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Capítulo 21: Es hora de marchar

El campo se batalla se volvió silencioso a medida que bajaban de la montaña del Cuervo. Los enanos recibieron la noticia de la muerte de su rey y de sus sobrinos, y la tristeza los invadió mientras subían a recoger sus cuerpos.

Abajo, nadie hablaba de la sucedido. Los heridos y los supervivientes estaban sentados o tumbando, descansando, pensando y lamentando, agradeciendo y abrazando, forzándose a sonreír.

Cuando los soldados elfos vieron bajar a su rey andando, se levantaron y se pusieron en filas, rectos como árboles y firmes como piedras, en formación. Thranduil hizo un resto de rompan filas y descansen con la mano, cosa que obedieron al momento, como una señal venida del cielo.

Thranduil podía ser frío y arrogante, pero él también era un elfo. Un elfo que había entrenado y luchado, un elfo que sabía amar y premiar. Y ese día, su ejército merecía un gran descanso y bien merecido, más serían premiados al volver a Mirkwood.

Vio también a su hijo sentarse con la tropa y al Medio Elfo acercarse a él para sanar su brazo roto, pero el Príncipe rechazó la oferta, pidiendo que ayudase primero a hombres, elfos y enanos que se debatían entre la vida y la muerte.

Thranduil se enorgullecía de él, de su pequeña Hojita (me encanta ese lindo apodo para él) pero nunca se lo decía. Fue con Elrond a ver la gravedad de la situación y a valorar las bajas.

Apartados en una esquina, Zoba, Galadriel y Gandalf miraban el desolado campo de batalla mientras el mago encendía su pipa. Fue el quien rompió el silencio incómodo.

- Asi que... Zoba ya recuerda todo...

- Si... necesita tiempo y estabilidad para acordarse de todo bien y superar esto...

Galadriel acariciaba el pelo de su hija en su regazo. La estelar se encontraba muy ausente y parecía no ver ni oír nada.

- Zoba, hay que afrontar la muerte como una parte de la vida... - el mago la miró - es tan natural como vivir. Estas pérdidas... No significan que ya no existan, todo lo contrario. Ellos ahora pasarán a ser inmortales.

Pero Zoba no parecía escuchar nada. Los enanos bajaron de la montaña cargando con los cuerpos de sus fallecidos hacia el interior de Érebor, donde serían tratados, limpiados y preparados para su funeral.

- ¿Quieres quedarte al funeral? - preguntó la dama mirando a su hija.

No esperaba respuesta de la pequeña que le daba la espalda, pero ella le asintió lentamente.

- Está bien, amor... es una despedida que tienes que aceptar. Yo te esperaré fuera para irnos cuando quieras... o irte con quien quieras estar.

Pasadas un par de horas, llegaron algunos carros para llevar a los cadáveres al campo de batalla, y también estaba listo el funeral. No había tiempo de ponerse ropas negras ni encender velas, sólo un rato para despedirse por tus seres queridos.

Dentro de la bonita habitación, los cuerpos de los tres enanos estaban colocados sobre sus futuros lechos de piedra para ser orados. Dentro, apoyados en la pared, Galadriel, Beorn el cambiapieles que una vez que les ayudó, Dain, el primo de Thorin, y Zoba, veían entrar al resto de la Compañía de enanos a despedirse de sus amigos.

La estelar miraba con ojos enrojecidos y dolidos cómo se daba el pésame y cómo actuaban los enanos para hacerlo ella después. A los tres cadáveres les pusieron sus armas entre sus manos y se despidieron de ellos, poniendo la mano en su frente y sin hacer ningún ruido.

Fili y Kili, los dos hermanos, estaban puestos juntos, con sus heridas limpias y sus rostros blancos, no tenían ninguna expresión de tristeza o dolor. Solo descansaban.

Gandalf entró después al velatorio, pues se estaba despidiendo del rey de las Águilas y dándole gracias por todo.

Se acercó hasta Thorin y se inclinó hacia su oído susurrando.

- No tuve la oportunidad de decírtelo en vida, Escudo de Roble... pero tu padre te quería. Quería que lo supieras...

Zoba notó que alguien le agarraba el brazo despacio y se giró. El primo de Thorin, Dain, la miraba.

- Me hubiese gustado conocerte en otras condiciones - susurró el enano - pero Thorin para hablarme de ti, se refirió como la persona que amaba.

Zoba bajó la mirada apretando los dientes sin responder.

- Me han contado todo lo que hiciste por él. Te debo dar las gracias por cuidar de mi primo, y también por salvarme la vida en el campo de batalla.

- Me hubiese gustado poder cuidar más de él... - susurró la estelar con la voz rota.

- Él está en paz. No te preocupes...

Antes de que Zoba llorase, el viejo Balin fue a su lado a tomarla del brazo y llevarla para despedirse de los hermanos y Thorin.

Justo en ese momento, Elrond entraba silenciosamente a la sala después de un largo y duro trabajo de sanación, y Galadriel le hizo un gesto con la cabeza para que saliese con ella fuera, a los balcones.

Balin llevó del brazo a Zoba hacia el hermano menor Kili, a ver su rostro en paz, que siempre estaba adornado por una sonrisa traviesa, tremendamente amable y cariñoso, considerado casi su hermano, y besó su frente entre los mechones de su cabello oscuro.

Llendo hacia Fili, hermano mayor, siempre sonriendo con cariño y serenidad, escondiendo a un niño interior un poco trasto como su hermano, Fili había sido para ella como un bondadoso hermano mayor. Ella acarició sus trenzas rubias, y besó sus mejillas.

Llegando por último a Thorin, ese enano serio, cascarrabias y carismático, Zoba tuvo que apoyarse en Balin para no venirse abajo. Thorin había sido para ella mucho más de lo que se veía de puertas afuera. Había sido un referente, un líder, un padre, un amante, un amigo.

Él siempre había sido un enorme muro impertubable e infranqueable, y ahora verle acostado siendo tan vulverable e inocente, conseguía hacer venirse abajo a cualquiera. Zoba acarició sus manos en la empuñadura de su espada, ásperas y frías, manos de un enano trabajador, y besó sus labios con cariño por ultima vez. Habría dado lo que fuese por tomar ella la iniciativa de besarlos mientras que aún estaban calientes.

Balin susurró a su lado.

- Pensamos en ponerle entre las manos la Piedra del Arca, la joya del rey... pero se perdió durante la batalla. Además, no todos estamos de acuerdo. Esa piedra sólo ha traído desgracias.

Zoba asintió mirando a Thorin. Se acercó un poco más a él, y sacó de entre su ropa un pequeño objeto blanco y magullado que colocó entre las frías manos del rey enano: la horquilla de flores rota.

- Te dije que era un amuleto de la suerte... - Zoba apoyó su cabeza en el brazo frío de Thorin mirándole - tenerlo es lo que me salvó de no morir al momento por la catapulta... si lo hubieras llevado tú... si tú...

Balin frotó su espalda alejándola de él despacio y se dejó abrazar antes de que llorase.

- Ese pequeño adorno significa para él mucho más que la Piedra del Arca ahora mismo. Gracias, de corazón.

El grupo se quedó velando un poco más a los enanos, pues luego los enterrarían en lo más profundo de la Montaña Solitaria.

Mientras, en los balcones exteriores, Galadriel se había sentado en lo alto de una pequeña almena, viendo todo el campo de batalla. Elrond estaba a su lado apoyado mirando cargar a los cadáveres en los carros.

- Has hecho un maravilloso trabajo ahí abajo, Elrond - dijo ella con su suave voz.

- No todo lo que hubiese querido - contestó él serio.

- No podías haber ido más rápido. Ten por seguro que tienes la gratitud de Thranduil por curar a los elfos, y la de Thorin, que en gloria esté, por sus enanos.

Elrond se mantuvo en silencio. No le importaba que estuviesen en deuda con él, pues no lo hacía para pedir nada a cambio. Salvar vidas es muy importante para él. La dama Galadriel lo sabía bien, demasiado bien. Ahora tenía que darle una devastadora noticia al elfo.

- Tengo entendido... que al igual que Thorin y Thranduil luchas por el corazón de Zoba - dijo mirándolo.

- Y si así fuese, ¿Sería algo malo? - Elrond la miró - He pasado mucho tiempo solo, criando a mi hija Arwen solo. Desde que Celebrían partió a las tierras imperecederas se llevó también mis ganas de volver a tener a alguien entre mis brazos, pero esa estelar me las ha devuelto.

- Se que amaste a mi hija Celebrían como nadie, y ella te amó con todo su ser, y te sigues torturando por no haber podido sanar sus heridas - la dama cerró los ojos con pena - pero debo confesarte algo...

Elrond la miró callado, esperando las buenas o malas noticias.

- Zoba está recuperando sus recuerdos. Sabe quién es, sabe de donde viene. Sabe de su familia.

- Eso me dijo una vez terminé de sanarla. Me alegra gratamente - Elrond asintió.

- Zoba es una hija que tuve con un hada - confesó - Zoba es la hermana pequeña de Celebrían, o Sele, como ella decía de niña, tía de Arwen, y tu cuñada.

Galadriel notó como esas palabras hicieron mella en el pecho del Medio Elfo, pues su cara se volvió blanca y giró la vista al suelo. Jamás se imaginaría que las dos personas que amase serían hermanas.

- Zoba es un secreto que compartido siempre con Celebrían y Gandalf. No quería que saliese a la luz que había tenido una hija fuera del matrimonio, siendo una estelar, Smaug estaba suelto y debía protegerla como fuese. Celebrían la enseñó a leer y escribir, a hablar, a... todo. Fue más madre para ella que yo. Y me arrepiento de no haber disfrutado de mi hija por miedo.

Elrond no estaba muy pendiente de lo que le contaba. Sólo de la noticia que le desbarató el alma. Zoba era familia suya, hermana pequeña de su amor. Todo esto se resumía a que no tenía ninguna oportunidad con ella.

Galadriel le miró en silencio, sabiendo que necesitaba estar solo, y se retiró de los balcones.

Un rato después, el funeral enano terminó, y los tres fueron enterrados en hermosas tumbas de mármol. Al no tener descendencia del linaje de Thorin y sus sobrinos haber muerto también, la corona del rey de los enanos le correspondía a Dain II, pero Zoba no se quedó a la coronación. No tenía ganas.

Salió a los balcones arrastrando los pies en busca de aire fresco, y en busca de las frías piedras donde apoyar sus ojos hinchados de tanto llorar. Estaba atardeciendo, y todo Érebor de teñía de suave ámbar naranja.

Zoba levantó la mirada. Le llamó la atención un brillo que venía desde otro balcón y se asomó. Los ultimos rayos de sol chocaban contra una armadura color ocre y la hacían brillar más.

- ¿Elrond? - susurró ella quitándose los restos de las lágrimas.

Caminó hacia el Medio Elfo, que apoyado en el muro del balcón, observaba los carros irse, limpiando el campo de muertos de su bando.

- ¿Ha terminado el funeral? - preguntó sin mirarla con un susurro.

- Si...

- Se que tienes el corazón dolido. A mi me reconforta pensar que cuando un hombre ha luchado por los suyos buscando el bien para todos, que ha dado todo de sí, puede descansar en paz. Thorin dormirá eternamente con una sonrisa.

Zoba asintió frunciendo los labios con un sollozo de agonía, pero no iba a llorar más. Elrond le daba la espalda con la cabeza baja y las manos juntas.

- ¿Estás... rezando? - preguntó ella.

- Hay mucha gente que no he podido salvar...

- Hay mucha gente que esperaba morir hasta que has venido tú. Yo entre ellos... - Zoba se apoyó a su lado en el muro, buscando su cara sin poder verla.

- A ti te hubiese salvado incluso a costa de mi propia vida. No lo dudes nunca...

Zoba seguía buscando su cara, escondida entre su pelo y sus brazos. Suspiró y miró los carros yéndose. Vio a Legolas abrazar a unos elfos y darles unas palmadas en las espalda. Él había perdido amigos y compañeros en esta guerra.

- Me duele ver estas pérdidas... - susurró ella.

- Todos hemos perdido algo o alguien en esta guerra.

Elrond giró la cabeza un poco y Zoba giró la vista a ver. Al igual que Legolas se despedía de algunos elfos, Thranduil también estaba en un carro tapado con una manta blanca.

Zoba le veía acariciar con su mano derecha, mientras que su cara estaba apoyada en algo. Entrecerró los ojos para ver mejor sobresalir detrás del rey unas enormes astas. El rey acariciaba el lomo de su alce mientras dejaba su frente sobre su cuello, mientras con la otra mano arrancaba las flechas malditas del pecho de su animal.

A Zoba se le llenó el corazón de pena. Era un animal grande y fiel, cariñoso y noble.

- Le está dando las gracias - susurró Elrond - ha cuidado de su rey hasta el final.

Ahora sí que Zoba escuchó su voz rota presente. Miró al Medio Elfo con curiosidad.

- Y tú... ¿Que has perdido en esta batalla?

- ¿Yo? - preguntó él, sin esperarse esa pregunta - Yo he perdido la oportunidad de volver a ser feliz.

Zoba frunció el ceño y agarró al elfo del brazo para girarlo.

- Elrond, por favor, mírame... se que no estás bien...

Elrond levantó la cara mirándola.

Sus ojos brillaban como si tuviese en ellos una cúpula que no le dejaban soltar lágrimas, como si fueran una hermosa bóveda de estrellas.

- Elrond... - ella tomó su cara entre sus manos.

Pero él se soltó de sus manos, y acercándola de la nuca, besó su frente con ojos vidriosos.

- No te quedes aquí envuelta en amargura con ese enano de rey - le adviertió - Si quieres encontrar la felicidad de un nuevo amor, vete a Mirkwood con el Rey Elfo. Cuando lo conozcas de verdad, te gustará.

- Elrond...

- Si no es así, las puertas de Rivendell estarán siempre abiertas para ti. Tu familia te recibirá con los brazos abiertos.

Dicho esto, el Medio Elfo pasó por su lado haciendo volar su capa y entró a la sala, dejando a la estelar sola en los balcones.

Se apoyó en la piedra pensando que es lo que debería hacer ahora con su vida. Elrond daba siempre grandes consejos y buscaba lo mejor para ella, pero ¿Sería felíz con el rey elfo?

Galadriel y Gandalf la miraban desde lejos. El mago parecía cansado y devastado.

- Mírala... Solo un ciego no puede ver cuánto dolor arrastra la joven... - dijo dándole una calada a su pipa.

- No quiero que mi hija siga sufriendo - dijo la dama con su pelo al viento - Pero no se quién es el más acertado para su corazón.

- De momento, en el sepulcro de Thorin se han encerrado dos corazones sin darnos cuenta - el mago suspiró - hay que sacar el de Zoba de ahí y darle vida de nuevo.

- Silencio, Gandalf. Ahí viene.

Los dos se mantuvieron en silencio al ver cómo aparecía el rey elfo caminando silenciosamente hacia ella.

- Zoba, los elfos nos iremos pronto. El ejército está descansado y los difuntos preparados. Nos marchamos.

A Zoba le volvieron las imágenes de Thranduil acariciando a su alce a la mente, y se giró a mirarle. Tenía una cara seria mezclada con tristeza.

Thranduil no esperaba una aprobación. Esperaba un sí o un no de su parte, para hacerle saber si se iría con él. Ella apretó el borde de su vestido entre sus manos.

- Déjame despedirme de mis amigos y partiré contigo.

Esa respuesta no se la esperaba el rey elfo, aunque su porte orgullosa dijese lo contrario. Dio una pequeña sonrisa de satisfacción y asintió mientras bajaba con los suyos.

Zoba hizo caso a los consejos de Elrond. Si esto no salía bien, siempre podría volver a Rivendell con su familia, Galadriel, pero ella no sabía que allí le esperaban también un cuñado y tres sobrinos, además de algunos hermanos mayores que no mencionaremos.

Dentro, los enanos dijeron lo mismo. No recomendaban a Zoba quedarse con ellos durante el reinado de Dain, pues este era más belicioso y ambicioso que Thorin, y Érebor tenía muchos recuerdos dolorosos para ella. Pero ella no dejaría a sus amigos así como así. Les escribiría cartas siempre que pudiese y vendría a verlos. Ellos también eran su familia.

También se despidió de su madre, Gandalf y Beorn, pero no encontró a Elrond para hacerlo.

Abajo, Legolas la esperaba con una pequeña sonrisa.

- ¿Seguro que es una decisión acertada venir con nosotros? Te tendré que ver todos los días - dijo ofreciendo su brazo.

- ¿Eso sería malo?

- No del todo, pero te molestaría todos los días. De forma cariñosa, claro. Ven a mi caballo.

Zoba le siguió. Los elfos empezaban a irse en los carros, a pie y en caballo. Thranduil no había mirado atrás antes de empezar su marcha con un caballo blanco, guiando a sus elfos.

Legolas la subió a uno tordo y se subió delante de ella.

- Debería llevarte mi padre, pero déjalo estar por hoy. Está asumiendo que ha perdido a Moose - dijo empezando a caminar con el caballo.

- Lo entiendo muy bien - ella se apoyó en su espalda cerrando los ojos.

- Le ha gustado mucho tu decisión, aunque no lo parezca. Sólo que... todos estamos muy cansados, física y mentalmente. Puedes dormir en mi espalda si quieres durante el trayecto, no me importa.

Zoba hizo caso al Príncipe elfo y lo abrazó acomodándose al lado de su carcaj vacío.

Desde lejos, Elrond veía montado sobre su caballo negro la tropa de elfos marchándose. Ahora sólo le quedaba volver a Rivendell y seguir con su vida tal y como era, esperando que Lindir no le hubiese puesto todo patas arriba.

- Aquí estás, pensaba que ya no te vería...

Galadriel apareció detrás de él.

- ¿Triste por no haber sido el elegido?   - preguntó.

- No es que fuese una opción para ella - dijo sin dejar de mirar a los elfos.

- Elrond... hace cientos de años te entregué a mi hija Celebrían para tu matrimonio, y los elfos sólo amamos de verdad una vez.

- Eso es mentira - sentenció él mirándola con seriedad - amaba a Celebrían, muchísimo, siendo ella mi vida y mi todo. Pero a Zoba también la amo así, y estoy completamente seguro que ninguno de esos dos sentimientos es falso. No se si por tener sangre humana también me hace amar asi, pero si no es por eso, es una mera leyenda élfica.

(Elrond y Celebrían ;-;)

Galadriel sonrió. Siempre consideró a su yerno una persona maravillosamente sincera.

- Entonces, si de verdad piensas así, no tengo problemas en volver a entregarte a otra de mis hijas.

Elrond la volvió a mirar, pero de otra manera. Una forma más... calmada y curiosa.

- Elrond, nos conocemos. Se como eres, se como amas. Pero tú le has hecho a Zoba tomar la decisión de irse con Thranduil. Yo no te dije en ningún momento que no pudieses competir por ella. La endogamia no es algo raro entre los elfos - Galadriel sonrió - Estoy ansiosa por ver cómo ambos os las ingeniáis para conseguir su amor.

Elrond dio una pequeña sonrisa de lado y golpeó su caballo. Este se encabritó con un relincho y trotó rápidamente hacia el bosque.


Galadriel lo miraba de lejos. Puede que Zoba haya perdido a Thorin, pero ella no se quedará sola. Sabe bien que su corazón es de uno de los dos, pero de quién, lo veremos pronto, pues aún quedan muchas cosas por suceder.

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Y así terminamos estooo :3

Veremos próximamente que es lo que sucede, como Thranduil tratará a Zoba, y cómo Elrond querrá enmendar su error! :3

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