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Capítulo 90

POV ANASTASIA

Inspiro hondo y fijo mi mirada en mi futuro esposo, está impecablemente con un traje plateado, camisa blanca, ¡Y la corbata plateada que le regalé en su cumpleaños!

— ¿Preparada?— Me dice mi padre.

Observo a Ted, quien está ansioso por ir con su padre.

— Si, vamos.

La música suena y yo empiezo caminar lentamente en compañía de mi padre y mi hijo.

Mientras camino observo a los invitados, algunos me sonríen sinceramente, otros miran con asombro. Los que me miran con asombro son los invitados que no conozco. La única que me observa con seriedad es Grace. Mantendré las distancias con ella, sé que no le agrado como nuera, pero para su mala suerte, su hijo me escogió a mi para pasar el resto de su vida.

Mi madre me lanza un beso y yo le sonrío.

Llegamos al altar, todo está muy bonito, Mía y Olivia decoraron con flores blancas y rosas, cintas blancas en las sillas, y un hermoso arco de rosas blancas en el altar. Sé que Christian le pidió que no escatimen en gastos.

Teddy, corre hacia Christian, y él lo espera con los brazos abiertos para tomarlo.

— ¡Que guapo te ves mi niño!— Le dice con orgullo y le da un beso en la frente.

— Papi guapo— responde mi bebé y besa la mejilla de su padre.

— Mami muy guapa ¿Verdad?— Murmura Christian y Teddy me mira

— Mami muy guapa— replica mi niño hermoso.

¿Podría ser más feliz? Estoy a punto de casarme con el hombre que ha Sido y será mi único amor y mi otros dos hombres favoritos en el mundo están conmigo: Mi hijo y mi padre. Mis otros dos amores.

— Tú madre está hermosa— añade Christian.

Siento que estuviera borracha de felicidad.

— Mami hemocha— replica Ted.

Christian besa nuevamente la frente de nuestro hijo y sin soltarlo se centra en mi y en mi padre.

— Gracias por estar aquí señor Steele— le dice mientras tiende su mano.

— No me lo hubiese perdido por nada en el mundo— responde Ray mirándome con verdadero orgullo.— ellos son mis máximos tesoros, por favor cuídalos mucho, y procura hacerlos muy felices, porque ellos más que nadie lo merecen— añade mi emocionado padre con la voz ahogada.

Ay papito, haz Sido el mejor padre y abuelo del mundo. Te adoro muchísimo, me faltarán días para agradecerte todo lo que haz hecho por mí.

— No necesita pedirme que los cuide o lo haga felices... Yo haré hasta lo imposible por cuidarlo y hacerlos felices, sé perfectamente que son un tesoro y los tesoros se protegen— añade Christian también emocionado.

— Dame esté príncipe para que puedan casarse— Ray arrebata a Ted de los brazos de Christian.

— Estás demasiado hermosa— me susurra Christian y me da un beso en la mejilla provocando un cosquilleo en mi cuerpo, pero especialmente en mi entre piernas.

— Gracias. Tú estás muy guapo.— Le susurro.

— Gracias.

— Me gusta tú corbata— me sonríe.

— ¿Así? Tengo planeado algo con ella—sonrie cómo si estuviera escondiendo algún secreto.

¿Qué habrá planeado?

Él reverendo Walsh carraspea para sacarnos de nuestra burbuja.

Es la última hora de la tarde y el sol aún no se ha ocultado. Hemos tenido suerte de tener un hermoso día soleado.

Olivia, mi dama de honor me entrega un hermoso ramo de rosas blancas.

— Buenas tardes... ¿Están listos para iniciar la ceremonia? — Dice el reverendo Walsh.

— Buenas tardes — le respondo

— Puede iniciar por favor— añade Christian.

— Estás ansioso por casarte hermano menor— dice Elliot con tono burlón. Él es el padrino de Christian.

— Por supuesto— dice mi novio.

— Buenas tardes hermanos y hermanas, nos hemos reunido aquí como pueblo de Dios para ser testigos de la unión de Christian Trevelyan-Grey y Anastasia Rose Steele Wilks.

Miro a Christian.

Esto parece un sueño, hace tres años atrás era impensado que el día de hoy tú y yo estemos uniendo nuestras vidas para siempre. Quisiera gritar delante de todos lo mucho que te amo.

—Hemos venido a compartir su gozo y a pedir que Dios les bendiga. El matrimonio es un regalo de Dios, sellado por un compromiso sagrado. Dios da el amor humano. A través de ese amor el esposo y la esposa se entregan uno al otro prometiéndose cuidado mutuo y compañía armoniosa. Dios da gozo y a través de ese gozo pueden compartir su nueva vida con otros.

Christian me sonríe y acaricia mis nudillos con su dedo pulgar.

Emocionada escucho cada palabra que dice el reverendo hasta que llega el momento de los votos matrimoniales.

— Elliot, los anillos— dice Christian

— Los perdí—

— ¡¿Qué?!— Ay no puede ser Christian, querrá ahorcar a su hermano.

— Tranquilo, aquí están— de su bolsillo Elliot, saca una cajita aterciopelada y lo abre. Hay dos hermosos anillos de platino con la letra C entrelazando la A.

— Eres un hijo de...

— Christian— lo interrumpo antes que se le salgan una grosería delante del reverendo.

— Yo: Christian Trevelyan-Grey, me entrego a ti como tú esposo para compartir mi vida contigo, compartir los buenos y los malos momentos, honrarte, amarte, respetarte, aconsejarte, serte fiel, no habrá otra mujer en vida, sólo tú. Prometo cuidarte a tí y nuestros hijos. Tomados de la mano caminaremos hacia donde la vida nos lleve, juntos creceremos, amaremos y guiaremos a nuestros hijos. Prometo amarte hasta el último segundo de mi vida.

Me emociono hasta las lágrimas.

Christian introduce el anillo en mi dedo.

Yo tomo el anillo de la cajita y empiezo a resitar mis votos.

— Yo Anastasia Rose Steele, me entrego a tí como tú esposa, tú amiga, tu amante y tú compañera, prometo amarte y respetarte, estar contigo en los buenos y malos momentos. Prometo  cuidarte a tí y nuestros hijos. Iré contigo a dónde la vida nos lleve. Quiero envejecer a tu lado, y amarte hasta el último segundo de mi vida.

Introduzco el anillo en su dedo.

Me limpio una lágrima que rodaba por mi mejilla.

— Aquellos a quien Dios ha unido no los separe otro ser humano. Yo los declaro esposa y esposo con la bendición de Dios y la iglesia. Sean misericordiosos, bondadosos de corazón y humildes en pensamiento. Acepten la vida y sean pacientes y tolerantes el uno con el otro y sobre todas las cosas, ámense verdaderamente, y cuídense. Señor Christian Grey, ya puede besar a su esposa Anastasia Steele de Grey— añade el reverendo.

Sonrío feliz a mi flamante marido.

— Por fin eres mía— Susurra y toma mis mejillas con las manos para darme un beso casto en los labios.

— Te amo— le susurro contra sus labios.

— Y yo a tí— añade.

La multitud se pone de pie y empieza aplaudir. Todos impecable y vestido con elegantes trajes y vestidos.

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