La estadía en el hospital no fue tan mala, después de todo, pudimos averiguar unas cuantas cosas más o al menos eso puse hacer yo, empezando con los sentimientos de Félix hacia mí y terminando con el problema del señor Walrider, pero también obtuve algunos miedos, pues me preguntaba una y otra vez lo que sucedería de ahora en adelante ¿Honrixs continuaría conmigo? Después de todo, no había razón para hacerlo, solo estábamos juntos por un contrato ¿Habría razón para continuar? Realmente todo esto me estaba matando la cabeza.

Después de lo sucedido en el hospital, Honrixs y yo nos dirigimos hacia la oficina de su padre, pues según él, debía arreglar algunos problemas antes de dar su paso final. Al parecer Honrixs de alguna manera, había descubierto la identidad detrás de la puesta de aquella bomba y su padre estaba involucrado. Mientras él conducía, yo miraba por la ventana del auto, tratando de evitar cualquier conversación que nos llevara al contrato, pero Honrixs quería tocar ese tema de cualquier forma.

—¿Estás nerviosa? —preguntó con voz dulce.

—¿Qué pasará de ahora en adelante, Honrixs? —respondí a su pregunta con otra.

—Te quedarás en el auto y yo iré a hablar con mi padre. —dijo como si nada.

—Hablo enserio. —articule.

—Mira Mandalay. Está más que claro que ya no hay razón para continuar con el contrato, mi padre no te aceptará —recitó, mientras se me hacía un nudo en la garganta, esperando lo peor—, pero realmente no quiero dejarte ir, con dinero o sin dinero, quiero que estés a mi lado.

En ese momento sentí como mi corazón latía con fuerza, ilusionado y con una nueva esperanza. Rápidamente abracé a Honrixs, mientras mis lagrimas caían por mis mejillas, humedeciendo todo a su paso, hasta perderse en la comisura de mi cuello, Honrixs también me abrazó fuertemente, tratando de mover su brazo herido lo más que podía, haciéndome sentir que por primera vez, alguien me quería, sin importar mi pasado, sin importar lo que había hecho hasta ahora, alguien me quería.

Honrixs me apartó un poco, tomó mi rostro entre sus manos para luego besar mi frente, mientras me pedía que me quedara, pues ya era hora de ir a hablar con su padre. Yo asentí sumisamente, mientras lo observaba irse y cuando vi que estaba lo suficientemente lejos, salí del auto y empecé a correr detrás de él, tratando de que no me viera, pues quería saber por mí misma, lo que le diría a su padre, después de todo, tenía un muy mal presentimiento y eso no me agradaba.

Honrixs entró a la oficina de su padre, cerrando con brusquedad la puerta tras él, por suerte, la puerta era lo suficientemente delgada para escuchar perfectamente su conversación. Yo me quedé cerca de ella, tratando de escuchar absolutamente todo y una vez que obtuviera la información suficiente, correría nuevamente al auto, como si nada hubiera pasado.

—¿A qué crees que estás jugando? —cuestionó Honrixs con enojo—. Me prometiste una herencia a cambio de un matrimonio.

—Lo hice, pero no creí que fueras tan estúpido como para comprometerte con una prostituta. —respondió.

—¡Da igual! —gritó Honrixs golpeando la mesa, haciendo que me sobresaltar un poco—. Prostituta, santa, asesina, mendiga, da igual. Lo único que importaba era contraer matrimonio.

—¡Dios! ¿Qué hice para merecer un hijo tan idiota? —exclamó el señor Walrider— ¿Acaso querías cometer el mismo error que con tu anterior novia? Dime.

—¿De qué demonios hablas? Tú eras el más feliz de mi compromiso con Joma. —expresó.

—Eso era hasta que supe que la familia Walser estaba en quiebra, así que no me quedo más de otra que desarme de tu quería novia. —confesó.

—¿De qué demonios hablas? —indagó.

—Tal y como lo escuchas hijo mío, yo... mate... a tu novia.

Lo proximo que escuché, fue un golpe y el pitido de algo, lo cual hizo que algunos guardias se dirigieran hacia la oficina, atrapando a Honrixs de inmediato, luego empezaron a sacarlo del edificio, mientras que esté solo gritaba y maldecía a su padre, después de todo, el había sido el culpable de la muerte de su madre y de su novia, lo que hizo que el corazón de Honrixs, se partiera en mil pedazos.

Los guardias arrojaron a Honrixs a la calle, haciendo que cayera al suelo de golpe, como si fuera un simple trapo de la basura, el cual no había ni un solo centavo, rápidamente me acerqué a él y lo ayude a levantarse, luego lo lleve al auto, donde nos quedamos en silencio por un momento, esperando que alguno de los dos dijera algo importante, así que esa fue mi entrada para descascarar una vez más al padre de Honrixs.

—Lo siento. —me disculpé atrayendo su mirada— no debí escuchar su conversación.

—Ya no importa. —susurró sin ánimo.

—Tambien debo disculparme por algo más. —murmuré mientras sacaba un espejo de mi bolso.

—¿Para qué es esto? —consultó mientras tomaba el espejo.

—Ya es hora de que sepas la verdad.

Después de eso quité su máscara rápidamente, haciendo que se viera en el espejo de golpe, logrando que por fin viera la verdad bajo esa estúpida máscara innecesario, que su padre había sembrado en él como un complejo. Honrixs no pudo evitar sollozar, al ver su rostro por primera vez después de tantos años; observó sus labios rojos, suaves y cálidos, luego le dio una mirada rápida a sus ojos, los cuales eran completamente negros, con un estilo un poco alargados, dándole un aspecto asiático, el cual habia heredado de su madre, también observo su piel pálida, suave y sin ninguna marca.

—Esta es la verdad Honrixs, pero si no hubiera sido así y realmente aquellas marcas hubieran estado en tu rostro, de cualquier manera, me hubiera enamorado de ti. —confesé mientras acariciaba su rostro.

—Mandalay...

—¿Sí?

—Te amo.