Capítulo n°17: "Coincidencia cargada de tensión, deseo y placer.
Willom.
La discoteca llena de personas bailando, bebiendo y comiéndose la boca frente a los pobres.
¿Y qué paso con el hombre de tus fantasías?
Simple. No quiere saber nada de mi ni por error y por favor evita traerlo a colación que esta noche pretendo olvidarme de él.
Necesitaras mucho alcohol para eso.
Tampoco me voy a emborrachar y perder el control de mis facultades mentales para borrarlo de mi pensamiento por un par de horas. ¡Coherencia por favor!
Blair tiraba de mi hacia el interior del lujoso edificio. Tres pisos para ser exactamente. Zona vip, pista en el centro, barras distribuidas en cada esquina y tres DJ que hacían vibrar a la multitud.
-Blair - eleve mi voz para que se detenga - ¿A dónde me llevas?
-Ahí arriba - señala la segunda planta - estaremos mejor en la zona vip.
-Pero no nos dejaran entrar ¿Cómo pasaremos? - saco dos pases y jugueteaba con sus cejas pícaramente - ¿Quién te las dio?
-Un amigo - y girándose continuo el camino.
No tuve más opción que seguirla. Solo espero que no se haya involucrado con personas desagradables.
El guardia de seguridad nos dejó pasar luego de que mostráramos las credenciales. Blair derrochaba euforia moviéndose como si de una adolescente se tratara.
-Ven te presentare algunos amigos - y me arrastro con ella.
Una barra larguísima se escondía detrás de las mesas rodeadas de puf. A diferencia de la primera planta no había casi personas por lo que no te impedían moverte.
Visualicé dos chicos apoyados en la baranda y supe que eran sus amigos cuando los llamo, me guiño un ojo al acercarse y no podía sentirme más incómoda ante su escaneo.
-Él es Jeison - el chico de cabello rubio y tinte azul se acercó para darme un beso en la mejilla - ella es mi amiga, Willom.
-Curioso nombre - comento el otro de cabello negro, cuerpo atlético y brazos cubiertos de tatuajes.
-Él es Justin, es mi hermano - hablo Jeison sin despegar los ojos de mi amiga - ¿Quieren algo de tomar?
-Claro.
Jeison le hizo una seña al barman mientras Justin no despegaba sus ojos de su aparato tecnológico. Entre las miradas cargadas de deseo de Blair y Jeison, y el silencio de su hermano me sentía fuera de lugar. Como que sobraba porque Justin claramente tenía algo más importante que conversar con nosotros.
Y tú que querías divertir. Creo que debes buscar un nuevo clavo.
Ignore por completo ese comentario centrándome en mi trago que no sabía nada mal. El sabor a frutilla le daba un toque diferente, aunque si llevaba alcohol.
- ¿Es la primera vez que vienen a Sol? - fruncí mi entrecejo por no saber a qué se refería con "Sol" - Así se llama esta discoteca.
-Ahhh perdón no lo sabía - sonreí un poco achispada por el trago - ¿Qué tu hermano es mudo?
-Pues al parecer esta noche decidió no hablar - reíamos entre los tres y yo más todavía, es la primera copa y ya estoy riéndome por todo - Seguramente debe tener un rollo con la odiosa novia.
-Aja ya comprendí.
No sé en qué momento desapareció Justin cuando lo busque ya no estaba. Pensé que se enojaría por lo que dije, pero no pareció importarle.
Movía mi cabeza al ritmo una canción pegadiza. Mi cuerpo pedía bailar a gritos, sin embargo, Blair se mostraba entretenida con Jeison que ir sola seria arriesgado.
-Vamos a bailar - Jeison aparentemente me leyó la mente.
Acepte gustosa estampándome con un cuerpo que reconocía por el tatuaje de un ancla junto a un marinero. Justin me detalla sin desmostar ninguna expresión.
-Disculpa no te vi - sonrió de lado y me cabreaba que no dijera nada - ¿Qué? ¿Te quedaras viéndome toda la noche?
-Vaya fiera con la que me tope - su voz ronca y masculina bastante sensual derretirían a cualquiera - Me gusta tu color de piel.
Miré de reojo los brazos descubierto por inercia y sonreí por mi ego reparado en segundos.
- ¡Wow que directo resultaste ser! - di el último trago y sujeté su mano guiándonos a la pista.
Justin fruncía ligeramente su ceño que tuve el atrevimiento de ponerme de puntilla de pie y suavizarlo con mis dedos. Pareció extraño, pero él no se opuso.
¿Quién eres tú y que hiciste con Willom? Pon el freno de mano que después te arrepentirás.
Intento pasarla bien ¿sí? Hice ridículos movimientos y él se rio tan descaradamente que no me importo. Seguí con lo que hacía, Justin agarro mis manos para hacerme girar, quedé atrapada entre su cuerpo y su respiración baja por mi cuello, olía tan bien, tan hombre que cerré mis ojos.
Alguien nos empujó que nos hizo salir de una burbuja llena de deseo. Solo era eso, deseo.
Deja de engañarte que luego lloraras como una magdalena.
- ¿Ya resolviste el asunto de tu novia? - pregunte mordiéndome la lengua por no poder controlar mis palabras.
-No te incumbe - perfecto ya arruiné todo.
-Entonces...si la amas ¿porque estas bailando conmigo tan pegado a mí y no estas con ella? - lo provoque y él me aprisiono a su cuerpo, mis piernas fallaban y una mirada familiar se posaba en nosotros.
Sal de ahí que te estas metiendo en la boca del lobo.
- ¿Tu madre no te enseño a no meterte en asuntos ajenos? - hablaba en mi oído jugando con mi pelo y esos ojos hermosos no desaparecían - Yo hago lo que me venga en gana con mi puta vida.
Sonó brusco, molesto, pero no se trataba de mi sino de lo que sentía él. Quizás me metí en un terreno que no me correspondía por eso se fue.
Quede en medio de la pista bajo la atenta mirada de Aedus. Se aferraba con fuerza a la baranda reaccione a tiempo yéndome al sanitario.
Respiraba con dificultad, no entendía que hice y el porque me dejé llevar así. Creo que la idea de olvidarlo me arrastro a ese deseo de arrancarlo desde lo más profundo de mi ser en brazos de otro.
Entre a uno de los cubículos luego salí para lavarme la cara y las manos. Escuche cuando la puerta se abrió y alguien ingreso, aunque no mire quien era porque claramente era un baño de mujeres.
Al levantar mi rostro una curiosa figura vestido de negro y azul apenas sonreía detrás mío. Gire lentamente para quedar cara a cara.
- ¿Qué haces? - cuestiono fijando sus oscuros ojos en los míos.
-Olvidarme de ti - se quedó callado y su cuerpo imponía seguridad - ¿No es lo que querías?
-Cambie de opinión - y se abalanzó sobre mi cuerpo que temblaba, lo empuje para quitarlo, pero se posiciono con ambas manos apretando con fuerza en el lavamanos - Si querías olvidarme hubieras elegido otra forma de hacerlo y no con un patán como Justin.
-Quizás sea mejor que tu - lo rete también con la mirada luchando por zafarme de su prisión - No sé qué pretendes, sin embargo, eres tu él que me pidió alejarme de ti y ahora vienes a reclamarme.
-No es reclamo - miraba con deseo mis labios - Te estoy dando una advertencia para que no salgas lastimada.
-Más de lo que tú ya lo hiciste, no lo creo.
Por un momento olvide que estábamos en un baño que cuando alguien empujo la puerta, lo recordé. Pero la había cerrado con seguro.
Sentía que el aire se me acabaría en cualquier instante al tenerlo tan cerca, mis piernas flaqueaban y estoy a punto de caer en la tentación. La belleza de sus ojos se fundía con una tristeza oculta.
Ni el agua del mar se parecía tanto al color que sus iris portaban. Demasiada belleza para sentirse preso de un dolor que pretendía esconder de todos también él mismo.
Los segundos se hicieron eternos mirarnos sin pronunciar silaba alguna, mi corazón latía al ritmo del suyo y respirábamos pausadamente tratando de huir de lo que no se podía.
- ¡Willom! - balbuceo mi nombre pegándose más sin quitar sus ojos de mis labios - Eres mi pastelito de chocolate y no dejare que nadie te arrebate de mis brazos.
- ¿Cómo sabes que no huiré de ti después de pedirme que me aleje de ti? - siseo queriendo ser sensata y no dejarme llevar por el deseo de besarlo que tengo.
-Porque no te dejare en paz a menos que quieras que me vaya de tu vida - su mano fue directo a mi cintura - Tú decides.
Trague con dificultad porque él acorto la diminuta distancia entre los dos rozando su nariz y la mía. No aparte mis ojos de los suyos y viajo directamente a mis labios acariciándolo suavemente con su dedo pulgar.
Creí que me desmayaría cuando sus fuertes manos me sujetaron.
-Y bien sigo esperando una respuesta - cerré los ojos deseando que se callara.
Admite que quieres que te bese.
¿Quién no querría?
Trate de pillarme de sus brazos y con un movimiento ligero sin esperarlo me posiciono entre sus piernas y sobre el lavamanos.
- ¿Qué haces...? - mi voz fallaba.
-Cumplir tu fantasía - mascullo sensualmente sonriendo de lado.
Quise oponerme, pero sus caricias me hicieron cambiar de parecer. Un cosquilleo se instaló en mi parte baja aumentando el calor a medida que su mano se deslizaba por la parte interna de mis muslos.
- ¡Mírame! - ordeno y no opuse objeción.
-Aedus....
-Shhhhh - hizo con su dedo después lo coloco en mis labios - Debemos ser silenciosos o alguien vendrá a interrumpirnos.
Mi corazón se iría en cualquier momento de tanto latir. Su boca mordió mi lóbulo bajando con delicadeza por mi cuello, apretó fuertemente mi ceno y deje escapar un gemido.
Cada vez me encontraba en una excitación imposible de resistirme, el calor que emanaba mi cuerpo tampoco ayudaba así que tome valor y busque sus labios para besarlos.
Deje que jugueteara con mi vestido mientras me adentraba en su boca, recorría cada milímetro, mordía desesperadamente su labio al igual que él y su sabor a whisky se mezclaba con el de frutilla.
-Correré el riesgo de quemarme solo por ti - murmuro tratando de inhalar aire.
Me deshice de su chamarra de cuero metiendo mis manos por debajo de su camisa detalle y toque cada fibra de su fornido torso.
¡Estás jugando con fuego y quedaras hecha ceniza!
Si es la única forma de tenerlo me arriesgare por una fantasía.
Subió el vestido hasta mi cintura dejando al descubierto mis bragas, sonreía con suficiencia al notarme tan húmeda como él lo estaría, inmediatamente sentí su mano sobre la tela blanca de encaje, pero lo detuve.
- ¿Qué, no quieres? - hablo jadeando y me hizo mirarlo.
-Tengo una condición para dejarte disfrutar de mi cuerpo y que me des placer - él enarco una ceja, aunque no se separó - ¿Estás dispuesto a oírla cuál es?
-Claro...
-Deja que continúe en tu vida - solté mordiéndome el labio viendo su reacción de asombro - al menos que te conozca más profundo ¿Qué dices?
Piensa pasándose su mano por el cabello tirándoselo. Sabe que no tiene opción por eso duda.
-Bien... - no suena muy convencido - pero yo tengo otra para ti.
- ¿Cuál...? - sentía que mi cuerpo se enfriaba.
Sigue poniendo condiciones y verás como se diluye la pasión fugaz de Aedus.
Era necesario hacerlo porque seguramente me evitaría después de esto.
-Aléjate del imbécil de Justin, no quiero verte cerca de él ¿De acuerdo?
- ¿Por qué?
No preguntes ya sabes la respuesta.
¡Tonta de mí!
-Solo cúmplelo o me encargare de sacarlo de mi camino.
Comenzaba a sonar como un mafioso dispuesto a matar en seria por su chica.
Tu encendiste a la fiera.
-No me parece una buena idea - se encogió de hombros atrapando mi boca sin pedir permiso.
Rodeo mi cintura apretándome contra su cintura y su erección pedía a gritos salir, solo basto con sentirla para volver a encender la llama que se apagaba. Gemí contra su boca al percibir su dedo masajeando por encima de la tela.
Me estremecía con su toque y suplicaba para que vaya más allá, que se adentre más.
-Por favor...
Introduce un dedo primero apretando ese botoncito y moviéndolo en círculos, luego mete otro con movimientos lentos mientras arqueaba mi cabeza hacia atrás, aumento el ritmo provocándome que me corriera en su mano.
No tarde mucho en correrme explotando como fuegos artificiales en mi interior, pegue mi frente a la suya tapada en sudor para recuperar el aliento, se limpió tan rápido que no vi cuando acomodo mi vestido y su pantalón tratando de ocultar lo que era visible para mis ojos.
Intente desabrochar su cinturón, pero no quiso. Sus ojos tenían un brillo especial, aunque su actitud me confundía ya que él también desea que lo haga.
-Tranquila - murmuro bajándome para acomodar mi ropa - me encantaría tenerte desnuda en mi cama, sin embargo, no creo que estar aquí sea lo más adecuado.
- ¿Ahora tienes miedo? - pregunte poniendo mi mejor cara de seria - Ya lo hiciste ¿Qué cambiaría en una cama?
-Muchas cosas, Willom.
Sonreí porque su oscura mirada de advertencia me ponía nerviosa. Procedí a lavarme las manos para irnos. Él volvió a colocarse su chamarra y tomándome de la mano, cosa que no deje observar porque era raro y extraño a la vez en él, nos introducimos entre la multitud que bailaba.
Que hombre tan raro. Primero que no, ahora que sí. Una especie difícil de entender.
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