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Capítulo n°1: "Mi sueño caliente".

Willow.

La música se oye demasiado alta por lo que me impide ver a donde me lleva. Su mano entre lazada a la mía camina adelante, yo observo las tenues luces del antro, eso impide que mi vista se acostumbre al nuevo ambiente.

Llegamos a la zona VIP, él le dice algo en el oído al guardia de seguridad que nos deja pasar sin demorarnos. En la planta superior hay unos sillones blancos, una mesa con dos copas y una botella dentro de la hielera. Quedo hipnotizada con su perfecta sonrisa de dientes blancos, tanto es mi ensimismamiento que tiene que elevar su voz para que lo escuche y tome asiento.

-Ven, siéntate a mi lado - dice con voz juguetona.

Sin pronunciar una palabra hago lo que me pide. No puedo evitar estar rendida a sus pies. Su fragancia es amaderada, tiene un olor terroso y alcanforado, que me eleva al mismo cielo aterrizando de golpe en sus labios.

Ese gesto le parece sumamente atrevido, y yo estoy avergonzada por no poder contenerme, mientras él sonríe yo intento calmar mis nervios.

- ¿Quieres algo de ver, ricura? – caricia tiernamente mi mejilla cuando despega sus labios de los míos – ¡Me encanta el sabor de tus labios!

-A mí los tuyos – eso engrandece su ego, y no lo puedo culpar porque es muy guapo.

Descorcha la botella sirviendo en ambas copas, me da una y toma la otra. Apenas mojo la comisura de mis labios, ya que no soy buena bebiendo y no quiero hacer el ridículo ahora que él está conmigo. De verdad, la velada no podría ser mejor.

Me pierdo en el brillo de sus ojos, que estos momentos son azules, su piel morena clara hace que babee por su torso bien marcado. Sus músculos los puedo tocar también ver a través de la camisa blanca que lleva puesta.

Estoy completamente loca por este hombre que ni siquiera me ha tocado, ni quiero imaginar que sentiré cuando lo haga. Sin hacerlo pierdo totalmente la cordura.

- ¡Vamos a bailar! – se pone de pie y otra vez soy un robot que solo obedece ordenes de alguien.

No bajamos, sino que bailamos en una pista más pequeña que la de abajo, hay muy pocas personas a nuestro alrededor. El Dj cambia la pista musical, sonando de repente electrónico mezclado. Pasan canciones como My Unierse de Coldplay, Beyonce, Adele, Ed Sheeran, entre otros.

Nunca la había pasado tan bien, no podía pedir más, estaba disfrutando del hombre que siempre soñé. De pronto suena "Thinking Out Loud" de Ed Sheeran me hacer girar repentinamente pegando su cuerpo al mío. Yo siento que se me corta la respiración al tener su boca tan cerca.

Él disfruta el momento, muerdo mis labios y pasa su dedo pulgar erizando mi piel al sentir su breve toque. Vuelve a darme vuelta, pero esta vez se pega a mi espalda produciendo un calor que recorre desde la cabeza a mis pies. Sujeta con sus manos las mías al frente aspirando mi perfume dejando besos en la clavícula descendiendo lentamente por el hombre desnudo.

Cierro los ojos intentando flaquear, mis piernas de momento a otro se transformaron en gelatina. Su mano va bajando hasta la parte del muslo sin pedir autorización, aunque yo estoy en mis cincos sentidos como para prohíbeselo.

-Puedo ver que mi toque te pone a mil, preciosa – esas palabras son la vitamina para hacer lo que venía meditando desde que llegamos aquí.

Una vuelta más y estoy rendidas en sus brazos. Me tiento en no besarlo, pero las ganas luchan dentro de mí.

-Sé que me quieres besar. ¿Qué esperas para hacerlo? – todo lo que me rodea dejo de tener importancia desde que él impuso las reglas de su juego.

- ¿Qué pasa si no quiero? ¿Te enojaría y te irías dejándome sola aquí? – no sé cuánto tiempo resista en no caer en sus garras.

-Es una opción válida, pero me contengo con todas mis fuerzas para no desnudarte aquí mismo – guiñándome un ojo y con sonrisa de medio lado me deja sin aliento.

-Bien – volteo para irme, aunque no avanzo ni dos pasos cuando jala de mi brazo obligándome a besarlo.

Su lengua es un vaivén desenfrenado que pide más, por la presión de su mano en mi nuca no llega aire a los pulmones, obligándome a empujarlo para que me suelte. El agarre en la cintura es delicado, por lo que no necesito deshacerme de él. Pega su frente a la mía bastante agitado buscando respirar, los latidos de su corazón los puedo escuchar en mi oído.

- ¡Creo que me volveré loco cada vez que te beso! – exclama jadeante solo para mí.

-Es lo que pasa por jugar con fuego – dije sonriendo pícaramente dándole un beso fugaz.

- ¡Me vas a matar, mujer!

- ¡Y tú a mí!

Regresamos a nuestro lugar. Quiero parecer normal, sin embargo, el arranque de calentura ya hace estragos en mi cuerpo. Y lo peor, que este hombre no quita la mano de mi espalda, a cada rato sube y baja su dedo por la espina dorsal ya que el vestido no tapa específicamente esa parte.

Pretendo volver a besarlo cuando un perturbador ruido me interrumpe mi espectacular sueño.

Despierto toda sudada por la pesadilla, aunque la disfrute mucho me fastidia que todo ocurra solo mis sueños. Apago la alarma evitando no estrellar el reloj de mesa contra la pared, vuelvo a taparme hasta la cabeza muy enojada.

La luz del día empieza a iluminar la habitación por la rendija de la ventana, alguien entra puedo sentir sus pasos cautelosos para no despertarme. Cuando abre las cortinas pienso si realmente voy a matarla porque lo hace apropósito.

- ¡Nooooo! – a través de las sábanas blancas observo como se ríe la malvada de mi hermana.

-Will mamá dice que ya es hora de levantarse – quito las mantas irguiéndome un poco y le pulseo un almohadón, que no lo ve ir y se topa con su cara - ¡Oye, que rayos pasa contigo! – me río porque logre hacerla enojar.

- ¿Cuándo va a ser el día que dejes de venir a mi cuarto sin mi permiso interrumpiendo mis alucinantes sueños? ¿Cuándo? - sus carcajadas son irritantes para esta hora de la mañana.

-Ya deja de imaginar lo imposible, Willow ¿quieres? – le saco la lengua intentando salir de mi cama – Levántate o de lo contrario llegaras tardes – cruzada de brazos cerca de la ventana inspecciona el desastre que hay.

-Mira ¿Quién lo dice? La persona que ama a su mejor amigo, pero ni te animas a contárselo. De verdad, tú sí que eres única – creo que esta vez me pase hiriendo a Sienna porque se da vuelva para mirar por la ventana.

-Al menos el mío no es producto de mi imaginación – tiene razón, aunque no se lo voy a decir – Te esperamos para desayunar ¿sí?

-Sííí con mucho viento a favor logro quitarme de encima la almohada.

Caigo de nuevo en el colchón metiendo la cabeza debajo de las cobijas. Si hay algo que odio hacer, es levantarme temprano. Juro que lo odio, todos dicen que me acostumbrare, pero yo llevo haciendo lo mismo desde casi cinco meses y no puedo madrugar.

En el segundo intento debo dejar de estar echada como una sandía porque mamá comenzaría a gritarme rompiendo mis tímpanos. Jalo para el baño más dormida que despierta chocando con el buró.

- ¡Auch! – sobándome la pierna continúo maldiciendo en voz baja - ¡Que me lleve el diablo por ser tan torpe, dios!

Refriego mis ojos para sacarme las acumulaciones de lágrimas secas, giro la perrilla de la puerta del baño ingresando, lo primero que veo es mi rostro en el espejo. Cualquiera diría que no dormí nada por las marcas moradas que cubren el área debajo de mis pestañas. Abro la lluvia dándome un hermoso baño.

Llevo un periodo de tiempo soñando o imaginándome a un hombre. Nunca lo he visto en mi vida solo lo imagino como a mí me gustaría que sea. Estoy cansada de encontrar al mismo prototipo de patán en toda la especie masculina de la tierra. Por eso lo detallé en papel, esculpí cada una de sus extremidades por si un día lo encuentro.

Sienna cree que soy una loca obsesiva con alguien que jamás vería en un mundo verídico. Aunque la esperanza es mínima espero al menos tener la oportunidad de conocerlo. Sueño con él todas las noches, a tal punto que no hago otra cosa que pensar en cómo será en realidad.

Bueno, dándole créditos a mi hermana, creo que estoy loca por un hombre que pronto se va a extinguir. Sonrió ante una idea absurda, pero con fundamentos válidos, según yo.

Despejo pensamientos, corto el agua porque si no mis padres son capaces de sacarme desnuda de la ducha, coloco un pie a la vez en la alfombra y envuelvo con una toalla el cuerpo. Olvide mis pantuflas así que debo caminar descalza hacia mi recamara. Pero resbalándome caigo en el piso húmedo, otro más y van dos.

- ¡Menuda torpe! – murmuro fastidiada apretando fuertemente los dientes para no decir improperios ya que mi familia perfecta no admite tales palabras.

La flojera que recae en mis hombros después de cambiarme de ropa. Aun no puedo dejar de bostezar, eso me ínsita a querer tirarme en la cama. Contemplo brevemente el delicado colchón que esta frente mío, luego arrastro los pies a la puerta, pero olvide peinarme. No eso no me preocupa sino el hecho que llegue a quedarme dormida en el trabajo, es una de las opciones que voy teniendo en cuenta.

Salgo tapándome la boca por el nuevo bostezo que se aproxima, mis ojos ni ganas de ver la luz tienen, eso me pasa por estar hasta la madruga dibujando a mi muñeco de mis fantasías. En realidad, ya empiezo a creer que mi hermana tiene razón, estoy completamente obsesionada y loca por alguien que ni se si existe o no.

Sin embargo, cada uno se hace cargo de su locura y con eso vive, aceptando lo que le toca. Aunque yo definitivamente dentro de mi corazón ya no hay una esperanza de enamorarme porque mi hombre no quiere venir por su media naranja.

Veo sorpresa en la cara de mamá, debe ser por lo desarreglada que me encuentro, que ni ganas de trabajar tengo.

-Hija – dice con voz súper asombrada - ¿Por qué estás tan descuidada con tu aspecto físico? – es evidente que no uso maquillaje.

-Porque se me dio la gana – contesto de mala forma llevándome una reprimenda de mi amado padre.

- ¡No seas tan grosero con tu madre, Willow! – habla con tono firme e imponiéndose –. Eres una persona mayor de edad deberías saber comportarte más si está sentada en una mesa.

-Bien, ya entendí – Sienna no contiene su risa de "tú te lo buscaste" – ¡Discúlpame, mamá!

-Mucho mejor – el señor Callum Brown lee el periódico con sus enormes anteojos – El fin de semana iremos a pasar unos días con mis padres ¿quieren ir o se van a quedar? – pregunta cambiando de página.

-Yo tengo que estudiar, papá, pero si me hago un espacio iré – responde mi hermana mirándome fijamente al momento de hablar - ¿Y vos, Wil? – odio cuando me llama de esa forma.

-Todavía no tengo nada planeado – pongo una mano para que no vea mi padre y le saco la lengua porque sabe que ese lugar no me gusta para nada – Necesito preparar la última materia para rendir.

-Bueno, hija si cambian de opinión me avisa con tiempo para comprar los pasajes.

El sitio donde viven mis abuelos es muy aburrido, tedioso para llegar por sus caminos de tierra y es lejos de la ciudad. Ellos son un amor de persona con nosotras ya que somos las únicas nietas, pero prefiero que vengan para aquí, ah tener que ir a su casa.

Mamá trae la tetera con el café listo, una bandeja con galletas dulces recién orneadas por el humo que le salen, puedo deducir que las hizo hace poco. Antes de que la charola toco el mantel saco tres para mí porque si no le aventajo a Sienna, ellas las comerá a todas.

- ¡Hey, yo también quiero! – eleva un poquito su voz y papá solo mueve la cabeza negativamente.

- ¡Ya basta! – objeta mamá muy molesta – Parecen niñas peleando por un juguete.

-Ella empezó – me apunta con su dedo índice metiéndose la mitad de la galleta en su boca – Además yo te ayude con su preparación así que por derecho deben ser para mí.

-Tú siempre comes porque mamá te consiente en todo – en verdad llegamos a este extremo, pero casi siempre sucede ganándonos un castigo de nuestros padres – Tomare café para irme a trabajar y no ver más tu horrible cara.

-Con ustedes dos no se puede desayunar ni un día en paz – dobla su diaria tirándolo con todas sus fuerzas sobre la mesa y nosotras damos un brinco - ¡Estoy harto, ya cayesen!

Esta vez si logramos enfurecer a papá. El silencio nace de golpe que tan solo se escuchan los ruidos de las tazas de vidrios al chocarlas con la cuchara para endulzar. Yo intercambio miradas con Sienna, ella hace ojitos para que me ría y obtenga otro llamado de atención por su culpa. La pateo por debajo de la mesa y ahoga un quejido.

- ¡Auch! – inmediatamente se tapa la boca.

Quiero reírme con fuertes carcajadas, pero cubro mi cara con el pelo que llevo suelto para evitar que no dejen sin salida el sábado por la noche. De tanto reírme para mis adentro, me hace mucho calor que tengo que sacarme la campera frente a los ojos curiosos de mamá.

Lamentablemente no puedo estarme callada, quizás un defecto que muy pocos tenemos, aunque es el mío. Muchas veces me irrita ser así porque meto la pata en situación delicadas ganándome el odio de la otra persona. Pero que le voy a hacer, soy así y moriré siendo de esa forma.

-Ok, voy por mis cosas sino el señor Harry se molestará conmigo y me descontará los minutos que llegué tarde – hago para atrás la silla y corro por las escaleras.

En una mochila pequeña meto todo lo necesario, celular, llaves, dinero y una campera por las dudas. El otoño ya se hace sentir, pronto llegara el invierno con su espectáculo de nieve y yo temblare de frío. Sinceramente ¿no pudimos vivir en otro lugar que no sea Londres? Claro que no.

Es una ciudad bellísima, pero la estación invierno no la soporto. Salir cargadas de abrigo para que no te heles los huesos, no es lo mío. Siempre acabo en el hospital por causa de un resfriado producto de la mala vestimenta que elijo para salir.

Como dice mi hermana "Antes muerta, que simple", después debo hacer reposo por tiempo indefinido siguiendo sus concejos de moda. En ocasiones, no la soporto porque a ella no le gusta tomar riesgo sin pensar en las consecuencias, en cambio, yo soy lo opuesto.

Siempre metidas en líos, tomando riesgos obviando lo que pasara mañana.

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