón abierto - Al perder a mi abuelo perdí todo. No contaba con mi padre, Alvin se había ido y quedando con mi madre que a duras penas dormía o comía, era como estar en un mar sin flotadores. Días malos, regulares, buenos donde brillaba el sol, pero ver fotografías de su hijo se derrumbaba...en cuestión de instantes...

-Y decidís también saltar del barco - completo la oración y asentí - ¿Por qué la dejaste sola si te necesitaba tanto?

-Ese fue mi peor error. Si me arrepiento, sin embargo, sentía más odio hacia mi padre ese fue el detonante para saltar al vacío. Aquí, allá o donde mejor pareciera ocultar mi dolor, entre la multitud desconocida siempre sería la primera opción.

- ¿Qué conseguiste con huir?

-Nada. Absolutamente nada porque no logre perdonar a mi padre ni comprender a mi hermano tampoco la ira que recorría y agobiaba mi alma, sigo guardando rencor a pesar de las tragedias que pase...

-Por más que huyamos los problemas nos acompañaran. Es cuestión de hacerle frente, aunque la vida se caiga a pedazos. Los días rosas existen si estás dispuesto a crearlos tú mismo, a darle la vuelta, revertir el dolor en paz. Cuesta, aunque es peor vivir en constante tormento a causa de un rencor que envenena tu alma.

Hice una mueca al querer sonreír. Mirar sus ojos marrones es ver la paz representada en ellos. Esa que andaba buscando y la encontré por un golpe que le di en su cabeza.

El silencio se instaló entre dos corazones tratando de exteriorizar todo lo que nos hizo daño y no pudimos desechar a tiempo. Hay cosas que no procesas en el momento, pero al oír la calma del susurro de los latidos diciendo que es hora de avanzar algo se cae.

Debes enfrentar la vida con valentía. Ser un guerrero en una batalla que nadie ve, nadie sentirá ni comprenderá lo mucho que peleaste, pero no es por ellos. Es por uno mismo.

-Vamos a mojarnos y no a llorar - dice jalándome de la mano para arrastrarme.

Deberían existir más personas como ella. Sonríen siendo nublado, aman teniendo el corazón partido, escuchan sin precisar algo a cambio y son la belleza que le falta al mundo.

-Dale. Apúrate está fresca - invita dándose un chapuzón mientras yo no sé si moverme o seguir embobado en su sonrisa.

Delicioso pastel mojado.

Si ya lo probé y nunca me cansaría de seguir comerlo.

Quitándome la remera corrí hasta meterme completo en el agua. Realmente estaba deliciosa. Willom estaba distraída atándose la tira de su bikini que no dude en sumergirme para arrastrarla bajo el agua.

Dio un grito de muerte tratando de nadar hacia la orilla, pero la tome de la cintura para que me viera. Sonríe volviendo a la superficie para llevarme un par de golpes.

- ¡Idiota! - escupió secándose la cara - ¿Quieres darme un infarto o qué?

-Tu pediste que viniera - me hago el ofendido flotando - No es mi culpa fue la tuya.

Willom se giró queriéndose escapar, pero la retuve entre mis brazos. Faltaba poco para la puesta del sol y el agua se volvía fría, su piel se erizaba con mi roce.

-El juego aún no ha comenzado y ya empiezas a excitarte, Willom - pegándola a mi cuerpo su respiración se volvía irregular, mis manos en su abdomen la inmovilizaban, aunque ella no oponía resistencia.

-Exactamente ¿de qué juegos hablas? - dio vuelta en mis brazos y apreté sus nalgas mordiéndome el labio inferior.

-Uno que empezara en este instante... - murmure en su oído viendo su expresión de pura lujuria - Tú me dirás por donde empiezo.

-Aedus... - su voz algo nerviosa y se aferraba con sus manos a mis brazos - Hay que volver al hotel...aquí está oscureciendo.

-No importa... - bese su cuello detallando con mi tacto cada curva deteniéndome un breve momento para ver esos ojos que me tienen atrapado - Sera divertido dentro del agua.

-Mmmm no lo veo así - quita mis manos y busca mis ojos para hacerme ver que no es el lugar adecuado.

-Ok.

Puse las manos en alto inocentemente. Comencé a golpear en el agua salpicándola y ella defendiéndose entre risas, esa que suena como mi canción favorita en medio de la corriente.

- ¡Para ya!

-Corre - grité, Willom se quedó tiesa y confundida cuando salí a toda velocidad - El que llega primero, pierde.

-Ja, ja, ja, no eres bueno para los juegos, Aedus.

La mire por sobre del hombro para ver si venia o no, lo hacía a pasos de tortuga sin dejar de sonreír. Fui disminuyendo la velocidad para esperarla en las escaleras en dirección al hotel.

Sinceramente desfilaba por una pasarela. Su piel brillaba bajo los últimos rayos del sol resaltando el marrón de sus ojos y perdido en cada parte de su cuerpo sonreía como un tonto. Relamía mis labios al imaginarme besando sus piernas, ombligo llegando a sus redondos, pero de un tamaño adecuado a la forma de mi mano sus pechos.

Párale o todo el mundo vera tu erección.

Ya sentía mis pantalones apretados e incómodo por tener que caminar empalmado con tal solo verla moverse.

-Es hora de comer - dije y ella fruncía su entrecejo desconcertada - y no me refiero a comida.

El color de su piel se oscureció al entender mi insinuación. Atrayéndola a mí con una mano en la cintura y otra en su nuca fundí mis labios en su boca deliciosa.

Comprobado. Estaba ansioso por tenerla en mi cama completamente desnuda y gimiendo, la temperatura de mi cuerpo iba en aumento siendo imposible no continuar devorando su boca.

-Guao sí que me encanta este Aedus tan cachondo en público.

-Te sorprenderías de lo que soy capaz de hacer si obtengo una sonrisa tuya - abrió la boca para balbucear algo, se lo impedí.

Apreté con fuerza su cintura recorriendo cada parte con mi lengua. Me volvía loco de una forma tan... indescriptible que si seguía mordiendo su labio le dejaría una marca.

Tampoco se negaba que la saboreara ni ella. Seguía mi ritmo, aunque yo llevaba el mando. Su mano apoyada en mi pecho se cernía a mis pectorales arañándolos en una sensación demasiado excitante para mí.

-Debemos...ir a la habitación...

Hablaba entrecortadamente porque me robe todo su aire al igual que el mío, ella.

Apure mis pasos tomando su mano, pero no podía disimular mi masculinidad entre las piernas. Lo acomode un poco bajo la atenta mirada de Willom.

-Veo que tienes un problema por ahí - comento mordiéndose el labio.

-Tú lo solucionaras en unos segundos.

Retomamos el paso yendo de prisa al ascensor.

El calor entre los dos se apagaba rápidamente. Sin embargo, las puertas del ascensor se abrieron justo a tiempo. Ya no aguantaba las ganas de hacerla mía tantas veces hasta que quedáramos los dos exhausto.

-Sí que tienes prisa - dijo al entrar como relámpago en la habitación - Aedus...

-Estoy demasiado caliente para posponerlo, pero si no quieres estaré bien.

-No se trata de si quiero o no, aunque primero deberías contestar tu celular.

Jamás me percate de ese molesto sonido en mi bolsillo.

-Joder no lo había escuchado.

Revolví mi cabello varias veces bastante cabreado y frustrado. ¿Quién interrumpiría con tanta insistencia?

De tanto debatir si atender o no la llamada finalizo antes de decidirme. El momento se frio por culpa de alguien que no se su nombre tampoco porque ha llamado ni lo vuelve hacer.

-Willom - la llamo porque ha desaparecido de mi rango de visión - ¿Dónde te encuentras?

-En el baño ¿Quién era?

-No tengo la menor idea, pero lo averiguare.

Es la última noche aquí y yo pretendía pasármela de la mejor forma, pero ya ven hacer planes nunca funciona.

Llamo a Aiden para comprobar que todo va bien. Rarísimo que alguien llame desde un numero privado, Alvin siempre lo hace y a diferencia de este, él insiste cuando no respondo.

Dudo que sea Alvin.

-Aiden ¿Qué tal va todo por ahí? - pregunto paseándome por la sala.

-Yo que sepa no ha sucedido nada. La señora Lotte ha venido a preguntarme cuando vuelves ¿no te ha llamado?

-Ella no. Un número desconocido si - suelto un resoplido - me parece raro, Alvin es el único que lo hace de uno que no conozca, pero insiste hasta que cojo la llamada.

-Aedus creo que estas volviendo paranoico. Solo ha sido una llamada tal vez lo vuelva a hacer en el resto de la noche.

-También pienso igual. Bien no veremos mañana.

- ¿Ya vuelven? - inquiere sorprendido - Pensé que la luna de miel seria mas larga.

-Ya. Muchos asuntos pendientes que resolver y uno que no te conté.

-Te pediría información ahora, pero alguien está bastante cabreada por haber contestado.

-Me imagino de quien hablas.

-Si. Adiós. - y con eso cuelga.

Conecto el aparato al cargador junto a una de las mesitas al lado de la cama para luego ir al baño.

Willom sale envuelta en una toalla blanca silbando y descalza.

-Ya puedes bañarte - anuncia acomodándose su pelo mojado.

-Necesito compañía para eso - ella enarca una de sus cejas ajustándose el nudo en los pechos - ¿Quieres otro baño?

-No. Ahora tengo hambre y preciso de comida de verdad - recalca las últimas palabras, parpadeo controversiado porque hay una rara mezcla de voz en sus palabras.

- ¿Te ocurre algo que yo no sepa?

-No - gira para rodear la cama y vestirse - Es solo que no quiero que las cosas cambien entre nosotros.

-Tienes mi palabra de que no será así ¿sí?

-¿Seguro? Ya no quiero ser parte de una tormenta que tiene principio, pero ya conocemos el final, Aedus.

-Tu eres la verdadera tormenta que ha causado una revolución de viento siendo la calma perfecta en tanto caos. ¿Eso te dice algo?

-No vuelvas a levantar tus muros, ya que no podré rescatarte sino me deja.

-Ya no pasara - poco a poco fui acercándome para levantar con mis nudillos su mentón y hacer que me mire directamente a los ojos - No es una promesa es una certeza, Willom.

Bese sus labios de forma suave, pero con una intensidad de asegurarle que nada cambiara.

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