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Capítulo n°2: "Decisiones precipitadas".

Willow.

Es mitad de semana y mi padre sigue preguntándome si iremos con él o no. Debo decir que su insistencia está dando resultados porque mis amigos tienen otros planes fuera de la ciudad.

Así que por mi bien estoy considerando ir con ellos, en cambio la pesada de Sienna ya decidió salir con su mejor amigo. Es la única solución viable que tengo, pero inventare algo para no ir.

Camino por las calles de la ciudad hacia mi trabajo. Soy empleada en una casa de reloj de distintas marcas, conseguí este empleo gracias a una amiga y compañera en la universidad. Juntas soñamos con ser diseñadoras de moda. Su tía es la dueña del local, por lo que me recomendó, lastima el pesado de mi jefe. Es un hombre que no soporta nada de nada, ni sonríe, nunca tiene días buenos y siempre nos regaña por la mínima cosa.

A las 07:00 en punto, estoy abrazándome sola frente a la puerta del negocio, espero hasta que el señor Harry baja de su auto. Camina arrastrando los pies, creo que la tortuga es más rápida que él, encorvado avanza con un manojo de llaves en su mano. Es un hombre calvo, tiene patas de gallo con unas cejas bien tupidas blanquecinas, también algunas manchas en su rostro. Sus ojos negros como el carbón siempre aparentan estar tristes, he dicho muchas veces que es un hombre que guarda una enorme pena en su corazón sino porque viviría tan amargado.

Ni siquiera se molesta en saludarme, lo hace con la cabeza girándose para introducir la llave en la cerradura. Mientras mi cuerpo tiembla suplicando que se apure. Tarda un poco en abrirla, pero no permite ayuda de nadie, eso me da más rabia.

Entramos siendo la primera empleada en llegar, los demás todavía ni aparecen. Harry se va al fondo, se encierra en una pequeña oficina que tiene ahí como gerente del negocio. Quito mi abrigo, abro las cortinas para que entre luz y enciendo la calefacción, Jacob entra bastante contento.

-Hola Wil ¿Cómo vas con el humor del jefe? – no tendría que haber preguntado si ya sabe la repuesta.

-Hola Jacob, afortunamente aún no hemos peleado así que supongo que es un avance – encogiéndome de hombros limpio con una franela los exhibidores.

-Bueno enfurecerá cuando sepa que Angus no vendrá a trabajar – saca su campera colgándola en el perchero – Además, creo que ya no trabajara con nosotros.

- ¿Y eso por qué? – interrogo limpiando los espejos detrás de los mostradores – Él dijo una vez que se podía dar el lujo de quedar sin trabajo.

-Sí lo recuerdo muy bien – dice – pero su madre está enferma y necesita cuidados especiales así que se mudara a la ciudad Leeds.

- ¡Que mal por él! – exclamo con tono de tristeza.

Jacob no responde, continuamos con nuestro trabajo. Yo pasando la fregona para que el piso brille, mi compañero sale a barrer la vereda viendo pasar a los habitantes de esta ciudad. Arvel, Azriel y Blair llegan muy retrasados. Creo que el jefe no se percató de que faltaban porque les hubiera descontado los minutos que llegaron tarde.

La mañana pasa bastante tranquila, no es como son los días lunes o viernes, que son los más movidos. Dos o tres personas visitaron la joyería, y solo la mujer compro un reloj carísimo para su hijo.

- ¿Quién pudiera? – dice Blair enarcando sus cejas – Hoy seguramente saldremos temprano ¿o no es así, chicos?

-No sabemos porque el señor Harry se encerró en su oficina y ni siquiera salió a ver cómo van las ventas – habla Arvel bostezando, sus ojeras demuestran que no tuvo una buena noche.

- ¿Qué ocurre, Arvel? Pareces cansado, estresado y con cara de sueño – por su curiosidad siempre se deja llevar Azriel.

-Me quedé hasta tarde estudiando hasta que me dormí sobre mi escritorio – responde sentado en una banqueta detrás del mostrador al frente mío – ya conocen el resto.

El gerente sale de su despacho, todos nos quedamos en silencio observando con el corazón en la boca quien será su víctima, esta vez. Avanza sin ninguna expresión tampoco gesto.

-Ya se pueden ir – avisa caminando hacia la puerta. No, nos atrevemos a contrariarlo porque se puede retractar de su decisión.

Imagino que tenemos que cerrar ya que se fue sin dar indicaciones. Arvel y Azriel son los encargados de las llaves de emergencia para cuando suceden alguna situación fuera de lo normal. No sé si esto amerite ser de emergencia, pero cumplimos su orden.

Tomamos nuestras cosas como flash, esperamos a que los chicos cierren el lugar y cada uno se va por su lado. Blair prefiere que vayamos por una chocolatada o un café bien caliente para sobre llevar el frio.

- ¿A qué cafetería quieres ir? – le preguntó sosteniéndome de su brazo – sería bueno una del centro.

-Sí – dice chupándose sus labios – ya se ha cual ir – sonríe.

-Bueno ya dímelo ¿sí?

-A Caramelo con Dulce de Leche ¿Qué te parece la idea? – nos detenemos para tomar un taxi ya que debemos ir a Brompton Road.

Harrods es el centro comercial más reconocido de Londres, cerca de Hyde Park.

-Es buena, pero el sitio que nombras poco lo conozco – es la verdad, Sienna habla siempre de ese lugar, aunque yo no he tenido la oportunidad de entrar.

-Ya verás que te encantara – habla muy entusiasmada subiéndonos en el taxi que nos trasladara hasta el distrito de Kninghtsbridge.

-Hace poco que abrieron esa cafetería y hacen un café que te volara la cabeza.

-Te noto muy convencida y contenta ¿Cuál es la razón? – no quita sus ojos de la carretera, eso quiere decir que está ansiosa por ver a alguien.

-No hay ninguna ¿Por qué habría una? – se hace la desentendida.

Niego con un movimiento de cabeza perdiendo mis ojos a través de la ventanilla de vidrios polarizados. Inmediatamente viene a mi mente la imagen de ese hombre, me volvería loca si existiera tal cual me lo muestra mi mente. Empiezo a creer que Sienna si tiene razón, estoy un poco loca por alguien que ni conozco, ni mucho menos existe. Solo es producto de mi imaginación.

Tengo una fascinación por dibujar personas que veo en algún momento de mi vida, sin embargo, no hay un vínculo con ellos. Aunque me he obsesionado últimamente con ese tipo de cuerpo tatuado.

Blair debe zamarrearme para sacarme de mis pensamientos que hacen que desconecte de la realidad. Parpadeo varias veces para establecer contacto visual con sus irises cafés, también estoy desconcertada por el lugar donde nos bajamos. Me cuesta encontrar el sitio donde quedamos en ir.

Mi compañera le paga al taxista, su sonrisa se ensancha cuando nos movemos a la cafetería mencionada. Mi cara de stock dice todo y nada a la vez, no entiendo su felicidad por ese sitio. Al visualizar el enorme cartel de madera con letras brillosas, siento que no es buena idea porque aquí trabaja el exnovio de Blair. Esto huele a problemas.

Paradas en la puerta quiero irme, pero una sensación extraña me dice que algo bueno esta por ocurrirme. Sin embargo, no puedo interpretar mi intuición o a que se refiere. Blair sin pensarlo dos veces jala de mi brazo adentrándonos al lugar.

En el interior de la cafetería está decorada en tonos negro, blanco con lámparas que cuelgan del techo, en un estilo contemporáneo. En las paredes hay pegadas imágenes de edificios, en el fondo un mostrador y estantes, por ultimo las sillas y mesas en el mismo color que el resto del lugar.

Mi sorpresa es absoluta por el lujo del local, pero es mejor la vista que nos brinda el enorme cristal donde nos ubicamos. Mi amiga ni me mira buscando a su chico, que ya ni la quiere, aunque sigue insistiendo en algo que ya no tiene solución.

Pensé que la cafetería sería más amplia, sin embargo, no lo es. Muchos clientes hacen cola para poder pedir el delicioso café, según Blair es para chuparse los dedos.

Un chico vestido de camisa blanca y delantal atado en su cintura se acerca para anotar nuestro pedido en su libreta. Ella ni me pregunta que es lo quiero solo pide la especialidad de la casa.

- ¡Bonito lugar ¿no?! – dice colocando sus codos en la mesa.

-No es lo que imagine, aunque es muy moderno – asiente estirando su cuello tratando de ver entre la multitud de gente – Blair ¿a quién estas buscando? No dejas de mirar – giro para mirar en esa dirección, pero no logro visualizar una cara conocida.

-Quiero ver a Cedric – su mirada se transforma en tristeza – ya sé que nuestra relación a cabo hace tiempo, sin embargo, aun guardo la esperanza de que podamos rehacer el vínculo que nos unió por tres años.

-No crees que ya deberías dejar tratar de solucionar algo que no tiene remedio ¿crees que vale la pena? – hago una pausa cuando traen los cafés humeantes – Si él tuviera intenciones de volver contigo ya te hubiera buscado hace tiempo atrás.

-Creo que tienes razón, pero no he podido olvidarlo – la puerta se abre sonando el atrapa sueño colgado en el marco.

Un hombre apuesto espera su turno para comprar como los demás. Me llama poderosamente la atención su físico bastante trabajado, pero no se da la vuelta. Todas las mujeres lo quieren comer con los ojos, no puedo evitar verlo con mucha curiosidad.

- ¡Willow! – la voz de Blair es como si fuera a la distancia - ¡WILLOW! – grita dándome un pellizco en mi brazo.

- ¡Auch! – me quejo - ¿Qué rayos te pasa, Blair?

-Te estoy hablando y ni me responde, pareces hipnotizada con ese hombre como todas en este lugar – señala al de la discordia, si así se le puede decir.

Muerdo mi labio jugando con el dobladillo del abrigo, el hombre misterioso lleva puesta una chaqueta beige, pantalón ajustado y una gorra negra que resaltan sus ojos al darse vuelta.

Quedo totalmente impactada con su belleza, pero el idéntico parecido con el hombre de mis fantasías. En estos momentos, la baba se me cae por semejante creación.

- ¡Es él! ¡Es él! – exclamo toda histérica.

- ¿Él quien? ¿de quién hablas? – indaga muy preocupada por mi reacción.

Ni mido las consecuencias al salir corriendo cuando ese hombre sale del local con su vaso de café en la mano. Todos creerán que estoy loca por dejar sola a mi amiga. Me paro en seco al estar afuera, escaneo todo a mi alrededor buscando su figura. Corro sin importarme que el frío hele todo mi cuerpo al no traer puesto mi abrigo, él camina rápidamente por la derecha. Apuro mis pasos para intentar alcanzarlo, pero se mete dentro de un auto.

Llego sin respiración, el vehículo se pone en marcha dejándome atrás. No pude alcanzarlo, mi pecho bastante agitado intenta volver a la calma después de lo que vi.

¡Era igualito! Moriré sino lo vuelves a ver.

Esa voz que proviene de mi interior impide que piense con claridad. Tomo aire varias veces para avanzar un poco más, aunque debo volver ya que Blair se preguntara que locura fue lo que hice. No hay excusa, ni loca le cuento que reconocí al hombre que aparece en mis sueños, realmente querrá internarme en un geriátrico.

La verdad; ya empezamos a enloquecer con el asunto CALIENTE.

Sonrió para mis adentro porque creo que mi otro yo tiene mucho de razón, sin embargo, necesito saber quién es, que hace y donde vive, todo absolutamente todo. Tiro de la puerta hacia dentro ingresando de nuevo a la cafetería, no veo a Blair por ningún lado.

- ¡Disculpa! – detengo a unos de los mozos – ¿No viste a la chica que estaba en la mesa número siete? – le preguntó apuntando en dirección a la mesa.

-Salió con Cedric y ya llevan mucho tiempo que se fueron – entonces ni se dio cuenta de mi huida repentina ¿o es mi imaginación?

-Muchas gracias.

Lo dejo continuar con su trabajo, voy a la mesa por mis cosas también tengo que pagar la cuenta ya que no creo que regrese. Saco de la billetera unos billetes dejándolos al costado del plato. Agarro la cartera, el abrigo y salgo nuevamente a la calle. Ya es bastante tarde, aún sigo creyendo que no es real a la persona que mis ojos vieron, pero no debo entrar en desesperación.

¿Cuándo lo volveremos a ver? Digo, tenemos que por lo menos saber su nombre.

Tampoco tengo idea, aunque si es necesario moveré cielo y tierra para dar con él. Eso te lo puedo jurar.

Por supuesto que no, nos rendiremos tan fácil.

Bueno, no sé cómo resumir lo que sucedió hoy. Todavía ronda por mi cabeza su imagen tan apuesto, te encandila con su mirada penetrante. Definitivamente esta noche no dormiré por pensar en esa fugaz coincidencia.

Con pasos lentos me dirijo a la parada del autobús, mordiéndome las uñas le doy vueltas a lo que paso. Sigo en shock sentada, muerdo mi labio inferior de forma brusca. El ruido del transporte me despabila del estado en el que estaba haciéndome reaccionar de golpe. Soy la primera en subir algo apresurada en retornar a casa.

Ya ubicada en el interior abro la pequeña cartera para localizar a Blair, es necesario que sepa que está en perfecto estado. Marco su número, coloco el aparato en mi oído, pero suena, suena y suena, no responde. Después de tantos intentos fallidos decido enviarle un mensaje.

"Blair ¿Dónde estás? Yo ya voy de camino a casa así que nos vemos luego en el trabajo. Por favor cuídate, besos."

Bloqueo la pantalla al ver que no se le entrega el mensaje, no debe tener señal y su última conexión fue a las cuatro de la tarde. Solo espero que sepa lo que quiere porque mañana será un mar de lágrima. La conozco hace poco tiempo, pero ella deposito una confianza en mí, que ni mi hermana tiene; así que el día después posiblemente sea una catástrofe muy mala para ella.

Sin obtener noticias conecto los audífonos para tratar de distraerme, la música es un antídoto que me hace desviar cualquier duda que pueda llegar a perseguirme. Me recuesto en la cabecera del asiento cerrando los ojos, y ahí resurge la figura de ese hombre.

Sus labios parecen como el mismo infierno de tentador, y esa sonrisa es el karma de no poder disfrutarlo entre mis brazos, definitivamente él será mi perdición. El anhelo de tenerlo para mí se está volviendo un objetivo desafiante, sin embargo, antes de todo es necesario hallarlo.

La melodía me lleva a un punto de elevación con solo mirarlo a la distancia. Ojalá no sea una obsesión enfermiza porque terminara por destruirme por completo por anhelar a alguien que no pueda tener.

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