POV  ANASTASIA

Estoy impactada. Mía, tiene una habitación más grande que mi casa. Los colores son rosa, y blanco. Digna de la princesa de la casa.

— Gracias— le digo a Mía, mientras envuelvo a mi hijo con la sábana y el edredón.

— No agradezca. Teddy es mi sobrino— responde cariñosa.

Le sonrío agradecida.

— Por cierto, no ví al señor Trevelyan—

— Lo invite, pero en la tarde llamó para avisar que no vendría.— Mía se sienta en la orilla de su cama— tal vez sea mi culpa... Pero es que el me saca de quicio. Siempre está reclamando... — se queja.

— Es un anciano, y hay veces que los ancianos se comportan... Especiales, y están un poco de mal humor, pero deberías comprenderlo. Él es tu abuelo— le digo.

— Lo comprendo, Anastasia, pero él debería poner dé su parte. No puedo ser yo o Elliot, incluso mamá que siempre esté dando su brazo a torcer y terminemos pidiendo disculpas. — me dice un poco dolida— ese anciano loco le gusta ser ermitaño... Siempre nos está alejando de él— añade.

— Con Teddy, y conmigo es muy amable...dulce diría yo.

— Teddy y tú enamoran hasta la persona con el corazón más frío— me sonrie — salgamos de aquí antes que Teddy despierte—

Ella se pone de pie, y yo me acerco a darle un beso a mi hijo en su cabecita.

Salimos de la habitación.

— ¿Elliot hace mucho que está con esa mujer?— Pregunto

No sé por qué pero de repente tengo interés por la vida de Katherine Kavanagh.

— Hace unos tres meses. La verdad es que yo estoy muy sorprendida— responde mientras bajamos las escaleras.

— ¿Por qué?— Lo reconozco, me ganó la curiosidad.

— Por qué Elliot era de relaciones de una o dos semanas, y luego si te he visto no me acuerdo— me dice— en está casa desfilaron muchas mujeres rubias.

— Ya veo. Seguramente ninguna era tan guapa como la señorita Kavanagh—

No me sorprende que Elliot esté rendido a los pies de Kate, ella siempre tuvo al hombre que quiso, y ninguno se le resistía.

— Todas eran guapa, pero Kate, tiene su encanto... Aunque el que realmente me tiene asombrada es Christian.

— ¿Por qué lo dices?—

— Por qué jamás imaginé que vería a mi hermano, anunciando que tenía un hijo y una novia delante de todos. Fue una gran sorpresa.

Para mí si que lo fue. Me quedé muda de la impresión, pero lo mejor fue ver las caras de algunas mujeres en especial esa bruja.

— Estás haciendo grandes cambios en Christian, el no era así— no sé qué responderle.

— ¿Y cómo era?

— Cómo el abuelo, pero en versión joven— se ríe— Christian era muy frío, nunca lo ví con una mujer, con Elliot pensábamos que era gay.

¿Christian gay?¡No!

— Siempre fue solitario, y autosuficiente. Tiene problemas con ser tocado.

— ¿Por lo que vivió de niño?

— ¿Te lo dijo? — Pregunta sorprendida— el nunca le confía sus intimidades a nadie— si lo hacía, con esa maldita mujer.

— El y yo hablamos y me dijo algunas cosas.

— ¡Wow, wow! Estoy realmente conmocionada. Eres lo mejor para él Anastasia. Tú y Ted, están cambiando para bien a mi hermano— si es así me siento orgullosa.

— Me alegro que Christian este presentando un cambio para bien, pero creo que eso hay que atribuirle a Ted— mi niño es quien está cambiando a Christian.

— Si, pero tú también lo estás haciendo. El te adora.

— Y yo a él.

Bajamos el último peldaño, y yo siento el llamado de la naturaleza. Me dieron ganas de hacer pis.

— Disculpa ¿Dónde hay un baño?

— Al final del pasillo— me enseña un corredor.

— Gracias.

Hago pis. Me estoy lavando las manos cuando siento que la puerta se abre.

— Estoy impactada — esa voz...es de.

Me volteo y ahí está ella parada con su cabello plateado perfectamente peinado con una cola de caballo. Un vestido ajustado negro de seda que hace lucir su cuerpo. Sus labios con un intenso rojo. Su expresión es tensa y sus ojos... Sus ojos desprenden rabia. Mucha rabia.

Ella cierra la puerta y me dirige una mirada amenazante.

— Te felicito— añade.

— Gracias, pero no me interesa sus felicitaciones— me seco las manos.

— No creas que estoy felicitándote por tu ... Lo que seas que tenga con Christian. Te felicito por qué resultaste ser mucho más inteligente de lo que yo creía—dice con una sonrisa desdeñosa

— La verdad es que no lo entiendo, ni me interesa— me dirijo a la puerta, pero ella se interpone.

Tengo la impresión que la sangre ha dejado de circular por las venas.

— A Christian, lo puedes engañar por qué es un tonto. Pero tú a mí, no me engañas... Yo sé la clase de mujer que eres—clava en mí sus penetrantes ojos azules, fríos y llenos de odio.

— Y según usted ¿Que clase de mujer soy?—Una sensación de indignación arde en mis entrañas y una descarga de adrenalina recorre mi cuerpo.

¡Bruja asquerosa!

— La que finge ser dulce con todo el mundo, pero en realidad no eres más que una víbora.

— No tengo por escucharla—

Se apoya en la puerta para no dejarme salir.

— ¿Cuánto?

— ¿Perdón? —

— ¿Cuánto dinero quieres por dejar en paz a Christian? — Me quedo estupefacta— yo sé perfectamente que tú estás envolviendo a Christian con el mocoso, pero yo sé muy bien que eso no es lo que él necesita. Tú no eres para el... El necesita una sumisa, no una mujercita ambiciosa como tú, y su bastardo—

¡Ya basta! ¡¿Cómo se atreve insultar a mi hijo?!

Alzo la mano y le doy una bofetada en la mejilla izquierda. ¡Estoy furiosa!

— ¡¿Cómo se atreve ofrecerme dinero?!— Le grito— ¡¿Cómo se atreve insultar a mi hijo?!

Ella me mira horrorizada, no pensó que la golpearía. Pero ella ni nadie va insultar a mi hijo y mi honra.

— Acabas de cometer el peor error de tu vida. No voy a permitir que Christian siga cegado. — Está por abalanzarse encima de mi, pero se contiene la perra

— ¿Por qué no se da cuenta que está haciendo el ridículo? ¡Deje en paz a Christian! Ya es suficiente el daño que ha hecho!

— ¡Yo no hice nada que Christian, no hubiese querido que yo le haga! ¡Yo lo salvé! ¡Gracias a mí, él es quien es! Y tu— me apunta con el dedo — tú sólo quieres arruinar su vida—

— Eso no es cierto. Christian y yo nos amamos— no me voy a dejar amedrentar por esta vieja pedófila.

Ella ríe con sarcasmo.

— ¿Te estás escuchando? — Me encara— Christian no necesita esa mierda del amor, nunca lo ha necesitado. Escucha Anastasia, Christian tiene necesidades que tú no puedes satisfacer. Aléjate de él, una vez ya lo hiciste, perfectamente puedes hacerlo nuevamente.

— ¡¿Que le hace pensar que le haré caso?! Christian ya no la necesita a usted y ese asqueroso mundo que usted lo metió.

— ¡¿Cómo te atreves a juzgar nuestro mundo?! ¡Tú no sabes nada! Te voy a pedir por las buenas. Aléjate de Christian, o si no puedes pasarlo muy mal.

— Una vez le temi cuando me dijo que era la madre de Christian, pero está vez no lo consiguirá. No me voy alejar de Christian, por qué lo amo y nos vamos a casar— miento.

— No quisiste entender por las buenas, tendrás que hacerlo por las malas.— Me amenaza.

— No le tengo miedo a una vieja pederasta como usted— abre los ojos como platos— a Grace puede engañarlo, pero a mí no.

— ¡Abran la puerta!— Es el grito de Grace.

Elena se aparta de la puerta y deja entrar a Grace.

— Grace— susurra Elena— debo confesarte que tú nuera me tiene asombrada. Acaba de confesarme que sólo quiere el dinero de Christian— ¿Qué?

— No es cierto— niego con la cabeza— ella está mintiendo— empiezo a desesperarme.

— Anastasia, ¿Puedes dejarme a solas con Elena?— ¿Van a confabular en mi contra? ¡No lo permitiré!

— Señora Grey ... Yo... Elena mientes.

— ¡Por supuesto qué no!

— ¡Cállate!— Le grita Grace, furiosa a Elena— Anastasia, sal de aquí por favor. Y no te preocupes, sé que Elena está mintiendo, escuché su discusión.

Elena se queda pálida. Y yo no vi venir eso. Y lo primero que pienso es en Christian.