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Capítulo 13: Buscando la Piedra del Arca

Tres días después de la muerte de Smaug, los enanos vivían con tranquilidad en la Montaña Solitaria, pero todos empezaban a notar que algo iba mal. Thorin no comía, no dormía, y se pasaba las horas caminando sobre su tesoro, obligando a los enanos a buscar entre las montañas de joyas su Piedra del Arca.

Zoba se paseaba entre las zonas más altas, buscando desde las alturas una piedra de mayor fulgor, aunque en realidad observaba a Thorin. Había cambiado mucho, estaba obsesionado con su tesoro y su ahora posición de rey de los enanos.

También le asustaba muchas veces su obsesión, porque empezaba a hablar solo y eso le hacía recordar las palabras de Smaug: "me tienta que te la lleves, sólo por ver a Thorin volverse loco... todos aquellos que le aman y le admiran... le odiarán".

Ella se estremeció mirando al techo. Los enanos se turnaban entre buscar la Piedra del Arca entre el oro y entre arreglar el techo que rompió Smaug en su agonía de morir. Zoba recuperó su arma, que cayó del cielo cuando el dragón desapareció y ahora, ya que Thorin no le hacía caso ni parece ser que el beso significó algo para él, solía aislarse paseando por Erebor.

Ella pensaba que después de ese beso, ellos serían algo más. Era su inocencia pensar que un beso iba vinculado a algo mayor, pero parece ser que no. Ahora Thorin solo pensaba en su tesoro y no había nada más.

Salió fuera a tomar el aire en un gran balcón y asegurándose de que no había nadie a su alrededor, sacó la Piedra del Arca de dentro de su vestido. Era hermosa y brillante y cabía entre sus manos.

Miró al horizonte suspirando y se frotó los ojos. Tenía miedo de que esto fuese a más, que Thorin terminase totalmente loco. Y, ciertamente, ella ya no estaba obligada a estar con los enanos. La misión era recuperar Érebor, y ya lo tenían. Ahora le correspondía una catorceaba parte del tesoro y se podía ir.

¿Cuál era la parte negativa de esto? Pues que no sabía volver a la Comarca de Bolsón Cerrado, Gandalf no estaba, no podía hablar con Galadriel y con Thorin no se podía contar, ni mucho menos pedir su catorceaba parte, que tampoco le importaba mucho. Todo perfecto y maravilloso.

Se escondió de nuevo la piedra entre sus ropas y volvió a dentro entre suspiros. A la noche, cuando los enanos descansaban, Balin estaba en un viejo escritorio mirando unos libros llenos de polvo. Zoba apareció por detrás y cerró la puerta para que nadie les interrumpiese. El enano mayor se giró.

- ¿Zoba? ¿No puedes dormir? - preguntó.

- Hace tres noches que no puedo dormir bien... - dijo acercándose.

- Ah, otra como Thorin... en realidad nosotros estamos igual, y trabajamos tanto para caer rendidos por la noche y poder dormir... todos estamos preocupados por él.

Zoba se sentó a su lado en un taburete.

- Balin... si por casualidad Thorin... encontrase la Piedra del Arca... ¿Se recuperaría? ¿Volvería a la normalidad?

Balin la miró con una sonrisa triste.

- Esa piedra trae una maldición de soberbia y egoísmo. Su abuelo la obtuvo, se volvió una persona... desconfiada, tacaña, un enano déspota... y antes no era así en absoluto. Thorin, aunque lo niegue, lleva el mismo camino. Que recupere la Piedra no hará ningún bien para Thorin. Si sigue perdida, será mejor.

Zoba miró al suelo con tristeza y apretó los puños. El enano se acercó un poco más a ella.

- O mejor dicho... sigue manteniéndola perdida... - susurró.

Zoba lo miró asustada. Balin sabía que Zoba escondía la piedra.

- Pero... ¿Lo sabes? ¿Quién más lo sabe?

- Eso me confirma que la tienes - el viejo ennao sonrió - Creo que sólo yo... pero que si alguien más lo sabe, será listo y se callará. Todos queremos lo mejor para Thorin.

- ¿Pero me la has visto? ¿Se me nota? - ella temblaba por si Thorin también la había visto.

- Lo se por tu comportamiento ausente. No sabes mentir... y desde que él te dio un beso no te ha hecho más caso. Debes estar dolida.

- Estoy más bien confusa... ¿Que se supone que hay entre nosotros?

- No lo sé... ¿Que sientes tú por él? - el anciano dejó los libros.

- Mucho cariño. En realidad, os he cogido mucho cariño a todos en este viaje. He hecho grandes amistades. Thorin es como un poco más especial... pero no sé...

- ¿Nunca has amado, Zoba?

- Si lo he hecho, no me acuerdo... - ella suspiró pensativa.

- Ah, tu amnesia... es raro que no hayas encontrado nada de tu pasado, ni siquiera un pequeño recuerdo...

- Pero tengo los recuerdos de mi estancia con el señor Bolsón y este viaje - ella sonrió.

- Anda, pequeña estelar, intenta irte a dormir... mañana será otro día.

Ella se acercó a darle un beso en la frente al enano y se marchó hacia las habitaciones. El enano se quedó sentado mirando la mesa.

- Ah, Thorin... lo tienes todo... y no tienes nada...

A la mañana siguiente, Thorin se paseaba nervioso cerca de su trono, anteriormentr ocupado por su abuelo. Llevaba su corona de rey enano y un gran abrigo de piel negro. Los enanos y Zoba estaban de pie delante de él, mirándole en silencio.

- Este amanecer anuncia el cuarto día... - dijo Thorin caminando, con las manos en su espalda - y aún no ha aparecido la Piedra del Arca - dijo mirando al hueco de su trono, donse iba incrustada - ¿Cómo puede ser?

Los enanos se miraron de reojo, pero ninguno dijo nada.

- La Piedra del Arca es el corazón de la Montaña, ¡La piedra del rey, la que simboliza el linaje de los Durin! ¿¡Acaso no soy yo el rey?!

Todos asintieron sin mirarle a los ojos. Zoba estaba detrás de todos los enanos, temblando suavemente. No reconocía a ese Thorin.

- Si alguno de vosotros tiene la piedra... y la esconde de mí... me vengaré. - dijo entre dientes.

El viejo Balin dio unas palmaditas al brazo de Zoba y una sonrisa de calma. Eso fue suficiente para que Thorin centrase sus ojos en ellos.

- Balin, ¿Que haces? - dijo acercándose.

- Zoba no se encuentra bien... - dijo mirándola - Está... asustada de lo que pueda pasar. Busca tanto como nosotros la Piedra del Arca. Además, no duerme bien...

Thorin miró a Zoba de reojo, mientras ella se esforzaba por no temblar y suspirar de tristeza.

Cuando los enanos se dispersaron, Zoba se volvió a aislar del resto yéndose de nuevo al balcón a pensar en la actitud de Thorin. Deseaba contárselo a la Dama Galadriel, pero no sabía cómo hablar con ella, pues ella era la que se comunicaba con Zoba. Ojalá sintiese su tristeza y vacío y le hablase...

Se llevó las manos al bolsillo y sacó un pequeño objeto, que observó suspirando y dando una pequeña sonrisa. A la vez, Thorin pasaba detrás sigilosamente, como un fantasma o un alma en pena. Se fijó en ella de espaldas a él en el balcón juguetear con algo en sus manos. Inmediatamente pensó en la piedra.

- ¿Que tienes en las manos? - dijo más bien gritando que preguntando.

La voz hizo dar un sobresalto a Zoba que escondió el objeto tapandolo con sus manos.

- ¡Zoba, que tienes ahí! - Thorin salió al balcón rápidamente y la hizo mirarle a la cara.

- No es lo que piensas... - dijo con el rostro pálido.

- A ver las manos - ordenó.

Ella le tendió sus manos temblorosas y las abrió. Dentro estaba su horquilla magullada en forma de flor. Thorin dio un suspiro mirándola a los ojos. Ella habló.

- Estaba pensando... en todo lo que hemos pasado en este viaje. A pesar de mal que lo hemos pasado a veces, los días sin comer, las noches escapando... me lo he pasado bien...

- Si... ese viaje por fin ha dado sus frutos... - Thorin se colocó a su lado admirando el paisaje - Érebor vuelve a ser de los enanos, por fin...

Zoba se mantuvo callada a su lado. Ya ni se atrevía a jugar con su horquilla.

- Últimamente te aislas mucho de nosotros - dijo Thorin mirándola - apenas comes y no tienes ánimo.

- Habla por ti - contestó ella secamente.

Thorin se sorprendió ante esa respuesta. Zoba no era tan borde hablando.

- ¿Que hable por mí?

- El que se aísla de los demás eres tú, el que ni come ni duerme eres tú, y el que pasa los días paseando por Erebor como alma en pena rogando por la Piedra del Arca eres tú. Thorin, eres rey por fin, el heredero del trono, no necesitas una joya que te indique lo que eres a cambio de destruirte...

- No entiendes lo importante que es esa joya para mi familia - contestó con voz dura.

- Pues no, no lo entiendo - ella se giró hacia él - viajando contigo aprendí que los bienes materiales no son importantes siempre y cuando tengas amigos fieles y familia que te quiere, y ahora los enanos están trabajando día y noche para complacerte buscando una piedra. Incluso yo... que durante los viajes me tratabas tan bien, con tanto cariño... y lo que pasó tras la muerte de Smaug... ¿Que fue eso, Thorin? Yo no se de estas cosas... no se nada y si lo sé, no lo recuerdo. Pero con tu comportamiento me das a entender que no ha sido nada.

Ella frunció el ceño habiendo escupido ppr fin las palabras que se atragantaban en su garganta y salió del balcón, pero Thorin la detuvo agarrando su muñeca. Ella le miró de reojo.

- Tienes razón, he sido... irresponsable. No he respondido a ti como debería estos últimos días, pero también pienso mucho en ti y en lo que haremos luego... pero después de encontrar la Piedra del Arca.

Zoba frunció el ceño todavía más. Dichosa piedrecita entrando en todas las frases de protagonista.

- Yo si se lo que quiero hacer - dijo segura - Quiero volver a la Comarca de los Hobbits.

Thorin la miró sobresaltado con su mirada helada y apretó la mandíbula seriamente con una amenaza en su rostro.

- Sí, firmaste un contrato con el señor Bolsón y cuando obtuvieseis Erebor se acabó todo. Yo estaba perdida y acepté sin dudarlo, y no me arrepiento, bueno, sólo de no haber podido saber nada de mi memoria perdida. Pero ahora quiero volver. Mi aventura se ha acabado, Thorin.

Thorin la observó de arriba a abajo sin soltarla con una mirada inquietante. Zoba estaba poniéndose nerviosa de ser mirada así.

- No volverás a la Comarca de los Hobbits - sentenció Thorin con voz grave.

- ¿¡Que?! - Zoba se alteró - ¡Claro que volveré!

- No lo harás, porque... - Thorin suavizó un poco la voz acercándose - Quiero que gobiernes Erebor conmigo. Quiero que seas reina de Erebor, y sobretodo, mi reina.

Zoba se sonrojó un poco e intentó tragar ese nudo tan gordo que tenía en su garganta. Empezó a tartamudear sin saber bien que decirle.

- Th-Thorin... - ella consiguió tragar - Me... halaga tu oferta, pero hay varios impedimentos...

- Soy todo oídos - dijo sin dejar de mirarla el rey enano.

- Lo primero es que no estoy segura de que siento...

- El tiempo te lo dirá mientras estemos juntos - Thorin tomó su otra mano también.

- Y-Y además... te estás volviendo muy egoísta y malhumorado. Así no puedes gobernar.

- Con malhumorado puedes ayudarme con tu misma presencia - sonrió - y para que veas que no soy egoísta, voy a hacerte un gran regalo. Ven conmigo.

El rey enano tiró de sus manos dentro del balcón y fue hasta una sala.

- Thorin, el mejor regalo que puedes hacerme es dejar que me vaya...

Thorin hizo oídos sordos a eso y entraron. La sala estaba llena y expuesta de las joyas más bellas y hermosas del tesoro. Thorin tomó una caja de madera y se acercó. La abrió con cuidado delante de ella mostrando unas gemas blancas y muy brillantes, infinitamente bellas, perfectamente pulidas, formando pulseras de muñeca y brazo, colgante y gargantilla, pendientes, diademas y tiaras. Cualquiera se quedaría asombrado ante semejante hermosura y Zoba no es una excepción.

- ¿Hermosas, verdad? - Thorin sonrió - estas joyas iban a ser un regalo de paz de mi abuelo hacia Thranduil... ese bastardo... - Thorin miró a otro lado - Pero no se las dio y le humilló. Desde entonces nos tiene algo de rencor. Y ahora son tuyas, Zoba.

- Thorin, no niego que son maravillosas, ciertamente... pero yo no quiero joyas...

- Pontelas todas, por favor. Y no te las quites nunca. Mi reina será la más bella, la envidia de toda la Tierra Media.

Thorin tendió la caja hacia ella, que recogió con cuidado y se marcharon de la sala. Zoba obedeció a Thorin y se puso todas las joyas, brillantes como estelas que formaban pequeñas constelaciones en su cuerpo, con la esperanza de ablandar su corazón y que le hiciese caso. Luego salió a su encuentro, haciendo a Thorin sonreír con una sonrisa boba.

- Preciosa... - susurró.

En ese momento entró Dwain, hermano menor de Balin.

- Thorin, un ejercito de humanos está en las puertas de Erebor. Vienen en son de paz, pidiendo la parte del tesoro que les prometiste por su ayuda.

Thorin se apagó completamente. Su sonrisa se fue y sus ojos se volvieron de nuevo violentos. No les pensava dar nada.

- Thorin, tienen razón... ellos son un pueblo humilde, no quieren hacer daño... dales un poco, tienes miles y miles de kilos de oro...

- Zoba, no te metas en esto.

- ¡Dales de mi parte entonces! - exigió ella.

Thorin marchó a paso ligero al gran balcón para verles sin responder. Zoba suspiró. Se le estaba agotando la paciencia. Necesitaba resolver esto como sea.

*

Legolas entraba al salón principal del palacio de su padre. El rey Thranduil se levantó al momento de su trono al verle llegar, y su hijo se detuvo a los pies de las escaleras que llevaban al trono.

- Zoba ha matado al dragón. Ahora Thorin ha sido coronado rey de los enanos. Erebor es suyo.

- Maravilloso... he estado esperando esta noticia con tanta ansia... - el rey dio una pequeña sonrisa de satisfacción - ¿Estás seguro de que ha sido ella la que le ha dado muerte al dragón?

- Completamente seguro, Ada. Tanto, que yo mismo lo he visto con mis propios ojos. Ella disparó un arco con la daga de la flecha negra, pero seguramente de los nervios o el miedo se desvió. Pero la daga tenía un hechizo que hizo acertar.

Legolas prefirió omitir la parte en que él le había ayudado a diaparar la flecha. Thanduil se echó sobre su trono con una sonrisa aún mayor, tapando sus ojos con las manos y una suave risa ronca.

- Mi hechizo funcionó bien... - susurró suspirando satisfecho para después levantarse - Avisa al ejercito, Legolas, y manda a preparar a mi alce. Nos vamos a Erebor cuánto antes.

Legolas asintió, pero antes de irse, se giró una ultima vez a su padre.

- ¿Que buscamos llevando al ejército? ¿Quieres conquitar Erebor y sus riquezas?

- Voy buscando mucho más que eso, Legolas, hijo mío... - Thranduil empezó a bajar las escaleras de su trono con lentitud - la satisfacción de derrotar a los enanos, mi venganza por osar a humillarme, y ahora que Escudo de Roble habrá sucumbido a la maldición de la avaricia, quitarle a la estelar de sus manos, demostrarle a ella quién es el mejor rey y el más poderoso. Conseguir que ella vuelva conmigo... será el mayor de mis logros bélicos.

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Bueno bueno bueno, como están las cosas. Thorin cambiando de forma de ser, Thranduil saboreando su victoria antes de tiempo... ¿Que pasará aquí?

Pero no pasa nada, recordemos que no se puede odiar a Thorin ^^

Ni tampoco decir que Thranduil no es un bombón 💓 (de momento de esos de chocolate amargo)

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