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Capítulo 94

    POV CHRISTIAN

Siento como si Jason conduciera como tortuga, el coche va demasiado lento... Al menos esa es la impresión que siento.

Para colmo y aunque insistí, Ana, me acompaña, no me gusta exponerla... No me gusta someterla a situaciones estresante... Ella está embarazada de mi bebé y debo cuidarla.

Ana pone su mano encima de la mía.

— Tu abuelo es un hombre fuerte, podrá ganarle un infarto— aunque quisiera creerle, sé que mi abuelo posiblemente no resista.

— Aunque hubiera preferido que te quedaras en casa, agradezco tú apoyo— aprieto su mano.

— Siempre estaré para ti señor Grey, aunque no siempre te guste.

— Gracias.

— No agradezca, soy tu esposa.

Me llevo su mano en mis labios y le doy un beso a los nudillos.

— Puedes ir más rápido— me dirijo a Taylor.

— Voy lo más rápido que puedo señor.

Inspiro profundamente.

Resiste abuelo.

    ***

Después de no sé cuánto tiempo finalmente llegamos al hospital Grays Harbor.

Antes que Jason aparque en el estacionamiento de urgencia del hospital, yo salto hacia afuera, rápidamente le doy la vuelta al coche y le abro la puerta a mi esposa.

Ana y yo nos vamos a recepción.

— Necesito saber dónde está el señor Theodore Trevelyan— le digo la recepcionista

La maldita mujer se queda viéndome por un instante pero se recompone.

— Déjeme ver—

Ella empieza teclear el maldito ordenador.

— Está en la unidad de tratamiento intensivo— mi estómago se retuerce.

— ¿En qué planta está?— Le pregunta Ana.

— Quinto piso.

Mis piernas parecen haber perdido fuerzas y la sangre empieza enfriarse.

Tengo miedo... Temo por mi abuelo, no estoy preparado para perderlo.

Por favor Theodore, no te des por vencido, hay muchas cosas que tienes que hacer antes de reunirte con la abuela. Tienes que conocer a tu nieto.

Entramos al ascensor.

El ascensor es agónicamente lento porque para en todas las plantas. ¡Vamos, vamos! Deseo que vaya más rápido.

Por favor que Theodore esté bien. Por favor...

¡Maldita sea! Maldigo al estúpido ascensor. ¡Apresúrate maldito ascensor!

Por fin las puertas se abren en el quinto piso y salgo disparado para
encontrarme con otro mostrador de recepción, este lleno de enfermeras con uniformes azul marino.

—¿Puedo ayudarlos? — Nos pregunta una enfermera

—Estoy buscando a mi abuelo, Theodore Trevelyan, nos dijieron que está con tratamiento intensivos. —Incluso mientras digo las palabras desearía que no fueran ciertas. — Soy su nieto Christian Grey

Por favor que sea un error, que mi abuelo no esté con tratamiento intensivos.

—Deje que lo compruebe, señor Grey.

La enfermera comprueba con eficiencia en el pantalla del ordenador.

—Sí. Lleva un par de horas con tratamientos intensivos— Dios...— Si quiere esperar, lo puede hacer en la sala de espera está ahí. —Señala una gran puerta blanca identificada claramente con un letrero de gruesas letras azules que pone: SALA
DE ESPERA.

—¿El está bien? —le pregunto intentando controlar mi voz.

—Tendrá que esperar a que uno de los médicos que le atiende salga a decirle
algo, señor.

¡Maldita sea! Odio sentirme un inútil.

—Gracias —dice mi esposa en voz baja.

— Ven... Vamos a esperar— me dice Ana llevándome hacia la puerta de la sala de espera.

Abro la puerta y aparece una sala de espera funcional y austera en la que
están sentados Grace, Elliot, Mía, Olivia y el señor Steele.

— ¡Christian!— Mía se pone de pie y una centésima de segundos está junto a mi.

— Mía— digo antes que ella se abalance a mis brazos.

Mía empieza llorar.

Ana se va a saludar a su padre y a Olivia.

— Mía— la aparto un poco de mi.

— Tengo miedo Christian, debí haber estado más pendiente de él— añade llorando.

Fijo mi mirada hacia mi madre, ella está temblando. No llora, pero tiene la mirada perdida hacia la pared mientras Elliot le sostiene la mano.

Le doy un beso en la cabeza a Mía.

Me siento horrible, la incertidumbre es realmente horrenda... Deseo de todo corazón que salga un doctor y nos diga que mi abuelo está bien, que sólo fue un susto.

Me acerco a mi madre.

— Hola— le digo y me siento en la silla libre que está a su lado.

      POV ANASTASIA

— ¿Que sucedió?— Le pregunto a Olivia

— Estaba comiendo un trozo de tarta, de repente se llevó la mano derecha en su brazo izquierdo, le pregunté si estaba bien y el me dijo que si— me responde Olivia preocupada— no le creí y decidí llamar a Raymond, mientras lo esperaba el señor Trevelyan se marchó a su habitación... Estaba raro, era obvio que no estaba bien.— Olivia suelta un suspiro y sus ojos se llenan de lágrimas.

— Olivia me abrió la puerta y me dijo que el señor Trevelyan estaba raro, le pregunté; dónde estaba, Olivia me respondió que lo vio irse a su dormitorio, ambos fuimos a ver, y cuando entramos al dormitorio lo encontramos tirado en el suelo— me dice mi padre. — Le busque el pulso... Lo tenía débil, de inmediato Olivia llamó a la ambulancia... Yo le di primeros auxilios antes que llegara la ambulancia.

El señor Trevelyan fue quien más feliz se mostró al saber que mi Teddy era hijo de Christian, me dolería mucho si él muere y que decir de mi esposo, se sentirá horrible.

Desvío mi mirada hacia Grace, por primera vez veo una mujer vulnerable, con miedo.  Todos sus muros de mujer altanera, soberbia se han derrumbado. Ahora solo veo una mujer que teme por la vida de su padre.

— Confiemos que él estará bien— trato de darle ánimos a Olivia pero fracaso.

Me acerco a Christian que está a lado de su madre. Ella de inmediato fija su mirada en mi abultado vientre... Hacía alrededor de cuatro meses que no la veía.

Después de regresar de luna de miel, Christian insistió en ir a visitar a sus padres, después de pensarlo accedí y en compañía de Ted fuimos a la mansión Grey. Durante la comida Grace se mostró hostil conmigo, incluso me reclamo por no dejarla al cuidado de Ted, cuando le respondí que sólo confiaba Christian,  mi padre y Olivia para cuidar a Ted, se puso furiosa... No me dijo ninguna grosería ni me faltó el respeto, pero con los ojos me dijo que me odiaba... Después de ese incidente no quise visitarla, solo Christian en compañía de nuestro hijo la han ido visitar.

— El estará bien... Es un hombre fuerte— le digo cautelosa.

Grace rompe en llanto, de inmediato Elliot la abraza y la consuela, Mía se acerca a ella y llora en silencio.

— He Sido una pésima hija— dice de repente — yo necesito pedirle perdón.— Añade y yo me sorprendo por su confesión.

— Estoy seguro que tendrás tiempo para pedirle perdón... El abuelo estará bien— le dice Christian en un susurro.

— Le ruego a Dios que así sea— responde Grace y se limpia las lágrimas.

— ¿Dónde está papá?— Le pregunta Christian a Elliot

— Tenía algo entre manos y le urgía terminarlo, pero cuando esté desocupado estará aquí.

Christian se pone de pie.

— Siéntate aquí— mierda

Christian está señalando la silla al lado de Grace.

— Estoy bien.

— No lo creo... Siéntate— a regañadientes me siento en la silla.

Froto mi vientre con mi mano.

— ¿Ya saben el sexo del bebé?— Nos pregunta Grace.

— No se ha dejado ver, pero confío que la próxima cita se deje ver.

— ¿Cuando tienes cita?— Añade con tono amable

¿Podría ser más incómodo está situación?

— La próxima semana.

Me regala una sonrisa sincera.

— Me gustaría hablar contigo pero en privado — mierda ¿Que quiere?

Antes de negarme el doctor aparece preguntando por familiares del señor Trevelyan.

Todos nos acercamos al doctor.

— Soy su hija Grace Trevelyan, y ellos mis hijos ¿Cómo está mi padre?— El tono de voz de Grace es de una mujer con temor a perder su padre.

— Señora Trevelyan, lamento informarle que a su padre no le queda mucho tiempo—

— ¡No!—

Elliot y Christian sostiene a su madre para que no se derrumbe.

— Quiero darle la opción de despedirse de él.

Grace nuevamente rompe en llanto al igual que Mía y Elliot. Mi esposo está luchando para no desmoronarse. Me acerco a el y lo abrazo. Christian no aguanta y estalla en llanto.

Me duele mucho verlo sufrir, desearía que todo estuviera bien. Ojalá estuviera en mis manos cambiar el destino del señor Trevelyan.

— Se cómo se sienten, pero si desean entrar conmigo háganlo ahora antes que sea demasiado tarde.

— ¿Podemos entrar todos juntos?— Pregunta Elliot llorando.

— No, pero haré una excepción y podrán entrar todos.

Acaricio el cabello de mi marido para tranquilizarlo.

— Tu abuelo desearía que fueses fuerte... — le digo llorando.

— ¿Por qué Anastasia?¿Por qué mi abuelo?

— No lo sé, no te puedo responder a tus preguntas. — Trato de reprimir las lágrimas pero no puedo.

Hay tantas personas malas en el mundo y la muerte se lleva a una persona buena como don Theodore. Es tan injusto.





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