Damian es un pajarito enjaulado, que sabe muy bien como batir sus alas y aun así, no sabe volar.

Porque nunca nadie le abrió la jaula y lo dejo intentarlo, nadie le dio la libertad de surcar los cielos y aprender a Volar, elegir a donde querer ir, y hasta donde llegar, a donde desea regresar y a donde nunca volverá.

Damian es un hermoso pajarito, pose un plumaje único y abstracto, que nunca encontrarás en otro lugar.

Pero eso es algo que nadie nunca sabrá, porque enjaulado y oculto siempre lo han mantenido, aislado del mundo, atado con correa y bozal, por miedo a que a su dueño pudiera morder.

Nadie le dio la oportunidad de demostrar que no había maldad en su actuar, solo ignorancia y falta de afecto, solo miedo a lo que nunca le permitieron conocer, solo desconfianza ante lo desconocido, si tan solo le enseñaran, si tan solo le dejaran volar, si tan solo no lo prejuzgaran tan rápido y solo dejaran de aumentar sus ataduras.

Si tan solo lo dejaran de ver y culpar por lo que otro decidió por él, en lo que otro a decidió convertirlo.

Por lo que su madre decidió diseñar y colorear en su blanco lienzo, aún sin tocar, en el cual, el propio Damian ni una línea tuvo permiso de plasmar en él, sin poder escoger su propia elección de colores, aun cuando es su propia vida la cual se esta coloreando, y el camino que él deberá caminar en el futuro.

Aun así no se le esta permitido opinar, enjaulado en su propio cuerpo, sin ser dueño de su propia vida, y su camino a recorrer, esa es su prisión, eso es lo que lo confina y ata a la imagen de si mismo que se presenta al mundo.

Esa de la cual el propio Damian no es autor de ni una sola de sus líneas o colores, pero nadie se tomo el tiempo de darle una segunda mirada, solo ven la aberrante imagen que otro ha trazado para él.

Y es por eso que nadie nunca sabrá del hermoso pajarito que encerrado esta, con un amable corazón que palpita de forma acelerada, con pulmones que frenéticos queman en su pecho en busca de podre respirar.

Ese pajarito que herido lucha por seguir existiendo, por mantenerse con vida.

Dueño de esa mirada color jade, que nunca se deja vencer y que jamás hacía abajo ha osado mirar, esas lagunas que tantos secretos y sentimientos rotos guardan detrás.

Esas cristalinas ventanas, que jamás se han empañado con odio y rencor hacía aquellos que tanto se lo merecen, por todo el daño que le han causado a lo largo de su vida, hacía aquellos que lo confinaron a este destino de eterna soledad y remordimientos, un camino lleno de culpa por acciones que el jamás quiso llevar acabo, o no sabia que estaban mal.

Aquellos que lo han encerrado, y lo pasan de mano en mano como si fuera una mascota.

Que dado fin a su vida útil solo lo desecharon como vil herramienta destrozada y sin utilidad.

Esas ventanas teñidas de verde, que aún conservan la determinación y la fuerza para seguir luchando, para segur batiendo sus alas en busca de libertad.

Esas puertas jades que cansadas dan paso a un alma rota y marchita, herida, desconfiada, temerosa del dolor que otros puedan causarle, dolida por las batallas que tuvo que luchar, sin siquiera ser participe de la guerra a pelear.

Esas que pertenecen a ese pajarito que herido y moribundo aún sigue luchando, ese que a pesar de tantas veces ser herido por aquellos a los que llama padre y madre, aún les sigue amando.

Aún sigue anhelando el calor de manos amables y palabras de sentimientos honestos.

Aún sigue esperan a aquel que lo salvara, aquel que lo amara, aquel que lo protegerá, aquel que le enseñara sobre el mundo, le sonreíra con calidez, y con amor le abrazará, le susurrará que todo estará bien y paso a paso lo sacara de ese hoyo oscuro donde su jaula ha sido lanzada.

Desatara con cuidado cada nudo de desesperanza, miedo y mal recuerdo que le atormente en esa insana oscuridad, que otros en su alma han forjado, deslizando fuera cada cadena que le ate al pasado, y con paciencia lo guiara al mundo detrás de esas rejas que lo mantienen cautivo, y no lo abandonara nunca, permaneciendo a su lado en buenos y malos momentos, enseñando a ese niño sin sentir, a sonreír y llorar, lo guiará hasta que él solo pueda volar y el cielo surcar con total libertad.

Para luego siempre vigilarlo desde la distancia, para poder volar a su lado cuando lo vea tropezar, y en su vuelo titubear, sin saber que rumbo tomar.

Toda su vida pensó que esa persona seria su padre, que Batman seria el héroe que lo liberaría y le daría todo eso, que con tanta fuerza anhelaba.

Pero cuando al fin pudo llegar a Batman, cuando al fin llego el momento que tanto ansiaba y que tanto espero durante toda su vida, también fue ese el preciso momento donde la realidad lo golpeo con fuerza y destrozo todas sus esperanzas.

Fue ese el momento donde se dio cuenta de que Batman, su padre, no era el salvador que tanto espero y anhelo en su infancia.

Ese por el cual tanto rogó y siguió luchando por conocer.

En el momento en que entendió que Batman siempre seria el héroe de todos.

Damian entendió en ese momento, que era por ese mismo hecho por lo que Batman nunca podría ser el héroe de Damian.

Fue ese el día en el que Damian se rindió, y empezó a creer que era alguien sin salvación, que la imagen que se reflejaba en los ojos de su padre, esa que Talia puso tanto esmero en diseñar, la imagen del arma perfecta, esa que ante su padre se distorsionaba en algo letal y peligroso, para aquellos a los cuales protegía, algo que mantener aislado, donde no pueda causar daño a nadie.

Damian comenzó a creer que esa era su verdad.

Que eso era lo único que en realidad era y lo único que siempre seria para el mundo, un arma letal que solo se debe sacar al mundo cuando sea de utilidad.

Eso, hasta que Grayson llego.

Y le demostró que podía ser algo más, que podía usar su fuerza para hacer el bien, que podía destruir tanto como podía salvar, que podía ser un héroe, que podía ser Robin.

Y se dio cuenta que al fin lo había encontrado, que después de todo, a pesar de que Batman no era esa persona que tanto espero, ese alguien si existía para él.

Si, toda su vida ha esperado por aquel que le amara lo suficiente para hacer todo aquello que tanto anhelo, solo por él.

Ese triste pajarito enjaulado toda su vida espero por aquel que hoy llama padre, toda su vida lucho y no se rindió, para un día, poder volar a la par de Richard Grayson.

Aquel que paso de ser su mentor, a un amigo, y con paciencia y dulces caricias a un hermano, con sabios consejos y una mano amable acariciando su cabeza, en su padre, con un oído atento, abrazos pos pesadillas y cálidos susurros de aliento con la luna de testigo, en su Hogar.

Grayson fue aquel a quien tanto espero, fue aquel que lo saco de ese abismo de dolor, miedo y desesperación en que otros convirtieron su vida.

El lleno su mundo de color, y si, sufrió, cayo y se levantó incontables veces, y se rindió unas cuantas más.

Pero Grayson nunca dejo su lado, nunca lo abandono por ello, y siempre tendió su mano para ayudarle a levantarse, con esas sonrisas y miradas que nunca dejaron de gritar lo orgulloso que estaba de Damian, y lo mucho que lo amaba, de lo mucho que quería ser parte de la vida de Damian, por el simple hecho de ser él, y no por lo que era capaz de hacer o no.

Porque Grayson de par en par abrió la jaula que prisionero lo mantuvo toda su vida, soltó sus ataduras y lo dejo volar con libertad.

Es por eso que no importa cuantas veces Damian cambie de color su plumaje, el siempre regresara al lado de Grayson.

Porque para Damian, Grayson es su único Hogar.