POV. CHRISTIAN

El radiodespertador me despierta. A pesar de mi horrible pesadilla he dormido bien. Lo que soñé fue realmente aterrador, aún me recuerdo del horrible sueño. Abro los ojos y noto que tengo mi cuerpo enredado al de Ana cómo una hiedra, ella aún duerme. Me levanto con cuidado para no despertarla, me urge ir al baño.

- Buenos días señor Grey.

- Buenos días Jason- me he levantado con la intención de ejercitarme.

- ¿La señorita Steele, regresará a Montesano?- Espero que no.

- No lo sé, si de mi dependiera no la dejaba ir, pero tú ya sabes cómo es ella, de todos modos yo te aviso.

Esto es realmente increíble, hace un poco más de un mes, yo en un lunes estaba camino a mi empresa pensando en cuanto dinero haría, a cuántos inútiles despediría, a quien le iba liquidar su empresa. Y en estos momentos un lunes por la mañana no sé que hacer, Wow que vuelco ha dado mi vida.

- Ok. - Jason me responde sorprendido.

Ni yo me la creo Jason.

- Nos vemos luego, iré a correr un poco en la cinta.

***

Me he ejercitado lo suficiente. Estoy sudoroso, necesito una ducha ya.

Cuando entro a mi habitación Ana, ya no está. De inmediato me invade el pánico y me voy corriendo a la habitación de Ted.

Suelto un suspiro aliviado al oír sus voces. Empujo la puerta.

- ¡Papi!- Grita mi hijo.

- Hola, mi campeón.- Me acerco a la cama, él está sentado mientras Ana, le amarra los cordones de los zapatos.

Me siento a su lado, y mi hijo de inmediato rodea mi cuello con sus pequeños bracitos. Obviamente yo también lo abrazo. Ya no puedo vivir sin él, sin ellos. Los amo más que mi propia vida.

- Buenos días hijo- le doy un beso en la mejilla.

Que gusto me da ver a mi niño. Desvío la mirada hacia Ana, ella sólo sonríe. Se ve tranquila.

Me aparto de Teddy.

- Quiero... Mi leche- mi hijo cada día habla mejor, yo le entiendo perfectamente.

- Ya te daré tu leche cariño- responde mi nena mientras termina de amarrarle los zapatos.

Creo que no tendré tiempo para la ducha. Desayunare en compañía de mi familia, y luego me ducho.

Mi familia.

Que raro y satisfactorio se siente. Mi familia.

- Yo te llevo a la cocina - me pongo de pie y tomo a mi hijo en brazos.

- Quiero ver Peppa - oh no, otra vez con esa cerda.

- No Ted, creo has tenido suficiente con tantos dibujos animados- espeta Anastasia

- Pero...

- No, y cuando la mamá dice no es no- El labio de Teddy empieza a temblar.

Por favor no llores.

- No seas dura con él- Anastasia me fulmina con la mirada- ok, no he dicho nada- Teddy empieza llorar.

Joder, ya está llorando.

- Iremos a la cocina, vamos a desayunar, y más tarde debemos ir a Montesano- Mierda.

- Ana ...

- Por favor Christian, no lo malcries, todo el fin de semana se pasó viendo televisión...

- No era acerca de Ted, es acerca de tú regreso a Montesano- Teddy llora más fuerte. Mierda no me gusta que llore aunque lo haga por berrinche.

- Debo regresar Christian, mi padre debe estar preocupado por nosotros.

- Quiero ver Peppa- chilla Ted, mientras llora

Piensa Grey, debo haber algo que lo distraiga... No sólo debe ser la televisión ¿Verdad?

- ¿Quieres jugar? ¿Al avioncito?- Antes que me responda lo tomo entre mis brazos y lo levanto por encima de mi cabeza.

-¡Despegando de Aerolíneas Grey sale Ted Grey Steele! - Exclamo.

Mi pequeño chilla y ríe; mientras lo sostengo con fuerza recorro la sala y simulo ruiditos con mi boca del motor. Teddy ríe y me indica hacia donde ir y para hacer que se divierta lo sacudo levemente y hablo como el capitán del avión.

-¡Torre sufrimos turbulencia, vamos a caeeeeeeeeeer!- exclamó y me vuelco con mi campeón en el sillón y comienzo a hacerle cosquillas.

-¡Más avión!- me exige mi pequeño.

Como es un juego, y estoy consciente de que mi niño quiere divertirse, lo vuelvo a levantar y volvemos a corretear por el salón ante la mirada atónita de Ana.

- Que tal un helicóptero- le digo.

- ¡Siiiiii!- Grita Teddy

- Charlie Tango listo para despegar. Espero confirmación, cambio-

Ana niega con la cabeza mientras sonríe.

- Charlie Tango, adelante- empiezo a elevar a mi niño lentamente. - ¡En marcha!

Hago el intento de sonido con mi boca y empiezo andar por el salón con mi niño. Él solo ríe.

- Ted, vamos aterrizar- lo llevo a la cocina y lo dejo sobre la encimera. - Ahora vamos a beber la leche.

- ¡Ota vez!

- Vamos a desayunar y luego continuamos ¿Si?- le digo

- Gracias- susurra mi nena.

- Es mi deber de padre- le guiño un ojo, mi nena me premia con una hermosa sonrisa.

***

Ya hemos desayunado, Ted está comiendo plátanos que Ana, cortó en pequeños trozos.

- Saldré un momento, después te llevo a Montesano - le digo a Ana.

Iré a pedir tu mano nena, y aprovecharé de visitar al viejo Theodore Trevelyan.

- ¿Irás a tu empresa?- No nena, iré a comprar tu anillo de compromiso

- Posiblemente.

- Estás raro. - Me dice mirándome como si quisiese adivinar. Lo siento nena, pero no te diré nada.

- Raro es mi segundo nombre.

***

Estoy en Cartier viendo los ostentosos anillos, ninguno llama mi atención.

- ¿Sólo tienen esto?- Le pregunto a la vendedora

- Hay unos anillos que son exclusivos, pero su precio es muy elevado- ¡Que me importa el precio! Quiero lo mejor para mi nena

- Por el precio no se preocupe, estoy dispuesto a pagar lo que sea- apresúrate

La vendedora se va.

Cinco largo minutos después aparece con una bonita caja.

Ella abre la caja, y veo anillos igual de ostentoso que los anteriores.

- El que está ahí- señalo un anillo de platino con un diamante ovalado color azul. Alrededor tiene pequeño diamantes

Es perfecto, el diamante azul hará juego con los ojos de mi nena y mi niño.

- Me lo llevo.

Hago un cheque por una cuantiosa suma, pido que me guarden el anillo y en una cajita color azul.

Ya tengo el anillo ahora debo pensar en algo especial para pedirle matrimonio a mi nena, sé que me dijo que si, pero debido a mi comportamiento estúpido cuando me dijo del embarazo tal vez está pensando echar pie atrás. Quiero asegurarme que ella se quedará conmigo, la quiero para toda la vida.

Salgo de Cartier, Jason me está esperando con la puerta abierta del Audi.

Mientras voy en el Audi, aprovecho de enviarle un mensaje a mi asistente que suspenda todo lo que tengo para hoy, por qué no iré a Grey House.

Ya en casa Ted, me recibe gustoso y me pide que juguemos nuevamente. Obviamente soy incapaz de negarme a las órdenes de mi hijo y jugamos media hora.

Ana arregló su bolso y ahora vamos rumbo a Montesano.

- Me gustaría que Ted y tú se queden para siempre- le digo

Sé qué es una locura y un movimiento osado pero realmente quiero que se queden conmigo.

- ¿Para siempre?- Me pregunta sorprendida.

Desde el fondo de mi ser la respuesta es un sonoro si.

- Si, quiero que se vengan a vivir conmigo.

- Christian, creo que es muy apresurado - Por supuesto que no, yo quiero cuidar de ustedes.

- Claro que no, pronto nos casaremos... Quiero cuidar de ti, ya sabes por lo del bebé.

Ella sonríe.

- Ok, lo pensaré. - No es un no.

- Dime que si.- Por favor nena, no lo pienses sólo dime si.

- Está bien, tú ganas- ¡Siiiiii!

- Gracias nena- tomo su mano y beso la palma de su mano. - ¿Cómo te has sentido?

- ¿Lo dices por lo del bebé?- Respondo con un asentamiento de cabeza. Ella no ha tenido mareos ni vómitos.

- Estoy bien, los síntomas aparecerán alrededor de un mes más... Son muy pocos días.

- Ya quiero ver la cara del abuelo cuando se lo diga. Y que tal vez fue en su jardín donde hicimos el bebé.

- ¡Christian!- Chilla sonrojada y gira la cabeza hacia atrás para mirar a nuestro hijo.

- Él no entiende nada-

- aún así no está bien- espeta- además quisiera pedirte que no se lo comentes a nadie que estoy embarazada.

- ¿Y eso por qué?

- Por qué solo tengo pocos días... Los primeros tres meses son peligrosos- ¿Que me está diciendo?¿Cómo que es peligro- existe la posibilidad que tenga un aborto espontáneo, así que no quiero ilusionar a nadie.

¿Aborto? ¿Puede perder el bebé?