Capítulo n°22: "Si es contigo iría hasta el infierno".
Willom.
Sentía la arena incrustarse en mis pies al quitarme el calzado. Caminaba con ellos en la mano en un silencio abrumador y que no sabía cómo interrumpirlo.
Aedus iba perdido, pero ¿Dónde? No sé solamente contemplaba la claridad de la noche y el reflejo de la luna en sus aguas. Realmente era un marco espectacular para pintar.
El único sonido que se escuchaba es el de las olas y el chapuceo que él hacia al tocar el agua. Contaba sus pasos sin decirlo en voz alta tampoco me molestaba, pero Blair estaría esperándome para irnos.
- ¿De qué querías hablar, Aedus? - me atreví a preguntárselo.
- ¿Ya te quieres ir? - respondió con otra pregunta interponiéndose en mi camino - Si estabas tan apurada ¿Por qué viniste?
¡Y aquí vamos de nuevo! Ponerse a la defensiva no solucionará nada y él no parece darse cuenta.
- ¿Y para que fuiste tú a buscarme? - objete tratando de no enojarme por su actitud - Ponerte a la defensiva no te ayudara en nada, lo sabes ¿verdad?
Permanecía quieto con manos metidas en su short mientras su camisa floreada se mecía con el viento. Lucia totalmente distinto a como todos los días, formal. Sopesa las palabras y su mirada en la mía comenzaba a estresarme por el silencio de su parte.
-Perdón por lo que te dije... - le costaba hablar - no era contigo con quien estaba enojado, no pretendía lastimarte.
-Sino lo querías hacer no me hubieras suplicado alejarme de Justin para después echarme como si nada. - mantenía su distancia, pero en el fondo podía ver que el escuchar ese nombre lo perturbaba - No te preocupes te dejare en paz y ya no volveré a la empresa.
Quise darme la vuelta porque no tenía más nada para confesar, pero su mano me lo impidió haciendo lenta la agonía de mi corazón. En verdad dolía todo lo que paso.
-Por favor, Willom - suspire para no llorar - Sé que la cague, pero no quiero que esto termine así, tan mal.
- ¿Esto? Nunca hubo nada. Te sentiste amenazado entonces me chantajeaste, sin embargo, al día siguiente me alejaste como siempre lo haces. - soltó mi mano retrocediendo sobre sus pasos, fui brusca en la forma en que le hablé.
-Entiendo, que no me comprendas y me pediste confiar en ti cuando no lo puedo hacer...
- ¿Cuáles son tus razones? - lo interrumpí presionándolo. Se veía la duda en su mirada, aunque no tenía valor para contármelo abiertamente.
-Tú fuiste quien entro a mi vida de la noche a la mañana, pides que te mis razones para contarte parte de mi vida que aun...duele y después te ofendes al portarme como un patán. Tampoco dices la verdad, Willom.
Ok tenía un punto a su favor, pero lo mío era insignificante con lo que él escondía.
-No es lo mismo, Aedus - la tensión aumentaba y eso sí que me ponía incomoda ya que no estábamos yendo a ningún lado.
-Bueno, entonces, explícame.
Trataba de permanecer tranquilo. Los nervios lo mataban por dentro y lo hacían desesperar, mientras la frustración se apoderaba de él.
Intente escapar de nuevo, pero sus brazos sombreados por unos dibujos que casi no se podían ver en la poca claridad me retuvieron. Luche para deshacerme de su agarre no podía, era más fuerte que yo.
-Willom no te iras a menos que me digas la verdad - murmuro y oponía resistencia que me acercara a su pecho, su dedo acariciaba mi mejilla, viendo la belleza de sus orbes me perdí.
Sus caricias me dejaban sin aliento, la garganta se me secaba y de un segundo a otro estaba saboreando sus labios. Él lleva el mando, recorría mi boca presionándome con fuerza en su pecho, su mano se introdujo por debajo de mi remera yendo directo a tocar mi seno. Un gemido se me escapo y pude percibir que Aedus sonrió contra mis labios.
Los vaivenes de nuestras lenguas pedían más. El calor se arremolinaba incrementándose en la zona baja estando deseosa de quitarle su ropa para deleitarme con su cuerpo sobre el mío, pero la cordura vino a mi deteniéndome justo a tiempo.
-Aedus - detuve su mano que bajaba por mi abdomen - Debemos parar ahora - dije con el pulso a mil y la respiración agitada.
Él no pretendía dejarme de besar por lo que tuve que separarme.
-No quiero perderte, Willom - sus palabras me tomaron por sorpresa. No sabía si era por la emoción del momento o realmente hablaba en serio - Estoy cuerdo si es lo que te hace dudar. Nunca había hablado tan en serio en mi vida.
Junto su frente a la mía, él cerro sus ojos y yo pensaba que este momento era irreal. Imagine muchas veces tenerlo a mi lado que ahora todo es confuso. Él me confunde con su indecisión.
Volvió a besarme con desesperación. Le seguí el ritmo mordiendo su parte inferior de su labio, saboreé cada segundo juntos y esta vez ya no pude detenerlo porque también lo deseaba.
Bajo la luna como testigo, la arena como manta sobre un colchón y la playa rugiendo con su marea nos vieron entregándonos con amor.
Su ropa cayo a la arena al igual que la mía, se posicionaba encima mío, suavemente recorría mi piel desnuda con las yemas de sus dedos. Me estremecía bajo su cuerpo sintiendo la brisa acoplarse entre el frío y el fuego de ambos.
-Eres maravillosa y preciosa - susurro besando mi cuello hasta llegar a mi oído - ¡Es muy apetitoso mi pastelito de chocolate!
Y ya no evitaba sonreír porque me sentía extasiada por él. Mis ganas y las de él se volvieron deseo derritiéndome por dentro.
Esta conexión que estaba teniendo con él nunca la tuve con nadie. Desde la primera vez que lo vi quede anonadada, me perdí en la belleza de sus ojos también en la oscuridad de su alma.
Nadie dijo que amar fuera fácil, pero estoy dispuesta a intentarlo, aunque Aedus se niegue. Necesito que al menos se dé una oportunidad.
-Promete algo, Aedus - su mano deslizándose por cada rincón de mi piel era una tortura lenta, una agonía cargada de deseo, el cual ya no podía negármelo - Promete que lo intentaras conmigo... que te darás una oportunidad. ¡Promételo!
Aedus se detuvo para mirarme directo a los ojos, sonreía en la oscuridad mientras me daba miedo su respuesta, cuando creía que se negaría hablo.
-Si es contigo iría hasta el infierno... - tomo aire porque le costaba respirar - solo te pido paciencia. No será fácil.
Nadie más que yo lo sabe.
Volvimos a comernos la boca, la piel y la noche se consumió con nosotros desnudos en la playa. Sus labios bajaron lentamente dejando un reguero de beso hasta detenerse en mi botón de la detonación del placer. Estimulaba con su lengua pasándola de arriba abajo luego ingreso un dedo haciéndolo girar en círculos. Un segundo dedo ingreso que me hizo morderme el labio para no gemir.
Estaba a punto de correrme en su boca, pero se levantó para darle atención a mis pechos expuestos y tan duros por lo que él me hacía sentir. Las mordías a ambas regresando a mi boca.
-Estas sabrosa pastelito - alcanzo a decir con la respiración entre cortada.
-Necesito sentirte, por favor - y gracias a la tenue claridad no puede ver mis mejillas que seguramente estarán rojas por la vergüenza - No me hagas suplicar de nuevo...
Claramente le divertía verme desesperada por él. Sus ojos clavados en mi me daban ganas de taparme la cara y lo hice, pero sus manos las posiciono sobre mi cabeza aprisionándome.
-Tu suplica será concedida - murmuro - Willom, conmigo no debes sentir vergüenza ¿sí?
Aflojo el agarre sin soltarme del todo posicionándose entre mis piernas y guiando su miembro erecto fue adentrándose poco a poco en mi entrada que estaba deseosa por sentirlo.
Al estar en mi interior sentí que toda barrera se derrumbaba abriendo paso a un placer inexplicable mientras él acallo mis gemidos con su boca, pero quería tocarlo. Sin embargo, no podía deshacerme de sus manos.
Lento, lento eran sus movimientos hasta tenerlo completo dentro, su tamaño me produjo un pinchazo de dolor y espero para aumentar el ritmo cuando me acostumbre a su longitud.
-Mas, mas...por favor - volví a suplicar.
Aumento las embestidas entrando y saliendo, una, dos, tres e infinitas veces. Y ya no podía resistirme más tampoco retener el orgasmo que venía con intensidad, un cosquilleo de aleteos como las mariposas se acumulaba en abdomen bajando a mi clítoris a punto de explotar.
-Estoy...a punto...
Sus gruñidos y sus movimientos no se detenían. Juntos, fue un estallido de fuegos artificiales que descendía su velocidad de a poco.
-Eso fue...alucinante - apenas pudo pronunciar esas palabras.
Con besos suaves se quitó de mi cuerpo. Toda mi espalda cubierta de arena él se encargó de limpiarla con su remera mientras recuperaba la compostura. Alce mi ropa para vestirme y Blair vino a mi mente.
- ¿Qué te ocurre? Tu cara parece que entrantes en pánico - se burlaba de mí.
-Blair debe estar preocupada - sonaba afligida o realmente no se sabía cómo reaccionar en el incómodo momento que se instaló entre los dos - Tengo irme.
-No, deja de huir, Willom - me envolvió en sus brazos depositando pequeños besos en mi mejilla ya de pie a la orilla de la playa.
-Es que...no sé cómo comportarme después... - tartamudeaba al sentir su respiración cerca - ¡Aedus!
- ¿Qué? Disfruto el momento pastelito de chocolate, en verdad soy afortunado de tenerte aquí, conmigo.
En serio me quede muda ante su confesión. Estaba viviendo un sueño bajo la luna y sus ojos que brillaban de felicidad, nunca lo vi así, tan alegre y sonriendo seguido.
-Hay que irnos - aun tenia arena en algunas partes de mi cuerpo.
-Como quieras preciosa, pero antes límpiame la espalda.
Giro y con su remera quite la arena adherida en su piel, aunque por el sudor continuaban pegadas.
-Ya está, vámonos necesito encontrar a Blair.
-Hace un momento no estabas desesperada por ella sino por... - tape su boca para que no continuara hacia donde iba.
-Aedus no hace falta que vuelvas a repetir lo que dije ¿de acuerdo?
Se carcajeaba de mi seriedad, aunque su risa es contagiosa. Me adelante a caminar, pero él me cargo en su hombro como un saco de patatas.
- ¿Qué haces, Aedus? - grite pataleando - ¡Bájame ya por favor!
-Así tardamos menos en regresar - su mano se estrelló en mi nalga - Quédate quieta o te seguiré nalgueando ¿eso quieres?
-No, quiero que me bajes ¡Ya!
-Volveré a repetir tu suplica desesperada cuando querías que te penetrara - creo que enrojecí como el tomate - ¿Lo hago?
-Te matare Aedus Lennox - Taylor - vocifere atestando un golpe en su nalga - ¡Bonito culo!
-Disfruta de la vista mientras puedas pastelito.
-Debo admitir que estas bien dotado y no pienses mal - se doblaba de la risa balanceándome de un lado a otro, le ateste otra nalgada, pero no dejaba de reírse. - No es divertido, bájame.
-Podemos repetirlo aquí mismo ¿Qué te parece la idea?
-Pésima idea Aedus.
-Entonces ya ponme ahora mismo en el suelo - aparentemente estábamos llegando al hotel - Aedus no volveré a repetirlo.
-No te muevas que pesas mucho - comento entre risa.
-No estoy gorda si es lo que quieres insinuar - recalque todas las letras cuando me puso en tierra nuevamente.
-Eres más hermosa al enojarte - paso su dedo en mi labio y lo hice a un lado de un manotazo.
-Tengo que ir por Blair - anuncie y como presentía que no me dejaría ir sola me seguía de cerca.
En silencio caminaba unos pasos por detrás. Todas las miradas recaen en nosotros al entrar en el ascensor, mire mi ropa desarreglada y Aedus se pavoneaba desnudo de cintura para arriba, cosa que no parecía importarle.
Y como si no fuera más incómodo, una chica, saludo a Aedus. Ya la vi antes, aunque no se su nombre, pero él le correspondía a su sonrisa arrastrando su baba por él.
- ¿Vas a la fiesta? - oí que pregunte en la puerta del ascensor, Aedus me miro y cruzándome de brazo presione el botón para cerrar las puertas.
Metió su pie impidiendo que se cerrara y le respondió desde adentro abrazándome, seguramente debo parecer una tonta embobada que ya no puedo disimular mi atracción por él.
¿En serio es solo atracción?
-Sí, iré Lauren con mi novia - nuestras miradas hicieron conexión por un instante, él me guiño un ojo y la chica no podía creerlo. Yo menos.
-Tu no me has pedido que lo sea - lo encare al quedar totalmente solos - Aedus ¿quieres que lo sea o no?
-Claro que sí. Sino no nos hubiéramos entregados hace un momento en la playa.
-Pensé que no estabas listo para una petición como esa.
- ¿Por qué? No soy tan imbécil para dejarte ir de nuevo ¿sí?
Acune su rostro entre mis manos teniendo su respiración rozando con la mía, pero el ascensor se abrió y un carraspeo nos sacó del momento único entre nosotros.
Blair no podía esconder su asombro junto a Jeison que parpadeaba y Justin apareció topándose con Aedus, lo saque inmediatamente de ahí.
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