Capítulo 17: Permiso
No tenía sueño, bueno si, pero tenía ganas de escribir. (Zoba con ganas de escribir una batalla? Quien eres tu???!!!) Ya lo entenderéis por qué :3
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Dain dio órdenes a los suyos en el idioma de los enanos, y Thranduil, obviamente, lo hizo en élfico. Las flechas élficas volaban por el cielo hacia los enanos, y varios de ellos montados en inmensos carneros arremetían contra los elfos, protegidos con sus escudos y asomando sus lanzas.
El alce de Thranduil pasó al lado del caballo negro de Elrond hablando en élfico.
- Repliega a los humanos. Mi ejército se basta para esta escoria de enanos.
- ¿Dónde se ha llevado tu hijo a Zoba?
- Seguramente a la ciudad del Valle, junto a mujeres y niños, a salvo.
Durante el choque de enanos y elfos, se escuchó un profundo rugido proveniente de las montañas vecinas que hizo detener la pelea desde ambas partes. Enanos y elfos a punto de morir pararon y miraron a la montaña vecina.
¿Alguien se ha parado a mirar la belleza de este elfo de la tropa de Thranduil? Por favor, gente así no debería ir a la guerra, que desperdicio... hay que preservar el gen de belleza en los elfos, igual que el enano que tiene detrás, SO FEO, que no eres mas feo porque no entrenas.
Bueno, prosigamos.
En lo alto de una montaña, Azog el Profanador sonreía viendo avanzar sus tropas de orcos hacia el valle de la batalla, con enormes trolls con catapultas y otros que usaban sus propios cuerpos de ariete, que se dedicaban a ir a por las máquinas de guerra.
- ¡Cambio de rumbo amigos! - Dain giró su cochino siendo el primero con su martillo - ¡Contra las tropas del mal! ¡Que no se acerquen!
Los enanos abandonaron la batalla con los elfos y se fueron a seguir a su jefe. Los elfos volvieron a su formación, esperando órdenes de su rey. Thranduil sólo observaba con seriedad.
- ¿Los elfos no atacan? - en la barricada, Kili le preguntó a Balin.
- Los elfos son orgullosos, el que monta al alce todavía más... - admitió el viejo.
- ¡Yo me bajo! -Kili se subió a la barricada, pero Thorin lo agarró de la ropa devolviendolo al suelo.
- Ni se te ocurra. Que nadie se mueva - amenazó Thorin.
- ¡Pero Thorin! - Bifur resopló - ¡Tu primo ha venido a socorrernos, tenemos que ir nosotros ahora!
- ¡He dicho que nadie se mueva! - Thorin los fulminó a todos con la mirada.
- Tio Thorin - Fili avanzó con seriedad - Zoba está ahí abajo.
- Zoba es una traidora - dijo con lentitud acercando su cara a la de su sobrino - Ha preferido escaparse a quedarse conmigo...
- ¡Cualquiera en su lugar lo haría, porque estás insoportable!
Su sobrino mayor le empujó para pasar y se fue a otro lado. Thorin lo miró con severidad.
En la batalla, Thranduil miraba seriamente a los enanos formar un escudo defensivo contra los orcos. Elrond, a su lado y un poco más bajo en su caballo, le reprimió con una mirada.
- Los enanos han dejado de lado su orgullo rápidamente contra una amenaza mayor. ¿No vas a tragarte el tuyo y combatir juntos?
Thranduil apretaba las riendas de su alce y la mandíbula.
- ¿Toda esa historia que contaste en la tienda sobre que dejarías de lado el orgullo de tu venganza por Zoba era mentira?
En ese momento, una lluvia de flechas voló desde el bando de los elfos hacia la primera línea de orcos, haciendo más fácil la batalla. Luego, las tropas élficas se echaros encima de los orcos para combatirlos por orden de su rey, que fue rápidamente sobre su alce de combate con los cuernos de por medio, arrasando.
Elrond sonrió un poco. Sabía que el interés de Thranduil por ella era verdadero y que mencionándola reaccionaría.
El sonido de la destrucción de los muros de la ciudad alertó al Medio Elfo. Enormes trolls destruían los muros para que los orcos entraran en la ciudad.
- ¡Humanos, a defender a vuestras familias! - Elrond levantó un brazo con su espada.
Un grito humano le siguió mientras que Elrond avanzó con su caballo rápidamente al interior. No tenía la obligación de defender humanos, pero al declararse su representante en la guerra, si. Además, una pequeña estelar se había refugiado allí...
En la ciudad del Valle, Legolas trotaba suavemente con su caballo. Había ordenado a las mujeres y niños que se escondiesen dentro de las casas y pusieran barricadas en puertas y ventanas. El Príncipe elfo se paseaba por las calles asegurando que no quedaba nadie fuera.
- ¿Te encuentras mejor? - preguntó él.
- Sí, algo mejor... tu olor a lavanda hace que me relaje...
- No te preocupes, cuidaría de ti aunque nadie me lo pidiese.
- ¡¡LEGOLAS!!
El grito al lado de su oído desconcertó al elfo, que miró hacia donde Zoba señalaba para ver a un enorme troll intentar subir por el muro, rompiéndolo. Rápido como un relámpago, Legolas sacó su arco y disparó una flecha contra el ojo del monstruo, que cayó con un gruñido. Del boquete que dejó, empezaron a entrar orcos.
- Que rastrero... agárrate fuerte.
Legolas movió su caballo y cabalgaron juntos calle arriba, antes de ser atrapados por los orcos. Otro troll apareció por una calle que los embistió de un manotazo.
El caballo rodó por el suelo, el príncipe se chocó contra un muro cayendo inconsciente y Zoba contra unas cajas de madera que rompió.
El troll rugió acercándose. Era de un feo color gris de carnes colgonas y llevaba sólo un taparrabos. Ella lo miró con miedo al ver como esa bestia se le acercaba y Legolas no podía ayudarla. El miedo la volvió a petrificar cuando el troll levantó su enorme martillo sobre su cabeza. ¿Quién vendría a salvarla ahora? Seguramente a Elrond no le de tiempo...
- "Puedes detener el golpe" - escuchó en su cabeza - "Puedes plantarle cara sin tenerle miedo, pues ellos deberían temerte a ti"
Todo en la mente de Zoba pasaba muy rápido. ¡La daga! Pensó.
- "¡No gastes el veneno de tu arma! ¡Usa las manos!"
El troll bajó su brazo para aplastarla, pero unas pequeñas manos blancas chocaron contra el acero, aguantando el no herirla. La enorme fuerza de la estelar luchaba contra no morir a manos de un sucio orco. Zoba aguantaba con su fuerza el martillo, apretando los dientes.
- "Muy bien, mi niña. Demuestra que sabes cuidarte sola. Impresiónalos a todos. Eres una máquina de guerra que pocos conocen. Si no les ayudas, veo un futuro cubierto de sangre"
Zoba giró sus brazos, logrando derribar al troll a un lado y quitándole su martillo, con que le aplastó la cabeza en un momento. Levantaba el arma siendo más grande que su cuerpo sin que le costase y fue delante de Legolas a protegerle ante la llegada de nuevos orcos.
- ¿Alguien más quiere que le aplaste la cabeza? - dijo temblando y llena de sangre de troll.
Chillaba para sentirse confiada, gritaba para intentar dar miedo. Sabía que tenía poder pero no sabía usarlo. No quería matar, pero no quería morir. Todas esas cosas la hacían atacar a los orcos a diestro y siniestro, con el corazón acelerado y las lágrimas a flor de piel, sin separarse de Legolas.
El grupo de humanos armados con espadas, lanzas, horcas y machetes estaba llegando al lugar por donde entraban los orcos, dirigidos por Elrond. El vio que un poco más alejado, varios orcos salían despedidos por el aire, como si fueran lanzados. Desvío su caballo y fue a ver, para encontrarse a la pequeña estelar golpeado a diestro siniestro con el enorme martillo al grupo de orcos.
Exterminó con su espada al galope a los que quedaban y bajó de un salto de su caballo, justo antes para esquivar un martillazo que por poco le cuesta la vida a manos de Zoba.
- ¡Zoba, calma! ¡Soy yo, Elrond!
Pero la estelar sólo procuraba que nadie se le acercase, fuese amigo o enemigo. Elrond esquivó otro golpe de Zoba, y cuando su martillo dio contra el suelo, se lanzó a embestir a la estelar para caer al suelo con ella.
- ¡Zoba soy yo! ¡Mírame, no tienes nada que temer!
El Medio Elfo limpió los ojos de lágrimas y sangre de la estelar haciendo que le mirase a los ojos. El pecho de la pequeña bajaba y subía aceleradamente por los nervios y la excitación.
- El...rond... - susurró mirándole, al borde de las lágrimas.
Él la apegó contra su pecho y se levantó con ella. Agarró al Príncipe elfo y lo echó sobre la silla de su caballo, y tomando las riendas, tiró de él hasta el callejón al lado de la casa, para esconderse detrás de ella antes de que pasaran los orcos y no los vieran en el callejón. Dejó el caballo a un lado con Legolas inconsciente y se sentó en una pequeña escalera al lado de la puerta trasera con la estelar en brazos.
- No te preocupes, lo has hecho muy bien. Has aprovechado tu fuerza escondida.
- Odio la guerra... es horrible... - ella temblaba en su pecho - tanta sangre, tanta muerte... y Galadriel... me ha dicho que soy una máquina de guerra...
- Tienes la capacidad de serlo, otra cosa es que tú quieras servir para eso. No tienes que ser como esos trolls, sólo has actuado como alguien fuerte para proteger al elfo. Estas haciendo lo correcto.
- Es que tengo miedo... estoy horrorizada... tanta gente ahí fuera peleando y muriendo y yo sólo puedo actuar si me impulsa la ira...
- La guerra no es ira - Elrond le agarró la cara procurando que le mirase, para confirmar que sus palabras se quedaban grabadas en ella - la guerra es un escenario donde vives o mueres, y desgraciadamente te estas viendo envuelta en ella. Pero la guerra no es ira, nosotros no peleamos por odio. No aquí...
El elfo juntó sus frentes tratando de calmarla. El olor a café puro que emanaba del cabello del elfo también era muy relajante.
- Los elfos, enanos y humanos se han unido para vencer a los orcos. ¿Crees que eso es ira? La ira sería todos contra todos. Los enanos quieren proteger a Érebor y a su familia; los elfos el orgullo de grandes guerreros que son y la satisfacción de librarse de los orcos para siempre; a los humanos no les queda otra si quieren vivir para ver a sus hijos crecer... todo esperan a que llegue un nuevo día donde el campo de batalla se abandone y vuelvan a sus hogares y allí estén sus seres queridos. En esta guerra, Zoba... - él acarició sus mejillas - no se mata por ira... se mata por amor... se mata por vivir y no ver a los tuyos sufrir si te ven tirado en una fosa común...
Zoba miraba atentamente los ojos serios del elfo, mientras tragaba saliva intentando no llorar. De repente, un destello de luz cruzó su mente.
Ella estaba andando por un bosque verde, se escuchaba la hierba rozar sus briznas por el viento y los arboles crujir sus hojas al son del aire. Zoba veía sus manos, estiradas delante de ella, más pequeñas e infantiles.
- ¡Sele! ¿Dónde estás, Sele? - preguntaba ella entre risas.
Ella descubrió a una elfa sentada en una roca, vestida con trajes hermosos. Tenía los ojos más bonitos que había visto nunca.
- ¡Sele! - la pequeña Zoba corrió a su lado.
La alta elfa sonrió, y tomando en brazos a la pequeña, la sentó en su regazo.
- Zoba, quiero enseñarte algo...
Ella apuntó con un dedo hacia un entretenido conejo que escarbaba unas raíces.
- Aaawww conejito, Sele... - ella pataleó feliz.
- Si, pero ahora mira allí...
La elfa apuntó con el dedo entre los matorrales. Un zorro acechaba al pequeño conejo. La cara de la pequeña Zoba se volvió de terror.
- Sele... se va a comer al conejito... - dijo mirando esos ojos tan bonitos - va a matarlo...
- Zoba, la muerte es parte de la vida - dijo la elfa - Si tienes suerte, tu vida será longeva y feliz, como suele ser la de los elfos. Si no, espera a que tu muerte sea honorable.
- ¡Pero el zorro es malo! - rechistó la pequeña.
- ¿Tu crees? Mira bien...
Zoba se fijó en cómo la zorra salía lentamente del matorral sin hacer ruido. Estaba famélica y de su vientre colgaban pezones escurridos incapaces de dar más leche.
- El animal nunca caza ni mata por odio, Zoba. Si ese animal no caza al conejito, peligra su vida y la de las crías que ha traído al mundo. El conejo puede vivir, y no vivirá para vengarse de la zorra. Vivirá para volver con su familia. Ahora que te he dicho esto, ¿Quieres que la zorra no cace al conejito?
Zoba miraba antentamente pensando en las palabras de la elfa. No sabía que decir. Irremediablemente, morirá alguien. Se sorprendió cuando la zorra empezó a correr detrás del conejo hasta unos arbustos.
La elfa sonrió mirando en su regazo a la pequeña estelar tensa, aprendiendo una hermosa pero dolorosa lección de vida. Unos segundos más tarde, la zorra salió de los arbustos con el conejo en su boca, caminando rápidamente a su madriguera, de la que asomaban dos pequeños zorros hambrientos esperando la llegada de algo que llevarse a su boca.
- El conejito ha muerto, pero los zorros vivirán. El conejo no le guarda rencor a la zorra, pues ha perdido la batalla, pero sabe que su muerte no está infundida por el odio y que su cuerpo no será desperdiciado, pues alimentará las bocas de sus crías, al igual que el conejo arranca raíces jóvenes de los árboles para sus gazapos sabiendo que quitaba vida al árbol.
Zoba miraba cómo desaparecían los animales para ir a comer.
- Los hombres si que matan por ira y odio, y así no es la forma. Si tú algún día tienes que matar para vivir, matar para proteger, no lo hagas con odio y piensa en lo que amas, y pide perdón en cada golpe que des, procurando que nadie sufra más que lo necesario.
Todo se volvía más luminoso y la cara de esa hermosa elfa se difuminaba. Su voz sonaba lejana.
- Serás muy sabia y fuerte en el futuro... no tengas miedo de nada... mi dulce y tierna hermanita...
Zoba volvió en si por las sacudidas suaves que le daba Elrond. El lugar donde había estado la elfa, ahora estaba el medio elfo.
- ¿Que te ha pasado? Estabas en trance, me estaba preocupando... - si voz estaba nerviosa.
- He... recordado algo de mi infancia... creo... - dijo bajando la mirada pensativa - mi hermana mayor... Sele...
- Eso es fabuloso - el dio una pequeña sonrisa - Tienes que vivir para seguir recordando.
- Tengo que vivir... por los míos. Vivir para estar con ellos en el futuro... - Zoba sonrió.
- Eso es, pequeña estelar... ahora deberíamos irnos de aquí...
Elrond se iba a levantar, pero Zoba puso una mano en su mejilla con cariño.
- Las personas más solitarias son siempre las más amables...
Elrond observó a la estelar con cariño y tomó sus dedos para besar su mano.
- Tengo que pedirte algo... - dijo él.
- ¿Si?
- Permiso para poder besarte.
Zoba dio un respingo sobre su regazo de la sorpresa.
- Yo no soy un ladrón de besos como otros. Yo sólo lo haré si tengo tu bendición.
Zoba miró fijamente al elfo. No apartaba los ojos de ella ni un momento, ni por el ruido de la batalla que se hacía próxima a ellos.
- Pero... ¿Por que quieres...?
- No hay un motivo específico - admitió el medio elfo - Tal vez porque quiero, simplemente, o porque incluso llena de lágrimas y sangre de troll me sigues gustando. Y también porque puede ser que esta sea la última vez que nos veamos, si caigo en esta batalla.
- Elrond, no digas eso, por favor... retira eso último - ella lo pidió temblando.
- No puedo. Por eso te pido permiso para dejar que te bese como si nunca más pudiese volver a hacerlo.
Ella se mordió el labio inferior mirando a un lado. De verdad estaba sorprendida.
- No te muerdas el labio o te lo robaré - susurró.
Eso le hizo hacer soltar una pequeña risa a la estelar, que cogió el borde de su vestido para limpiarse la cara lo mejo que pudo.
- Vale, te doy permiso.
El guerrero de armadura color cobre asintió despacio pasando una mano por su cintura acercándola. Puso la otra mano en su mejilla mirándola de cerca y cerró los ojos con una pequeña sonrisa antes de juntar sus labios con los de ella.
Era suave y muy gentil, sin ninguna ansia y sin ninguna prisa, de cariño y de protección. Zoba sintió sus energías renovarse ante ese beso, y si no fuera por un golpe muy cerca de ellos, habría sido más largo e intenso.
Se separaron al escuchar como Legolas se caía del caballo aturdido, pues había recuperado la consciencia. Elrond se levantó dejando a Zoba en el suelo.
- Tengo que ir con los humanos. Recuerda lo que te he dicho. Ten fe y confianza en ti misma.
El Medio Elfo apretó sus pequeñas manos un momento antes de volver a sacar su espada e ir a apoyar a los humanos. Zoba, aturdida, miró a Legolas levantarse.
- Vámonos, tenemos amigos a los que proteger - ella sonrió cogiendo las riendas del caballo.
- ¿Desde cuándo tienes tanta confianza en ti misma? - preguntó el príncipe frotando su cabeza.
- Desde que hay gente que depende de mí.
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Espero que me querráis mucho :3
A ver Elrond, me comunican por aquí que eres the best husbando y que no quieren que te mate, asi que si no quieres morir entre terribles sufrimientos, espabila, ¿Oki :3?
Y aquí está el meme del capi anterior y meme de Elrond :3
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