Capítulo n°24: "No importa si tú estás aquí, conmigo".
Willom.
Poco a poco iba despegando mis parpados. Hace bastante tiempo que no dormía tan bien.
Más bien desde que me obsesione con Aedus.
Giré para tocar el cuerpo del hombre que me trae loca, pero al abrirlos no encontré a nadie. Sobre la mesa hay una nota pegada a una taza de café. Me estiré tanto como pude para tomarla y casi paso de largo.
Fui a la playa a practicar. Te veo en un par de horas. ¡Por favor esta vez tu no escapes!
Leí. Sería bueno que tomara un poco de su propia medicina, sin embargo, no soy tan cruel como para hacerle lo mismo. Alguien toca en la puerta, descalza camino para abrir.
-Hola – es Blair que no tiene buena cara - ¿Tan rápido me cambiaste por ese que te abandono?
Enarca una ceja y cruzada de brazos me hace a un lado para que pase. Mi cerebro todavía no procesa lo que acaba de decir ya que es temprano para empezar con dramas.
-Estoy bien ¿y tú? – interrogo irónicamente – Creí que una noche con Jeison te alegraría la existencia, pero vienes a reclamarme.
-¿Por qué no lo haría? Eras una magdalena llorando por el idiota de Aedus, ahora eres pura felicidad ¿Qué cambio? – espeta moviéndose de un lado a otro.
-Bueno, básicamente... - chupo mis labios tratando de que no explote por lo que vaya a contarle – Me pidió perdón y...
- ¿Y? Sigo esperando una respuesta coherente. ¿Ya lo has perdonado?
Pasaron cosas que no le puedo decir en su arranque de furia porque me cortaría en trocitos después de lo que Aedus hizo.
-Blair podrías sentarte – le señale el sillón - ¿Cuáles son tus motivos para enojarte?
-Que ese idiota te vuelva a lastimar, pero ya me di cuenta que claramente lo has aceptado de nuevo.
-Sabes que él me gusta mucho y decidí darle una oportunidad ¿tanto te cuesta comprender eso?
Movía su cabeza molesta. Sé que he cambiado de parecer de un instante a otro, pero si me equivoco será el mejor aprendizaje. La vida es así, nunca sabes cuándo va a acabar o terminar, solamente debes disfrutar y vivir momentos que jamás regresaran.
Quizás no llegue a entenderlo, aunque comprendo su reacción.
- ¿Qué hay de ti y Jeison? – al oír mi pregunta relaja sus hombros sonriendo tímidamente - ¿Son novios o no?
-No cambies de tema, Willom Brown.
-Ya basta de hablar de Aedus. Lo que deba pasar pasara sino...
-Lloras como una maldita loca que lo dio todo y él te abandono por segunda vez.
-Esa vez no cuenta. Ahora si desde cero.
- ¿Cómo una pareja? – ella sigue cuestionándonos.
-Si.
-Ok.
Las dos nos quedamos mirando a cualquier lado. Aunque Blair baje la guardia siempre le hará saber su opinión a Aedus, seguramente lo amenazara con la mirada, pero no corre peligro.
-No me contaras nada referente a ese chico, Jeison. ¿Dónde lo conociste?
-En una fiesta... - guarda silencio para volver a hablar – Por primera vez, alguien que no sea Cedric me vuelve loca.
- ¿Pero...? – se perfectamente que hay dudas, lo puedo ver en sus ojos.
Poniéndose de pie medita que me va a decir. Observa la habitación y cuando la paciencia se me va a acabar vuelve a abrir su boca.
-Él es alguien extraño, cuesta que se abra, que desnude su alma. Siento que hay miedo en su interior y no sé porque es.
-Aedus también lo tiene, sin embargo, está haciendo un esfuerzo enorme para confiar ya que eso es lo que más le cuesta.
-Me desconcierta algunas veces, otra suele ser muy cariñoso, pero cuando su hermano se pone en plan de fastidiarlo se cierra completamente. Es un muro de hierro.
-Te entiendo. Aedus no es muy cariñoso que digamos, demostrar afecto no es una de sus virtudes.
-Aunque amo el sexo rudo con él – le aviento un cojín.
-Demasiada información, Blair – hago cara de asco – Vamos a dar una vuelta a la playa.
-Dale, cámbiate porque así pareces una bruja.
Otro cojín le estampo en su cara yendo a darme una ducha.
Al salir del hotel los rayos del sol nos da la bienvenida. Caminamos agarradas de nuestros brazos viendo a la multitud que se detiene a mirar los surfistas metidos en el agua.
-Vaya sí que esta súper dotado – comenta entre risas.
-Blair – alguien llama a mi amiga.
Jeison nos saluda con una mano mientras va acercándose a nosotras. Él besa a Blair en la boca y yo sinceramente debo girar hacia otro lado, esquivando los orbes de Justin.
-Hola – saluda colocándose al lado mío - ¿Tu también surfeas?
-No para nada – respondí secamente. Estaba siendo cortante, pero no quería motivos para pelear con Aedus.
-Deberías pedirle a tu novio que te enseñe – dijo señalando un bulto de color negro. Aparentemente no recordaba nada de lo que paso.
Típico de cuando te emborrachas no recordar nada. O tener recuerdos borrosos.
-Justin en serio te has olvidado de todo lo que paso anoche o solo pretendes molestar a Aedus al hablarme – sus ojos lucían rojos, hinchados y apagados -- ¿Qué paso entre ustedes?
--Tengo recuerdos a medias de lo que paso, pero perdí el control a verlo ahí contigo – eso me sorprendió - ¿Por qué la sorpresa?
--Yo nunca te di alas para que pensaras de otra forma, la que no fuera como amigos ¿sí?
--Lo sé – bebía agua cuando Blair anuncio que se iba y no sabía a qué hora regresaría – El día que sepas la verdad me odiaras, ten en cuenta que yo también fue víctima dejándome llevar por mi padre.
No me dio tiempo a replicar porque se alejaba en dirección al hotel. Di un respingo al sentir una manos mojadas y frías en mi cintura. Su cabello goteaba revolviéndoselo para quitar un poco el agua.
-Me asustaste Aedus – su seriedad me dio la sensación de que vio a Justin conversando conmigo y no le gustaba para nada - ¿Pasa algo?
-No. – negó, aunque no podía ocultar su molestia - ¿De qué hablabas con Justin?
Di en el blanco. Volvía a tirarse el pelo acomodando la tabla de surf a sus pies. Su ropa se pegaba a su cuerpo mojado y mis ojos no podían mirar otra cosa que no sea su tonificado torso al sacarse la remera.
-Willom mírame a los ojos, no a la parte baja – se reía de mi rostro sonrojado.
-Nada en particular – respondí siendo consiente que la curiosidad arrebataría mi sueño.
- ¿Has desayunado? – negué tratando de centrarme en sus ojos y no su cuerpo mojado – Entonces, vamos.
Estiro su mano para que la entrelazara con la mía. Sin dudarlo lo hice, pero su boca en mi cuello me hizo sentir un leve calor en mi entrepierna. Después atrapo mis labios, abriéndose paso con su lengua fue introduciéndose. La frescura de sus labios me transportaba a otro mundo lleno de paz, pero con pasión. Donde nada nos afectara mientras mantuviéramos los ojos cerrados.
Jugueteaba recorriendo cada parte hasta dejarme sin aire y antes de separarse mordió mi labio arrastrándome con él. Me había tomado por sorpresa. Cada vez me gustaba más esta faceta de Aedus.
La dé sin miedo donde se dejaba llevar sin importarle nada tampoco quien nos viera.
Con su tabla bajo su brazo caminaba sin ninguna preocupación, aunque sé que le molestó que hablara con Justin. Todavía no tengo una respuesta de porque se llevan tan mal y si pregunto él se cerrará como una roca.
- ¿Todo bien? – preguntó antes de atravesar la puerta.
Las miradas de aquellas curiosas caían en su cuerpo desnudo. Nadie se podía resistir a semejante belleza ni yo, pero comenzaba a irritarme.
-Te puedes tapar, Aedus – exigí y una sonrisa ladeada apareció en sus labios – No es para que te rías. Todas te están mirando como si fuera un chocolate derritiese.
-Wow gracias por el piropo – dijo riéndose tomando mi barbilla para volver a dejar un beso en mis labios – Me encantan tus celos pastelito.
Y por como lo dice terminaríamos aquí tendidos en el piso, sin embargo, alguien nos interrumpe sino seriamos la vergüenza del siglo.
Alguien carraspea su garganta detrás de Aedus y puedo deducir quien es, Blair no deja de matarlo con la mirada. Ni siquiera lo saluda hace de cuenta que estoy sola.
-Iré con Jeison a almorzar ¿quieres venir? – Aedus se posiciona detrás mío con una mano en la cintura, el momento no puede ser más incómodo, pero divertido.
-Se queda conmigo – le doy un codazo en sus costillas, Blair rebolea sus ojos haciendo la que no escucho.
-Gracias Blair, pero será en otra ocasión ¿de acuerdo?
-Bien cuídate ¿sí? Adiós.
Reírme por lo bajo no le agrada al hombre que tengo a mis espaldas. Claramente él no entendió de que va todo.
-Para tu amiga yo estoy pintado ¿verdad? – hace una mueca de fastidio.
-Aún sigue enojada contigo – encogiéndome de hombros continúo avanzando y otra vez chocamos con esa chica que ni recuerdo su nombre.
La sonrisa que llevaba en mi rostro desapareció al ver que saludaba a Aedus con un beso en su mejilla. Ese gesto lo toma por sorpresa ya que no la había visto por ir peleando conmigo por Blair.
-Hola ¿Viste que se han suspendido la competencia? – se lo pregunta a él ignorándome a mí.
-No, solo me ha parecido raro que nadie lo haya comunicado – intentaba soltarme de su mano, pero él no me dejaba.
-Lo comunicaron por la página, seguramente te enviaron un email – sonreía descaradamente.
-Lo chequeare, adiós – forzó una sonrisa para deshacerse de ella mientras yo quería huir de esa incomoda charla.
-Nos veremos luego para recordar viejos tiempo – despidiéndose con su mano entramos en el ascensor totalmente desconcertada con lo que dijo.
Miraba fijamente el panel de botones cuando él se recostó contra una de las paredes, muchas preguntas cruzaron mi mente, sin embargo, no quería conocer su respuesta. Porque cada vez que la vea recordare sus palabras.
-Willom – su voz me trajo de nuevo a la realidad – Vas a preguntar o te quedaras con la duda, tú decides ¿sí?
-¿Quién es ella? Es decir, ¿significo algo para ti? – su mirada gélida no era lo que esperaba, pero ya había soltado la bomba ahora me quedaba conocer la historia.
Si es que hay una. Aunque deduzco que si tiene algo para contar por como duda también baja sus orbes a sus manos y es cuando veo esas heridas cicatrizadas.
No me había percato que las tenía.
-Tus manos – señalo con el índice y él se las miras - ¿Cómo te hiciste eso?
-Fue después...de que te marcharas ese día... - ese día que tan mal la pase, pero hoy estoy acá intentando no quedarme con el arrepentimiento en la puerta – Ya no duelen, bueno tampoco es que dolieran tanto.
-Te hiciste heridas profundas, Aedus – dije sin moverme del lugar, uno en cada pared del ascensor en movimiento siendo eterno el tiempo.
-Ya no importan – dio cincos pasos quedando a escasos centímetros de mi – No importa si tu estas aquí, conmigo – apoyo ambas manos arrinconándome contra el metal, asustándome porque no espere esa acción.
Su dedo recorría mi mejilla descendiendo por el cuello llegando hasta mis pechos alterándome la respiración. Esos tentadores labios se posaron en la misma mejilla que acaricio, mi pulso se disparó a mil con tan solo sentir su aliento chocar contra mi piel.
-Aedus... - apenas pude pronunciar su nombre – Las puertas ya se abrieron...
-Te salvo la campana pastelito – dejo un beso en mi nariz y mi corazón volvió a su cauce normal.
Con su tabla salió como pancho por su casa. Solté el aire luego de que saliera y lo seguí. Avance viendo como abría la puerta, pero aun no respondió lo que quería saber respeto a esa chica.
-Aedus – se detiene en el umbral – No has contestado lo que te pregunte.
-Entra, te lo diré para que no tengas dudas.
En silencio pasé, sentándome en el sillón me dispuse a escucharlo sin sentir una pizca tristeza o tener celos. Pero eso sería imposible.
-Conocí a Lauren en Australia en unos de los tantos lugares a los que fui – dio un respiro profundo – Yo solo, ella sola disfrutamos el momento también tuvimos sexo si es que te intrigaba saberlo, pero siempre le aclaré que nunca íbamos a tener una relación – pasaba sus manos en su cabello tomando asiento frente a mí para continuar – Apareció aquí, no me sorprendió porque ella va a donde las olas se mueven.
-A eso se refería con "recordar viejos tiempos" – hable sin saber cómo sentirme.
¿Por qué tendría que molestarme? En ese momento yo no había empezado con mi obsesión, surgió una noche de lluvia cuando soñé por primera vez con su rostro, aunque creía que era una locura imaginarme una persona; a la cual nunca vería.
Se siente tan irreal tenerlo frente a mis ojos sonriendo sin ningún demonio que lo acose.
-No debes sentirte amenazada por ella, lo que paso; paso y no se volverá a repetir.
- ¿Tan seguro estas?
-Si ¿no confías en mí? – cuestiono frunciendo su entrecejo.
-Ella me da desconfianza por cómo se insinuó cuando ya le dijiste que soy tu novia.
-Me ocupare de dejárselo en claro si es lo que quieres.
-Ok.
Se abalanzo sobre mío atrapando mis labios con una voracidad desconocida hasta el momento. Llevándome a ahorcajadas al baño terminamos mojados y tan caliente que no pude resistirme.
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