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Capítulo n°16: "¿Es posible hacer que nada paso?"

Willom.

Realmente no sabía cómo sentirme. En mi corazón había tristeza, quizás decepción, pero confusión definiría mejor mi estado de ánimo.

Camine sin rumbo perdida entre pensamientos que agobiaban mi alma. ¿Por qué tuve que obsesionarme con él?

Eres necia por querer conquistarlo.

Si lo soy, aunque ya metí la pata ahora debo ¿olvidarme de él? Ya no tengo certezas de que hacer respeto a Aedus. Me molesta plantearme tantos interrogantes y no tener la respuesta causa mucha frustración en mí.

Me siento en un banco para mirar hacia la nada. Se supone que debo ir casa, pero no quiero pelear tampoco recordar lo que dijo Sienna. Ya bastante tengo conmigo misma y la incertidumbre de las palabras de ese hombre, que tantas veces quise tener en mis brazos.

Ya no es posible ese sueño. Debes quitártelo de la cabeza.

Ojalá fuera tan fácil. Últimamente, nada es como lo esperaba ni tampoco imagine estar una encrucijada conmigo misma. ¿Es posible fingir que nada pasa cuando sientes que no tienes nada?

No puedo hacer la vista gorda.

Enciendo el teléfono para saber si mi madre ha llamado, pero prende y se apaga inmediatamente. Olvide cargarlo, lo mejor será pasar la noche en casa de Blair. Sin embargo, no tengo como comunicarme así que obligadamente tendré que ir de sorpresa.

Mamá debe estar muy angustiada por no saber de mi paradero, pero Aiden ya seguro le informo que estoy bien.

Bajo los rayos del sol avanzo hacia la parada del autobús para ir a casa de mi amiga. Por ir viendo a donde sea que me distraiga de mis problemas choque con una cara conocida. Aiden sonreía ante mi torpeza.

- ¡Perdón! No te vi – siempre me agrado su alegría a pesar de las circunstancias - ¿Cómo has estado?

- ¿Lo preguntas por mi o por tu hermana? – caminamos juntos hasta la parada – Su humor no es el mismo desde que tuvo el accidente, pero le pone todas las ganas del mundo para recuperarse.

-Pues me alegro por ella – dije con una mueca triste.

-No parece – me encojo de hombros - ¿Qué tal la noche con Aedus?

¿Es en serio? Tenía que traerlo a colación ya bastante nos está complicando la vida.

-Bien...supongo – frunce ligeramente el entrecejo – es decir, no estuvo mal.

-Por tu respuesta ya me di cuenta que él comporto como un patán contigo.

-Realmente no, pero no quiere tenerme cerca de él – si fue una advertencia dolorosa – Bueno, debo irme.

-Visita a tu madre – surgiere despidiéndose con la mano – Le dije que estabas bien y con alguien de confianza, aunque te tire a la boca del lobo me parece.

Asentí sonriendo a medias para subir a mi transporte. Apoye la cabeza en el vidrio, coloque mis audífonos y me permití perderme en la música para encontrar una respuesta al hueco que llevo dentro.

Recuerdo que solíamos ser una familia unida, feliz y nos apoyábamos mutuamente, pero de la noche a la mañana todo cambio. Agnes se fue después de una terrible discusión con mis padres porque no estaban de acuerdo en su decisión. Fue en la madrugada del viernes 14 de mayo, dos días antes de su cumpleaños.

Nunca podría olvidar esa fecha.

Ella nos había prometido regresar para ese día, pero no lo hizo. Nunca he podido arrancarme de la memoria ese episodio tan desastroso.

- ¡Papá! – escuche desde mi habitación así que me levante – Es mi vida y yo decido que hacer con ella.

Camine descalza por el pasillo hasta detenerme en la escalera. Descendí algunos escalones para tener más acceso a la conversación. Mamá lloraba y no había forma de que no lo hiciera.

-Hija te lo suplico no nos dejes – sollozaba sorbiéndose la nariz – Te prometo que no te juzgaremos, pero no te marches.

-Volveré cuando haya resulto mi estadía en Australia ¿sí?

Las luces de la sala estaban encendidas completamente, luego unos pasos me sobresaltaron siendo Sienna quien con ojos soñolientos trataba de despertarse.

- ¿Qué sucede, hermana? – pregunto tan inocentemente.

-Estoy tratando de averiguarlo – susurre cerca de su oído - ¿Por qué no regresas a dormir?

-No yo también quiero saber qué pasa.

Le pedí que se callara. Mamá se arrodillo para suplicarle que no se fuera mientras mi padre furioso la expulso de la casa.

-Si te vas recuerda que ya no tienes familia en este país – un nudo se formó en mi garganta mientras veía las lágrimas de Sienna – Jamás espere esto ti, Agnes.

- ¿Qué? Irme y hacer mi vida como me plazca, ahora resulta que es un pecado – vocifero Agnes - ¡Lo siento, pero de igual forma me iré! No detendré mi vida por tus amenazas.

Sentí que mi corazón dejo latir porque alguien lo arranco para tirarlo a la basura. Vi a Sienna salir corriendo para detener a nuestra hermana y yo me había convertido en piedra.

El llanto de mi madre retumbaba en mis oídos como pidiéndome auxilio, pero yo no podía moverme porque solo veía a la chica de cabello rubio, ojos color miel y sonrisa de ángel sujetando su maleta, que avanzaba a la puerta llorando.

-Les prometo que regresare para mi cumpleaños mis hermosas hadas – Sienna ahogo un grito cuando mi padre le impidió abrazar a su hermana.

Entonces, entendí que debíamos vivir bajo su recuerdo constante que, al cabo, de que, pasaran los días nos fuimos olvidando de ella.

¿Qué paso esa noche? Nunca pude saberlo con exactitud porque mamá se negaba a explicarnos el motivo de su viaje. Sin embargo, mi padre se mantenía ausente constantemente hasta que volvió a la normalidad bajo un engaño imposible de olvidar.

-Señorita ya debe bajar – una señora mayor tuvo la amabilidad de avisarme que era la última pasajera que no había bajado.

Sentía mis mejillas húmedas y no se en que momento empecé a llorar. Las seque para descender antes de que vuelve al mismo sitio del cual escapaba, mi hogar.

El calor ya apretaba y no tenía idea de que hora era. Camine fijándome en cada calle para localizar la casa de Blair. Hace tanto tiempo que no venía por estos lados que me siento perdida.

Por un salón de belleza supe que no me faltaba mucho para dar con la dirección. Blair me comento en varias ocasiones que su madre es la dueña también le ayuda cuando no tiene que ver a sus hermanos pequeños.

En la esquina se ubicaba el salón y a su derecha vivía ella y su numerosa familia, el edificio es enorme, aunque no con el excesivo lujo de los que están en pleno centro de Londres.

El encargado me abrió la puerta para ingresar. Claramente me dejo pasar porque ya me conoce, esperé el ascensor y subí al piso 13. Dudaba si hice bien o no en acudir a su morada ya que no veía como preguntarle si podía quedarme con ella unos días.

Ya estás aquí no pierdes nada con consultárselo, además no creo que se niegue.

Yo menos, pero no quiero ser una carga o molestia para su familia.

Por impulso toque el timbre. Un chico moreno de ojos cafés y de mediana estatura abrió escaneándome con expresión seria indago.

- ¿A quién buscas? – dijo sin rodeos y yo quería salir huyendo.

- ¿Quién busca, John? – Blair quiso saber desde el interior de la casa - ¡Willom! ¿Qué haces aquí?

-Puedo hablar contigo unos minutos – el chico nos observaba con curiosidad – No estoy interrumpiendo nada ¿Cierto?

-Por supuesto que no – y hecho con la mirada a su hermano – Disculpa al tedioso de mi hermano. Siempre quiere saber todo.

Sonreí y ella me dio lugar para pasar. Su apartamento es bastante grande con mucho espacio, un living decorado en blanco y gris, sillones largos en el mismo color mientras el enorme ventanal le da mucha luminosidad.

- ¿Quieres que conversemos en mi habitación? Allí nos sentiremos más cómodas sin las miradas curiosas.

Se refería a sus hermanos que hacían las tareas en balcón. La niña de enormes rulos no ocultaba su simpatía cuando Blair me arrastro sin dejar que le dé una respuesta.

Entre a un cuarto totalmente de paredes violetas, flores dibujadas en las paredes y muy cómoda a simple vista.

-Es muy bonito tu espacio personal – y mi voz salió más apagada de lo que hubiese querido.

-Gracias...pero luce triste y hasta apagada. Nunca eres así, Willom.

-Es que pasaron cosas desagradables estos días y no tenía a donde ir... - Blair quito unas prendas de la silla de su escritorio para que me siente – Mi hermana me ha dicho que me odia porque por mi culpa se fue...nuestra hermana.

- ¡Rayos! – exclamo – Esa confesión afectaría a cualquiera en su sano juicio.

-Sí, pues nunca creí que su motivo de tratarme mal fuera por eso. No soy la culpable de lo que ella decidió para su vida.

-Claro que no lo eres – se desplomo en su cama – Siendo sincera está loca, sin embargo, presiento que no es solo eso lo que te tiene mal ¿Verdad?

-Aedus – eleva muchas veces sus cejas insinuando lo que no ocurrirá – Él me pidió que me alejara – Blair abrió la boca desconcertada – y no sé qué hacer al respeto. Me siento terriblemente mal.

-Yo te diré lo que vamos a hacer – sonrió con malicia – saldremos de fiesta. Bailando se olvidan las penas y quizás encuentres otro mejor que él.

¡Si supieras, Blair! Dirías que tu amiga está loca.

-No es buena idea, además no tengo que ponerme así que esa opción la veto.

-Ni en tus mejores sueños voy a aceptar un no – niega constantemente – Es el precio a pagar por quedarte conmigo.

Eso es chantaje. Con muy pocas ganas acepto porque si no tendré que volver a mi "dulce hogar", pero me niego a hacerlo.

-Bien, iré contigo, aunque solo por un par de horas ¿De acuerdo?

-Me parece perfecto – su euforia es sumamente contagiosa ya que también me acoplo a su risa – Puedes quedarte aquí hasta regrese. Debo ayudar a mi madre.

Y en definitiva me quedo sola. Blair fue al salón de su madre mientras esperaba por su vuelta dormí más de lo que tenía planeado.

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Blair entro dando gritos cuando yo intentaba despertar desorientada porque no recordaba que esta no era mi habitación. Incorporarme me cuesta un montón por la posición que opto.

- ¡Auch! – mi amiga se reía descaradamente - ¿De qué te ríes?

-Parece que tienes resaca por la expresión de tu cara, Willom – se quita la hebilla de su pelo meciéndose su cabello – Me he quedado con la duda sobre Aedus, tu príncipe de ojos de colores.

- ¿Cuál? – buscaba en su armario – Te agradecería que no hablaras de él.

-No puedo con tanta curiosidad así que será la última vez que hablemos de él.

-Mmmm ok.

-¿Por qué si te quiere lejos te llevo a su departamento? Quiere, pero no puede.

-Simplemente no lo entiendo.

Por unos segundos creí que volvería a hacer otra, sin embargo, la mire de un modo que levanto sus manos en señal de paz.

Ella se fue a bañar después prácticamente me arrastro con toda su fuerza al interior del baño. Blair ya estaba arreglándose cuando yo salí envuelta en una toalla.

-Puedes elegir lo que te apetezca usar – y guiñándome un ojo se fue.

Dale anímate. La pasaremos increíble.

Pero yo ni energías tenia para vestirme. Revolví entre todas las prendas y nada me gustaba o en realidad, quería una excusa para librarme de mi amiga.

Elegí un vestido blanco de tirantes que hacían resaltar mi color de piel. Se ajustaba en el busto y caída holgadamente hasta los muslos.

Blair volvió con una chica de cabellera negra y mechas rosas, sonreía amablemente viendo como mi amiga se acomodaba en la silla para ser peinada.

-Willom ella es mi hermana, Sarah – me sorprendía la cantidad de hermanos que tenía – No te asuste somos medias hermanas por parte de mi padre.

-Un gusto Willom – saludo y le devolví una sonrisa de boca cerrada.

Sarah primero me riso mi pelo para hacerme algunas trenzas. Estando lista Blair llamo un taxi. Ni siquiera sabía quién se nos uniría.

- ¿Tu y yo, nadie más? – pregunte bajando del edificio.

-Los chicos se nos unirán en la discoteca ¿sí?

-¿Cuáles? Yo no conozco a ninguno – entonces mis alarmas se encendieron - ¿Quiénes son esos chicos, Blair?

-Tranquila no los conoces, aun – dijo abriendo la puerta del taxi.

No seas paranoica y diviértete.

Si empezaba a imaginar muchas cosas. Odio estar en compañía de desconocidos porque la incomodidad no sé cómo disimularla.

Blair no paro de parlotear en todo el trayecto hasta el dichoso lugar. Hace tiempo que no venía a una discoteca y menos con ella. Evite pensar en negativo y poder divertirme sin preocupaciones, aunque ahora había muchas en las que pensar.

Pagamos al taxista y caminando nos dispusimos a hacer cola para ingresar. Blair se mensajea con alguien, sonreía al escribir y se mordisqueaba su labio.

- ¿Tienes una nueva conquista, Blair? – no pude hacerme la tonta.

-Puede que sí. Te lo presentare en unos minutos... - dejo de hablar cuando el guardia de seguridad se acercó precisamente a ella.

Nos dejaron pasar. Me asombraba el poder de mi amiga también deducía que era alguien sumamente importante para que nos dejaran entrar sin estar en la lista vip.

Las miradas curiosas no nos dejaban de observar con desaprobación porque pasamos antes que ellos.

La noche prometía. Disfrutaría porque mis ánimos necesitaban una dosis de vitaminas de felicidad y bien, que me la merecía.

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