Capítulo 4: Bóveda de estrellas
Los días pasaban, y los enanos se habían quedado muy contentos con el hospedaje de los elfos, aunque no interactuaban con ellos más que lo justo, o sea, pedir comida, pedir comida, y pedir más comida. El único que sentaba la cabeza pensando en el destino de su misión era Thorin, que no olvidaba que había que recuperar Érebor, su tierra natal, de las garras del dragón.
No solía hacer tantas fiestas como sus compañeros, y paseaba en soledad por los inmensos jardines élficos. Zoba también paseaba por su cuenta, muchas veces acompañada de Galadriel, Gandalf, o Elrond. A ella le encantaba un pequeño balcón cerca de las habitaciones donde en el arco de la gran ventana anidaban pájaros cantores. Una sombra caminó sigilosamente por detrás de ella y se colocó a su lado.
- ¿Te gusta este lugar? - la grave voz de Elrond no sorprendió a Zoba.
- Me gusta sentarme aquí a escuchar a los pájaros... - ella contestó tranquila.
- Me refiero en su totalidad. He vuelto a... leer antiguos libros de mis antepasados, aquellos que mencionan a los estelares como tú.
- ¿Sabes algo nuevo de mí? - ella le miró interesada.
- Bueno... corrígeme si me equivoco... - Elrond puso un mueca pensativa poniendo las manos sobre la piedra del balcón - Son seres... callados, silenciosos, muy conectados con la naturaleza... y con una enorme fuerza que no va con su cuerpo pequeño.
- No has dicho nada sorprendente...
Zoba le miraba con su tranquila sonrisa a la vez que el Medio Elfo la miraba también. Fue entonces cuando hizo un esfuerzo por sonreír.
Ella miró al frente de nuevo, jugueteando con sus dedos.
- No se si sirve de algo para mi raza o es un caso puntual... pero me da... un poco de miedo el fuego y la oscuridad. Una vez tuve que coger una antorcha... y me aguanté porque no quería que Thorin me matase... Y me gustan... me gustan las estrellas.
Elrond la observaba con curiosidad. No quería recordárselo, pero si le da miedo la oscuridad y el fuego... ¿por qué sigue aceptando ir a una fortaleza que lleva 60 años cerrada con un dragón escupe fuego dentro? Pero prefirió callarse la boca, pues él no era tan bocazas.
- Dicen los escritos que cuando un estelar ríe, en el cielo brillan las estrellas con más fuerza, y que al llorar, se esconden detrás de una nube. ¿Sabes lo que significa mi nombre en la lengua élfica? - dijo mirando al frente - Bóveda de estrellas.
- ¿El mío tiene algún significado tan bonito como el tuyo?
- "Zoba" no es una palabra del lenguaje élfico... ni siquiera se de dónde nace ese nombre. Tal vez venga por parte de las hadas, pero muy escasos nombres se conocen de ellos.
La fuerte risa de los enanos en la fuente pública empezando a desnudarse para bañarse ahí mismo les hizo mirar de reojo y parar de hablar. Elrond suspiró a la vez que llegaba Thorin para poner orden.
- Tenle paciencia a Thorin. Él no te matará. Ya eres de su compañía, ¿por qué te aíslas?
- En realidad... todavía pienso que hay gente además de él que me considera un estorbo para ellos. No se pelear... no se defenderme muy bien... ni siquiera se conducir un pony... Fili y Kili se turnan para tirar de mis riendas, y eso que vamos en fila - ella se cruzó de brazos.
- Eso no es saber dirigir un pony, eso es que te han dado un pony cabezota. Si decides irte, te regalaré un pony dócil del establo; si decides quedarte, te regalaré una habitación.
Zoba observó al elfo en silencio, mientras él seguía mirando a los enanos regañar abajo.
Abajo, en la fuente, Thorin bufaba mientras los otros enanos se volvían a vestir de nuevo. Balin el viejo no se había desnudado y fumaba tranquilo en un banco. Ambos miraron hacia arriba a ver a Zoba y a Elrond en el balcón.
- ¿Por qué crees que no se queda con nosotros? Prefiere irse por ahí con los elfos - dijo haciendo un anillo de humo.
- Porque es más elfa que enana, y ya sabes, las razas tienden a juntarse - Thorin los miraba seriamente.
Esa noche en la que los enanos se daban un festín en el jardín con una pequeña hoguera y muchas risas, Zoba subía una escalera paseando. Quería ver las estrellas, pues Rivendel es un lugar en el que las estrellas brillan como en una bóveda. Thorin la vio, y levantándose de alrededor de la hoguera, subió por las escaleras detrás de ella. No había venido a comer, y no se estaba reuniendo con ellos a cenar, aunque seguro que había comido algo con esos elfitos pesados y cultitos.
La vio apoyada en el muro de piedra mirando las estrellas, con un recogido en su pelo en forma de flor, y justo cuando iba a tocarle el hombro, una conversación abajo le llamó la atención a ambos, también a Zoba, que no se había dado cuenta de que Thorin estaba detrás.
- Ese dragón lleva 60 años dormido, ¿y si no sale bien lo que tenéis pensado? - Elrond paseaba acompañado.
- Confío en Thorin y en los demás, si lo conseguimos, los enanos recuperarán lo que es suyo y dejarán de ser un grupo errante - con Gandalf, su acompañante.
- Esa familia está maldita. Su abuelo sucumbió a la locura por tanta riqueza y su padre desapareció también sin estar muy cuerdo. ¿Qué te hace pensar que Thorin no acabará así? - Elrond continuaba hablando, sin saber que estaban siendo espiados.
- Thorin ha tenido otra vida. Después de ser expulsado por un dragón y humillado por los elfos de Mirkwood... sobre todo por Thranduil - Gandalf no se cortaba, y Zoba miró hacia atrás al escuchar un suspiro leve, viendo a Thorin, también escuchando la conversación - ...Thorin ha pasado junto con su Compañía, siendo un príncipe, rebajado a trabajar para los humanos con cualquiera de sus chapuzas para poder subsistir, y ahora se han cansado, Elrond. Es normal.
Zoba miraba a Thorin desviar la mirada afligido, enterándose de su pasado por oídos de terceros delante de él. A él le estaba dando vergüenza y odio escuchar eso, pues no es un pasado del que alegrarse. Además, le daba enfado volver a escuchar el nombre de Thranduil, rey de los elfos, a quien odiaba con rencor (y nuestro segundo maromo para Zoba) Pero Thorin no iba a ser el único que lo pasase mal esa noche...
- Además, me parece que empiezan a aceptar a la estelar que lleváis en la compañía...
- Zoba ya es uno de los nuestros - Gandalf caminaba apoyándose en su bastón - Es ágil, astuta y fuerte...
- Y le da miedo el fuego y la oscuridad. ¿Y queréis que se meta en la Montaña Solitaria a robarle la mejor pieza a un dragón escupefuego? - la voz de Elrond se escuchó alta y clara - Por eso me gustaría que se quedase aquí, en Rivendel.
Thorin levantó la cabeza y miró rápidamente a Zoba, que escondió la mirada con vergüenza. Sí, los elfos son bocazas. Todos. Apretó sus pequeños puños cuando notó a Thorin acercarse detrás de ella.
- Tú... - susurró él, pensando en si echarle en cara sus miedo o mandarla callar sobre lo que había oído de él - ¿te... quedarás aquí? - dijo al final.
Ella se mantuvo en silencio un par de segundos.
- No... quiero seguir. No quiero defraudar al señor Bilbo Bolsón - ella le daba la espalda.
- Al hobbit... ya veo... pero si tanto miedo te da el fuego, cogiste un enorme tronco ardiendo de la hoguera de los trolls...
- No quería... que me matases... - ella dio un susurro levemente audible bajando la mirada.
Thorin cerró los ojos. Ciertamente, aquellas fueron unas palabras duras para una pequeña que pasaba el primer día con unos desconocidos llevados a la fuerza y obligada a robar.
- Siento que escucharas eso... no... siento haber dicho eso. Al final pudiste hacerlo bien sin sufrir ningún daño. Tal vez lo hiciste alguna vez en tu pasado, ese pasado que no recuerdas...
- Thorin... ¿tu te avergüenzas de tu pasado?
Thorin levantó la mirada y se acercó a ella, mirándola fijamente.
- ¿Por qué hacerlo? He aguantado hasta ahora muchas cosas, he cargado con un orgullo roto 60 años, ya lo has oído...
- ¿Entonces por qué te entristece que lo sepa? Eres un príncipe...
- Un príncipe sin reino, sin trono, sin hogar...
- ¿Eso vamos a recuperar, no? - ella dio una suave sonrisa - En realidad yo pensaba que esto era un mensaje de las estrellas, alguien que se preocupaba por mí y me envió a vosotros, que pudiese recuperar mi memoria... pero también quiero ayudaros a recuperar Érebor... claro... si no te repudia que tenga estos miedos que intentaré superar.
Thorin la miraba fijamente, y entonces, ocurrió algo un tanto inesperado. Thorin sonrió.
Zoba se destensó y se animó, empezando a reír por la incómoda situación que habían tenido y sintiéndose mejor ambos. Tanto, que el príncipe enano también rió suavemente.
Gandalf y Elrond pararon de caminar por el paseo al escucharles reír sonoramente. Elrond miró al cielo, y sobre sus ojos caoba brillaron la infinidad de las estrellas de la bóveda del cielo que cubría Rivendel con mucha más fuerza de lo normal. Era verdad que la risa de los estelares hace reaccionar a lugares años luz de ellos. Tal vez ellos viniesen de las estrellas, realmente.
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