Capítulo n°18: "No te la robare como esa vez".
Aedus.
No sé qué diablos hice, pero me metí en una encrucijada solo para no verla junto a ese idiota. Acepte algo nunca jamás en mi vida hubiera hecho.
Aiden me observaba entre ceja y ceja como tratando de adivinar que carajos fue lo que paso. Sujetaba su mano como para que no se alejara o se perdiera, Willom parecía sorprendida con mi cambio de actitud tan repentino.
-Así que tu novio es Aedus Lennox Taylor – comentaba Justin mirándome fijamente entre risas cuando llegamos a su lado, inmediatamente me tense tratando de controlarme - ¡Qué bien te lo tenías guardado, Willom!
-Solamente nos estamos conociendo – acoto mi supuesta novia, ese imbécil soltó una carcajada que no me gusto para nada, disfrutaba burlándose de nosotros - ¿Qué es lo gracioso?
-Que hace un rato estabas desesperada por tener contacto conmigo – Willom me impidió partirle la cara – Tranquilo, no te la robare como esa vez.
-Justin ya basta compórtate como un adulto – su hermano trato de apartarlo de mi vista, pero se resistía ya que había tomado un par de tragos de más – Blair nos vemos después o te vas con nosotros.
Hablaba con Blair confundida y que no entendía que sucedía entre nosotros.
-Yo no me voy a ningún lado – Justin volvía a encararme – Esta es mi propiedad, el que tiene que irse es él – me apunto estando en lo correcto – sin embargo, te dejare quedar con una condición.
-Mejor nos vamos – fui implacable con mi decisión – no necesito tu permiso para permanecer en este mugroso lugar.
Jeison lo volvía a sujetar para que no llegue hasta mi mientras Willom me reprendía con su mirada y trataba de sacarme de ahí antes de que los guardias de seguridad me saquen.
- ¿Qué rayos pretendías, Aedus? – cuestiono caminando hacia la salida.
-Te dije que no debías acercarte a ese idiota – reclame cerca de su oído para que me escuchara mejor – Justin es el peor patán del mundo.
- ¿Por qué lo es? – inquirió enojada – Según tu ¿Cuál es el problema?
-Nada que debas saber – no recordare el pasado ni menos en este sitio, no es el momento para revelar algo tan decepcionante en mi vida.
-No te creo porque claramente tuvieron algún altercado en el pasado que ocultas.
Estaba en lo cierto, pero me negaba a hablar de una herida que tanto me costó cerrar o tal vez todavía no la cerré. No tengo certezas al respeto.
-Tu silencio lo afirma, Aedus.
La guio hasta mi automóvil en silencio. Se arruino la noche al traer a colación un tema del que pensé que había enterrado para siempre ya vi que no es así.
- ¿Seguirás evitándome? ¿Qué es lo que te une a él? – esta chica sinceramente no me dejara en paz.
-Nada, no es un tema que te incumba – odio ser tan frío sobre todo después de lo que paso en el baño, pero ni siquiera puedo pronunciar su nombre sin hacerme daño mentalmente.
- ¿A dónde te llevo? Sigue peleada con tu hermana ¿Verdad?
La observo de reojo riéndose irónicamente al negarme a hablar sobre Justin. Sigo conduciendo esperando su respuesta.
-Me iba a quedar en casa de Blair, pero tu siendo tan posesivo, celoso y orgulloso – enarque una ceja al verla moviendo sus manos en forma exagerada – no me diste tiempo de hablar con ella para preguntarle si la propuesta seguía en pie.
-Tú me sacaste, Willom – dije deteniéndome en la acera – Y no me puse celoso, Justin no tiene nada que ver contigo.
-Entonces dime que pasa porque empiezo a perder la paciencia – refunfuño en un tono elevado – ¿Tanto te cuesta soltar lo que te hizo?
- ¡SI! – grite, que hasta yo me asombre por no controlar mis impulsos - ¿Willom?
Vi sus ojos cristalizarse asustada por mi grito, descendió del auto y comenzó a caminar por la desolada vereda.
No tuve más remedio que seguirla porque no la abandonaría a su propia suerte. Apure mis pasos para tratar de alcanzarla, sin embargo, ella aumentaba su velocidad tanto que de un momento a otro empezó a correr.
- ¡Willom espérame! – le grite y no se detenía.
También corrí hasta tenerla entre mis brazos. Los dos respirábamos con dificultad, prácticamente la obligue a sentarse en un banco para soltarla de mi agarre.
- ¿Puedes calmarte? – mi pecho subía y bajaba al igual que el suyo – Nunca más vuelvas a presionarme con un tema que es delicado para mi ¿Entendiste?
-No... - se puso de costado para no mirarme – así esto no funcionara.
- ¿Qué no funcionara? – rodee el banco para enfrentarla directo a los ojos, pero volvió a girarse – Pareces una niña, Willom.
-No me importa. Odio cuando gritan – si lo pude notar en sus ojos – necesito respuesta o estaremos como al principio.
- ¿De qué hablas? No estoy entendiendo que insinúas.
-Me prometiste que puedo estar en tu vida – asentí – pero necesito que me des seguridad para continuar en ella.
- ¿Ósea? – esta chica me estaba mareando o yo lo era.
-Quiero saber más de tu pasado, que te gusta hacer, comer, color favorito o deporte. Cosas básicas e importantes para ti.
-Bien creo que estoy metido en un lio – sabia sus intenciones y a donde quería llegar, aunque sin confianza no diré nada.
-Tampoco quiero mentiras o secretos que pueda llegar a enterarme por terceros ¿De acuerdo?
-Aja – esta mujer va a hacerme perder la cordura – Lo mismo va para ti.
Nunca imagine estar de vuelta enredado en una situación similar como aquella vez. No son la misma persona, pero nada me garantiza que esta vez vaya a ser diferente, sin embargo, las dudas me embargar el corazón.
Luego de una interminable charla nos dispusimos a irnos, Willom se durmió en el trayecto que no tuve otro remedio que llevarla a mi departamento. Aun no olvido lo que le prometí a mi madre ni a esta chica que es un ángel.
Cargándola en mis brazos la deposito en mi cama, arropándola la dejo descansar y voy por un vaso de agua. No dejo de reproducir en mi mente esas palabras que dijo Justin, volverlo a encontrar arrebato mi tranquilidad.
"Tranquilo, no te la robare como esa vez" No debo fiarme de él porque Willom ya cayó en sus garras y ahora que sabe que tiene algo que ver conmigo no la dejara en paz. Lo conozco a la perfección que no puedo estar en calma sabiendo que se encuentra en la ciudad y al acecho.
Cuando pensaba que mi vida no podía ser peor llega este imbécil para complicarlo todo.
Observo a través del cristal el nulo movimiento de la ciudad. Mis días de insomnio regresaron para no irse nunca, odiaba darle tantas vueltas a lo que paso. Mi celular timbro anunciando un nuevo mensaje.
Había olvidado por completo a Aiden por la decisión de Willom de sacarme antes de que arme un escándalo. Ganas no me faltaba de darle un par de puñetazos.
Aiden: ¿Por qué desapareciste? Vi a Justin junto a su hermano en la discoteca.
Aedus: Si tuve un encontronazo con él y tuve que irme. Perdón se me paso avisarte.
Aiden: Tranquilo, no pasa nada. Dime, ¿Willom se encuentra contigo?
Aedus: Si la traje para mi departamento porque ella me impidió que golpeara a ese idiota. Todavía sigues trasnochando ¿O no?
Aiden: No, ya voy de camino a casa. Hablamos mañana de lo que te dijo ¿sí?
Aedus: Ok.
Cierro la conversación, apago las luces y subo a la habitación donde duerme la chica que está robando parte de mi corazón, aunque sea una pare pequeñísima.
Recostado en un sillón velo sus sueños. Detallo cada milímetro de su piel desde la oscuridad, si estuviera despierta seguramente me haría salir del cuarto para que no sienta observada.
¿Qué haces conmigo, Willom?
Cierro mis ojos apareciendo esos rostros que tanto aborrezco, y que tanto dolor causaron en mi vida. He podido bloquear ese recuerdo, aunque tampoco los he podido perdonar.
La confusión entre lo que tengo frente a mis ojos o el pasado que parece perseguirme me volverán loco.
Incomodo en ese sillón me levanto para acomodarme a su lado. Cuando menos me doy cuenta su brazo se posiciona en mi abdomen y su cara en mi pecho, bajo su calor cierro lentamente mis parpados sometiéndome a las delicias de Morfeo.
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Ella y yo éramos felices. El resplandor del sol me deba en la cara impidiéndome abrir sin dificultad los ojos, tantee a mi lado para saber si aún seguía a mi lado, pero no encontré rastro de ella.
Descendí por las escaleras soñoliento entre bostezos e intentando mirar donde pisaba. No se oían ruidos de ningún lado, aparentemente ya se fue. Me dirigí hacia la cocina para preparar un café bien cargado que me permitiera despertarme del todo.
Dos voces provenientes del estudio me distrajeron de lo que estaba por hacer, solo una reconocía y era la de ella. Con pasos cautelosos avance hasta estar detrás de la puerta y poder escuchar claramente una discusión porque lo era.
-Ya te dije que no iré a ningún lado – sonaba frustrada e irritada – los planes cambiaron desde que tú te enredaste con esa mujer ahora pretendo quedarme con lo que me pertenece.
¿De qué raros hablan? Me pregunte mentalmente. La confusión atravesó mi mente sacando conclusiones precipitadas, sin embargo, me contuve de irrumpir en su pelea porque no sabía quién era la otra persona.
-Si te quedas le confesare a todo el mundo ¿Quién es la novia de Aedus Lennox? – la amenazo y pulso tembló – Te agrada esa idea ¿O no?
-Tú no puedes hacerme eso, te recuerdo que este fue un plan que tu ideaste solo porque querías vengarte de tu amigo – lo último lo dijo en tono de niña, como burlándose de él. Era Justin.
No entiendo nada.
-Si me hundes yo te arrastrare conmigo – vocifero Justin dando un golpe en una mesa – tu también querías vengarte, pero por lo que veo te has enamorado de ese imbécil.
Entonces, todo este tiempo fue una mentira. Se unieron solo para verme caer, aunque no encuentro los motivos para complotar en mi contra.
-Aedus no creerá en tus palabras, yo confía más en mí que en ti, Justin – al fin se atrevió a pronunciar su nombre tampoco se dieron cuenta que su conversación se oye por toda la casa – Ya vete porque no te pueden ver aquí.
-Si tú no te vas yo menos – vi a través del espejo como se encogía de hombros y fruncía sus labios, parecía alterado y descontrolado – Mi queridísimo amigo sabrá que lo engañas conmigo.
Sentí brotar de repente agua de mis ojos, mi corazón era un cristal que lo estrellaron en el suelo mientras todas sus partes se esparcían a rincones inaccesibles. La respiración comenzaba a faltarme, retrocedía volteando lo que hallaba en mi camino, ella salió trataba de hablar conmigo, pero no la oía.
Veía sus labios moverse, sus mejillas estaban empapadas y su mano quería llegar a mí, sin embargo, no la deje. Le di choque con el hombro para pasar, vi como caía con un grito estremecedor, pero caminé a grandes zancadas y entre al estudio.
Justin sonreía malvadamente apuntándome con un arma. No le tenía miedo, si estuvo en mi vida bajo mentiras sin haber hecho nada no tendría por qué ocultarme.
-Dame una explicación de porqué rayos lo hiciste – masculle entre dientes usando todo mi autocontrol para no abalanzarme sobre de él - ¡Ahora!
Sentía que mi garganta se rasgaba por el grito que di.
-Simple amigo – la comisura de sus labios se ensanchó en una triunfadora sonrisa – tu padre nos arrebató un contrato millonario, el cual nos sacaría de la quiebra, pero eso no le importo aun sabiendo que mis padres estuvieron para él cuando no era nadie.
-Yo no tenía nada que ver en sus acuerdos, Justin.
-Tienes razón por eso fuiste el blanco de mi misión que ya ha fallado, pero logre hacerte débil con la zorra de tu novia.
- ¡Eres un maldito imbécil!
Intente acortar la distancia, él volvió a apuntarme no creyendo que soltaría el gatillo y me equivoque de nuevo, cerré los ojos por instinto cuando oí el chasquido del primer tiro.
Sin embargo, no fue a mí a quien disparo sino a ella que se interpuso entre nosotros.
- ¡Noooooooooooooooo!
- ¡Aedus despierta! – dice alguien – Despierta está sudando ¿Fue una pesadilla?
Recuperaba con cierta dificultad el aire, Willom se veía asustada ¿Quién no lo estaría? Volví a tener una pesadilla que hace tiempo no la tenía.
Mi cuerpo estaba mojado, seque el sudor de mi frente y mis ojos ardían, todavía lloraba.
- ¿Te encuentras bien? – su preocupación me enterneció, aunque ni una sola palabra podía articular solo hice un movimiento con mi cabeza.
-Voy a darme un baño.
Sin mirarla moví mis pies.
-No otra vez, no – me dije a mi mismo metido debajo del agua.
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