Capítulo n°19: "Coraza impenetrable ".
Willom.
Llevo horas esperando a que Aedus se digne a salir de su habitación. Se ha encerrado y como siempre ha sacado a relucir su coraza, esa que es impenetrable cuando quieres saber lo que pasa.
Su secreto referente a Justin debe de pesar mucho porque le ha afectado incluso tuvo una pesadilla que hasta mí me asusto. Se derrumbó, pero inmediatamente se recompuso haciendo de cuenta que nada le perturba.
En un vaso sirvo zumo de naranja mientras espero a que él recuerde que estoy aquí. ¿Debería irme y dejarlo solo con su dolor o lo que sea que está sintiendo?
También me da curiosidad conocer la raíz de sus problemas, sin embargo, no tengo la suficiente confianza para preguntárselo. Blair no ha dejado de llamar así que debo responderle.
-Blair ¿Cómo estás? - preguntó al llevarme el aparato al oído.
- ¿Cómo quieres que este? Me tenías con el corazón tan afligido que casi llamo a la policía. - dice y en verdad suena preocupada - ¿Dónde te quedaste?
Pienso si decírselo o no, aunque me vio con Aedus y no puedo ocultárselo.
-Blair no es para tanto estoy en casa de Aedus - silencio al otro lado - después del encontronazo con Justin lo saque de la discoteca. Pensé que lo sabias.
-Sí, pero nunca supuse que te quedarías en su casa. Tu mamá ha venido a buscarte por eso mi preocupación, no te haya por ningún lado.
- ¿Qué quería mi madre? - es raro fuera a buscarme.
-Dijo que quería hablar contigo y al ver que no estabas se fue - le doy un sorbo al zumo de naranja - Eso sí, se la veía muy angustiada. Creo que deberías ir a tu casa para que te vea, quizás se tranquilice.
-Tienes razón. - murmuro al ver descender de las escaleras a Aedus y parece un fantasma - Blair te dejo, voy a casa de mi madre.
-Ok, pero quiero detalles cuando nos juntemos ¿sí?
No respondo y cuelgo antes de que siga con su perorata.
El chico que tengo frente a mis ojos ni se percata de mi presencia, se dirige al sofá en automático hasta un robot tiene más actitud para caminar. Dubitativa me muevo a la sala sopesando mis palabras para no incomodarlo o hacer la situación más difícil.
- ¡Aedus! - intento llamar su atención, pero es todo lo contrario - ¿Te encuentras bien o necesitas algo?
-No. - ok, me la está poniendo demasiado difícil - Pensé que ya te habías ido.
-Quería saber cómo estabas después de la pesadilla - se mantenía cabizbajo - Aedus...puedes decirme ¿Que sucede?
-No es algo que... ¿Volverías a trabajar a la empresa? - evade con una pregunta dejándome confundida porque ya no sé qué hacer para que tenga confianza en mí.
- ¿Por qué lo tendría que hacer? - poniéndose de pie se va a hacia la ventana para mirar a través del cristal.
No sé qué es peor. Si contemplarlo en silencio o ver el dolor que hace estrago en su interior, perder el control de tu mente es como perder las facultades mentales.
No sabe dónde estás, que haces o que quieres solamente te dejas guiar por la impotencia en tu ser tomando una decisión arriesgada para lograr controlar lo que nos perturba. La sensación de paz es el alivio que todos buscamos en algún momento de nuestra vida.
Sus heridas la puedes sentir, aunque él me dé la espalda. Se niega a revelar sus secretos porque debe ser un dolor que nunca imagino vivir.
-Dijiste que te dejara entrar en mi vida - por sobre el hombro me mira - ahí tienes tu oportunidad.
-No, es la que quiero. - doy dos pasos hacia él - Quiero que confíes en mí. Desahogarte te hará bien.
-Me pides un imposible...
-Solo debes dejarte llevar, no es el fin del mundo además no te estoy pidiendo mucho.
-Es demasiado para un alma rota que está anclada en la profundidad de la oscuridad - volteo y vi sus ojos rojos, rostro con signo de fatiga y ojeras - Piénsalo, pero no te demores mucho.
A este paso siento que retrocedemos en el tiempo perdiéndonos de avanzar. No hay otra opción más que irme ya que simplemente está en estado de negación.
Salgo del edificio realmente abrumada por lo que sucedió. Me quiere ahí, sin embargo, no es capaz de mostrar sus demonios.
Moviendo mis pies con lentitud voy por la vereda. Ni la música logra sacar de mi cabeza esa conversación en la que no hay progreso.
++++++++++++
Al estar parada frente a mi casa dudo en tocar el timbre. Varias veces llevo mi mano al botón, pero vuelvo a bajarla.
Tomo una bocanada de aire y por fin, aprieto el botón. Espero pacientemente a que alguien abra. Cuando veo el rostro de mi madre dejo salir unas lágrimas al verla tan demacrada.
- ¡Mamá! - balbuceo en un aguacero estrechándola fuertemente entre mis brazos.
- ¿Cómo has podido estar lejos de nosotros, Willom? - indaga secándose sus mejillas.
-¡Lo siento! Pero fue necesario para acomodar mis ideas.
Su mano me guiaba como si no conociera la propiedad. La poca iluminación provenida de ambas ventanas que dan a la calle. Sin embargo, seguía siendo la misma casa que abandone en un arrebato de ira.
-Y papá ¿Cómo sigue? ¿Ya se ha recuperado totalmente? - nos acomodamos en el sillón sin soltarnos de las manos.
-Todavía asiste a sus rehabilitaciones. Ha estado bastante preocupado por ti así que muchas veces tuvimos que convencerlo para que fuera.
No quiero pronunciar su nombre, pero debo saber tampoco podría soportar que le haya sucedido algo en mi ausencia.
-Imagino que Sienna aún continúa encerrada en su habitación - baja su mirada - Mamá - levanto su mentón para fijar sus ojos en los míos - no debes sentir culpa ya que siempre hiciste lo necesario para tenernos contenta.
-Aunque es imposible porque Agnes de haber tenido mi apoyo, seguramente, no estaría desaparecida o simplemente a ella le dejamos de importar. Ella extendidos sus alas permitiéndose volar cosa que nosotros nunca pudimos comprender.
-Puede ser verdad... - susurre conteniendo de no llorar.
El silencio nos envolvió, su tierna sonrisa era el reflejo de lo que la vida hizo en su interior y las cosas serían mejor si ella quisiera volver, pero nunca dio señales de su paradero.
Me alegra que haya podido alcanzar sus sueños, sin embargo, nada le costaba hacernos una llamada para comentarnos qué tal le estaba yendo. Ese es el reproche que jamás volvió ni por un minuto.
Junto a mi madre preparamos galletas. Papá duerme así que le daré una sorpresa cuando me vea con sus galletas favoritas.
Sienna no sale de su habitación y siento que todo se ha desboronado últimamente, creía tener una familia sin grietas, pero estoy tan equivocada que oírla acusarme fue verdaderamente horroroso.
++++++++++++
Los días pasan como el sol se esconde. Más rápido imposible, nada se detiene, nada espera. Así es la vida.
Aedus... ¿Qué podría decir? No ha dado señales de vida y empieza a darme miedo lo que pueda hacer. Le he enviado mensajes y nada, no responde ni toma mis llamadas para informarme que está bien.
He decidido regresar a la empresa porque necesito despejar mi mente. La tensión con mi hermana me va a matar en cualquier momento.
Antes de salir preparo un café bien cargado para despertarme. Últimamente no he dormido con normalidad ya que mi único pensamiento es él, sin embargo, está visto que ni quiere hablar conmigo. Ya no sé qué hacer, si rendirme o continuar con una idiotez.
No es el hombre de mis fantasías, es más bien el hombre de mis pensamientos. Dudo que él también piense en mi como lo hago yo en su figura.
Salgo a la calle tiempo antes. Prefiero asarme afuera que volver a tener una pelea con Sienna y que mamá se muera de disgusto.
El viento mece mi cabello alborotándolo y haciéndome cosquilla entre mi cuero cabelludo. Sonrió ante su jugueteo. Llevo tiempo que no lo hago.
Al llegar a la empresa todos me ven raro. Seguramente, me puse maquillaje en exceso, aunque pensándolo bien es por envidia al saber con quién voy a trabajar.
Le comunique mi decisión el fin de semana, pero ni lo ha leído así que espero que su amado padre no me saque a patadas. Las puertas del ascensor se abren en el último piso.
Ya había olvidado lo bien que huele también su ostentosa decoración. A medida que avanzo voy encontrando cuadros, donde el señor Lennox aparece pintado con un trofeo, en otra está rodeado de personas que ni conozco.
¡Muchas cosas cambiaron aquí!
Definitivamente el padre de Aedus le gusta vanagloriarse de que es el mejor, su hijo morirá de vergüenza y le dará un ataque, si es que ya los vio.
- ¡Bienvenida de nuevo! - exclama Casie en el mismo mostrador de siempre, pero en un color distinto, verde musgo para ser exactos - El señor Aedus aviso que te reincorporarías al trabajo de ser su secretaria.
- ¿Ya está aquí? - asintió con una sonrisa - Bien, iré a ver si necesita algo.
-No - su voz me detuvo - dijo que si él quería algo te avisaría.
-Bueno.
Con que esas tenemos. Ahora se mantendrá al marguen. Parece un niño caprichoso, no un adulto maduro que puede lidiar con sus problemas, pero ya vera. Esto no se queda así.
Deje mis cosas sobre mi escritorio. Casie me dio algunas tareas pendientes para hacer, Aedus no ha solicitado mi presencia ni un segundo y eso me cabrea hasta no más poder.
No sé cuánto tiempo aguantare que me trate de esta forma. Explotare tirando todo al vacío porque de este modo no se puede ni tener esperanzas.
Continuamos en avances 0% - retroceso 90% volvimos al principio como ya lo dije y tiene más chances de ganar la segunda opción.
La mañana ha pasado volando, Casie se va a almorzar mientras yo me escabullo hacia su oficina. Hay un silencio que da miedo. Golpeo antes de ingresar y nadie responde.
Con el pulso tan acelerado voy entrando, todo es una completa oscuridad, escaso hay una lámpara encendida teniendo en cuenta que ya es medio día.
Aparentemente no hay nadie, por lo que detallo la estancia y su voz proveniente de la oscuridad me da un susto de muerte.
-No pedí que vinieras - tan sutil como siempre - ¿A qué has venido?
Y en medio de la oscuridad no puedo verlo. Intento acercarme, pero su advertencia me detiene al lado de su escritorio.
-Willom no des un paso más - advierte - Dime lo que tengas que decirme y vete.
- ¿En serio? - enarco una ceja y solo se oye su respiración - ¿Así es como superas tus problemas, alejándote de las personas? Pensé que hacer el trato sería diferente.
-Nada ha cambiado. O crees ¿Por qué haya tenido intimidad contigo algo podría cambiar? - ser hiriente es lo que mejor sabe hacer - ¿Qué? ¡Seguirás como estatua parada ahí!
-No me iré así que puedes descargar toda tu ira conmigo o lo averiguare con Justin, tu decides - es un golpe bajo, pero no va a intimidarme con su coraza - ¿Te comieron la lengua los ratones? - lo rete viendo una figura que se movía entre la oscuridad de las cortinas.
-No querrás verme furioso, Willom. No tientes a tu suerte - mascullo entre dientes - ¡Vete!
-Conoces mi respuesta - dije segura, aunque empezaron a temblarme las manos - ¿A qué se refería Justin con "no te la robare como esa vez"?
Como si fuera un relámpago me acorralo entre sus brazos, admito que sentí una pizca de miedo al ver su mirada cargada de odio, dolor y no podía salir de su encierro ya que me tomo desprevenida.
-Te mantuve alejada porque odio cuando haces preguntas sobre temas que no son de tu incumbencia - sisea entre dientes y debo sostenerle la mirada - ¿Nunca puedes dejarlo estar e irte? Con eso se solucionarían muchas cosas.
-Entonces ¿Por qué rayos me encerraste en ese baño? - sonríe desquiciadamente - Tú fuiste él que me trajiste de vuelta aquí y ahora pretendes que haga de cuenta que no te conozco, pues lamento decirte, que prefiero renunciar a seguir aquí.
-Bien, hazlo y déjame en paz - y había aguantado mucho, deje correr una lágrima al oírlo.
Torpemente intente apartarlo, necesitaba salir corriendo ya no quería seguir oyendo su discurso de odio. Pero no podía moverlo. Su mano sujeto mi mentón haciéndolo que lo mire directamente a los ojos.
- ¿Por qué debería fijarme en ti, Willom? - cuestiono - Dame una maldita razón para hacerlo.
-Ya no necesitas una. Me largo por mi propia voluntad.
Hice a un lado su cuerpo con todas mis fuerzas y salí a trompicones soltando el aguacero que yo mismo provoqué. Agarre mis cosas, apretaba desesperadamente el botón llamando al ascensor, pero opte huir por las escaleras.
Oía cuando Casie me llamaba, sin embargo, no podía regresar. Corrí tanto que al detenerme me faltaba oxígeno, sentándome en un banco no importaba que el sol quemara, no ardería más que mis heridas.
Aferrada a mis rodillas llore todo hasta quedarme sin lágrimas. Todo en él era confusión, caos y dolor ya no pretendía seguir ahí después de sus duras palabras es mejor dejarlo atrás.
O yo misma no podría reconstruirme cuando me haya destrozado por completo. Aún estoy a tiempo de salvar mi corazón.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro